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lunes, 29 de septiembre de 2014

SOBRE LA EQUIDAD DE GÉNERO EN LA ONU

«Paremos de desafiarnos los unos a los otros»: Emma Watson.
Por Rafael E Yepes Blanquicett 

Emma Watson, la famosa actriz británica que a la tierna edad de nueve años interpretó a Hermione Granger en la serie de ocho películas de la saga de Harry Potter, pronunció un demoledor y contundente discurso sobre la equidad de género en la sede de la ONU, en Nueva York, adonde había sido invitada como «Embajadora de Buena Voluntad» para ayudar a impulsar la campaña mundial «Heforshe», algo así como «Élporella» o «Élparaella», que busca involucrar a los hombres en la lucha por la equidad de género.  
Frente a una histórica tribuna, la popular actriz y modelo ofreció un notable discurso  que dejó boquiabiertos a los asistentes a la reunión, entre ellos, al Secretario General, Ban Ki-moon, quien no cesaba de aplaudirla. 
Se refirió, entre otros aspectos, al hecho de que el feminismo se ha convertido para muchos en sinónimo de odiar a los hombres, en una palabra incómoda que hace ver a las mujeres «agresivas», «anti-hombres» y hasta «poco atractivas», siendo que no debe ser así, pues gran parte de la solución a este problema está en el cambio de mentalidad de los hombres para con las mujeres.  
«Yo nací en el Reino Unido», continúa diciendo, «Y creo que es justo que me paguen lo mismo que a los hombres. Creo que es lo debido: que yo pueda tomar decisiones sobre mi cuerpo y que las mujeres sean parte de las políticas y decisiones que afectarán mi vida. Creo que, socialmente, merezco el mismo respeto que un hombre. Pero, lamentablemente, puedo decir que no existe un solo país en el mundo en donde se haya alcanzado por completo la equidad de género», es decir, «que todas las mujeres gocen de los mismos derechos y oportunidades que los hombres».  
Para la famosa actriz, el feminismo, por definición es «Creer que tanto hombres como mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades», o sea, «La teoría social, política y económica de la igualdad de sexos», por lo que finaliza su discurso invitando a los hombres «a que se comprometan para que sus hijas, hermanas y madres se liberen del prejuicio y también para que sus hijos se sientan con permiso de ser vulnerables, humanos, y una versión más honesta y completa de ellos mismos». 
¡Tremendo discurso el de la Watson sobre la lucha por la equidad de género!
  

sábado, 27 de septiembre de 2014

DE LA COTIDIANIDAD DE LOS PERSONAJES

EL CABO VALÍA  IGUAL QUE EL HACHA 
                     «Desde pequeño aprendí a decir mi nombre completo»
                                                    Arcelio Ulises  Blanco Martínez. (1923-2014)
Por Juan V. Gutiérrez Magallanes 
Desde niño Arcelio se preocupó por conocer los senderos recorridos por sus ancestros. Y así, de esta manera, llegar a los inicios que le correspondían a él.  
Llevaba en su imaginario las lecciones aprendidas en el regazo de su padre, Luis Felipe Blanco Castillo. 
Tejía los diferentes pasos para  presentarlos a sus descendientes, desde la Loma de Galilea, hasta los surcos de Palo Alto y San Onofre, como estandarte de la trashumancia por los países del mundo. 
Con infinita humildad, escribe la crónica de los amores de Luis Felipe y Simonita, describiendo la sabiduría de la madre de Simonita, y conjugar así los  escondidos secretos de la naturaleza, para bien de la salud de quienes a ella llegaban.  
Como fue el caso del padre de Ulises.  
La crónica no se detiene, escruta y  presenta a un hombre, que así como labraba la tierra, para cultivar la roza, culturizaba la mente a partir de las primeras lecciones recibidas en la escuela de bancos del pueblo de Palo Alto. Luis Felipe, fue un autodidacta, que a través del almanaque Bristol, descifraba ciertos misterios de la naturaleza para hacer  feliz al hombre en la sociedad. 
Arcelio nos muestra una serie de normas, fomentadas por sus mayores, que  dejaron improntas muy útiles para su formación, aquí es válido preguntar, ¿por qué como hombre? Porque fueron enseñanzas que le forjaron una ética en la vida. 
Cuando Arcelio, cita a todos sus ancestros, lo hace en forma bíblica, detalla los orígenes y la relación de los seres con la naturaleza, presentando el respeto y el aprecio entre la familia, trato proyectado a la comunidad, sin prejuicios de ninguna índole, como se muestra en la convivencia con «El Pueblo de los Indios». 
En los primeros pasos por la escuela, aprende de su maestro Reyes Castro Julio, primo de su padre Luis Felipe, la importancia de ser disciplinado, lo que le permite ser nombrado  «ayudante» del maestro, pues cuando llega a la escuela, su padre le enseña las básicas operaciones de las matemáticas.  
Era demasiado aplicado y voluntarioso para el trabajo, con la experiencia de su padre como subtesorero y administrador de hacienda de Palo Alto, se concretarán las premoniciones de lo que será como Contador y hombre de Ley. 
Caminó sobre las huellas de su padre, parecía recorrer los mismos hábitos por la lectura, y así fue, pues luego de estar observando, cómo éste reunía a muchos contertulios iletrados y les leía la prensa atrasada que llegaba a Palo Alto, él también lo haría  y así aprendió a leer en «voz alta y con entonación de discurso».  
Enfatiza la importancia del proverbio y de la fábula en el proceso de la enseñanza, muestra cómo sus padres tenían un mensaje para cada ocasión, esgrimiendo una moraleja que nos taladraría en el bien obrar de la vida. Luis Felipe podía recitar poemas de la cartilla, «Alegría de Leer» de Evangelista Quintana. 
«Estudia», del escritor Elías Calixto Pompa es una poesía que resalta el valor del estudio y su trascendencia en la vida, principio que Arcelio toma como dogma. 
Nunca desechó un aprendizaje, desde el más simple como la elaboración del «dulce de hicaco», hasta la forma de  fabricar «condones», logrando ser el único que lo hacía en Colombia. Eran situaciones que se daban sobre la marcha: aprender taquigrafía, para tomar luego los discursos de los abogados en las  audiencias del Tribunal de Justicia; el cálculo mercantil proyectándolo a ocupar el puesto de Administrador Fiduciario en el Banco de la República  de Cartagena.  
Después de haber estudiado por correspondencia en  La Salle Extension University, por los años de 1952, organizó una sociedad  de asuntos contables, «Becerra y Blanco Martínez», quedando esta como «sociedad Blanco & Blanco», en el tercer piso del edificio del Banco Popular del Paseo de Bolívar en Barranquilla. 
Idea que fue de Eutorgio, hermano de Arcelio, de aquel lugar pasó al edificio de la Cámara de Comercio, donde irradió y logró mantener relaciones con los principales gestores del comercio de Barranquilla, lo que siempre pudo manejar con humildad de hombre sabio. Había aprendido de la escuela inglesa la importancia de la presentación personal en las relaciones  humanas y comerciales. Ahora, aquel muchachito  fecundado en la noble Galilea, cincelado en el estudio y el trabajo, consciente de lo aprendido, hablaba de tú a tú con los magnates de la industria colombiana, ya fuera Salmón Sales, Gerald Lesmes, Mr. Zeizel, Don Julio Mario Santo Domingo. 
Arcelio, por su condición de  hombre prudente y apegado a una ética, bebida de la mano dulce de su padre, Luis Felipe, era el asesor Argos, el hombre de cien ojos que hacía las veces de Augur, para vaticinar los caminos que debían seguir los asuntos relacionados con transacciones de orden comercial. A él llegaban  y hacía las veces de Palabrero, él ordenaba y arreglaba los entuertos. 
Se matriculó en la brújula, para direccionar los negocios de Don Mario Santo Domingo, lo que le permitió en ocasiones transformarse en un hombre de mentalidad ingeniosa, hasta llegar a combinar diferentes compuestos químicos y elaborar material de plástico para la producción de muñecas, peinillas y condones. En determinado momento sobrepasó a los ingenieros químicos que laboraban a su alrededor.  
Fue nombrado presidente del Comité Nacional de Plástico. 
Con la humildad de los sabios, trascendió los caminos de la francmasonería, donde son fundamentales los símbolos, con una semántica que hace necesario el razonamiento reposado para buscar la comprensión del hombre y su pensamiento, como masón de Grado 33. Caminó sobre el filo de la enseñanza, haciendo de los principios de Libertad, igualdad y fraternidad, la égida de sus acciones, sin olvidar su origen, para sublimar los valores de la familia. Su vida es meritoria de una Cátedra Axiológica, que se hace necesario implementar en la formación de las nuevas generaciones, de esa juventud, que fácilmente se amilana ante el trabajo y posee en su imaginario, la creencia de que las cosas se dan sin esfuerzo y  sin estudio. Quizás por eso hace hincapié en los poemas  que le declamaba su padre: «Estudia» y «Trabaja». Del primero podemos leer:   
«Es puerta de la luz un libro abierto/ entra por ella, niño y de seguro que para ti serán en lo futuro/ Dios más visible, su poder más cierto»  
Y del segundo: «Trabaja joven, sin cesar trabaja/ la frente honrada que en sudor se moja/ jamás ante otra frente se sonroja/ ni se rinde servil a quien la ultraja». 
El recorrido que realiza Arcelio Ulises, por la vida, está lleno de pergaminos, ya como Docente Emérito de la Universidad del Atlántico  o como Contador Benemérito de las Américas, razones  de reconocimiento a su dignidad Intelectual, aspectos que no lo envanecen ni lo convierten en un ser soberbio, sino en una persona con la humildad de los sabios, siempre con el afecto y el amor  de los que saben de él. Por esto, en él no tenía cabida el dicho: «Más vale el cabo que el hacha», porque él siempre fue un hacha para un buen cabo.  
Hay muchas razones de orgullo, cuando se desciende de un árbol de buena savia. Arcelio Ulises Blanco Martínez, un árbol de nobles genes esparcido entre sus descendientes.
 
