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miércoles, 22 de noviembre de 2017

De Las Bandas Y Otras Banalidades

¿AGUACATES HASS O AGUACATES COLOMBIANOS? 

Por Álvaro Morales 
Tengo que confesarles que no pude ocultar mi alegría cuando hace unos días me enteraba que Colombia, después de luchas y requisitos, no sólo comenzaba o reiniciaba el tímido despacho de aguacates a los Estados Unidos sino que encaminaba sus propósitos hacia el abastecimiento de mercados europeos y asiáticos.
Pero la alegría me duró poco; ya que al escudriñar las noticias pude percatarme que las informaciones se referían a unos aguacates con apellido gringo, Los Aguacates Hass, los que con tecnología y buenas prácticas de manejo se están produciendo tanto en los departamentos del Eje Cafetero como en otras zonas del interior del país. No se trataba de los aguacates que casi legendariamente se cosechan en los Montes de María. 
La presencia del tradicional, exquisito, nutritivo y medicinal fruto en Colombia, no es reciente, se remonta a la época precolombina, y por allá, en los años 1500, se supo de su existencia en lugares cercanos a Santa Marta. 
De este gustoso fruto se refirió un escritor diciendo “…al partirlo es de color amarillo como la mantequilla, sabor delicioso…deja un gusto tan blando y bueno que es algo maravilloso”; fruto al que además la cultura popular ha otorgado propiedades afrodisíacas, como lo reiteraba el recordado Campo Elías. 
También se dice que las primeras siembras del árbol del aguacate se realizaron en ciertos municipios de la subregión conocida como los Montes de María, y que se establecieron únicamente con el fin de brindar sombrío a los cultivos de café que para la época se sembraban en la zona. Era un cultivo secundario cuyos frutos se utilizaban para alimentar cerdos. 
Pero esta, antigua y pujante zona productora de las variedades del apetitoso fruto conocidas como cebo, leche y manteco, siempre se caracterizó no sólo por la espontaneidad de sus plantíos sino por la carencia absoluta de técnicas apropiadas para la siembra, poda, fertilización, cosecha y buenas prácticas de manejo, como se dice ahora, lo cual unido a las estragos climáticos, plagas y desarraigo por causas del conflicto armado terminaron por devastarla y arruinar a gran parte del campesinado. 
Mientras las actuales plantaciones se encuentran prácticamente aniquiladas, las más de tres mil familias labriegas que antaño se dedicaban y derivaban su sustento de estos sembrados, siguen esperanzadas en las promesas que han hecho instituciones del Estado, Fundaciones y gobernadores del departamento que en tiempo de elecciones dicen que trabajarán por renovar los envejecidos y enfermos cultivos y, además, extender la mano con recursos técnicos y financieros. 
Mientras antaño fueron los Montes de María la zona de mayor producción de aguacate, hoy no es raro encontrar en sus municipios aguacates del Quindío, Valle del Cauca, Tolima y hasta del Perú. 
Mientras vienen otras elecciones…las mismas promesas… y se terminan de arruinar los campesinos, la gobernación de Bolívar sigue derrochando dineros en Festijazzs, FestiMarias, festivales de Bandas y otras banalidades. 
Álvaro Morales 
 



martes, 14 de noviembre de 2017

ESTA DAMA A QUIEN TODOS VEN

 “A MUCHAS MUJERES EN ALGÚN MOMENTO
NOS GUSTARÍA SER HOMBRES”

Por Dora Berdugo Iriarte


Cuando se me solicitó que escribiera este artículo, sobre si alguna vez quise ser hombre, realmente quedé sorprendida, pues el tema lejos de parecerme polémico, me resultaba contradictorio con mis convicciones racionales del momento. Me explico, durante años he trabajado duramente por encontrarle fortalezas a ser mujer y cuando podía afirmar como la lechera “yo si que estoy contenta con mi suerte ”, de golpe me tropiezo con esta piedra . Porque la verdad en países como este, la ventaja es no estar vivos o por lo menos no nacer aquí o irse a tiempo, porque hombres y mujeres, estamos por diferentes causas igualmente jodidos.

