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domingo, 29 de noviembre de 2015

Leer a Edgar Allan Poe
El Diablo en el Campanario

Todo el mundo sabe, de una manera general, que el lugar más hermoso del mundo es -o era, ¡ay!- la villa holandesa de Vondervotteimittiss. Sin embargo, como queda a alguna distancia de cualquiera de los caminos principales, en una situación en cierto modo extraordinaria, quizá muy pocos de mis lectores la hayan visitado. Para estos últimos convendrá que sea algo prolijo al respecto. Y ello es en verdad tanto más necesario cuanto que si me propongo hacer aquí una historia de los calamitosos sucesos que han ocurrido recientemente dentro de sus límites, lo hago con la esperanza de atraer la simpatía pública en favor de sus habitantes. Ninguno de quienes me conocen dudará de que el deber que me impongo será cumplido en la medida de mis posibilidades, con toda esa rígida imparcialidad, ese cauto examen de los hechos y esa diligente cita de autoridades que deben distinguir siempre a quien aspira al título de historiador.

Gracias a la ayuda conjunta de medallas, manuscritos e inscripciones estoy capacitado para decir, positivamente, que la villa de Vondervotteimittiss ha existido, desde su origen, en la misma exacta condición que aún hoy conserva. De la fecha de su origen, sin embargo, me temo que sólo hablaré con esa especie de indefinida precisión que los matemáticos se ven a veces obligados a tolerar en ciertas fórmulas algebraicas. La fecha, puedo decirlo, teniendo en cuenta su remota antigüedad, no ha de ser menor que cualquier cantidad determinable. 
Con respecto a la etimología del nombre Vondervotteimittiss, me confieso, con pena, en la misma falta. Entre multitud de opiniones sobre este delicado punto -algunas agudas, algunas eruditas, algunas todo lo contrario- soy incapaz de elegir ninguna que pueda considerarse satisfactoria. Quizá la idea de Grogswigg -que casi coincide con la de Kroutaplenttey- deba ser prudentemente preferida. Es la siguiente: Vondervotteimittiss -Vonder, lege Donder- Votteimittiss, quasi und Bleitziz -Bleitziz obsol: pro Blitzen. Esta etimología, a decir verdad, se halla confirmada por algunas huellas de fluido eléctrico manifiestas en lo alto del campanario del edificio de la Municipalidad. No deseo, sin embargo, pronunciarme en tema de semejante importancia, y debo remitir al lector deseoso de información a las Oratiunculae de Rebus Praeter-Veteris, de Dundergutz. Véase también, Blunderbuzzard, De Derivationibus, págs. 27 a 5.010, in folio, edición gótica, caracteres rojos y blancos, con reclamos y sin iniciales, donde pueden consultarse también las notas marginales autógrafas de Stuffundpuff y los comentarios de Gruntundguzzell. 
No obstante la oscuridad que envuelve la fecha de la fundación de Vondervotteimittiss y la etimología de su nombre, no cabe duda, como dije antes, de que siempre existió como lo vemos actualmente. El hombre más viejo de la villa no recuerda la menor diferencia en el aspecto de cualquier parte de la misma, y, a decir verdad, la sola insinuación de semejante posibilidad es considerada un insulto. La aldea está situada en un valle perfectamente circular, de un cuarto de milla de circunferencia, aproximadamente, rodeado por encantadoras colinas cuyas cimas sus habitantes nunca osaron pasar. Lo justifican con la excelente razón de que no creen que haya absolutamente nada del otro lado. 
En torno a la orilla del valle (que es muy uniforme y pavimentado de baldosas chatas) se extiende una hilera continua de sesenta casitas. De espaldas a las colinas, miran, claro está, al centro de la llanura que queda justo a sesenta yardas de la puerta de cada una. Cada casa tiene un jardinillo delante, con un sendero circular, un cuadrante solar y veinticuatro repollos. Los edificios mismos son tan exactamente parecidos que es imposible distinguir uno de otro. A causa de su gran antigüedad el estilo arquitectónico es algo extraño, pero no por ello menos notablemente pintoresco. Están construidos con pequeños ladrillos endurecidos a fuego, rojos, con los extremos negros, de manera que las paredes semejan un tablero de ajedrez de gran tamaño. Los gabletes miran al frente y hay cornisas, tan grandes como todo el resto de la casa, sobre los aleros y las puertas principales. Las ventanas son estrechas y profundas, con vidrios muy pequeños y grandes marcos. Los tejados están cubiertos de abundantes tejas de grandes bordes acanalados. El maderaje es todo de color oscuro, muy tallado, pero pobre en la variedad del diseño, pues desde tiempo inmemorial los tallistas de Vondervotteimittiss sólo han sabido tallar dos objetos: el reloj y el repollo. Pero lo hacen admirablemente bien y los prodigan con singular ingenio allí donde encuentran espacio para la gubia. 
Las casas son tan semejantes por dentro como por fuera, y el moblaje responde a un solo modelo. Los pisos son de baldosas cuadradas, las sillas y mesas de madera negra con patas finas y retorcidas, adelgazadas en la punta. Las chimeneas son anchas y altas, y tienen no sólo relojes y repollos esculpidos en el frente, sino un verdadero reloj que hace un prodigioso tic-tac, en el centro de la repisa, y en cada extremo un florero con un repollo que sobresale a manera de batidor. Entre cada repollo y el reloj hay un hombrecillo de porcelana con una gran barriga, y en ella un agujero a través del cual se ve el cuadrante de un reloj. 
Los hogares son amplios y profundos, con morillos de aspecto retorcido y agresivo. Allí arde constantemente el fuego sobre el cual pende un enorme pote lleno de repollo agrio y carne de cerdo, que una buena mujer de la casa vigila continuamente. Es una anciana pequeña y gruesa, de ojos azules y cara roja, y usa un gran bonete como un terrón de azúcar, adornado de cintas purpúreas y amarillas. El vestido es de una basta mezcla de lana y algodón de color naranja, muy amplio por detrás y muy corto de talle, a decir verdad muy corto en otras partes, pues no baja de la mitad de la pierna. Las piernas son un poco gruesas, lo mismo que los tobillos, pero lleva un bonito par de calcetines verdes que se las cubren. Los zapatos, de cuero rosado, se atan con un lazo de cinta amarilla que se abre en forma de repollo. En la mano izquierda lleva un pequeño reloj holandés; en la derecha empuña un cucharón para el repollo agrio y el cerdo. Tiene a su lado un gordo gato mosqueado, con un reloj de juguete atado a la cola que «los muchachos» le han puesto por bromear. 
En cuanto a los muchachos, están los tres en el jardín cuidando el cerdo. Tienen cada uno dos pies de altura. Usan sombrero de tres puntas, chaleco color púrpura que les llega hasta los muslos, calzones de piel de ante, calcetines rojos de lana, pesados zapatos con hebilla de plata y largos levitones con grandes botones de nácar. Cada uno de ellos tiene, además, una pipa en la boca y en la mano derecha un pequeño reloj protuberante. Una bocanada de humo y un vistazo, un vistazo y una bocanada de humo. El cerdo, que es corpulento y perezoso, se ocupa ya de recoger las hojas que caen de los repollos, ya de dar una coz al reloj dorado que los pillos le han atado también a la cola para ponerle tan elegante como al gato.
