Translate

La Donación de nuestros Lectores nos motivan a seguir hacia adelante. ¡Gracias!

martes, 4 de abril de 2023

Cuento

 EVA-LARISSA


Por Gilberto García Mercado


Hoy que la busco ya no está. Quisiera poder decirle tantas frases de amor acumuladas en el pecho. Caminaba erguida frente a mí, sin imaginar siquiera que tan solo salía de mi encierro para mirarla a ella. Larissa se llamaba, y, al pronunciar cada sílaba de su nombre, era como si yo arrastrara una mansedumbre, como si una paz total anegara todas las generaciones que me precedieron. «La-ris-sa. La-ris-sa». La criatura trepaba los árboles de mango y guayaba con una singular agilidad. Unos bríos desconocidos, de otros ámbitos asolaron su cuerpo y espíritu, me dejaron habitando los terrenos del ensueño y el éxtasis. No tuvo un comienzo ni un camino que revelara sus orígenes. Apareció sencillamente porque se hallaba en los preceptos divinos. «La-ris-sa. La-ris-sa». Fue una silueta enigmática, que caminaba por la playa, dejando en la arena sus piececitos como huellas esclarecedoras, pruebas determinantes de que otras generaciones deberían de conocerla.

—Me llamo Larissa—dijo la mujer sin reparar en el otro—Tu nombre no importa, pero sígueme.

Por entonces, a Gustavo Alcántara lo habían dado de alta en el Psiquiátrico de San José, cuyas instalaciones se hallaban a cuatro cuadras de la casa, y el muchacho poco a poco había ido recobrando la serenidad, la cual había perdido aquel sábado de carnaval, cuando en una esquina del bulevar de Las Mercedes, mimetizada entre el barullo de la gente y la frondosidad de los almendros, descubrió a Larissa en brazos de otro.

—Muy hermosa la chica—había dicho, algo indiferente, cuando tuvo noción de la existencia de la criatura—Una lástima que ya tenga pretendiente.

No supimos en qué momentos empezó a perder la calma. Si había algo que lo caracterizaba, era su particular sentido del humor, y, el férreo dominio sobre sí mismo. Él, ya sabía a qué se enfrentaba al hacer destinataria a Larissa, de un amor entrañable, ya de por sí, la sola sonrisa de la chiquilla seducía y derribaba cualquier obstáculo que se atravesara en el camino. 

La casa de los Alcántara, no fue la misma desde que él empezara a deprimirse. Sus padres, ante sus desvaríos y crisis prolongadas, acogieron los consejos del terapeuta y lo confinaron en una habitación en un extremo del patio. 

«Ténganle, paciencia», ha dicho el psiquiatra, «Por el momento él es feliz en el cuarto».

Mientras alguien va y me anuncia con Gustavo, celebro que por fin esté consciente. Es otro ese cielo vasto y fecundo. La ciudad misma parece recién lavada, es como si en otra dimensión los ángeles protectores desplazaran de nuestros contornos a los discípulos del Serafín Caído. Yo también amé a Larissa, susurré su nombre, cedí ante su dulce y amarga sonrisa. Pequeño ante su valle inmenso, un soldado de hierro frente a una fortificación de fuego, me derretí en sus contornos, probé sus labios lívidos y encendidos, perdí la noción del tiempo. Me convertí en un muñeco de trapo, frágil y vulnerable, en una marioneta en todo lo que concerniera a Larissa…

—Hola, Mauro—me saluda Alcántara—Gracias, por visitarme.

No hay duda. Le vuelven a brillar los ojos, su semblante es otro, incluso, sus ataques suicidas parecen erradicados para siempre de su vida. Temo preguntarle por Larissa, en esos momentos sería un sacrilegio urdir un recuerdo de la mujer, me hago el desentendido, lo dejo que hable, espero con paciencia mi oportunidad de poder expresar todo este sentimiento que me quema por dentro… 

Dicen que Dios juega a los dados con nuestras vidas. Sin que pasara a mayores, la increíble historia de Larissa se fue desvaneciendo en el olvido. Hoy, cuando ya las canas asoman con libertad y prontitud en el cabello, la reflexión o los prejuicios ante los pecados cometidos me llevan en una sola dirección. Y, en ella, Larissa, es la primera mujer de la humanidad, es la famosa Eva, un mal necesario para que al hombre jamás se le olvide de dónde viene y para dónde va.  