Pero como el reto del artículo es otro, por razón del compromiso, recurrí a mi principal recurso “Mi propia vida”. Entonces comencé un análisis retrospectivo y mientras inventariaba mi ser, de atrás hacia delante, descubrí que por momentos, en diferentes circunstancias, quise ser hombre.

De pronto la primera vez que quise ser hombre debió ser cuando tenía aproximadamente 4 o 5 años y veía, pasar las horas mientras que cualquiera de esas visitas incómodas no se iba de la casa. Yo tenía hambre, sueño, fastidio y mi madre seguía allí haciendo sus labores de persona educada y hospitalaria, mientras que yo quería agarrar a la visita por el brazo y ponerla de patitas en la calle. En esas circunstancias y solo en ese instante, soñaba con ser un hombre grande fuerte e intimidante para recuperar la atención de mi madre.

Otra vez, que puedo recordar querer ser hombre de pronto fue en mi infancia, cuando veía a mis hermanas hacer labores domésticas, mientras que mi hermano dormía o la pasaba de lo mejor: “Por ser varón”. Entonces me decía como si se pudiera: “Cuando sea grande voy a ser hombre”. 
Pero como todo pasa, pasó la infancia y, con ella también la ingenuidad y la inocencia de la niña, luego llegó la pubertad y la adolescencia, tiempo de confusiones y de cambios abruptos tanto en el cerebro como en el cuerpo, todo estaba por hacer y decir. Malestares mensuales llenos de alteraciones psicofísicas no entendibles para mí en el momento. Nauseas, vértigos, cólicos, angustia, intolerancias, encéfaleas y lo peor sangre, cosa terrible, insoportable y nuevamente terrible. A los hombres: ¿Qué les pasa? Nada ¿Cómo que nada? He allí una ventaja de ser hombre y por librarme de esos malestares mensuales quise ser hombre, en mi adolescencia.

Al llegar a la mayoría de edad, inmediatamente creí que tenía un pasaporte directo a la libertad, y con este podría satisfacer la curiosidad que a muchos nos da conocer la noche, sus peligros, valores, vicios y virtudes. Quería derrumbar mitos, confrontar al mundo, hacer y decir todo cuanto se me ocurriera, sin embargo, me convencí que en esta sociedad de doble moral y en la que hace años se viene hablando de igualdad de géneros y conquistas femeninas, aún entre los personajes que se dicen tolerantes y de avanzada critican en la mujer, todo lo que patrocinan en los hombres.

En ese instante cuando percibo la desigualdad, como algo que debiera aceptar como natural y válido, por vivir dentro de una sociedad patriarcal mal interpretada, es cuando comprendo en toda su extensión que es la mujer aunque trabaje quien debe gestar, parir, educar a los hijos y atender a la pareja. Pienso que solo por un día de descanso irresponsable, muchas mujeres en las que me incluyo, nos gustaría ser hombres.

Partiendo de lo anterior, sin ser feminista extrema o una fanática de lo femenino y sin retractarme de nada de lo expuesto hasta aquí, creo que ser mujer “es pá machos”.
Dora Berdugo Iriarte, Poeta y Escritora
Ahora bien, pese a mi discurso intelectual, sobre lo femenino y mi convicción absoluta que los hombres y mujeres debemos cargar cada uno con sus propias inconsistencias y destinos, además de los roles dados por las culturas a cada género, los cuales muchas veces están marcados por una herencia prejuiciada e intolerante que discrimina y excluye. Sin aprisionamientos, ni resentimientos tardíos, ni nada por el estilo; debo aceptar: Que en algunos países como el nuestro, para alguna religiones, sectas y culturas vigentes, donde la destinación de roles impone a la mujer restricciones que atentan contra su dignidad y el libre desarrollo de su personalidad tiene, por comodidad sus ventajas ser hombre.


Las Elecciones Atípicas Están De Moda

LA ALCALDÍA, VUELVE Y JUEGA...