                 

DRAMATURGIA SUDAMERICANA

«LA VÍSPERA DE LA TOMA A PANAMÁ»
Por Mª Antonia Guerra Vergara*
Este guion aunque tiene elementos históricos, no deja de ser una ficción, cuyo objetivo fue el de hacer una demostración de esgrima (dentro del Seminario de Esgrima que dictó la profesora Carmen Astudillo a los estudiantes de Arte Teatral de la Universidad de Panamá; ella me solicitó escribiera algo sobre Panamá). La profesora Carmen solicitó la representación de este guion, en el marco de la celebración de un evento universitario. M.A.G

JAMAICA, EN CASA DEL PIRATA SIR HENRY MORGAN QUE ACERCADO A UNA MAQUETA, MAPA, O SOBRE EL SUELO, MUEVE UNOS BARQUILLOS. 
SOLDADO.- Sir, os busca un emisario del Gobernador de Panamá, el señor Agustín Bracamonte. 
MORGAN.-¡Hazle pasar de inmediato! 
EMISARIO.-(Después de un saludo) El Gobernador de Panamá os manda esta carta (la entrega y mientras Morgan lee, el emisario agrega), os solicita mandarle de vuelta una de las armas con las que vos habéis tomado a Portobello. 
MORGAN.-¿Qué osas decir, gusano, cómo te atreves a hablarme así? ¡Llévenlo al calabozo y sáquenle información! (lo conduce el soldado). ¡Esperad!, cambié de idea (como respondiendo a un desafío) Toma esta pistola para que se la entregues a tu gobernador de pacotilla. Dile que la guarde un año, que pasado tal tiempo, iré personalmente a buscarla a Panamá, ja, ja, ja, ja, ja, ja; ya sabrá él con quién se metió. ¡De mi no se burla nadie! (enseguida esgrime colérico). 
UN AÑO DESPUÉS. CERCA DEL PUERTO, LA CASA FORTALEZA DEL GOBERNADOR DE PANAMÁ. 
GOBERNADOR.-(Arrogante y con desafío). Y ni corto ni perezoso, le respondí a Morgan que no se tome el trabajo de venir a Panamá porque no le irá tan bien como le fue en Portobello, e hice acompañar la respuesta con una sortija. No me canso de imaginar la cara que pondría. ¡Cómo quisiera acabar con ese pirata,  pillo, ¡ babulaque, ladrón, criminal!
                     