Gustavo Alcántara, luego de sus crisis y desvaríos, se convirtió en alguien locuaz. Tanto que, en tan poco tiempo se graduó de profesor constituyéndose en toda una celebridad. Dicta talleres de superación personal y en sus conferencias reitera la necesidad de que una Larissa llegue a la vida de las personas, como un enlace o herramienta, tan solo para que esté al corriente, de cómo debe reaccionar ante el dolor y el desengaño de una mujer. 

Gilberto García M
—Algo de pena siento por Larissa—me dijo Alcántara luego de que un día confrontáramos nuestras canas—Andar por la vida como extranjera, una Eva que va de generación en generación, adiestrando al hombre en el dolor, es decir, pertenecer a todos y a nadie al mismo tiempo. Debe ser muy doloroso, Mauro…

Por dónde andará errante y extraña la mujer del paraíso, Larissa viste de seda, es una Princesa de Mónaco o Castilla, sonríe algo triste e indiferente. Ahora que somos abuelos, nuestros nietos también recibirán la visita de la criatura. Fingirán querer a una extraña que de repente apareció en sus vidas. Larissa, sonreirá, llorará y, pasará a otro capítulo de una novela que ya todos conocemos. Ella llora al recordar a Gustavo Alcántara. ¡Si él supiera cuánto lo quiso!

lunes, 3 de abril de 2023

De Rogativas

 LAS MURALLAS:            
    "UN PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL
DE LA HUMANIDAD QUE HAY QUE CONSERVAR" 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

Las murallas delimitan un territorio de once kilómetros de empedrado que rodean el Centro Histórico de Cartagena de Indias. San Sebastián, La Merced, Santo Toribio (hoy San Diego) y Santa Catalina son los barrios coloniales que se hallan en su área de influencia. Iniciada su construcción a principios del siglo XVII, concluidas a finales del siglo XVIII. El Rey español, Felipe III, da la orden de levantarlas con el único propósito de defenderla de Piratas, quienes querían apoderarse del dinero que se guardaba en sus arcas, producto del recaudo de impuestos sobre otras Colonias. Allí, en esta Cartagena de Indias, se hallaba un grande tesoro. Con murallas, fortalezas y baluartes, se hacía difícil el acceso a la ciudad.

Cartagena de Indias, por sus murallas, «estaba considerada entre las fortificaciones más complejas de Suramérica». Hoy, esas fortificaciones son un Bien de Interés Cultural (BIC), dónde el cartagenero debe poner todo su empeño por cuidarlas y protegerlas de quienes atenten contra este Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se hace necesario que en las escuelas haya programas dedicados a fomentar en los niños el cuidado por este bien patrimonial. Las emisoras, en especial las de Cartagena, deberían emitir a diario notas pedagógicas sobre la importancia de preservar y cuidar las Murallas, Fortificaciones y Baluartes. 
Las autoridades gubernamentales, por intermedio de la Escuela Taller Cartagena de Indias, deberían elaborar avisos donde se hagan llamados a la conservación y mantenimiento todo el tiempo de estas reliquias coloniales.

Cartagena de Indias, siempre había sido asediada por Piratas y filibusteros, ahora llegan no a través del mar sino bajo todo tipo de figuras y personajes, instalándose en puestos claves de su administración para apropiarse del tesoro público de la urbe, sin importar el deterioro y la conservación del Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.

Cartagena de Indias es nuestra y se hace necesario protegerla. Lo ordena y proclama la UNESCO, que desde 1984 la ha declarado como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.

No se puede permitir que la conviertan en una letrina o en un gran basurero ante la mirada indiferente de sus ciudadanos y funcionarios públicos.

¡Hay que honrar el Patrimonio que tenemos!










jueves, 30 de marzo de 2023

Violencia intrafamiliar y de Género

ADIÓS, MATADOR

Por Gilberto García Mercado

El Caso «Matador» resulta un hecho ejemplarizante en esta hipócrita y frívola sociedad colombiana. El famoso caricaturista Julio César González, popularmente conocido como «Matador», quien desde la redacción del periódico El Tiempo, esgrimiendo un lápiz y una hoja de papel, día a día se enfrentaba con sus caricaturas a las decisiones y conductas de los gobiernos de turno, en procura de equilibrar la balanza y, desde el Cuarto Poder, denunciar probables y presuntos hechos de corrupción, este miércoles recibió un poco de su propia medicina, al ser despedido del influyente diario capitalino por las denuncias en su contra por violencia intrafamiliar y de género hacia su esposa.

Hoy, «Matador», es el Personaje principal de sus propias caricaturas. Es la otra cara de la sociedad colombiana, la frívola e hipócrita, la doble moral que acompaña a los ciudadanos que esgrimen un discurso cuáles seres inmaculados, y, en ellos, no obstante, anida un «Dr. Jekyll y Mr. Hide».