Por Álvaro Morales

Ya se conoció que el presidente Santos aceptó la renuncia del ya ex alcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque. Lo hizo el martes 7 de noviembre mediante el decreto 1810.       
Ahora, a la designación de un alcalde escogido de terna que proponga el Movimiento Político que eligió a Duque Vásquez, “Primero la gente”, vendrá la fijación de fecha para las correspondientes elecciones atípicas que conducirán a elegir un nuevo mandatario que termine el periodo constitucional para el que fue elegido el señor Duque, el de 2016 a 2019. Será la tercera. 
Todo esto se dará siempre y cuando el señor Presidente se ciña, obedezca y respete la Ley; y lo decimos porque aún recordamos el abuso en que incurrió el ex presidente Pastrana en el año 1999 cuando ante la renuncia del entonces titular, Nicolás Curi, elegido por el voto popular, acomodó a su capricho y conveniencia las normas para imponer como alcaldesa a su amiga e ilustre desconocida, Gina Benedetti. 
Aunque se supone que las elecciones para escoger el nuevo gobernante la puedan ser en la primera semana de febrero de 2018; las mismas no servirán para que el que sea favorecido con el voto popular de los cartageneros pueda hacer mayores cosas por la ciudad; la ley de garantías que enmarca cada uno de los procesos electorales del año 2018 lo limitarán, lo más probable, hasta un poco más allá del mes de junio del venidero año, lo que en la práctica quiere decir que tendremos un mandatario por escasos dieciocho meses, a cuyo tiempo hay que descontarle la engorrosa elaboración del nuevo Plan de Desarrollo y el de su engorroso trámite en el desprestigiado Concejo. 
Si por una parte las elecciones programadas para escoger el domingo 11 de marzo de 2018 a los Congresistas que legislarán por los próximos cuatro años conlleva a que desde este 11 de noviembre, y en virtud de la Ley de garantías, quede prohibida la celebración de convenios interadministrativos, la contratación directa, la modificación de nómina oficial, la inauguración de obras, entre otras restricciones; por otra, la primera vuelta para las elecciones Presidenciales del 27 de mayo de 2018, impondrán por cuatro meses iguales restricciones a partir del 27 de enero de 2018, las cuales fácilmente pueden prolongarse hasta junio del mismo año, si es que se llega a la segunda vuelta presidencial. 
Con este panorama llegamos a la conclusión que por ahora…olvidémonos que veremos solución en la mitigación de los problemas de la ciudad. El tiempo no da; y eso, y además, siempre y cuando llegue uno que le arrebate el poder a las organizaciones criminales que han hecho de Cartagena y su administración su propia fuente de riquezas. 
Al que llegue, repito, sólo le alcanzará el tiempo para que organice la casa, como se dice…propongámonos entonces elegir de ahora en adelante buenos hijos que quieran a la ciudad.
Álvaro Morales



miércoles, 8 de noviembre de 2017

Más De Lo Mismo

PERO, ¿HEMOS APRENDIDO LA LECCIÓN?

Por Álvaro Morales
Ante la tormentosa gestión que desde un principio envolvió a la administración del elegido y hoy dimitente alcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque, y la crisis de gobernabilidad que de manera contundente golpea a la ciudadanía, cabe preguntarse: ¿Será que hemos aprendido la lección? ¿Será que hemos aprendido de esta perversa y repetitiva manera de gobernar mezquinamente la ciudad? ¿Será que volveremos a caer en los mismos errores y equivocaciones en la elección de nuestros mandatarios? Todas estas son, entre otras, las preguntas que los cartageneros, a quienes nos duele la ciudad, debemos hacernos ante la inminente elección que conducirá a elegir al alcalde que concluya el constitucional periodo del detenido y abdicado burgomaestre.

En honor a la verdad, muchos han sido los responsables de las malas decisiones que han contribuido al caos administrativo en que está sumida la ciudad por casi 20 de los 29 años que lleva el modelo seudo democrático diseñado para escoger a los alcaldes.

Responsables han sido, en gran manera, esa gran franja de abstencionistas que con su actitud errónea, justificada en creer que lo público no les afecta, genera una importante oportunidad para que una pequeña veta del censo electoral decida por ellos.