Justo delante de la puerta de entrada, en un sillón de alto respaldo y asiento de cuero, con patas retorcidas de puntas finas como las mesas, está sentado el viejo dueño de la casa en persona. Es un anciano pequeño e hinchado, de grandes ojos redondos y doble papada enorme. Sus ropas se parecen a las de los muchachos, y no necesito decir nada más al respecto. Toda la diferencia reside en que su pipa es un poco más grande que la de aquéllos y puede aspirar una bocanada mayor. Como ellos, usa reloj, pero lo lleva en el bolsillo. A decir verdad, tiene que cuidar algo más importante que un reloj, y he de explicar ahora de qué se trata. Se sienta con la pierna derecha sobre la rodilla izquierda, muestra un grave continente y mantiene, por lo menos, uno de sus ojos resueltamente clavado en cierto objeto notable que se halla en el centro de la llanura. 
Este objeto está situado en el campanario del edificio de la Municipalidad. Los miembros del Consejo Municipal son todos muy pequeños, redondos, grasos, inteligentes, con grandes ojos como platos y gordo doble mentón, y usan levitones mucho más largos y las hebillas de los zapatos mucho más grandes que los habitantes comunes de Vondervotteimittiss. Desde que vivo en la villa han tenido varias sesiones especiales y han adoptado estas tres importantes resoluciones:
«Que está mal cambiar la vieja y buena marcha de las cosas.»
«Que no hay nada tolerable fuera de Vondervotteimittiss», y 
«Que seremos fieles a nuestros relojes y a nuestros repollos.» 
Sobre la sala de sesiones del Consejo se encuentra la torre, y en la torre el campanario, donde existe y ha existido, desde tiempos inmemoriales, el orgullo y maravilla del pueblo: el gran reloj de la villa de Vondervotteimittiss. Y a este objeto se dirige la mirada de los viejos señores sentados en los sillones con asiento de cuero. 
El gran reloj tiene siete cuadrantes, uno a cada lado de la torre, de modo que se lo puede ver fácilmente desde todos los ángulos. Sus cuadrantes son grandes y blancos, las agujas pesadas y negras. Hay un campanero cuya única obligación es cuidarlo; pero esta obligación es la más perfecta de las sinecuras, pues jamás se ha sabido hasta hoy que el reloj de Vondervotteimittiss haya necesitado nada de él. Hasta hace poco tiempo, la simple suposición de semejante cosa era considerada herética. Desde el más remoto período de la antigüedad al cual hacen referencia los archivos, la gran campana ha dado regularmente la hora. Y a decir verdad, lo mismo ocurría con todos los otros relojes grandes y chicos de la villa. Nunca hubo otro lugar semejante para saber la hora exacta. Cuando el gran badajo consideraba oportuno decir: «¡Las doce!», todos sus obedientes seguidores abrían la boca simultáneamente y respondían como un verdadero eco. En una palabra: los buenos burgueses eran aficionados a su repollo agrio, pero estaban orgullosos de sus relojes.
Todas las gentes que poseen sinecuras son más o menos respetadas, y como el campanero de Vondervotteimittiss tiene la más perfecta de las sinecuras, es el más perfectamente respetado de todos los hombres del mundo. Es el principal dignatario de la villa, y los mismos cerdos lo miran con un sentimiento de reverencia. Los faldones de su levita son mucho más largos; su pipa, las hebillas de sus zapatos, sus ojos y su barriga, mucho más, grandes que los de cualquier otro señor del pueblo; y, en cuanto a su papada, no sólo es doble, sino triple. 
Acabo de pintar la feliz condición de Vondervotteimittiss. ¡Lástima que tan hermoso cuadro tuviera que sufrir un cambio!
Era un viejo dicho de los más prudentes habitantes que «nada bueno puede venir del otro lado de las colinas»; y en verdad parece que las palabras tuvieron algo de proféticas. Faltaban anteayer cinco minutos para mediodía cuando apareció un objeto de aspecto muy extraño en lo alto de la colina del este. Semejante suceso atrajo, por supuesto, la atención universal, y cada pequeño señor sentado en un sillón con asiento de cuero volvió uno de sus ojos con asombrada consternación hacia el fenómeno, mientras mantenía el otro en el reloj de la torre.
En el momento en que faltaban sólo tres minutos para mediodía se advirtió que el singular objeto en cuestión era un joven muy diminuto con aire de extranjero. Descendía las colinas a gran velocidad, de modo que todos tuvieron pronto oportunidad de mirarlo bien. Era en verdad el personaje más precioso y más pequeño que jamás se hubiera visto en Vondervotteimittiss. Su rostro mostraba un oscuro color tabaco y tenía una larga nariz ganchuda, ojos como guisantes, una gran boca y una excelente hilera de dientes que parecía deseoso de mostrar sonriendo de oreja a oreja. Entre los bigotes y las patillas no quedaba nada del resto de su cara por ver. Llevaba la cabeza descubierta y el pelo cuidadosamente rizado con papillotes. Constituía su traje una levita de faldones puntiagudos, de uno de cuyos bolsillos colgaba la larga punta de un pañuelo blanco, pantalones de casimir negro, medias negras y escarpines de punta mocha con grandes lazos de cinta de satén negra. Bajo un brazo llevaba un gran chapeau-de-bras y bajo el otro un violín casi cinco veces más grande que él. En la mano izquierda tenía una tabaquera de oro de la cual, mientras bajaba la colina haciendo cabriolas y toda clase de piruetas fantásticas, aspiraba incesantemente tabaco con el aire más satisfecho del mundo. ¡Santo Dios! ¡Qué espectáculo para los honestos burgueses de Vondervotteimittiss!
Hablando francamente el individuo tenía, a pesar de su sonrisa, un aire audaz y siniestro, y mientras corcoveaba derecho hacia la villa, el viejo aspecto de sus escarpines mochos despertó no pocas sospechas, y más de un burgués que lo miraba aquel día hubiera dado algo por atisbar debajo del pañuelo de algodón blanco que colgaba tan importunamente del bolsillo de su levita puntiaguda. Pero lo que provocaba justa indignación era que el picaro galancete, mientras daba aquí un paso de fandango, allí una vuelta, no parecía tener la más remota idea de eso que se llama guardar el compás.
Las buenas gentes del pueblo apenas habían tenido tiempo de abrir por completo los ojos cuando, faltando medio minuto para mediodía, el bribón se plantó de un salto en medio de ellos, hizo unchassez aquí, un balancez allá y luego, después de una pirouette y de un pas-de-zephyr, subió como en un vuelo hasta el campanario del edificio de la Municipalidad, donde el campanero, estupefacto, fumaba con expresión de dignidad y espanto. Pero el pequeño personaje lo tomó de inmediato por la nariz, lo sacudió y lo empujó, le encajó el gran chapeau-de-bras en la cabeza, se lo hundió hasta la boca y entonces, enarbolando el violín, lo golpeó tanto y con tanta fuerza que entre el campanero tan gordo y el violín tan hueco se hubiera jurado que había un regimiento de tambores redoblando la retreta del diablo en lo alto del campanario de la torre de Vondervotteimittiss.
No se sabe qué acto desesperado de venganza hubiera provocado en los habitantes este ataque sin conciencia, de no ser por el importante hecho de que entonces faltaba sólo medio segundo para mediodía. La campana estaba a punto de sonar y era una cuestión de absoluta y suprema necesidad que todos pudieran mirar bien sus relojes. Parecía evidente, sin embargo, que justo en ese momento el individuo de la torre estaba haciendo con el reloj algo que no le correspondía. Pero como empezaba a sonar, nadie tuvo tiempo de atender a sus maniobras, pues estaban todos entregados a contar las campanadas.
-¡Una! -dijo el reloj.
-¡Uuna! -repitió como un eco cada viejo y pequeño señor en cada sillón con asiento de cuero, en Vondervotteimittiss-. ¡Uuna! -dijo también su reloj-. ¡Una! -dijo también el reloj de su mujer-. ¡Uuna! -los relojes de los muchachos y los pequeños y dorados relojitos de juguete en las colas del gato y el cerdo.