El despido del renombrado caricaturista desvió la atención de un país polarizado por las reformas que el Presidente Petro pretende implementar en el país, fue la comidilla del día. Los programas humoristas en la radio capitalina aprovecharon su «franja de noticias», para, al caído caerle, sin ninguna clase de compasión.

Los hechos que llevaron a El Tiempo a despedir de su trabajo a Matador, ocurrieron en agosto de 2013. La que más tarde sería su esposa, declaró: «Me sacó todas mis cosas, me las tiró por todo el apartamento, yo como pude me zafé y me fui para la otra habitación y allá me pegó otra cachetada, me apretaba el cuello y yo le decía que no me pegara. Y él me decía que me callara, que yo no tenía derecho a hablar (...) Me encerré en el baño, cogí el teléfono y llamé a la portería, les dije que si me ayudaban con la Policía».

El caso resulta ejemplarizante, no solo porque defiende la integridad de las mujeres, sino porque manda una clara señal de defensa y protección, de las damas, a la frívola sociedad colombiana.

«A las mujeres no se las toca ni con el pétalo de una flor».

Gilberto García M
El Tiempo manifiesta que rechaza tajantemente cualquier tipo de maltrato, atropello, discriminación o afectación contra una mujer”. Y más cuando el periódico es abanderado de la campaña «No es hora de Callar», para sensibilizar acerca de los casos de violencia contra la mujer.

Ojalá que el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide» no se siga repitiendo en nuestra ambigua y dilatada sociedad colombiana. Paradójico resulta que esos senadores y concejales que se emborrachan e insultan, «¿usted no sabe quién soy yo?», y también cometen violencia intrafamiliar y de género, sigan tan campantes y el pueblo como compensación cuál dulce borrego los vuelve a elegir.

lunes, 20 de marzo de 2023

#Historiasdehombres

BENAVIDES ATRAPADO EN LA MONTAÑA

 

Por Gilberto García Mercado

 

Desde lo alto se podía ver, allá abajo, al pueblo como un prisionero, sumiso y feliz, en medio de las feraces montañas. Esa era la primera impresión que se tenía, apenas que el autobús asomaba por la pendiente, en el último trecho que quedaba para llegar a Las Mercedes. Por aquella región anduvo mi juventud, con sus correspondientes aciertos y desaciertos explorando los vastos y ambiguos territorios. Por tratarse de zonas abruptas e inexpugnables, los espíritus pobres y mediocres sentían cierta predisposición al momento de internarse, ya fuera por holgazanería o por cumplir un trabajo específico en medio de aquellas inmensas soledades. Hubo un periodo notable y fecundo, cómplice de la gente de Las Mercedes que marcaron a los jóvenes de nuestra generación. Entonces, el miedo no habitaba en nuestros caminos, porque siempre que la profesora Luisa nos llevaba de excursión, por aquellas regiones conocidas y extrañas al mismo tiempo, cuando ya nos sentíamos perdidos y extraviados, entre el marasmo de la vegetación y un cielo infinito, como de la nada, surgía Bonifacio Benavides, el agente contratado por la municipalidad, cuya función era vigilar el lugar para preservarlos de depredadores y pirómanos, de gente que se internaba por el lugar tras delinquir o tan solo para experimentar algo nuevo. Una increíble forma de iniciar un ritual en torno a liar una vareta o porro de marihuana. 

Fueron muchos los años en los que Bonifacio Benavides mantuvo a raya a los jóvenes más díscolos y beligerantes. Nadie osaba arrojar una botella de plástico o vidrio que no fuera en los enormes recipientes que la municipalidad había instalado en los lugares más estratégicos de aquellas indómitas montañas.  

No era extraño que, en algún sendero, clavado en el tronco de un árbol, un viajero descubriera un aviso en el que rezaba: «Ándese con cuidado. Zona preservada y vigilada por Bonifacio Benavides, el guarda que todo lo ve». Con los días, el mito contribuyó a erigir al vigilante en alguien sobrenatural, sobre su vida comenzaron a hilvanarse una serie de historias que lo ubicaban en este y aquel lugar al mismo tiempo. 

—Es imposible que haya estado en el asesinato de Míster Smith, en las montañas y Las Mercedes, al mismo tiempo —rugió el alcalde. 