Responsables han sido en gran manera todos aquellos ciudadanos que deslumbrados por incumplibles promesas y satisfacciones económicas o burocráticas se dejan llevar a las urnas “como ovejas que van al matadero” sin importarle la calidad ni las capacidades de quien los conduce.

Pero los más grandes responsables del cataclismo en que se encuentra atrapada la ciudad han sido los que por muchos años han actuado como verdaderos verdugos del pueblo. ¿Quiénes son? Todos los conocemos. Son las casas politiqueras que de manera depravada y a través de verdaderas organizaciones criminales se encuentran enquistadas en la administración de la ciudad y el departamento capturando el erario y disponiéndolo al servicio exclusivo de intereses personales.

No podemos dejar de lado como responsables, a los gremios de la ciudad; esos que de manera hipócrita y con dobleces se acomodan a las circunstancias, como lo hicieron con Manolo; a quien en principio alabaron, y finalmente, censuraron.

Lo de Manolo es muestra de la seguidilla de desaciertos en que se ha incurrido cuando de elegir alcaldes se trata. 

La caída de Manolo se sabía desde un principio. Quienes estaban detrás de él era un grupo de personas de conductas reprochables; unas sancionadas por defraudar a la administración pública; otras, condenadas por corrupción y vínculos con fuerzas militares al margen de la ley. Se sabía que los aportantes de su campaña terminaron en su equipo de gobierno. Se sabía desde que el desplome del Edificio en Blas de Lezo destapó la corrupción en la Oficina de Control Urbano, y finalmente, desde que lo vincularon con la irregular elección de la Contralora.

Ojalá hayamos aprendido la lección.
Álvaro Morales







viernes, 3 de noviembre de 2017

Narrativa Contemporánea Actual

EL INVIERNO ALREDEDOR DE UNA NOVELA 
(Y Adentro El Frío)

Por Amilcar Bernal Calderón *

Es probable que hayan tenido unas veinte citas cumplidas, doce noches, siete tardes, una mañana o cualquier otra combinación que sume veinte, o un poco más, o un poco menos, pero anduvieron buscándose durante las ciento ochentaisiete páginas de la novela y algo así como siete años de tiempo literario, sin encontrarse. 
Cada vez que se encontraron, sin falta, cada uno sabía que iban a separarse y no valía la pena despedirse porque cada uno era en sí una despedida. Dos despedidas que de vez en cuando se saludaban. Pero se amaban enloquecidamente, ella siendo poseída por un hombre, otro, a quien odiaba, y después por una huida; él por la música, el piano, el jazz y el desesperado recuerdo de ella que lo lastraba de una dolorosa resignación, una mancha adherida a su consciencia como un pegante imposible de quitar. 
Un quinto personaje (la música y un cuadro de Cezanne eran el tercero y el cuarto) es el narrador a quien le es concedido por la literatura el derecho a hablar de ellos al oído de cada lector. Dije “al oído” porque a lo largo de la novela todo son susurros que pretenden ocultar algo: una presencia, una sospecha, una identidad, amén del grito desesperado de dos amores, como las caras iguales de dos imanes que renuncian a tocarse, lo cual, podría decirlo, es el sexto personaje o el leit motiv de la narración. 
El narrador escucha sonar el piano en un bar de Madrid, y la huella dactilar que la música imprime en la consciencia de un ferviente admirador lo devuelve unos años atrás, a otra ciudad, su segundo mundo, de tal manera que la novela comienza diciendo: 
Habían pasado casi dos años desde la última vez que vi a Santiago Biralbo, pero cuando volví a encontrarme con él, a medianoche, en la barra del Metropolitano, hubo en nuestro mutuo saludo la misma falta de énfasis que si hubiéramos estado bebiendo juntos la noche anterior, no en Madrid, sino en San Sebastián, en el bar de Floro Bloom, donde él había estado tocando durante una larga temporada. 
Ahora tocaba en el Metropolitano, junto a un bajista negro y un batería francés muy nervioso y muy joven que parecía nórdico y al que llamaban Buby. El grupo se llamaba Giacomo Dolphin Trio: entonces yo ignoraba que Biralbo se había cambiado el nombre, y que Giacomo Dolphin no era un seudónimo sonoro para su oficio de pianista, sino el nombre que ahora había en su pasaporte. 
        