-¡Dos! -continuó la gran campana.

 -¡Tos! -repitieron todos los relojes. 

-¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! -dijo la campana. 

-¡Dres! ¡Cuatro! ¡Cingo! ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nuefe! ¡Tiez! -respondieron los otros.

 -¡Once! -dijo la grande.

 -¡Once! -asintieron las pequeñas.

 -¡Doce! -dijo la campana.

 -¡Toce! -replicaron todos, perfectamente satisfechos, y dejando caer la voz.

 -¡Y las toce son! -dijeron todos los viejos y pequeños señores, guardando sus relojes. Pero el gran reloj todavía no había terminado con ellos.

 -¡Trece! -dijo.

 -¡Der Teufel! -boquearon los viejos y pequeños hombrecitos empalideciendo, dejando caer la pipa y bajando todos la pierna derecha de la rodilla izquierda.

-¡Der Teufel! -gimieron-. ¡Drece! ¡Drece! ¡Mein Gott, son las drece! 

¿Para qué intentar la descripción de la terrible escena que siguió? Todo Vondervotteimittiss se sumió de inmediato en un lamentable estado de confusión. 

-¿Qué le pasa a mi fiendre? -gimieron todos los muchachos-. ¡Ya tebo esdar hambriento a esda hora! 

-¿Qué le pasa a mi rebollo? -chillaron todas las mujeres-. ¡Ya tebe esdar deshecho a esta hora! - 
¿Qué le pasa a mi biba? -juraron los viejos y pequeños señores-. ¡Druenos y cendellas! -y la llenaron de nuevo con rabia y, reclinándose en los sillones, aspiraron con tanta rapidez y tanta furia que el valle entero se llenó inmediatamente de un humo impenetrable. 
Entretanto los repollos se pusieron muy rojos y parecía como si el viejo Belcebú en persona se hubiese apoderado de todo lo que tuviera forma de reloj. Los relojes tallados en los muebles empezaron a bailar como embrujados, mientras los de las chimeneas apenas podían contenerse en su furia y se obstinaban en tal forma en dar las trece y en agitar y menear los péndulos, que eran realmente horribles de ver. 
Pero lo peor de todo es que ni los gatos ni los cerdos podían soportar más la conducta de los relojitos atados a sus colas, y lo demostraban disparando por todas partes, arañando y arremetiendo, gritando y chillando, aullando y berreando, arrojándose a las caras de las gentes, metiéndose debajo de las faldas y creando el más horrible estrépito y la más abominable confusión que una persona razonable pueda concebir.
Y el pequeño y desvergonzado bribón de la torre hacía evidentemente todo lo posible para tornar más afligentes las cosas. De vez en cuando podía vérselo a través del humo. Estaba sentado en el campanario sobre el campanero, que yacía tirado de espaldas. El bellaco sujetaba con los dientes la cuerda de la campana y la sacudía continuamente con la cabeza, provocando tal estrépito que me zumban los oídos de sólo pensarlo. Sobre su regazo descansaba el gran violín, y lo rascaba sin ritmo ni compás con las dos manos, haciendo una gran parodia, ¡el badulaque! de «Judy O’Flannagan and Paddy O’Rafferty».
Estando las cosas en esa lastimosa situación abandoné el lugar con disgusto, y ahora apelo a todos los amantes de la hora exacta y del buen repollo agrio. Marchemos en masa a la villa y restauremos el antiguo orden de cosas reinante en Vondervotteimittiss, expulsando de la torre al pequeño individuo. 

sábado, 28 de noviembre de 2015


Las vicisitudes del paraíso*

Texto y fotos de Enrique Moya

A través de Eddy, un joven balinés que hace de chofer para pagarse la carrera de abogado, el escritor austriaco venezolano residenciado en Viena, Enrique Moya, se acerca a las fuentes y claves culturales de la paradisiaca isla de Bali.  

1 
La sugerencia de un trotamundos neozelandés de viaje por la vecina isla de Java me lleva hasta un joven balinés que hace trabajitos de chofer para pagarse la carrera de abogado: Eddy. Su nombre real: I Made Supriadi. 
Eddy es multilingüe como la mayoría de los balineses. Habla, además de las lenguas nativas, balinés, bahasa y un inglés de uso turístico. En la isla el español es tan exótico como el balinés lo sería en Caracas. Sorpresa: Eddy se defiende hablando un español ocurrente en adverbios y preposiciones a destiempo. El precio que propone resulta moderado. Suma méritos más que suficientes para ser contratado. Eddy se convierte, pues, en chofer, guía y traductor de las lenguas locales por los poblados y lugares alejados de los turistas australianos que invaden como cangrejos las playas de Bali.