OBISPO.- Quiera Santa María que vuestro mensaje no lo enardezca, y mantenga alejada tan terrible peste. 
ESPOSA GOBERNADOR.- No lo quiera Nuestra Madre, la Virgen de la Asunción; (Al Arzobispo) ha debido obsesionarlo la respuesta de mi marido, con lo arrogante y soberbio que es. 
HIJA GOBERNADOR.- Padre, tengo miedo... 
ESPOSA GOBERNADOR.- Agustín, tu hija ha estado muy inquieta desde que se levantó, anoche tuvo una pesadilla. Pero, anda, contadles, hija. 
OBISPO.- Contadnos hija mía. 
HIJA GOBERNADOR.-  Fue terrible, padre. Mi madre, yo y unas damas de la ciudad nos  encontrábamos refugiadas en el convento de las  Hermanas Capuchinas ...ahhhh, sentía que me faltaba el aire; era, era espantoso.... 
GOBERNADOR.- Pero, ¿qué soñabais, hija? 
OBISPO.- Hija mía, pero si hasta parece que te has puesto pálida y estás sudando. 
HIJA GOBERNADOR.- Monseñor: oíamos un estrépito...  golpeaban las puertas exigiendo que la Madre Superiora abriera el portón, so pena de decapitar a los padres Jesuitas que tenían encadenados en la plaza, y... (solloza, la madre la abraza). Calmaos hija, que sólo ha sido un mal sueño. 
OBISPO.- (Alzando su crucifijo) ¡Ave María Purísima! ¡Vade retro Satanás
MAESTRO DE ESGRIMA.- (Entrando) Mis respetos, Monseñor, Señora, Señorita. Perdonen que venga a disturbarlos. Señor Gobernador: se está pasando la hora de la clase de esgrima, todos esperan afuera. 
OBISPO.- ¿Cómo van esos entrenamientos? 
MAESTRO DE ESGRIMA.- Más que mal, diría yo, que muy bien. Monseñor, Diego González es mi primer adelantado, maneja la espada con maestría (la Hija del Gobernador se inquieta y lo busca con la mirada). 
OBISPO.- Yo me retiro, después de tan abundante almuerzo, debo reposar para los bautizos de esta tarde, se trata de unos indios traídos del Darién. (El Maestro y la Esposa del Gobernador se miran disimuladamente, sin prestar mucha atención a las palabras del Arzobispo. Éste hace ademán de retirarse). 
ESPOSA GOBERNADOR.- Esperad Monseñor, para que veáis qué tanto ha aprendido Diego. Qué haga una demostración con el Maestro. ¿Verdad que sí, caballeros? 
MAESTRO DE ESGRIMA.- Merced que me hace Señora (hace una venia). (El Gobernador asiente con la cabeza). ¡Pasad, Diego y los otros, también harán una demostración! 
DIEGO.- Os he escuchado señores (Pasa seguido de caballeros armados y bendice el anillo del Arzobispo, saluda al Gobernador y a las damas;  dice algo al oído de la Hija del Gobernador que trata de disimular. Después del protocolo propio, esgrimen). 
HIJA GOBERNADOR.- Madre, recordad vuestra promesa... 
ESPOSA GOBERNADOR.- (Sin dejar de mirar al Maestro) ¿Qué decís, hija mía? 
HIJA DEL GOBERNADOR.- De hablar con Monseñor para que mi Padre consienta a Diego y desista de casarme con ese viejo turulato y achacoso. 
ESPOSA DEL GOBERNADOR.- ¡Callaos, que os escucha! Don Francisco Cabeza de Anaya es un señor bondadoso. Y lo más importante: Es muy rico y tu padre le debe grandes favores, amén de todo lo que nos puede servir. 
HIJA GOBERNADOR.- Por amor a Santa María, madre. Amo a Don Diego y no me casaré con nadie. (El gobernador escucha. Enseguida  a los caballeros:)

GOBERNADOR- Muy bien, veo que de tal maestro, tales discípulos; podéis seguir, nosotros nos retiramos. (A la hija:) Os advertí que tal desobediencia sería la causa de mandaros un tiempo al Convento, a ver si así recapacitáis, y más ahora, que vuestra madre se va para la hacienda a atender a su madre. 
OBISPO.- ¿Ha empeorado Misiá  Enriqueta, Doña Estebana? 
ESPOSA GOBERNADOR.- He hecho de tripas corazón Monseñor, pero me resisto a ir. 
OBISPO.- ¿Y por qué no os habéis ido, qué tarda vuestra demora, Señora?

ESPOSA GOBERNADOR.- No os puedo hablar delante de nuestra hija, Monseñor (mira celosa a su esposo), es una vergüenza... (EL Gobernador le abre los ojos disgustado. La hija se retira). 
OBISPO.- (A la joven) Ya iré con vos, hija. (A ellos) Por eso también, me habéis invitado, Doña Estebana: ¿qué os urge decir? (Al Gobernador, dándole una palmada) Guardad calma, que todo se ha de arreglar entre vosotros. 
ESPOSA GOBERNADOR.- (Respirando hondo, luego enardecida) Mi esposo tiene una amante... 
GOBERNADOR.- ¡Callad, insensata! 
OBISPO.- Dejadla que hable, Señor. 
GOBERNADOR.- ¡Pero...! 
ESPOSA GOBERNADOR.- Vive en la Calle Principal, como toda una gran dama... 
GOBERNADOR.- ¡Estebana...! 
OBISPO.- Dejadla. 
ESPOSA GOBERNADOR.- Soy el hazmerreír de esa mica cara prieta, insolente y osada; hace dos días, cuando cruzaba la Plaza para ir a la Iglesia, me retó de frente la muy atrevida... (se congelan los personajes a excepción de la Esposa del Gobernador que mima caminar. Se le cruza la amante del marido y le busca riña). 
LA AMANTE.-  (Con ironía) Mala hija sois señora, de las peores; paseáis con flores, mientras vuestra madre padece cual tísica moribunda. Pero descuidad, descuidad, podéis iros que yo me encargo de atender bien a vuestro marido. 
ESPOSA GOBERNADOR.- ¡Pero, cómo os atrevéis, cara de mica!
LA AMANTE.- ¡Él me ama a mí, no a vos, rata blanca! ¡Él me lo ha dicho! 
ESPOSA GOBERNADOR.- (Le restriega las flores en la cara) ¡Fuera de mi camino, zorra! 
LA AMANTE.- (La jala por el cabello) ¡Mi marido se burla de vos, os finge querer... 
ESPOSA GOBERNADOR.- (La abofetea) ¡Ramera, me la haz de pagar bien caro! 
LA AMANTE.- (Le contesta la bofetada) ¡No harás nada, mi Gobernador no lo permitirá! Ja, ja, ja, ja, ja (cómo histérica), ja, ja, ja, ja... 
ESPOSA GOBERNADOR.- (Retirándose) Os aseguro que me la haz de pagar (La amante sigue riéndose, mientras se aleja hasta hacer mutis. La Esposa del Gobernador regresa a su posición anterior y se queda estática, también). 
SE DESCONGELA LA ESCENA. 
OBISPO.- Vuestro pecado es muy grande, Agustín... 
GOBERNADOR.- ¡No sabéis, que esa señora está loca, Estebana! Os he dicho que no tengo tratos con ella. (Al Obispo) Monseñor, yo... (entra precipitadamente un soldado)
SOLDADO.- ¡Señor, señor, Señor Gobernador, el pirata Morgan se aproxima al puerto... (los presentes están estupefactos).