Antonio Muñoz Molina, Autor El Invierno En Lisboa            
Antes de verlo, yo casi lo reconocí por su modo de tocar el piano. Lo hacía como si pusiera en la música la menor cantidad posible de esfuerzo, como si lo que estaba tocando no tuviera mucho que ver con él. Yo estaba sentado en la barra, de espaldas a los músicos, y cuando oí que el piano insinuaba muy lejanamente las notas de una canción cuyo título no supe recordar, tuve un brusco presentimiento de algo, tal vez esa abstracta sensación de pasado que algunas veces he percibido en la música, y cuando me volví aún no sabía que lo que estaba reconociendo era una noche perdida en el Lady Bird, en San Sebastián, a donde hace tanto que no vuelvo. El piano casi dejó de oírse, retirándose tras el sonido del bajo y de la batería, y entonces, al recorrer sin propósito las caras de los bebedores y los músicos, tan vagas entre el humo, vi el perfil de Biralbo, que tocaba con los ojos entornados y un cigarrillo en los labios”. 
Luego, al terminar la tanda de los músicos, el narrador y el personaje se encuentran, se recuerdan, y el personaje comienza a narrarle esta epopeya de la frustración que constituye una de las mejores novelas de amor hasta hoy leídas por mí (otra fue Beatus Ille, del mismo autor), causante de que, al terminar de leerla en esta nublada y lluviosa mañana de sábado en San Francisco de Sales, Cundinamarca, donde es escaso el amor, me haya puesto a escribir esta reseña para dejar malherido al tiempo, que hasta el día de mi suicidio, aún no se dejará matar. 
        
       Amilcar Bernal Calderón
Mejor escrita que cualquier relato o novela de don Julio Cortázar que alude al jazz, y con el mismo tono del relato (no recuerdo el nombre) sobre un jazzista gitano escrito por don Eduardo Halfon, la novela El invierno en Lisboa (premio Nacional de narrativa y premio de la crítica en 1988), de don Antonio Muñoz Molina (para mí, el más grande novelista vivo que he leído y leeré), es algo que no debe perderse quien se precie de ser amante de la narrativa contemporánea actual.*Tomado de Con-Fabulación No. 472   