2 
Bali, pequeño paraíso rodeado de paraísos: al oeste la Isla de Java, el norte Borneo, al este New Guinea y las Moluccas; al lado, la hermana Isla de Lombok y más al sur, a dos horas de vuelo, las azulísimas costas de Darwin, Australia. 
Vivir en un edén no es fácil. Hay que sudar cada centavo para llegar a fin de mes. El trabajo es de sol a sol en los arrozales, en el turismo o en lo que salga. Un paraíso no siempre resulta paradisiaco. El calvario rezado por Eddy para ganarse el sustento sugiere que el paraíso, más que una geografía terrenal, es un estado del ser; un sujeto exterior anhelado e idealizado por quien piensa que no lo tiene, o vive inmerso en las vicisitudes que todo vergel comporta. Para Eddy el paraíso acaso se encuentre en algún lugar de la vasta inmensidad oceánica de la Polinesia. No en el caótico tráfico motorizado de Denpasar que, en horas pico, puede llegar a ser tan infernal como en Caracas o Bombay. 


3 
A sus veintitrés años recién cumplidos Eddy parece tener una idea bastante clara de los retos de su entorno. Sus prioridades no destilan ambición desmedida. Sí, la convicción de quien se siente preparado para enfrentar los desafíos de una ínsula convertida en paraíso para turistas extranjeros. Primera meta: terminar la carrera de Derecho en la Udayana University de la isla. Luego de graduarse (faltan tres semestres) ocurrirá un acontecimiento fundamental en su vida: será designado cabeza familiar mediante ceremonia en su pueblo a las afueras de Denpasar. 
No es primogénito, pero valga el hecho y derecho de haber nacido varón. Eddy heredara todo. Bienes materiales, responsabilidades seculares y religiosas de la familia; todo en sus manos. 
En las religiosas, será encargado de dirigir las oraciones del día y las efemérides del calendario religioso y familiar (bodas y asuntos similares). Eddy es devoto creyente que gusta mucho rezar. Como en toda casa balinesa, en la suya hay un jardín con altar siempre remozado con flores frescas y raciones pequeñas de comida para sus dioses más venerados. También en la acera de su entrada, por si algún dios vagabundo pasa y le apetece. 
Eddy heredará también importantes decisiones familiares: su hermana mayor, la primogénita, deberá pedirle permiso para casarse. En caso de él negarse, ella puede pedir a su enamorado que la secuestre…costumbre ancestral de Bali que tiene su truco y beneficiosos efectos prácticos: con el hecho consumado, dote matrimonial, tipo de ceremonia y celebración reducen notablemente su coste.  
Eddy ya ha conversado con el novio sobre las modalidades y fechas de tal secuestro. Muy en confidencia, desde luego, no es asunto para la primera plana de los periódicos. La economía familiar no está para tirar cohetes. Pero la cuestión no es sólo de índole crematística, el ritual del secuestro también tiene su simbología. Entretanto Eddy gestionará los aspectos legales de la vida de ella hasta su boda. Cuando el tal señorío pasará al marido. En adelante también tendrá que cuidar del futuro de sus padres. 
En sólo tres semestres las responsabilidades de Eddy aumentarán dramáticamente. A ningún joven occidental de veintitrés años le haría gracia recibir herencia tal. No en vano Eddy se propuso estudiar Derecho. 
Será el primer egresado universitario de su familia desde que tienen memoria de sus ancestros, procedentes siglos antes desde algún lugar de la Polinesia. 
En Bali hay demanda de abogados: las leyes locales exigen para hacer negocios en la isla, tener socios balineses. Bali no debe convertirse en un lugar de asalariados –aspiran–, sino en sede empresarial internacional que garantice a los locales participar de las riquezas. Eddy se ve en el futuro como socio de algún proyecto empresarial o como asesor legal de inversionistas extranjeros. 


4
A través de Eddy me pongo al tanto de los complejos vericuetos de la lengua balinesa. Un aspecto central de esta cultura es la mutación constante del idioma balinés en la interacción social. Lo observo cuando deseo averiguar un aspecto específico de la cultura y Eddy hace de traductor en los poblados del interior de Bali. No depende de factores lingüísticos exclusivamente, sino de mutaciones que operan en virtud del protocolo establecido por el Sistema de Castas. 
Bali es un oasis hinduista en medio de ese vasto archipiélago musulmán que es Indonesia. También un oasis en todo el mundo hinduista, pues su sistema de castas ha eliminado la de los intocables 
La sintaxis se deconstruye a medida que avanza la conversación. El idioma adquiere una intempestiva dualidad. Los interlocutores intentan ubicar, a través del léxico o la fonética, su locación de pertenencia en la intrincada cosmogonía socio-lingüística establecida por su religión. 
En los países hinduistas las castas se reconocen entre sí a través del contacto visual (la forma de vestir, la quincallería del aspecto) y de la gestualidad desde hace siglos asumida que le hace juego. En Bali al no ser el aspecto físico y la vestimenta tan diferenciados entre unos y otros, no son determinantes inmediatos para señalar el rol social a simple vista. Es entonces el lenguaje lo que determina la casta de pertenencia de interlocutores que no se conocen. 
Una vez ubicada, los registros sintácticos, fonéticos y lexicográficos varían bruscamente. Estos  cambios de registro socialmente obligatorios –según el orden de prelación que tutela el sistema– se dan, sobre todo, en las castas medias e inferiores hacia las altas. Las altas mantienen, como clara señal de su importancia y poder social, su propia identidad lingüística. Y hacen uso permanente del poder que la mitología de sus creencias les ha otorgado en ese sentido. Pero es lógico deducir que el poder semántico de la lengua balinesa de las castas bajas y medias es más rico y de mayor variedad sintáctica que el de las altas. Pues las bajas interaccionan con todas, mientras las altas sólo interaccionan, casi exclusivamente, entre sí. 
5  
A la pregunta de si cuando herede todo dará algo a su hermana mayor, la primogénita. Eddy contesta: la quiere mucho, ha sido una segunda madre para él; pero no. Eso no forma parte de su tradición. No estaría, además, bien visto. Sería socialmente sospechoso. Podría poner en duda la autoridad de su futuro liderazgo familiar. Las cosas son como son. Él es el varón de la familia. Y no ve  razón alguna para ponerse sentimental como si fuera un occidental. Con la misma tesitura Eddy defiende el mantener a raya a su novia formal. Es el amor de su vida, confiesa, pero considera que mientras menos enterada esté del amor que siente por ella, mejor. «Sino no vame luego [a] respetar» (sic), acuña en su particular español. 
No percibo malicia cuando afirma que ha dado salida a la tensión generada por el amor que siente por su novia, con otra noviecita de un pueblo al este de Denpasar. No pasa nada. Excepto constatar que ciertas actitudes de escándalo en occidente, se asumen en Bali con indulgente naturalidad. Desde hace siglos ciertas culturas de las antípodas oceánicas han aprendido a lidiar con el sentimiento unipersonal y el incorregible ir y venir del instinto. 
Bali es una sociedad organizada, simbólica e institucionalmente, por el varón. La  occidentalización debido a la tecnología de la comunicación, ha empezado a reorganizar las tradiciones y costumbres de la Polinesia y el Sudeste Asiático. Lo cual está convirtiendo a las mujeres balinesas en actoras más activas de los procesos sociales de la isla. Su rol, sin embargo, sigue estando en un plano visiblemente menor respecto al varón.