OBISPO Y GOBERNADOR.- ¡Qué decís, continuad! 
SOLDADO.- El Capitán Gutiérrez os envía esta carta. 
GOBERNADOR.- (Lee) Excelentísimo Señor Don Agustín de Bracamonte; os presento mis saludos y paso  de inmediato a avisaros, con mucha preocupación, que el corsario Sir Henry Morgan partió con todos sus barcos y soldados rumbo a Panamá. Calculo que estará llegando en uno, dos o tres días. El malandro regó la noticia de que va a cumplir con un juramento solemne: tomar a Panamá. Espero que este mensaje os llegue a tiempo y no dudo de que saldréis victorioso de tal calamidad. 
Quedaos con Dios y... (Entrega la carta al Arzobispo). 
OBISPO.- Señor Jesucristo, el demonio se pasea por esta ciudad. ¡Tenemos que tomar cartas en el asunto, esto no da espera! 
GOBERNADOR.- ¡Esto es grave, muy grave! ¡Isidro, Diego! (Entran) Isidro: sin demora, reunid a todos en la Plaza Mayor! 
MAESTRO DE ARMAS.- ¿Qué ocurre...?

DIEGO.- Sí, Don Agustín, ¿qué hay de gravedad? 
GOBERNADOR.- No hay tiempo que perder, Morgan está por llegar a Puerto. Rápido, Diego, encargaos de llevar mi familia al convento de las Hermanas Clarisas. Y regresad enseguida. (Sale de prisa el Maestro). 
DIEGO.- ¡Ahhh!, sí, sí señor ¿Estáis listas, señoras? 
ESPOSA GOBERNADOR.- ¡Manuelita nos lleváis nuestras pertenencias al Convento! 
HIJA GOBERNADOR.- ¡Apurad madre! (Salen los tres). 
ESPOSA GOBERNADOR.- Pero, señor, y... 
OBISPO.- ¡No hay tiempo que perder, allí estaréis seguras! ¡Me marcho, hay que asegurar los bienes de la Santa Madre Iglesia! (Van saliendo). 
OSCURO. REPIQUES DE CAMPANARIOS, VOCES EN OFF Y PERSONAS CORRIENDO EN TROPELÍN, CONFUSAS.
LUCES. AL DÍA SIGUIENTE FRENTE A LA PUERTA PRINCIPAL DEL CONVENTO DE LAS CLARISAS, UN GRUPO DE PIRATAS, COMANDADOS POR MORGAN, GOLPEAN LAS PUERTAS Y VOCIFERAN. 
PIRATAS.- ¡Tenemos a los curas franciscanos, abran las puertas o los decapitamos! (Se abre una de las puertas del portón principal y aparecen dos monjas). 
MONJA.1 .- ¡Ave María Purísima... 
MONJA 2.- Sin pecado concebida! 
MONJAS 1 .- ¿Alabado sea Dios, ¿en qué podemos serviros? 
MONJA 2.- ¿Quién sois, caballero? 
MORGAN.- Sir Henry Morgan. 
MONJAS 1 y 2.- ¡Ohhhhh! 
MORGAN.- Sabemos que tenéis escondida a la familia del Gobernador, ¡hacedla salir de inmediato! 
MONJAS.- Nosotras no estamos... (Morgan mirando a uno de sus piratas le hace un chasquido). 
PIRATA 1.- (Gritando a la distancia) ¡Decapiten al primer cura, es una orden del Sir! 
MONJAS 1 Y 2.- ¡Nooo, esperad! (Dan unas palmadas). ¡Ya habéis escuchado, salid vosotras, por amor a Dios! (Salen Doña Estebana, su Hija y La Amante). 
MORGAN.- ¡Vaya sorpresa, a quienes tengo en mi puño, a tales damas! (dos piratas sonríen lascivos, todos ríen). 
PIRATA 1.- ¡Qué buenos bocadillos! 
PIRATA 2.-  (Mirando a la hija del Gobernador) ¡Qué me lleve el demonio, con la más joven! (La Amante da unos pasos insinuante). 
LA AMANTE.- ¡¿Y a mí quién me lleva, caballeros?! (Los piratas ríen). 
MONJAS 1 Y 2.-  (Se santiguan) Ave María Purísima. 
HIJA GOBERNADOR.- Callaos loca insensata. 
MORGAN.- ¿Quién sois? 
LA AMANTE.- La querida de mi gobernador (los piratas ríen divertidos). 
ESPOSA GOBERNADOR.- ¡Ahh, pero cómo os atrevéis, ramera asquerosa! 
LA AMANTE.- ¡¿Y vos qué sois?, a ver, sois una rata blanca, si eso sois! (los piratas ríen a carcajadas). 
MONJAS 1 .- ¡Por Dios, señoras...! 
MONJA 2.- ¡¿No veis la gravedad del asunto?! 
LA AMANTE.- ¡Vieja fofa! (la Esposa del Gob. la abofetea y la amante ríe histérica. La Esposa del Gob. se abalanza sobre ella). 
HIJA GOBERNADOR.- ¡Madre, calmaos! 
MONJAS 1.- ¡Señoras... 
MONJA 2.- ¡Comportaos! 
MORGAN.- (Da una vuelta alrededor de la Hija del Gobernador, toma una cadeja de su cabello y se lo lleva a los labios, ante el temor de las damas y monjas. Los piratas ríen a carcajadas. La huele y suspira). No estáis nada mal, hummm... 
ESPOSA GOBERNADOR.- (Lo empuja) ¡Dejadla! (Salen del convento el Gobernador, Isidro, Diego y unos soldados). 
GOBERNADOR, ISIDRO Y DIEGO.- ¡Canalla, aquí estoy, aquí estamos! 
MORGAN.- (Al Gobernador) ¡Conque también os escondíais allí, como mujercita asustada! 
DIEGO.- ¡Me la vais a pagar! 
MAESTRO ARMAS.- ¡Bravo, don Diego, así se habla! (Continúa el enfrentamiento con pequeños textos libres, propios de la situación y de espadachines. Se observan peleando con armas a la Esposa y a la Amante del Gobernador. Entran las monjas a la pelea, esgrimiendo. Se va congelando la escena, pareja por pareja, hasta sólo quedar una: Morgan y Diego. Al quedar desarmado el Gobernador y congelado, la Hija se desmaya. Se desvanece la luz y todo queda estático).
          LC 

lunes, 22 de septiembre de 2014

LA CIENCIA FICCIÓN DE MORA VÉLEZ

                                                            
                                                Tesis de Grado*
(Cuento)
 Por Antonio Mora Vélez

La vieja Torre del Reloj conserva aún su altivez de reliquia consentida. El amplio Camellón de los Mártires está plenamente cubierto de polvo añejo que apenas si se levanta con la suave brisa marina que se filtra por entre las ruinas de los alrededores. Los bustos de los héroes que murieron durante la gesta de la Independencia han perdido la plenitud de sus formas, esquirlas de tiempo les han corroído las siluetas, convirtiéndolos en masas de apariencia surrealista, mudos testigos de un pasado inexplicable pero vital.