Desde entonces y, como si nunca, estos parajes hubieran tenido una existencia notable y feliz, como cuando no era extraño descubrir a la vera del camino, al hombre ceñudo y meditabundo, sobre las espaldas terciado un viejo y desgastado rifle Winchester, las aventuras y correrías de Bonifacio Benavides, comenzaron a agrietarse, a diluirse en el tiempo hasta sencillamente desplomarse y desaparecer. Hasta el punto que su existencia se puso en tela de juicio, dándole a los recuerdos el beneficio de la duda, ante lo cual la hermosa profesora Luisa, hoy una anciana ribeteada y castigada por la vejez, al preguntársele por el guardián de aquellas tierras en otrora mágicas y sublimes, solo alcanza a balbucear: «Han pasado tantos años, que la memoria me falla, trato de recordar, pero no puedo…». 

Aún no dejo de recordar las facciones adustas de Bonifacio Benavides. Algunas veces creí ver alrededor de su cara una aureola pulcra e inmaculada de santo recién canonizado por El Vaticano. Las pocas veces que me tropecé con él, no articuló palabras, avanzaba embebido en sus pensamientos, como si fuera una parte que le faltaba a las montañas para que todo marchara y encajara preciso y tan bien. Como una sincronía en donde él era una pieza importante para que las montañas inmensas se mantuvieran de pie, firmes contra los ataques del irresoluto hombre.

No entiendo la postura asumida por la profesora Luisa para con nuestro guardián de juventud. Quizás no recuerda la escena en la vía férrea, cuando su calzado se atoró entre los rieles de la estación del tren, y el terror más absoluto en su rostro al contemplar a la locomotora, ya casi encima de su humanidad, tratando de sacar el zapato aún atorado, la muerte a pocos instantes y salvada en el último minuto por las manos ágiles de Bonifacio Benavides.

Ahora, el tipo es un misterio, he vuelto a Las Mercedes deseando escribir una novela sobre él, y derribar, el mito, la leyenda. Creo que en el fondo sigue habitando en los riscos, en los precipicios y collados. La gente dice que cuando el progreso y la modernidad se trasladaron sobre estas tierras, cuando se abrieron carreteras, se talaron árboles y se desviaron los cursos de los ríos, se construyeron grandes puentes y represas, cuando los gringos trajeron sus máquinas para procesar la coca y el cannabis, y la industria de los estupefacientes, floreció, comenzaron a pasar los primeros muertos en los ríos de la serranía. Eso aún no extraña a la huraña y en un tiempo dulce y bella profesora Luisa.     



   

 



jueves, 16 de marzo de 2023

Ancestros

SOY NEGRO 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes 







Ya estoy cansado que me llamen «Afro»
Llámame colombiano
—«Negro»
Porque ahora soy libre

Hace mucho tiempo que mis ancestros
Fueron traídos
Y esclavizados de África

Ahora soy colombiano
No obstante,
Reconozco de dónde vengo
Y soy libre.

Han pasado trescientos años
Y aún me llaman Afro.
Soy negro de una tierra diferente a África.
Soy un Melano orgulloso de mis ancestros.
Aunque, reitero, no soy africano.

Desde hace mucho tiempo,
Camino libre de cadenas y de Carimba.
Cambio el epíteto Afro por el de Melano.
¡Soy simplemente un colombiano!

                                                                                  

 

lunes, 6 de marzo de 2023

La Rebelión de Los Genes

«A MÍ QUE ME PONGAN DÓNDE HAYA»

 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

Con esta consigna o sello genético se han formado muchas generaciones que han trascendido los eslabones de la Educación en los que se han eliminado las asignaturas de Urbanidad e Instrucción Cívica. A esa generación de «políticos», se les hace difícil liberarse de la marquilla o carimba que como una maldición viaja por sus genes. Especialmente los que están familiarizados con la frase: «A mí que me pongan dónde haya». Se ha vuelto esta conducta tan mezquina que paradójicamente ha llevado a afirmar a uno de nuestros expresidentes: «Hay que vivir con un mínimo de deshonestidad». Es doloroso ver a Colombia, un país privilegiado por las características climáticas, con ecosistemas formado por todos los pisos térmico, dando origen a la diversidad natural, envuelto en estas conductas tan reprochables.

Es lamentable escuchar insultos e improperios para aquellas personas que, en determinado momento, fueron directivos de una entidad gubernamental y salieron del cargo investido de honestidad, porque no abusaron del poder con actos deshonestos. Esos malsanos amigos lo critican porque: «Estuvo donde había y nada robó». Así se ha forjado un criterio corrupto que predomina en el núcleo de las familias en las que este comportamiento se ha tomado como una cosa común y corriente.

La corrupción es un mar que baña al mundo, donde el principio de honestidad que ha servido para la formación de las familias, es sometido a permanente acoso para que esta norma o dogma familiar, sea doblegada por aquellos que conciben el mundo bajo el criterio: «A mí que me pongan dónde haya». Porque por los genes viajan las partículas que incitan a apropiarse de lo ajeno.