6 
Por su trato con occidentales Eddy conoce otras versiones de asuntos similares más allá de las fronteras de su isla. No usa correo electrónico, carece de internet en casa; pero ha encontrado en el celular un dios omnipresente que lo acompaña en el bolsillo. El WhatsApp, ha sido para Eddy un descubrimiento tan mágico y efectivo como el mejor de los mantras. En Asia la tecnología se ha convertido en una religión de feligreses radicales. Ese occidente tan raro y misterioso para él, como para nosotros las costumbres asiáticas o polinesias, ya lo es menos. 
Se ha convertido en fanático de los descubrimientos. Un teclado y pantalla táctil es una mina de extrañas y nuevas formas de aprendizaje: Eddy afirma haber aprendido a hablar español a través del WhatsApp. 
Dejando atrás la cima del Monte Agung Eddy relata su anhelo más ferviente. Desde hace tiempo reúne dinero para dar forma a esa aspiración. No se trata del último modelo de IPhone o la reciente pantalla de plasma. Tampoco una moto de alta cilindrada para sustituir la suya, convertida en vejestorio. Por insólito que parezca, la ilusión de Eddy es adquirir una puerta nueva para la entrada de su casa. 
No se trata de cualquier puerta, naturalmente; ésta vale un ojo de la cara. Raros anhelos que sólo un balinés puede comprender, pues en la isla de Bali –declaran los entendidos– se encuentran los artistas talladores de madera más notables del mundo. Y sus puertas talladas son consideradas por los marchantes internacionales obras maestras dignas de ser exhibidas en museos. (Este artículo es publicado conjuntamente en el Papel Literario de El Nacional, Venezuela)
          *Tomado de Con-Fabulación No. 402 
    

miércoles, 25 de noviembre de 2015

TRANSCARIBE EN EL IMAGINARIO COLECTIVO
¿Y EN QUÉ CIUDAD VIVE EL SENADOR ANDRÉS GARCÍA ZUCCARDI?
Por José Núñez Aldana
El senador de la República Andrés García Zuccardi hace una exposición sobre su visión del Proyecto Transcaribe, y expresa que «en el imaginario colectivo solo está que no ha iniciado porque los «políticos» se roban la plata».  
Se equivoca el senador García ya que el imaginario colectivo se refiere a los mitos y símbolos de un pueblo y el robo descarado de los políticos (así sin comillas) es una realidad. 
Y no sólo los recursos de Transcaribe, sino de la salud, la educación, la alimentación de los estudiantes, la infraestructura y en general cualquier recurso destinado a la inversión social que beneficie a las comunidades menos favorecidas. 
¿Acaso recientemente el senador García Zuccardi no promovió un debate en el Senado porque habían removido al Gerente de Transcaribe que es de su casa política? 
¿Lo hizo acaso porque esta remoción ponía en riesgo el Proyecto Transcaribe o porque afectaba la nómina que se alimenta del Presupuesto de esa Entidad? 
Expresa además que «los procesos de cambio como Transcaribe, deben involucrar a la ciudadanía para mejorar sus probabilidades de éxito, meta en la que llevan ventaja ciudades como Medellín y Bogotá». Tiene razón el senador García Zuccardi, ciudades como Medellín y Bogotá nos llevan mucha ventaja: Medellín con el Sistema de Transporte Multimodal, los modernos edificios para la educación, recuperación del río Medellín, las empresas públicas rentables; Bogotá con los hospitales arrojando superávit, la población infantil con los índices de mortandad en cero, un sistema de recolección de basuras que pasó de los que «viven en la basura» a los que «viven de la basura», sin cambiar el elemento humano, y una empresa de telefonía generando utilidades. 
¿Y nuestros políticos, Honorable Senador? Los políticos de Cartagena no han podido recuperar en 30 años el Caño Juan Angola; como tampoco han saneado los caños afectando la salud de 300.000 habitantes de la ciudad; las escuelas se caen incluso aquellas que tienen pocos años de construidas; no han podido evitar que los ladrones de cuello blanco despojen, usurpen y roben los terrenos de la Boquilla; han permitido que se construyan obras como el adefesio del Túnel de Crespo con materiales de mala calidad. Todo esto sin mencionar la quiebra de las empresas públicas que en algún momento fueron rentables. 
Usted tiene razón cuando expresa que «lo único que necesitamos es sentido común». Ese sentido común que no aplicamos cuando al llegar las elecciones seguimos eligiendo a los mismos o a sus esposas o la parentela para que nos sigan robando descaradamente, porque robarse el erario, es robar a cada uno de los contribuyentes de esta ciudad a la que ahora le han agregado un calificativo más: La Fantástica. 

martes, 24 de noviembre de 2015

         LEVANTÉMOSLE
       UN MONUMENTO
         A ZAPATA OLIVELLA
 «UN HOMBRE QUE ABRIÓ CAMINOS»
               Por Juan V Gutiérrez Magallanes

                                                                                               
Tú que horadaste
El suelo chambaculero
Buscaste los últimos ayes
De tus ancestros
Dejaste en el regazo de tu
Abuela Ángela la promesa
De un canto
Amasaste el barro para una efigie
Del negro visitante