Desde lo alto de una pequeña colina, un joven astronauta filma el panorama. La cámara que acciona enfoca la orilla mediata del mar sobre un par de islas y capta las figuras escuetas de los viejos edificios, todos cubiertos de verdín y de malezas y sin la belleza arquitectónica de los tiempos en que los hombres transitaban por sus lados y entraban a sus locales y aposentos con seguridad.

El joven astronauta rota un pequeño botón de su aparato rastreador del tiempo. Primero observa una calle larga atiborrada de gentes que se mueven raudas, con ansias y paquetes debajo de los brazos. Luego la interminable secuencia de los buses que recorren la ciudad de un extremo a otro. Y por la noche la algarabía de los fanáticos en un estadio de pelota, celebrando la jugada del infielder que cubre la tercera base. O los espectadores en un cinema entregados a las caricias del amor, confeccionando como artesanos del oro la hermosa filigrana de la supervivencia.

Pero al joven le interesa más el mar y lo contempla solo y melancólico, abandonando su orgullo sobre la arenilla de las costas solitarias. Y lo mira en la pantalla del pasado, acompañado de sol y de radiantes mujeres al natural, brindándole al hombre no sólo proteínas sino ilusiones. Y lo sigue en su aerogiro, siguiendo la ruta de las costas hacia el sur, hacia la desembocadura del río lleno de vida que hizo exclamar al Inca: «Pobrecito el Perú si se descubre el Sinú» y que ahora lucha por sobrevivir entre las arenas de un desierto en formación. Y más hacia el sur, hacia la vieja ciudad de sus ancestros y contempla de ella la famosa avenida primera, de la que sólo quedaban pedazos de concreto sumergidos, apenas visibles en los estratos abiertos por la última creciente del río.

Con la emoción de quien encuentra parte de su origen, el joven, que ya ha descendido de su aerogiro, digita en la tabla de su aparato de rastreo del pasado y contempla extasiado un fandango frente a la vieja bonga de la calle 30 y a María Varilla danzando hasta el cansancio al compás de un enervante porro pelayero. Y en la terraza de una casa-quinta, sentados alrededor de una mesa, tomando té helado con limón, a los jóvenes del grupo literario que hizo historia con sus obras. A Alexis, a Néstor, a Rubén Darío, a Serafín, a René, a Miguel Ramón, a José Miguel, a Galo y a Martha, y a su tatarabuelo soñador de mundos diferentes.

Eran los tiempos de la civilización terrestre en pleno desarrollo. El aire puro de las montañas derramaba generoso su aliento de vida sobre todos los seres. Todavía la asfixia por la escasez de oxígeno no había aparecido en el horizonte como la nube negra de presagios siniestros que sería más tarde. La fragancia de las flores y la caricia de la brisa vespertina no se habían convertido en nostalgia. La Tierra era vital, plena y hermosa.

El joven investigador recordó entonces la vez que su abuelo le contó la historia del gran viaje que él creyó, por niño, un hermoso cuento de aventuras producto de la imaginación senil del narrador. Le dijo entonces: «Fueron como mil naves con cien hombres cada una escogidos entre los mejores para impedir que la llama de la vida inteligente se apagara en esta parte del cosmos. Las naves partieron un primero de mayo del año 2.124. Dos meses después comenzaron los trabajos en la inhóspita geografía marciana para tratar de reproducir el ambiente soñado de la tierra, para convertir desiertos en bosques y abrirle cauces a las corrientes de agua».

Hoy, para rescatar ese fragmento de su historia y lograr ensamblar el recorrido de su raza, desde los primeros inmigrantes de Tau Ceti que llegaron a La Tierra y se desposaron con las hijas de los hombres del planeta, hasta la etapa actual de su asentamiento en Marte recobrado. Y para evitar que el olvido sepulte los rastros del ancestro, el joven de la cámara toma las vistas de la región. Lo golpea la nostalgia del terruño, saber que en todos esos lugares desolados, amaron y sufrieron, vivieron y murieron, sus antepasados. 

Habla ahora en voz alta con la intención de grabar sus palabras en la cámara del tiempo.

«En La Tierra no todo fue erróneo, absurdo y maléfico, también hubo naturaleza pródiga, amor y plenitud de ser. Si bien existieron estadistas que le rindieron culto al fuego de las armas en contra de la vida, también existieron poetas que le cantaron a las plantas y a la risa, al mar y al optimismo, al amor y a la solidaridad. Después de contemplar todo esto, estoy más convencido de la necesidad de revivir ese pasado en nuestras imágenes para aprender de sus experiencias. La vida no es una novela rosa, está hecha de rocío y de sudor, de estiércol y de pan, de cicatrices y de sueños. Los jóvenes antropólogos de Marte debemos fijar nuestros ojos en La Tierra. No podemos permitirnos el tremendo olvido de la amarga experiencia de La Atlántida que padecieron los terrícolas durante tanto tiempo. La gran odisea de las mil naves tiene que ser desmitificada y significar para nosotros algo más que una aventura de la especie humana en busca de nuevos horizontes».

El joven astronauta guarda el pequeño micrófono en su faltriquera y deposita la cámara en el estuche integrado de su vestido espacial. Ahora desciende lentamente sobre una sábana, frente a un golfo, en la que empieza a reverdecer la vida. Se posa sobre el césped de las ruinas de un antiguo parque, aspira el nuevo oxígeno de La Tierra y se queda mirando las nubes rojizas que tachonan el cielo, pensando en la aprobación de su tesis de grado.