Es una lástima que en la Educación se haya terminado con la Instrucción Cívica, la Urbanidad, la Moral y la Ética.


 


 


sábado, 25 de febrero de 2023

De El Gran Changó

«NO EXISTE UN BUSTO EN CARTAGENA PARA
HOMENAJEAR A MANUEL ZAPATA OLIVELLA»


Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes



El escritor de las etnias esclavizadas, traídas desde África en la maldita diáspora humillante del género humano. Él irrigó por el mundo la Literatura forjada por el negro, defensor vertical de quienes forjaron los Palenques. Manuel Zapata Olivella arribó a Cartagena de Indias a los seis años, bajo la dirección de sus padres, el Maestro Don Antonio María y Edelmira Olivella. La joven pareja se estableció en Getsemaní, en la calle de San Antonio, donde, Don Antonio María, fundó su escuela «La Fraternidad». Allí, el joven Manuel estudió los primeros años de la secundaria, para luego trasladarse a un colegio oficial y obtener el título de bachiller. Más tarde, pasó a la Universidad de Cartagena, donde inició los estudios de Medicina, los cuales finalizaría en la Universidad Nacional de Bogotá.

Fue un trotamundos. Cargó la literatura del «hombre melánico», difundió el folclor de nuestra tierra por los países Euroasiáticos en compañía de su hermana Delia.

En Cartagena de Indias, siempre caminó las calles fangosas de Chambacú, a donde iba a visitar a su abuela doña Ángela Vásquez, quien vivía con sus sobrinos de apellido Pitalúa.

Fue en la casa de la gran matrona, donde escuchó por primera vez, los relatos de los chambaculeros. Soñaba en todo momento con la creación del Parque de las Américas, en él, afirmaba el narrador, debían estar los grandes líderes de la América, entre ellos Benkos Biohó y el Libertador Simón Bolívar, entre otros…

Hoy, la gran urbe está en deuda con el escritor. No existe un busto suyo en ninguna plaza o parque de la Heroica. Es una ofensa para la memoria del Caribe y el mundo que no se recuerde el legado cultural de Manuel Zapata Olivella en las letras, con un monumento en su honor. Tampoco que se desconozcan las luchas personales que inició por lograr la gran emancipación y la igualdad en una sociedad frívola y de corte colonialista.
Estas son algunas de sus obras: 
•1947 - Tierra Mojada
•1953 - He visto la noche
•1958 - Los Pasos del Indio
•1960 - La calle 10
•1963 - Detrás del rostro - Ganadora del Premio Esso.
•1963 - Chambacú, corral de negros - 
(Mención en el Premio Casa de las Américas 1963)
•1964 - En Chimá nace un santo
•1983 -  Changó, el Gran Putas 
•1983 - Historia de un Joven Negro
•1993 - Hemingway, el cazador de la muerte 
TEATRO 
•1955 - Hotel de vagabundos
•1958 - Los pasos del indio
•1971 - Caronte liberado 
RELATO BREVE 
•1949 - Pasión vagabunda
•1955 - China 6 a.m.
•1961 - Cuentos de muerte y libertad
•1962 - El cirujano de la selva
•1962 - El galeón sumergido
•1967 - ¿Quién dio el fusil a Oswald?
•1990 - Fábulas de Tamalameque 
AUTOBIOGRAFÍA 
•1988 - ¡Levántate mulato! 
•"Por mi raza hablará el espíritu". 
ENSAYOS 
•1972 - Tradición oral y conducta en Córdoba
•1974 - El hombre colombiano
•1997 - La rebelión de los genes 
ARTÍCULOS DE PRENSA 
•1962 - Los ritmos populares
•2010 - Por los senderos de sus ancestros: textos escogidos


 



martes, 21 de febrero de 2023

Hernando Enrique Sarmiento Castellón

 

«FUE EL SIMBOLO DE LA ALEGRÍA EN EL 
LICEO DE LA PROMOCIÓN DE 1962»

 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

El amigo Nando era un ser privilegiado, apadrinado por Euterpe, la Diosa de la música, quizás por eso llevaba en el corazón una réplica de la Lira que Hermes le regaló al Dios Apolo.

Nando percutía la Lira armonizando las notas musicales. Entonaba, ya fuera el Himno Nacional o El Puente sobre el Río Kwai, aquellos arpegios musicales nos henchían de orgullo cuando marchábamos detrás de la Banda de Guerra de El Liceo de Bolívar, dirigida por la batuta de Armancio Bustamante.

