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lunes, 10 de septiembre de 2018

Entre El Celibato y El Matrimonio


¿Qué Hay Detrás de Los Hábitos 
Abandonados del Padre Linero?

Por Rafael Eduardo Yepes Blanquicett

A raíz de la declaración pública del padre Alberto Linero, en la que comunicaba a toda la feligresía colombiana y a sus numerosos seguidores, su decisión de abandonar para siempre el ejercicio del sacerdocio católico en el que había permanecido por más de 35 años, para «vivir de otra manera», según sus propias palabras, se ha suscitado toda suerte de comentarios, unos serios y respetuosos y otros, no tanto, que involucran a la institución del celibato, esa práctica obligatoria, según la cual, los ministros católicos deben permanecer célibes, es decir, solteros, sin «conocimiento de mujer», para poder entregarse de tiempo completo al servicio de Dios, puesto que, tener esposa e hijos, podría «distraerlos» del cumplimiento de su sagrado deber por atender asuntos familiares.  
En otras confesiones religiosas no menos  importantes que la católica romana, tales como la anglicana, el celibato no es tan riguroso y es, más bien, de carácter voluntario, por lo que el conflicto entre la «tentación de la carne» y el ejercicio de la vocación sacerdotal, no se vive y se experimenta de otra manera. 
En pleno siglo XXI, cuando las condiciones son muy diferentes a las del siglo IV, en el que se instauró esta medida, y a las del siglo XII, durante el II Concilio de Letrán en 1139, a partir del cual se oficializó esta norma, es perentorio que la Iglesia de Roma la revise y actualice, permitiendo que la decisión de permanecer célibes o no, sea una cuestión de índole voluntaria que se tome al momento de ser ordenado sacerdote, como sucede en el anglicanismo, por ejemplo.
Rafael E Yepes Blanquicett

 

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