En Marte—entretanto—viven y festejan el sesquicentenario de la nueva morada.
1982

*Texto de Antonio Mora Vélez. Tomado de la revista Magazín del Caribe, agosto de 2014.
*Antonio Mora Vélez. 1942. Narrador, poeta, ensayista. Autor de catorce libros de cuentos, poesía, novela y ensayos. Textos suyos figuran en cuatro antologías internacionales y en varias del país. Profesor y directivo universitario. Cofundador de la Universidad CECAR. Uno de los precursores de la ciencia-ficción colombiana. Miembro del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia, del cual fue su primer Presidente y hoy uno de sus coordinadores nacionales.
 

sábado, 20 de septiembre de 2014

LA INFANCIA DE JAIRO MERCADO

 SOBRE EL RIESGO Y LAS VICISITUDES
DE ESCRIBIR SOBRE UN HERMANO
 (PARTE II)

Por José Ramón Mercado
La primera escuela 
En un esfuerzo de síntesis, la infancia de Jairo está íntimamente vinculada en  Ovejas a la escuela pública, la Escuela Urbana de Varones. Pero lo único que recordábamos de esta escuela es que sólo nos enseñaron a poner nuestros nombres en el tablero y en la pizarra con el pizarrín de yeso. Que los maestros, además, en esa época eran auténticos maestros de la humildad a quienes se les pagaba cada seis meses o se les cancelaba el sueldo con alcohol de las rentas departamentales, que ellos vendían o consumían por recta obligación. 
En este estadio recordábamos a mamá como la habitante del pueblo, a papá en cambio, como la persona que veíamos, como un jinete extraño, pues nos visitaba cada fin de semana. 
Fue entonces nuestra madre quien se da cuenta de todo lo que sucedía en la escuela y quien nos releva de ella, matriculándonos en la escuelita de la ya mencionada niña Pacha, vadeando de ese modo un obstáculo concreto que no pudieron salvar una buena cantidad de muchachos en el pueblo, y que como es lógico quedaron a mitad de camino. 
¿Quién fue la niña Pacha? 
La niña Pacha parecía como de alabastro por fuera y de algodón por dentro. Ella no era de Ovejas propiamente. Era de San Jacinto, Bolívar, pero había venido al pueblo porque había visto alguna favorabilidad laboral en la docencia que en el mismo pueblo de ella no había logrado. 
Formalizó entonces una escuelita con Manola Falcón y María del Socorro González, que llamó el Sagrado Corazón de Jesús. La particularidad de este plantel es que a mi parecer ésta era una escuela de enseñanza personalizada, pero de una estructura portátil, porque ella nunca tuvo domicilio propio y cuando en un año le negaban el arriendo, ella cogía con sus alumnos, los tableros y los asientos y se llevaba sus pupitres para otra casa, ante lo cual nosotros hacíamos de aquello una fiesta. 
Nunca nos enseñaba a gritos, ni a empellones, ni con insultos personales sino con los hilamentos de la ternura y la sumativa de una creciente auto estima. 
Recuerdo que había entre nosotros un muchacho díscolo muy despierto, no malo ni perverso, avispado quizás, que se llamaba José Salomé Ortiz Padilla, y que cuando ella nos llevaba algún sábado de paseo en fila, por la orilla de la carretera, llegábamos a un pozo, y allí José Salomé cogiera y empezara a matar los grillos, comenzara a tirarles piedras a los pájaros, y a revolver el agua, la niña Pacha, entonces,  con una mansedumbre propia comenzaba a aprovechar aquella circunstancia para sentarnos en el suelo y darnos una cátedra de ternura hacia los animales, de afecto hacia las aguas, sobre la importancia de las colinas, sobre la fecundidad de las semillas, el verdor de los pastos, de la utilidad de las hierbas, de la importancia de todo el entorno. 
Entonces se puede decir que la vocación de Jairo nació de esos ejemplos práxicos de la niña Pacha, y la mía, por supuesto. Pues, de eso, hablamos muchísimas veces. De modo que, de este amor por ella habla una placa de piedra que colocamos en la casa donde vivió y murió en nuestro pueblo, allá en Ovejas, la maestrica del alma. 
La maestrica amorosa: clave de nuestra vocación de maestro 
La clave que nos hizo que nos decidiéramos a seguir la profesión de la docencia se la debemos a la ternura de una maestrita que se llamaba Francisca Fernández, a quien le decíamos la niña Pacha. 
Yo creo que hay que decir que fue un milagro que nosotros cayéramos en el colegio de ella, porque había que pagar cinco pesos mensuales y en la casa, la economía no era tan halagüeña como para abonar cinco pesos por cada uno de los ocho hermanos. 
Entonces puedo decir que por la caridad de la niña Pacha, cuando descubrió que yo no estaba en el colegio, en una visita que hizo a nuestra casa, fue entonces cuando le expresó a mamá que yo no podía quedarme bruto, mamá le explicó todo. Ella le dijo: 
«Mándalo, de todas maneras él es la ñapa». 
Así puedo decir que yo me eduqué de milagro, y que Jairo fue mi primer tutor, a quien encontré en un curso más avanzado, y como tal fue a él a quien la maestrita designó para enseñarme y recibirme las tablas aritméticas. 
Y fue sólo porque yo era mayor que él que resulté después en Barranquilla de la mano del hermano mayor, asistiendo a un colegio en quinto grado de preparatoria, mientras que él, en el pueblo no había podido avanzar, pues la escuelita no alcanzaba sino el cuarto grado escolar.   
Sólo que, cuando ganó la beca para estudiar en la Escuela Normal de Varones de Corozal, él pudo desarrollar su potencial académico y pedagógico que le impulsó desde entonces y más tarde a través de intensas jornadas de lecturas, a la condición indeclinable de escritor, que marcó desde allí su más profunda vocación unida a la de maestro universitario que ejerció incluso fuera del país, en Shangai y en otras ciudades de Europa, en calidad de conferenciante.

ESCRITORES PRENDEN MOTORES PARA EL 2015

ASAMBLEA DEL XIII PARLAMENTO SESIONA
EN HACIENDA SAMADHI 

*El Parlamento del 2015 estará dedicado a la celebración del centenario del Nacimiento de José Benito Barros Palomino. 

*Asisten Coordinadores nacionales y regionales del Parlamento, miembros del Bocachico Letrado, Parlamento de Sucre y otros invitados.  

*El Parlamento tiene presencia en 16 departamentos y 13 naciones del mundo. 