Mirábamos a Nando, como un privilegiado de la música, esto lo complementaba con la digitación de su acordeón, era el maestro que sabía imitar a la perfección al gran Aníbal Velásquez. Nadie como Nando, con él fuimos por todo el Interior, cuando salimos de excursión en el último año de estudios de 1962. El acordeón de Nando, fue escuchado en Bogotá, Medellín, Bucaramanga y otras ciudades.

Era el símbolo de la alegría de nuestra Promoción de 1962, por eso, siempre que escuchábamos una de las interpretaciones de Aníbal Velásquez, recordábamos, con mucha alegría, a Nando tocando su acordeón en la compañía de Lucho García y Gene Malo. «Guaracha en España», era uno de los himnos de la cancionística de Aníbal.

Con el tiempo, Nando se acordó del regalo que le hizo Apolo a Hermes, el «Caduceo», una especie de bastón. Entonces, lo sacó de su escondite adoptándolo como su compañero de sostén, así lo vemos en la foto.

Fue un compañero privilegiado de la música, amante de la «madre Tierra», estudió Agronomía para poder alegrarla tocando el acordeón y algunas veces el piano.

Hoy, Nando acompaña a Landero y a Pacheco en su canto de Gloria perpetua al Señor Nuestro Dios.


 







sábado, 11 de febrero de 2023

La Niña Cantante

«YO CREÍA QUE TAN SOLO ERA INVENCIÓN MÍA»

 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

Creía que solo era invención mía, hasta que pude comprobarlo por mi propia cuenta. Fue una mañana de los primeros días de febrero del año dos mil, cuando en Cartagena de Indias se celebraban las Fiestas de la Virgen de la Candelaria. Leía en un libro recién editado, en el que plasmaban aquello que parecía una leyenda, por sus características un poco inverosímiles. Pero todo aquello era realidad. Era la vida de una cantante que se había graduado como mesosoprano. La joven cantaba con tal entusiasmo dándole a su canto una melodía que la ubicaba entre los seres que buscan alcanzar una audición entre los ángeles. Ella cantaba y cantaba, pero había un señor amante de las biografías que conocía las vivencias que a ella le había tocado vivir, conocía las historias de amor fraterno, siempre presentes en el seno familiar. 
El señor estaba seguro de que la cantora podía ser capaz de componer sus propias canciones. Fundamentadas en la experiencia de ella misma. Con el paso del tiempo, la insistencia de nuestro personaje dio sus frutos, al escuchar la primera canción compuesta por la cantaora. Aquella emisión a capela, estaba elaborada en uno de los géneros tropicales de su país. Los elogios fueron muchos, la estimuló a continuar componiendo, ahora enmarcadas, las canciones en diferentes géneros musicales.

El argumento del señor era que, si una cantante, ha estudiado música y expresa espiritualidad, puede crear sus propias canciones. Ya que, por el estudio, ha incrementado a través de las palabras un mundo que se puede armonizar. En este caso, había algo muy particular dentro de las biografías que había estudiado el investigador, estaba la de Benito Barros, maestro colombiano que había compuesto en los variados géneros musicales del pentagrama. Desde una cumbia, hasta un pasillo o bolero. Además, la joven cantante era también de su país. Podía posar su vista sobre las diferentes regiones de la nación.

Todo aquello lo mentalizó la mesosoprano, dedicó alma y vida a componer sus canciones, además de incursionar como lo había hecho ya en la música «clásica».

Allí, en nuestra Colombia, están: Arrullos, Alabaos, Bullerengues, Cumbias, Pasillos, Chalupas...


 

jueves, 9 de febrero de 2023

Primera Parte

«LA EDUCACIÓN DESDE LOS HOGARES:
CLAVE PARA ERRADICAR LOS MALES DE CARTAGENA»

Por Gilberto García M 


La pobreza de Cartagena es deprimente por donde se la mire..

Quien viene a Cartagena de Indias con el propósito de disfrutar de sus balnearios y monumentos quizás no alcance a apreciar algunos problemas sustanciales y estructurales que ahogan al raizal y que se podrían contrarrestar si desde los hogares otra fuera la educación que se impartiera. Lo cierto es que en los últimos veinte años Cartagena dejó de ser una pequeña ciudad para convertirse en una gran Urbe con los problemas atinentes a las grandes capitales sin que la ciudadanía se haya preparado para ello.

