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sábado, 7 de noviembre de 2015

EN DEUDA, CON RAFAEL OROZCO

Por Gilberto García Mercado

El país se halla en deuda con Rafael Orozco. Hoy,  los jóvenes valores de la música de Francisco El Hombre, pareciera que ignoraran lo que para el folclor del Valle de Upar significó la presencia del gran cantante de Becerril en el ámbito artístico. 
Porque si alguien, le dio identidad, originalidad romántica, trascendencia internacional a esta música de los dioses, ese fue Rafa al lado del pollo Isra. Si hiciéramos justicia, y el tiempo nos dará la razón, a Rafael Orozco se le debe hacer un santuario en donde su imagen permanezca en un pedestal como premio a toda una vida consagrada al Vallenato. 
Da grima y vergüenza que esta exaltación del espíritu, haya recibido un revolcón o traspiés como humildemente la califico yo, pues todo por lo que luchó Rafael Orozco durante décadas en el Binomio de Oro parece como relegado al cuarto de San Alejo. Antes del juglar de Becerril el Vallenato estaba relegado al ostracismo costumbrista de Alejo Durán, Juancho Polo Valencia, Los hermanos López con Jorge Oñate, Andrés Landeros, y, muchos que no nombro por razones de espacio. 
No quiero resaltar que aquellos fenómenos costumbristas, hubieran signado el Vallenato cortando de tajo la trascendencia que tiene hoy pero Rafael con el Binomio de Oro se adelantó en años, me atrevo a decir que en cincuenta para que hoy al Vallenato se le reconozca entre los Premios Grammy Latinos.   
Como sucede con todas las cosas buenas, el hombre de Becerril se tuvo que enfrentar a las críticas de sus detractores, quizás a muchos tomates simbólicos que se arrojaron a las tarimas en donde el cantante se presentaba, pero aquello no fue óbice para que el lirismo cediera. Al contrario, la cadencia de su voz, eternizó Campanas, impuso modas y comportamientos como la parranda es pa amanecéel que se duerma lo trasquilamos, también lo calificaron de Vallenato llorón… 
Pero, ¿por qué ese olvido e indiferencia por el trabajo del gran artista signado por la muerte cuando apenas comenzaba a descollar y su fama trascendía fronteras? 
Son situaciones inexplicables pero también habría que añadir que con la muerte trágica del artista se va muriendo una generación, y los que persisten, tienen que luchar contra nuevas tendencias, juventud, fusiones, y giros que van en retroceso con aquel Vallenato lírico, dueño de una identidad literaria que no se si fue a nuestro Premio Nobel de Literatura a quien escuché decir: “Si en el folclor de Francisco el Hombre, los compositores así como hacen canciones escribieran, aquí tendríamos muchos Premios Nobel o Pulitzer” . 
Pero eso era antes cuando la voz magistral de Orozco eternizó canciones dignas de representar a cualquier poeta clásico, piezas narrativas que en unos cuantos versos relatan las proezas del hombre, su cotidianidad, y siempre, el amor, el amor… 
El gran artista de Becerril dividió el vallenato en dos: Antes y después de Rafael Orozco. Aún recuerdo el gran poder de convocatoria que arrastraba el cantante, coincidiendo la época con la moda de los superaltos, los cinturones anchos, y el famoso afro en el cabello… Las muchachas se agolpaban frente a los televisores cuando el Binomio de Oro se presentaba en el Show de las Estrellas, o el Show de Jimmy, y, colmaban de besos la pantalla. A Diomèdes Díaz, otro grande, Rafa lo catapultó a la fama al grabarle su primera canción Cariñito de mi vida. Asimismo lo bautizó el Cacique de la Junta, como todavía hoy se le conoce. 
En todo caso, el Vallenato ha perdido vigencia desde la muerte de Rafa, Diomedes Díaz se marchó al cielo, Jorge Oñate continúa más con pena que con gloria, Iván Villazón  le ha hecho un guiño a  la nueva ola… 
A propósito, así como en la Real Academia de la Lengua hay códigos de ética, y en las distintas corporaciones públicas y privadas, en el Vallenato debería ocurrir lo mismo. 
Cómo es posible que tras de La Nueva Ola, se escuden o se graben canciones que no tienen nada que hacer frente a Vallenatos como mi poema de Rosendo Romero, Villanuevera, o Fantasía. O Gitana, Sabes que te quiero mucho de Roberto Calderón. Desenlace, Señora, Reminiscencia Sentimental, Velitas Prendidas de Rafael Manjarres.
Frente al vallenato comercial o Light, aquellas composiciones siguen siendo la escuela del verdadero Vallenato. Si Rafael Orozco viviera de seguro que habría entrado en fuerte depresión pues lo que él consiguió en vida, La Nueva Ola lo distorsionó: fruto de cincuenta años de avanzada.



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