Manuel Zapata Olivella (Lorica, Córdoba, antiguo Dpto de Bolívar), 1920-2004. Médico, antropólogo, escritor y cincelador constante para  fomentar la identidad étnica en el hombre afrocaribe colombiano. 
«Ha incursionado en la cultura de los afrocolombianos por medio  del ensayo, el teatro y la poesía, en varias  de sus novelas  ha  sabido rescatar  su historia  con profundidad y la dedicación que no lo ha hecho ningún otro narrador colombiano». («Chambacú, la historia la escribes tú». Lucía Ortiz.(ed). 
Manuel Zapata fue profesor invitado en universidades de Norteamérica  y delegado en conferencias mundiales de la UNESCO sobre políticas  culturales  y problemáticas sociales. Su vasta obra  la conforman las  novelas Tierra Mojada, En Chimá nace un santo y Changó, el Gran Putas, entre otras. Ensayos  Las claves mágicas de América,  Nuestra voz y El hombre colombiano.  Dramas: Caronte liberado y Las tres monedas de oro.  Cuentos El galón sumergido y otros cuentos y ¿Quién dio el fusil a Oswald?. También escribió Libros de viajes. 
Tanto por su labor literaria como por su indiscutible activismo en las luchas por las reivindicaciones sociales, fue condecorado en entidades de diversos países. Se convirtió en uno de los más importante pensadores  latinoamericanos  en materia de etno-historia americana». (Contraportada del libro de Manuel Zapata Olivella, LA Rebelión De Los Genes. El mestizaje americano en la sociedad futura). 
En «Levántate Mulato» trasciende la historia del hombre colombiano formado en el sincretismo étnico que conforma al nuestro, porque en el ensayo escruta lo étnico y da una explicación amplia al hombre del Caribe colombiano. 
Bien lo dice Otto Morales Benítez: «Por sus libros comprendemos, cómo pasan los orígenes de África;  la confrontación  de lo colombiano  con lo africano; las batallas de Haití, de México, de los Estados Unidos. Esto lo gobierna un principio unificador. Sus textos enumeran la importancia de lo negro en la integración cultural, social, étnica, como lo describe  este médico trotamundos, beligerante por la liberación que implica el mestizaje» (Levántate Mulato). 
Juan V Gutiérrez Magallanes, Escritor
A él debe tenérsele presente en  el desarrollo pedagógico del hombre colombiano, debe hacerse visible su imagen, como uno de los hombres participantes en el desarrollo de una historia real, sin  tapujos, con la intención de fomentar el sentido de pertenencia por lo propio. 
Se le debe erigir un monumento, y en esta labor debemos comprometernos los conocedores del pensamiento axiológico de este hijo de Obtalá, ícono del hombre del Caribe colombiano. 
Estamos invitando a las Instituciones Educativas para que hagan de la vida de Zapata Olivella una cátedra para la historia.    

viernes, 20 de noviembre de 2015

IN MEMÓRIAM DE CALIXTO OCHOA 
«Allí en esas playas marinas donde el amor 
comenzó paso a paso…»

Por José Núñez Aldana
Ha muerto el maestro Calixto Ochoa, pero su música será gratamente recordada por haberle cantado a la vida, a la naturaleza, a la mujer, al campo y a las vivencias de la Región Caribe colombiana. 
No soy experto en musicología, pero esta situación no me limita a opinar sobre tantas canciones que en mi juventud marcaron derroteros, florecieron romances y abrieron los sentidos para querer, admirar y conservar nuestro entorno paisajístico y nuestra cultura campestre. 
Cuántos no recordamos aquel inolvidable sábado en la tarde en la que conocimos a nuestra Marily, la mujer amada, que a cada minuto nos llenaba de recuerdos y desesperación y aunque a veces nos vieran cantando no era por alegría sino disipando el guayabo que manteníamos noche y día, porque aquella mujer a nuestro lado nunca se sintió feliz; sin embargo por esa dama guardábamos un cariñito en un rincón del pecho. Escuchando la canción me transporto al año 1970 y me siento bailándola en la plaza de El Pirú, en Valencia (Córdoba), mientras llegaban los músicos de banda enredados en sus instrumentos. 
Muchas veces creemos tener el amor controlado como ese lirio rojo bien adornado con una rosita blanca muy aparente, pero dejamos de alimentarlo y se marchita y echamos la culpa a la mala suerte y entonces vivimos desconsolados porque nos dejaron solos soportando martirios y terribles cosas. 
Nos volvemos nostálgicos cuando llegan las horas de la tarde y nos encontramos solos y lejos de la mujer amada y provoca volver a los guayabales y aquellos sabanales donde la conocimos. 
Ante la imposibilidad física vamos pintando, con el pensamiento, aquellos paisajes sabaneros tan exactos como son, empezando por el árbol del patio donde ella reposa cuando calienta el sol. 
Acaso no recordamos las notas melodiosas que brotaban de su acordeón y llevaban el son de la Charanga Campesina, esa bonita inspiración, donde muchachas y viejas bailaban y gozaban entusiasmadas, con medio mundo, el ritmo de la costa. 
Cuántas veces nos hemos transportado a las playas marinas, testigos de frases que abrieron senderos en el corazón, donde se siente tanta dulzura y aunque el sol sea más caliente el amor lo convierte en un fresco inigualable. Allí en esas playas marinas donde el amor comenzó paso a paso. 
Muchos bailamos los ritmos de Pirulino, aquel hombre que tenía una sola camisa y pantalón, que se pegó una borrachera en la casa de Aquilino el Preguntón y, otros, los más jóvenes, imitaron a Pedro El Escamoso en su versión moderna. 
Hemos prometido «todo lo que trabaje será para ella» y más cuando la muchacha tiene unos pensamientos que la matan, mientras se nos parte el alma cuando la miramos y abrazándola decimos «eres mi sol, soy tu sombra, tu calor y tu esperanza, cada paso que doy estaré contigo porque soy de buen corazón». 
Pero también hemos sido rechazados y muchas se han portado groseras, sin embargo la nobleza del alma permite decirles «perdona nuestra gran equivocación», mientras afirmamos que nuestro color moreno no destiñe. 
José Nuñez Aldana
Ahora que el «Negro Cali» murió hemos sentido al difunto, su acordeón queda de luto. Y todo el mundo comenta lo bueno que fue el difunto. Y su clamor a la muerte, en ese sueño triste se cumplió porque lo dejó vivir muchos años más. Pero no sólo el Valle queda de luto sino la Región Caribe y un país que goza con sus canciones. 
Lo que no hemos podido descifrar de su copiosa producción musical, más de 1.300 canciones, es «por qué el Negro está rabioso, y quiere pelear con la negra, la destapa cuando está arropada, si ella se acuesta tranquila…» 
No hemos podido descifrar qué será lo que quiere el Negro…

viernes, 13 de noviembre de 2015

DE PIMIENTA Y PICANTE

 Por Rafael E Yepes Blanquicett

1. Según el director de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), los colombianos hablamos «tan bien el español que sorprende». ¿Será que no se ha dado una pasadita por los pueblos de la Región Caribe, la Pacífica, la Andina, la Oriental y la Amazónica? Allí es donde se ve al pueblo-pueblo hablando con sus acentos, regionalismos y variantes propias de cada región, sin que una sea mejor que la otra. A no ser que se refiera a los presentadores de noticieros y programas de televisión que, por exigencia del medio, tienen que hablar sin acento.  
2. Lo más grave de lo ocurrido en el Palacio de Justicia en 1985 no fue la toma guerrillera, sino la retoma del Palacio por parte de la Fuerza Pública, a sangre y fuego, quien, en su intento por acabar con los guerrilleros, destruyó el edificio, asesinó a muchos de los civiles que estaban dentro y desapareció a otros tantos. Además de los militares que dirigieron la retoma, también deben responder el Presidente de entonces, Belisario Betancourt, y su equipo de colaboradores, los ministros del despacho. Belisario, al menos, pidió «perdón» pero la Noemí, altiva como siempre, se cree inocente y por eso dijo que no va a pedir perdón, pues ella, «no hizo nada» (¿?). 