                                                                    Redacción La Calvaria Literatura
Directivos y Coordinadores nacionales y regionales del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia con sede en Cartagena de Indias, sesionará conjuntamente con los miembros del colectivo «Bocachico Letrado» de Montería y, los asociados del Parlamento de Escritores de Sucre, el día sábado 11 de octubre en la hacienda Samadhi, ubicada en la carretera que de Sincelejo conduce a la población de Sampués, con el objeto de preparar para el 2015 un gran evento nacional incluyendo como eje central la celebración del centenario del nacimiento de José Benito Barros Palomino, uno de los más importantes compositores de Colombia y el continente. 
Las sesiones que estarán presididas por Joce Daniels, presidente del Parlamento, Julio Sierra Domínguez, anfitrión y los Coordinadores Nacionales, Antonio Mora Vélez y Andrés Elías Flórez Brum, se llevarán a cabo en el salón «Fanfranal» de 9 de la mañana a cuatro de la tarde y a ella se espera que asistan Yajaira Pinilla (Barranquilla), Astrid Sofía Pedraza (Puerto Colombia), Alma Rosa Mercado (Sincelejo), Miriam Castillo Mendoza (Chinú), Delfín Sierra Tejada (Ciénaga), Rafael Darío Jiménez (Santa Marta), Dumetz Sevilla (Lorica), Álvaro Maestre Castro (Valledupar) y Dagoberto Rodríguez Alemán (Mompox), los miembros del Colectivo «Bocachico Letrado» de Montería y los escritores Roberto Montes Mathieu, Fernando Gómez Jiménez, Aixa Mendoza, Humberto Vélez Coronado y Eddie José Daniels, del Parlamento de Escritores de Sucre, los directivos Gonzalo Alvarino y Rogelio España Vera de Cartagena y como invitados especiales la ex presidenta Honoraria del Parlamento, poeta Dina Luz Pardo Olaya, el poeta Félix Manzur Jattin, presidente de la Cámara de Comercio de Moantería y el poeta y ex presidente Honorario del Parlamento Gustvo Tatis Guerra.

Además de la celebración de los cien años de nacimiento de José Benito Barros Palomino*, del centenario de la primera edición de La Metamorfosis, se espera abrir un abanico con Propuestas sustentadas para exaltar la obra literaria de tres escritores vivos, de amplio reconocimiento y trayectoria en el país y en el exterior. 
El Parlamento Nacional de Escritores de Colombia, fundado en el 2003, cuenta actualmente con 186 miembros, tiene presencia y delegados en 16 departamentos y Cónsules y Representantes Diplomáticos Culturales en Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Cuba, España, Holanda, Honduras, Inglaterra, México, Perú, Suecia y Tailandia reafirmándolo como la organización académica literaria de más alto nivel y de mayor proyección en el país. 
Terminada la reunión, el Parlamento hará un pronunciamiento en el que se consignarán nombres de los homenajeados y llamados a recibir el Libro de Oro en el 2015, cronograma de apertura en el 2015 y fechas de Asambleas Regionales, Ratificación de Delegados Nacionales y de Representantes en el exterior.



lunes, 15 de septiembre de 2014

SUI GENERIS Y SIN ANTECEDENTES EN EL PAIS ...

 EL CURIOSO DEBATE A ÁLVARO URIBE
 Por Rafael E Yepes Blanquicett
El 18 de septiembre será el debate de control político que el Senado de la República hará al ex presidente y senador Alvaro Uribe Vélez, sobre sus supuestos vínculos con el paramilitarismo siendo gobernador del departamento de Antioquia; en cuya administración se dice que surgieron las famosas «Convivir», grupos de autodefensas creados por ricos hacendados con el propósito de defenderse del acoso de las guerrillas de las Farc y del ELN, en vista de la inoperancia del Ejército Nacional en varias zonas convulsionadas de ese departamento.  
Las CONVIVIR (Cooperativas de Vigilancia y Seguridad Privada para la Autodefensa Agraria) fueron una respuesta oficial para dotar de un nuevo marco legal a los grupos armados privados creados por los grandes terratenientes víctimas de la guerrilla, situación que fue aprovechada por los paramilitares de la época para infiltrarlas y, luego de su desmovilización unilateral a raíz de un fallo de la Corte Constitucional que declaró inconstitucional el decreto que las legalizó, absorberlas y convertirlas en las «Autodefensas Unidas de Colombia» (AUC), lideradas por el fallecido Carlos Castaño  Gil y el extraditado Salvatore Mancuso.  
Uribe Vélez es señalado de ser el principal impulsor de las Convivir en su departamento, junto con el vicegobernador de la época, Pedro Juan Moreno, quienes defendieron la organización y operación de las Convivir locales con base en las disposiciones legales establecidas por la administración central del Estado, entre 1994 y 1997, por los gobiernos de Ernesto Samper Pizano y César Gaviria Trujillo, siendo este último quien emitió el Decreto Ley 356 de 1994 que las legalizó en todo el territorio nacional.    
Son varias las curiosidades de este debate que lo vuelven sui generis (único en su género) por no tener antecedentes en este país, según la Comisión de Ética del Congreso de la República. Veamos cuáles son:  
 1. No fue aprobado por la Plenaria del Senado, sino por su Comisión Segunda, en donde una aplastante mayoría de diez votos contra tres lo aprobó. 
2. El mismo Uribe votó a favor del debate, pero todavía no se sabe si asistirá o no. 
3. La Comisión de Ética del Congreso rechazó la recusación interpuesta por el Director Ejecutivo de la fundación uribista Centro de Pensamiento, Fernando Alameda Alvarado, para impedir la realización del debate convocado por el senador del PDA, Iván Cepeda. 
4. La misma Comisión puso como condición que no se podrá mencionar el nombre del expresidente-senador Alvaro Uribe Vélez en la discusión. Esta última «curiosidad» es quizás la que más llama la atención, ya que, por primera vez en la historia política del Congreso Nacional, se prohíbe hacer mención a un nombre concreto, sobre todo, teniendo en cuenta que el personaje aludido se encuentra en «el ojo del huracán» del esperado debate y, según el senador Cepeda, no hay argumentos de fondo para dar este concepto, ya que, en realidad, la afirmación de la Comisión corresponde más bien a temores políticos que a argumentos jurídicos propiamente dichos. 
En todo caso, toca esperar para ver qué sucederá  y si el señor ex presidente de la «Seguridad Democrática», el «Honorable Senador» Alvaro Uribe Vélez, será convocado para que responda al interrogatorio que tiene preparado el también «Honorable Senador» Iván Cepeda Castro. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