Así que, en un ámbito en que todos se conocían se pasó a ser «un extraño dentro de la misma ciudad». Hay que reiterar que ella no fue ajena a los problemas de orden público a lo largo y ancho del país y, que parte de ese crecimiento urbanístico pero también desordenado, se produjo gracias al desplazamiento de los ciudadanos del Interior de Colombia y lugares cercanos hasta la ciudad de don Pedro de Heredia.

Algunos expertos en el tema, sociólogos, trabajadores sociales, juristas, psicólogos, la clase política, etc. han conceptuado sobre estos males esbozando hipótesis e implementando planes de choque sin que hasta la fecha ninguno brinde resultado halagüeño a la vista.

No obstante, otro hubiera sido el destino y otros los derroteros si la ciudad—, llámese los ciudadanos, el raizal, sus líderes, la clase política y la sociedad en general— se hubiera preparado para ello.

Hoy vemos una urbe desfigurada, con avenidas y calles pensadas para épocas de antaño, no para la ciudad actual. Con una pobreza que trasciende los límites inimaginables, desempleo, problemas de movilidad, inseguridad, déficit en la red hospitalaria, etc.

El panorama, entonces, no puede ser más desolador.

Al principio la ciudadanía puso el grito en el cielo ante la proliferación de males sociales totalmente desconocidos en nuestro entorno. Fenómenos como los de la prostitución, delincuencia, el sicariato, el micro tráfico, la extorsión, el pandillismo, la drogadicción y la corrupción terminaron por sumir a la Heroica en una gran crisis sin que hasta el momento hayamos salido de ella.

La solución, que debería estar en la dirigencia local con nuestros alcaldes y concejales, y en manos del Gobernador y senadores y representantes, aún no se da porque, ellos, en su sabiduría han atacado el problema desde sus Despachos y desde las Escuelas, con todo tipo de programas de resocialización, subsidios, asistencia al adulto mayor, deporte y recreación, etc. Pero los resultados no han sido los mejores.

Y mientras los encargados de transformar la mentalidad del cartagenero no se vayan por la educación desde la casa, si no se entiende que la raíz del mal proviene de allí, seguiremos sopesando nuestros problemas sin que se vislumbre una luz al final del túnel.

Lógicamente que con una población duplicada, las expectativas de esa población requiere empleo, viviendas dignas, buenas escuelas, anchas y espaciosas avenidas, parques y lugares de recreación. Pero si no inculcamos la educación de padre a hijo, los saberes desde la casa, por mucho esfuerzo que se haga el barco en que navegamos acabará en el naufragio.

viernes, 3 de febrero de 2023

Festival del Frito al Son de la Cumbia

 «LOS CARTAGENEROS SE AGLOMERAN 
 RECORDANDO LA NIÑEZ DE TIEMPOS IDOS»


Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes


El evento se llevó a cabo el 2 de febrero del año en curso. Allí, en los amplios terrenos del legendario barrio de Chambacú, cuna forjadora de grandes deportistas, se celebró el Festival Del Frito en homenaje a la Virgen de la Candelaria. En aquel entorno, se congregaron las fritangueras con sus altares para rendir con sus manos de veteranas, tejedoras del maíz, honores a la Virgen de la Candelaria. Aquellas percusionadoras de la masa de maíz, lo hacen llevando el ritmo de la cumbia surgida de la gaita del descendiente de Juancho Sierra.

Todo es armonía en los compases de las cumbiamberas, ellas, con gestos majestuosos, coquetean a los parejos que buscan enamorarlas con el ritmo de sus extremidades. La musicalidad de la cumbia, deja un espacio sonoro para el anuncio de una empanada portadora del mensaje de los dioses gastronómicos, a través de filetes de camarones, pulpos, caracol y chipichipi. Todo en competición frente a otras empanadas heráldicas de dioses eróticos con el mensaje de «resucitar muertos».

Hay un ambiente colmado de alegría a donde se ha ido a cumplir una promesa. O a recordar los sabores pretéritos escondidos en la infancia. Como anunciaban algunas nostálgicas matronas: «Para volver a degustar un buñuelo de frijol cabeza negra». Hoy, tristemente, dejado de elaborar por las distintas fases que conlleva su preparación.

La Cumbia hace honores a la Virgen de la Candelaria. Parejas de distintas edades participan en el concurso de «La Mejor Pareja» bailadora de la Cumbia. En aquel ambiente de fraternidad, se escuchan los variados nombres de las empanadas que compiten en las diferentes mesas—los altares de fritos— «allí donde las clases sociales se igualan gracias al milagro del Festival del Frito en honor a la virgen de la Candelaria».

Todos los cartageneros se aglomeran y recuerdan la niñez de tiempos idos.