3. Según el taxista chino convertido en financista, en China hay un creciente ejército de clase media que ve en el arte una forma de enriquecimiento. Quién lo creyera, que en la otrora República Popular China del camarada «príncipe», Mao Tze Dong (príncipe, porque el «rey» era José Stalin) ya haya una «creciente clase media» como indicadora de que el capitalismo ha renacido en ese país y en realidad lo que hay ahora es un «capitalismo de Estado» dirigido con mano de hierro por una «cúpula cívico-militar» disfrazada de «socialista». Para el controvertido escritor vallecaucano radicado en Cartagena, Harold Alvarado Tenorio, que vivió en China durante muchos años, en el «coloso amarillo» jamás ha existido el socialismo. Lo que en verdad se ha dado es la continuación del régimen dinástico con una fachada de socialista. Todo esto no lo he inventado yo. Lo han dicho dos autoridades en la materia: una china y otra colombiana. 

4. La mayoría de la gente piensa erróneamente, incluida la senadora Vivianne Morales y Monseñor Ordóñez, que la Corte Constitucional «legalizó» la adopción igualitaria, siendo que lo que en realidad dictaminó fue que la orientación sexual no fuera un criterio válido para determinar la idoneidad de las personas que iniciasen un proceso de adopción, beneficiándose tanto heterosexuales como homosexuales. Decisión que tomó ante la negativa del Congreso de legislar a favor o en contra de los derechos de la comunidad LGBTI y de la necesidad de proteger los derechos de las minorías.
                                
   R.E YEPES-BLANQUICETT. Escritor y Docente








    

       


domingo, 8 de noviembre de 2015

Sin Argumentos Religiosos Ni Morales
¿ES CONVENIENTE LA ADOPCIÓN IGUALITARIA EN EL PAÍS?

Por Rafael E Yepes Blanquicett 

A raíz del reciente fallo de la Corte Constitucional que avaló la adopción plena, sin restricciones, de niños y adolescentes por parte de parejas igualitarias, se ha formado todo un revuelo por cuenta de quienes están en contra de dicho fallo. La mayoría de los argumentos son de tipo religioso-moral, aunque quieran disfrazarlos de constitucionales o legales.  
Conviene aclarar que lo que la Corte dictaminó exactamente es que la orientación sexual no sea un criterio válido para determinar la idoneidad o no de una persona para adoptar, por lo tanto, ninguna persona podrá ser declarada no apta para adoptar por su orientación sexual, lo que incluye tanto a heterosexuales como a homosexuales. 

Según los detractores del histórico fallo, el hecho de que un niño o un adolescente sea criado por una pareja del mismo sexo, conlleva necesariamente a que éste se «vuelva» gay o lesbiana, según el caso, pues, por el simple hecho de convivir con padres o madres gais como que se les «pega» la homosexualidad. ¡Habráse visto semejante argumento «racional»! 

Por otro lado, para la alta jerarquía eclesiástica, seis personas no pueden decidir por 44 millones de habitantes, por lo que la decisión de la Corte no puede considerarse válida, desconociendo que ya el Congreso tuvo su oportunidad para decidirlo y no lo hizo. De manera, que su fallo sí representa constitucionalmente a esos 44 millones de colombianos. Para eso fue creada la Corte Constitucional.

Pregunto: ¿De qué familias procede la mayoría de la gente gay de Colombia y del mundo? Pues de familias heterosexuales, muy conservadoras y cristianas católicas o no católicas. Y, entonces, ¿por qué salieron «así»? ¿De quién se les «pegó» si nacieron y se criaron en el seno de una familia tradicional conformada por un padre y una madre, hombre y mujer, respectivamente? 
Vamos a ver si alguien se atreve a responder con argumentos sólidos, no religiosos ni morales, que no es conveniente la adopción igualitaria en nuestro país.
                  
 Rafael E Yepes, Escritor
         




                                                                                                          