ESTADIOS DE LA INFANCIA DE *JAIRO MERCADO

SOBRE EL RIESGO Y LAS VICISITUDES
DE ESCRIBIR SOBRE UN HERMANO
(Parte I)
                                     «Al nacer no éramos más que un recuerdo»
                                                                                                  RENÉ CHAR

Por José Ramón Mercado 
                                                                  
Jairo Mercado Romero ( 1914- 2003)    
Todo comenzó en Naranjal  
Todo comenzó en Naranjal. Allí nos encontramos frente a la vida, en los inmensos predios terrenales que fue Naranjal. Allí nacimos todos alrededor de árboles sombríos, frutales inmensos, lluvias apocalípticas, pájaros de colores inverosímiles, flores silvestres que bordaban las colinas y animales que abrevaban en el alar de la casa. Por supuesto, acordonados por la ternura de una mujer como nuestra madre, que fue moldeando el temperamento árido, casi rebelde, que pudiera haber en cada uno de nosotros. 
Estos recuerdos de Jairo conmigo, y mis otros hermanos están diseminados en ese marco amoroso que fue La Estancia del padre que heredó del abuelo. En un lugar donde había unas veinte o veintidós hectáreas de cañaduzales, en donde el plátano se maduraba en la mata y el gran aprovechado de aquella plusvalía de cada cosecha era el gran charán, un ave como la oropéndola que devastaba los gajos. 
Naranjal era un lugar en donde había estanques de aguas detenidas y por supuesto desde peces, caballos, grapas, martillos, alambres, gallinas de guinea, pavos reales, morrocoyos domésticos, venados de racimos, loros parleros, mulos de mala medra, ganado cimarrón y aves innumerables que cubrían el cielo y las tardes ocasionándonos un universo de asombro que aún nos perdura como las aguas naturales que aún no han terminado de correr por esos arroyos sombreados del tiempo. 
El Jairo de la Infancia 
La idea que tengo de Jairo, es que era un muchacho como lánguido, introvertido, demasiado ciclotímico. Uno podía estar hablando con él y él era como ausente. Si estaba leyendo un libro era penetrado por su libro. Uno podía estarle hablando y él estaba entregado a la lectura. Una conducta que yo nunca pude asumir en cambio. 
Yo tenía más habilidad que Jairo, siempre la tuve sobre él para correr, para caminar, para tirar el cubo amarrado con el hico al fondo del pozo, para jugar béisbol, para correr a campo traviesa sobre el lomo de un caballo, para subir a una vara de premios, para trepar a la copa de un árbol o para alcanzar algún fruto, incluso, en el desarrollo de otros acontecimientos urbanos en aquellas etapas de la infancia. 
El éxodo y desarraigo 
A una edad en que Jairo tenía seis y yo nueve años, se produce el éxodo. Esa especie de desarraigo doloroso que implica extraerse de un medio ambiente natural, como lo era Naranjal para nosotros. Ese fue el éxodo que iniciamos a esa edad para llegar a Ovejas. Un sitio lejano para nosotros, que apenas tenía tres leguas y media de distancia a lomo de bestia, unas tres horas de camino en ese entonces, pero fue mayor el traumatismo del extrañamiento que el impacto psicológico causado por las incertidumbres propias que encontramos en el pueblo. 
Parece que en los estadios de la infancia no hay pena que a uno le arrugue el alma y eso sólo es un cuento. 
La llegada a Ovejas 
Llegamos a una casa de esquina muy grande, inmensa. Pareciera que a papá le gustaban las inmensidades. Desde allí recordamos entonces el rancho donde estaba el trapiche, en donde se secaba el tabaco. 
En esa imaginación de nuestra infancia el conjunto de La Estancia era más grande que ahora. 
Pero ahora como ayer, el caney era inmenso, sostenido con unos horcones y unas vigas de guayacán. 
Su arquitectura interior la constituían, además, unos parales verticales y unas varas horizontales que sostenían un tejido de hijuelas y otros maderos paralelos sobre los cuales se amarraban cañas de corozo de lata que a la vez servían para sostener el techo de palma amarga de dos aguas, de más de una cuadra de largo, donde cabían más de dos trapiches, dos o tres hornos de barro que se alimentaban con leña y que sostenían cuatro pailas de hierro que hervían como volcanes en plena erupción en la época de la molienda.  
Ahí dormía la servidumbre, los mozos, en relación de cuarenta o cincuenta en cada temporada. Las tierras eran inmensas y fértiles, sobre las cuales el mito del abuelo también se hizo inmenso. 
En Ovejas nosotros llegamos no a una tierra desconocida, sino a una tierra civilizada desde el punto de vista de los afectos, donde mamá había vivido y tenía sus familiares y parientes, donde también nos viene a la memoria la casa de María Francisca Manjarrés de García, la de la niña Cata de Pión, la de la señora Carmen de Velilla, la casa de don Héctor García, hermano de mi madre, que a su vez era la casa del abuelo materno que aún subsiste y llena casi la cuadra frente a la plaza principal, y otras que no nos eran extrañas, como la casa de tía Carla y los dieciséis primos, la casa del tío Diógenes con sus once hijos. 
De igual modo, la casa de Everardo García, el padrino de Jairo. Pero también la casa de María Francisca García, los vecinos de patio, cuyos hijos completaban con Samuel y Hugo, nuestro equipo de béisbol. 
Además, la casa de Bertha Cheiros que disponía de las hijas más lindas de la cuadra, que así mismo, era como una colmena diaria y que los sábados era esa especie de club social donde se apetecía de esa especie de amores callados de entonces. 
Casas  en donde por supuesto, para nosotros, las salas no eran lo importante. Lo más trascendente eran los patios. Nosotros éramos ante todo unos muchachos de patio, y donde había patio había para nosotros una alegría renovada. 
Había opción para gozar el canto de los pájaros, igual que si había árboles y agua de aljibe en reposo que se almacenaba durante el invierno. Nosotros preferíamos las casas de patios inmensos en lugar de las salas adosadas, con el objeto de poder conformar nuestro propio universo lúdico. La casa nuestra, por ejemplo, tenía un patio que era casi un diamante de béisbol.
Continuará…
*Jairo Mercado Romero. Nació el 16 de junio de 1941 en Naranjal, jurisdicción del municipio de Corozal. 
Publicó los siguientes libros de relatos: Cosas de hombres (1971), Las mismas historias (1974), Cuentos de vida o muerte (1985), Quintopatio y otros cuentos (1996) y Cuentos escogidos (2001).
Tiene inédita su novela Retrato de familia. Parte de su obra ha sido traducida al alemán. Murió en Bogotá el 14 de mayo de 2003.

  

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