 


martes, 31 de enero de 2023

Ayer jóvenes, Hoy Abuelos

«JUGÁBAMOS AL PESCADOR ATRAVESANDO
EL ANTIGUO PUENTE DE CHAMBACÚ»

Por Juan V Gutiérrez Magallanes

«Allí, en el viejo Puente de madera, tirábamos el cordel con la esperanza de pescar un Jurel o un Pargo, porque eso era posible, aún no había el impedimento del Anillo Vial. El Caño de Juan Angola era un ecosistema que nos servía de despensa de la “Liga” deseada». REUNIÓN DE MEMORABLES

El 2 de febrero del 2023, es una ocasión para recordar lo que aconteció en el histórico barrio de Chambacú: Se reunieron en la plaza principal, quienes habían estado en las primeras asambleas que conformaron la Diáspora del Boquetillo, Pekín y Pueblo Nuevo. En aquella reunión se encontraban: «Boyeyo», interpretando los mejores boleros de don Daniel Santos, Antonio Carlos Del Valle, evocando los pasillos con los que enamoró a Alejandrina, en los primeros meses del Gobierno del entonces Presidente Enrique Olaya Herrera, momento que aprovechó para congraciarse con el líder liberal, ya que él era un conservador admirador de Laureano Gómez.

Juan Gómez, haciendo lectura de sus mejores discursos elaborados para la futura campaña del hijo de Misael Pastrana Borrero, llevaba un vestido de lino blanco, chaqueta de cuello alto o cotón asegurado con un botón de oro que le había regalado Laureano Gómez, en los salones de El Palacio de la Proclamación; Juana Cabrera, lavandera liberal, vestida de rojo con un cintillo en el que rezaba el nombre del Presidente Olaya Herrera, pregonaba con alegría la canción compuesta por Juan Arteaga Gutiérrez:

«/Se acabaron, se acabaron los conservadores/
/Nos lavarán los pies y las partes oscuras/
/En este oficio de dudosa acción/
/Vendrán los copetudos bendecidos por el cura de la ocasión…/»

Juana Prada, “La Liberal”, residente de la Calle del Jardín del barrio de San Diego, hacía acto de presencia, vestida siempre de rojo y enarbolando una bandera del Partido Liberal, ese día alcanzó a hilvanar una breve proclama: «Copartidarios, hoy debemos demostrar lo unidos que somos. A partir de este momento debemos caminar como una sola persona. ¡Adelante, Copartidarios!»

La repercusión del tambor de Toribio, no permitía que el sonido lastimero se diluyera entre las aguas de la Ciénaga de Chambacú, parecía, en cambio, avivar el aleteo de los peces por la vistosidad de los presentes en aquella Reunión de los Memorables Chambaculeros.

Ese día, la señora Ángela Pautt, reconocida por su tendencia a la invocación de espíritus, solicitó a los presentes tomarse de las manos y pedir a las ánimas de sus difuntos un bien para la comunidad. Todos aceptaron y se concentraron en un silencio absoluto, en el cual, solo se escuchaba el movimiento de las hojas de los mangles. Terminada la concentración, ocurrió lo más increíble que han presenciado los viejos chambaculeros. Cayó del cielo Medio Sábalo, a lo cual, Valeriano, que estaba allí con un espíritu reflexivo, aseguró irónico que, «ese es el otro medio del que cayó en el Parque Centenario». Todos se regocijaron y acordaron celebrarle los veinte años que cumplían las dos nietas gemelas de Antonio Carlos Del Valle, ya que ese 2 de febrero, ambas cumplirían los veinte.

La celebración se inició con la lectura de un poema de Manuel Zapata Olivella, cuando tenía diez años y lo había leído en la Plaza de la Trinidad, como un homenaje al triunfo del liberalismo en cabeza del Presidente Enrique Olaya Herrera. Uno de los apartes del inicio del poema, reza:

/Hemos vuelto a romper las cadenas que nos oprimían/
/Ha vuelto a florecer el pensamiento liberal…/

Han pasado los años y traigo a colación la juventud de los que hoy son abuelos de los beisbolistas de Grandes Ligas: Mateo Marriaga, abuelo del pelotero Jesús Marriaga. Orlando Arévalo Castilla, abuelo de Óscar Mercado. Pablo Herrera, abuelo de Dilson Herrera.

Ayer, aquellos jóvenes, hoy, abuelos, cruzaban el Antiguo Puente de Chambacú tratando de borrar las huellas dejadas por el Sargento Aguirre.





  
























 


Seguidores

HAY QUE LEER....LA MEJOR PÁGINA...HAY QUE LEER...

Hojas Extraviadas

El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...