sábado, 7 de noviembre de 2015

EN DEUDA, CON RAFAEL OROZCO

Por Gilberto García Mercado

El país se halla en deuda con Rafael Orozco. Hoy,  los jóvenes valores de la música de Francisco El Hombre, pareciera que ignoraran lo que para el folclor del Valle de Upar significó la presencia del gran cantante de Becerril en el ámbito artístico. 
Porque si alguien, le dio identidad, originalidad romántica, trascendencia internacional a esta música de los dioses, ese fue Rafa al lado del pollo Isra. Si hiciéramos justicia, y el tiempo nos dará la razón, a Rafael Orozco se le debe hacer un santuario en donde su imagen permanezca en un pedestal como premio a toda una vida consagrada al Vallenato. 
Da grima y vergüenza que esta exaltación del espíritu, haya recibido un revolcón o traspiés como humildemente la califico yo, pues todo por lo que luchó Rafael Orozco durante décadas en el Binomio de Oro parece como relegado al cuarto de San Alejo. Antes del juglar de Becerril el Vallenato estaba relegado al ostracismo costumbrista de Alejo Durán, Juancho Polo Valencia, Los hermanos López con Jorge Oñate, Andrés Landeros, y, muchos que no nombro por razones de espacio. 
No quiero resaltar que aquellos fenómenos costumbristas, hubieran signado el Vallenato cortando de tajo la trascendencia que tiene hoy pero Rafael con el Binomio de Oro se adelantó en años, me atrevo a decir que en cincuenta para que hoy al Vallenato se le reconozca entre los Premios Grammy Latinos.   
Como sucede con todas las cosas buenas, el hombre de Becerril se tuvo que enfrentar a las críticas de sus detractores, quizás a muchos tomates simbólicos que se arrojaron a las tarimas en donde el cantante se presentaba, pero aquello no fue óbice para que el lirismo cediera. Al contrario, la cadencia de su voz, eternizó Campanas, impuso modas y comportamientos como la parranda es pa amanecéel que se duerma lo trasquilamos, también lo calificaron de Vallenato llorón… 
Pero, ¿por qué ese olvido e indiferencia por el trabajo del gran artista signado por la muerte cuando apenas comenzaba a descollar y su fama trascendía fronteras? 
Son situaciones inexplicables pero también habría que añadir que con la muerte trágica del artista se va muriendo una generación, y los que persisten, tienen que luchar contra nuevas tendencias, juventud, fusiones, y giros que van en retroceso con aquel Vallenato lírico, dueño de una identidad literaria que no se si fue a nuestro Premio Nobel de Literatura a quien escuché decir: “Si en el folclor de Francisco el Hombre, los compositores así como hacen canciones escribieran, aquí tendríamos muchos Premios Nobel o Pulitzer” . 
Pero eso era antes cuando la voz magistral de Orozco eternizó canciones dignas de representar a cualquier poeta clásico, piezas narrativas que en unos cuantos versos relatan las proezas del hombre, su cotidianidad, y siempre, el amor, el amor… 
El gran artista de Becerril dividió el vallenato en dos: Antes y después de Rafael Orozco. Aún recuerdo el gran poder de convocatoria que arrastraba el cantante, coincidiendo la época con la moda de los superaltos, los cinturones anchos, y el famoso afro en el cabello… Las muchachas se agolpaban frente a los televisores cuando el Binomio de Oro se presentaba en el Show de las Estrellas, o el Show de Jimmy, y, colmaban de besos la pantalla. A Diomèdes Díaz, otro grande, Rafa lo catapultó a la fama al grabarle su primera canción Cariñito de mi vida. Asimismo lo bautizó el Cacique de la Junta, como todavía hoy se le conoce. 
En todo caso, el Vallenato ha perdido vigencia desde la muerte de Rafa, Diomedes Díaz se marchó al cielo, Jorge Oñate continúa más con pena que con gloria, Iván Villazón  le ha hecho un guiño a  la nueva ola… 
A propósito, así como en la Real Academia de la Lengua hay códigos de ética, y en las distintas corporaciones públicas y privadas, en el Vallenato debería ocurrir lo mismo. 
Cómo es posible que tras de La Nueva Ola, se escuden o se graben canciones que no tienen nada que hacer frente a Vallenatos como mi poema de Rosendo Romero, Villanuevera, o Fantasía. O Gitana, Sabes que te quiero mucho de Roberto Calderón. Desenlace, Señora, Reminiscencia Sentimental, Velitas Prendidas de Rafael Manjarres.
Frente al vallenato comercial o Light, aquellas composiciones siguen siendo la escuela del verdadero Vallenato. Si Rafael Orozco viviera de seguro que habría entrado en fuerte depresión pues lo que él consiguió en vida, La Nueva Ola lo distorsionó: fruto de cincuenta años de avanzada.



jueves, 5 de noviembre de 2015

Prólogo A  La Obra
Cinco Poemas, De  Cinco  Poetas, Para Los  Cinco

«El Mundo Los Identificará Por Su Origen Cubano»

Por Juan Carlos Gómez Piñeres*

Bastó que el día 12 de septiembre de 1998 el FBI detuviera e hiciera prisioneros a 5 cubanos en los Estados Unidos para que comenzara a nacer en la mente de mucha gente en el mundo gestos de solidaridad con este grupo de hombres y se acumularan un sinnúmero de muestras de acompañamiento a Cuba, la isla más grande de las Antillas.
Si bien estos 5 hombres presos físicamente pero no en sus mentes, no tenían los detalles de  muchas creaciones originadas en Latinoamérica, sí sabían que cada minuto de su cautiverio era motivo para inspirar a muchos  amantes de los distintos géneros de obras literarias. 
Sintonizado con este movimiento creativo, un latinoamericano y caribeño, nacido en Cartagena de Indias, Simón Ashook Vélez, en su cerebro gestó la oportunidad perfecta para rendirle  un homenaje a los que hoy son reconocidos dignamente como «Los 5  Héroes»; a  través de la edición de un libro de poema titulado«CINCO POEMAS, DE  CINCO  POETAS, PARA LOS  CINCO». 
Esta Cartagena  que  vio nacer  a Simón es  la  misma  Urbe que tiene  muchas  similitudes con La Habana; esta Cartagena cuyo acceso a la bahía se encuentra protegida por fortificaciones a ambos lados, el Fuerte de San Fernando de Bocachica y la Batería de San José de Bocachica; en La Habana, su entrada está protegida por los castillos de San Salvador de la Punta y de Los Tres Reyes del Morro. Fortificaciones que más allá del origen histórico parece que protegieran como un tesoro de diamantes todo ese arsenal de creatividad que tienen sus gentes, todo ese cúmulo de energía caribe y toda la fuerza y lealtad a su tierra cuando se trata de defender lo propio.
         
Juan Carlos Gómez, Escritor         
Por eso cuando Simón pidió acompañamiento a  otros 4 poetas  para que se  unieran a esta causa literaria; ellos no dudaron en expresar sus sentimientos, pensamientos, y sensaciones, a través de cinco creaciones de cada uno donde utilizaban un rico vocabulario, métrica y rima; entonces ya estaban reunidos los cinco representantes de la expresión habitual del género lírico, para  rendir homenaje con cinco de sus poemas a estos cinco valerosos  hombres: René González Sehwerert, Gerardo Hernández Nordelo, Antonio Guerrero Rodríguez, Ramón Labañino Salazar, y Fernando González Llort. 
Hoy por donde los cinco se desplazan  no  hacen más que despertar sentimientos de  admiración y profundo respeto por la lealtad y el amor  que  han tenido por Cuba, y los orígenes de la sangre que corre por  sus  venas. 
          
         Delegación Cubana Y asistentes
Hoy  una  obra como ésta, hecha realidad, no es más que una pequeña pero connotadísima muestra de todo el  reconocimiento que se tiene por estos 5 hombres, que acusados por diferentes cargos en Estados Unidos durante muchos años estuvieron encarcelados y que hoy liberados se convierten en leyenda, arquetipos que perdurarán en el tiempo y que el mundo siempre identificará por su origen cubano y por siempre los llamarán «Los 5 Héroes».
*"Cinco Poemas, de Cinco Poetas, Para Los Cinco" fue lanzado el pasado 29 de octubre en AMAJUBOL calle primera de Badillo. Al acto acudieron delegaciones de Cuba, Venezuela y Ecuador. Además asistió uno de los protagonistas de dicho encarcelamiento, quien narró experiencias y anédoctas y agradeció la solidaridad que algunos países del mundo han tenido con el gobierno de Cuba. El acto fue organizado por Román Torres.   

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Hojas Extraviadas

El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...