EGIPSIPA Y SUS CINCO PERROS
Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes
Mujer dispuesta para entablar cualquier disputa. No conocía el miedo, como bien lo exponía a voz en cuello al abrir sus puertas para dar los buenos días y las gracias a Dios. Los enfrentamientos partidistas la habían sacado del pueblo. Buscó tierra más provisoria, miró hacia Cartagena, donde residían algunos paisanos, los cuales se ganaban la vida en los quehaceres del Mercado de Getsemaní. Pero a pesar de aquel paisanaje, no era mujer de buena relación con sus coterráneos.Egipsipa, nombre de la dama, había criado cinco cachorros de una perra negra que tenía en el pueblo y no pudo traerla consigo por estar enferma. Tuvo que dejarla donde un familiar.Aquellos cinco perritos tenían los nombres más dicientes y correspondientes con el temperamento de su dueña: “Mira tu Vida”. “Deja que digan”. “No te Metas”. “Vuela más que el viento” y “Ve tu vida”.Llamaba a sus perros de acuerdo con el momento de la relación que mantenía con cualquiera de sus vecinos. Lo hacía tarareando una especie de canción olvidada, ya que ella hacía una especie de introducción explicativa de la melodía.
“Mira tu vida”, que yo no me meto con nadie
“Deja que digan” que eso no me enflaquece
“No te metas”, que no estoy sola en casa
“Vuela más que el viento”, avísale a mi gente
“Ve tu vida”, que estamos en peligro.
Yo no miro la vida de los demás, soy una mujer respetuosa,
Que así como me dan las cosas, no te doy respuesta a pocas cosas.
Egipsipa dormía pocas horas, y la ventana que tenía al lado de su puerta permanecía abierta. Casi nunca se cerraba. Consideraba la ventana como el ojo del cielo que le permitía mirar los acontecimientos del barrio. El complemento a las actividades que realizaban sus cinco cachorros.Los nombres de aquellos animales tenían su explicación en los acontecimientos de su vivencia: “Mira tu Vida” era una especie de axioma que podía aplicarse al comportamiento de los seres humanos. Al accionar de los hombres que debían ser cuidadosos con su forma de actuar.Muy a pesar de aquellos nombres, había en la mujer una preocupación constante por la paz. Tanto fue la idea que en las noches reunía a sus canes para darles lecciones de buen comportamiento a quienes se preocupaban por mantener lo cordial en el barrio. Y esto se vio reflejado cuando “Vuela Más que el Viento” buscó la forma de organizar una “Asociación de Canes por la Paz Mundial”. De modo que viajaron como polizontes hasta llegar a Suiza, y, desde aquel país, iniciaron un pregón en que citaban a los presidentes de las potencias mundiales. Los exhortaban al cese de las guerras que estaban afectando a la Humanidad.Una vez más los Canes se mostraron como “Anibien” y no como “Animal”.Los perros de Egipsipa dieron motivo para crear una historia. Recogida por el poeta chambaculero que recorría las calles del Centro de Cartagena, narrando su poesía aprendida en la escuela de la “Seño” Carmen.
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