Las Paradojas De La Vida

CARTAGENA, ¿CUÁL FANTÁSTICA?
Por Rogelio España Vera

Bueno, eso de Heroica, nombre dado por Simón Bolívar a la ciudad, encajó perfectamente por el heroísmo tenido por los cartageneros, cuando Pablo Morillo, hizo el sitio a Cartagena, en la etapa de la Independencia y, eso de Corralito de Piedra dado por Daniel Lemaitre, también encajaba, porque eso fue Cartagena hasta finales del Siglo XIX, cuando ya la ciudad comenzó a crecer en los extramuros, pero lo que, si es risible, es eso de fantástica, dado por Carlos Vives, en una de sus canciones. 
Para ser objetivo, podemos decir que el amigo Carlos, al bajar del avión, solo ve la dimensión del Mar Caribe, el Castillo o Fuerte de San Felipe de Barajas, las históricas murallas, las columnas arquitectónicas, las islas paradisíacas y muchas cosas más que en verdad asombran hasta a los europeos, que tienen eso allá de sobra, pero el ilustre sacerdote Everardo Ramírez Toro, sostuvo que hay otra Cartagena, la que se debate entre la vida y la muerte, la que nunca le ha interesado a nuestros gobernantes, la de la Puntilla de Olaya, isla León, Fredonia, Arroz Barato, Membrillal, Nelson Mandela etc, etc, en donde no se vive sino que se sobrevive, porque ocurra lo que ocurra, importa un pepino a los grandes industriales y comerciantes y financistas que son los mismos que timonean a la Urbe, pues nunca han tenido fibra sensible. 
Musicalmente hablando, es inconcebible que los ciudadanos cartageneros hayan permitido cambiar el himno de Cartagena, como es el tema «Pie Pelúo» del maestro Clímaco Sarmiento, otrora gloria de la Musicología Colombiana, por la fantástica o la no fantástica. En el artículo anterior, me referí a que en Barranquilla muchas empresas tanto privadas como oficiales, han venido colaborando con el Festival de Las Artes y que en Cartagena han venido mostrando ruindad ante nuestra cultura, por eso ahora toca decir que el amigo investigador Rafael Bassi Labarrera, se ganó un colosal premio al escribir en la revista La Lira de Barranquilla, un artículo defendiendo el tema musical «Te Olvidé» del Maestro Antonio María Peñaloza, como el verdadero himno de los Carnavales de Barranquilla y, ahí está, nadie ha podido quitar de la mente al pueblo barranquillero, ese tema tan hermoso. 
¿Cuál fantástica? Salgan del Centro y verán lo nunca visto: calles de libre tránsito, convertidas en parqueadero, policías muertos por doquier, pues nadie ha podido ponerle freno a las motos y carros, que han convertido las calles en modernas autopistas. Montarse en una buseta es una cruel tortura porque antes de llegar al turno van a «toda mecha», no se respeta ni a las mujeres embarazadas o con niños en brazos y después del turno, entran a competir con los quelonios.  
Los taxistas por lo general hacen los que les da la regalada gana y si es día sin moto, hacen su agosto duplicando las tarifas y con eso están demostrando que el mototaxismo es una necesidad y no un transporte ilegal y peligroso.  
Los agentes del orden, cada día van aumentando las mordidas y han reglamentado e institucionalizado la política de «cómo voy yo ahí». Lo bueno es que ya nadie puede hacer uso del deber a hacer observaciones a ninguno, porque lo mandan a conversar con el puñal, como lo dijera Rubén Blades, porque la calle es una selva de cemento y fieras salvajes, como también lo dijera otro de los grandes de la Música Caribeña, Héctor Lavoe, ya nadie sale de contento, como lo escribiera el también puertorriqueño Alfonso Ortiz Tirado, porque donde quiera te espera lo peor, vuelve a decir Héctor. 
¡Cuál fantástica ni que ocho cuartos, si cuando no hay muertos, no se sale a comprar los diarios de la ciudad!
   «¡Qué suerte la del pobre Mara
La piedra dura, la cal mojada
         Las hijas putas, la mujer preñada»
Así le escuché varias veces, a mi amigo el extinto profesor Emiro Espitaleta Ramos, cuando las cosas iban de mal en peor.
Rogelio España Vera
         



martes, 31 de octubre de 2017

««Y MÁS BLA, BLA, BLA….»

 LAS FIESTAS NOVEMBRINAS 
Ó LA FÁBULA DEL GOLERO 


Por Álvaro Morales

Todos los años, previo a los festejos novembrinos, es el mismo sonsonete: “Las Fiestas deben fortalecerse”. “Las Fiestas deben revitalizarse”. Repiten y repiten que hay que hacer como en Barranquilla, crear una estructura, una Corporación, una Fundación, o en fin, una empresa que organice y desarrolle los festejos de conmemoración de la Independencia de Cartagena.  
Pero que va, pasa el jolgorio, vendrá el próximo año y será el mismo estribillo, el mismo de la fábula del golero, la cual se refiere a la promesa que en tiempo de invierno hace el corroñero buitre de fabricar su casa cuando llegue el verano, pero llegan nuevamente las lluvias y le tocará, como todos los años, volver a sufrir las mismas penurias por no haber podido cumplir su promesa: construir su propia vivienda.  
Y no hay ninguna casa, y así es su vida año tras año, como lo es la llamada organización de las celebraciones de la gesta emancipadora del Corralito de Piedra. Promesas y propósitos que no llegan a ninguna parte. Se quedan en sólo palabras. 
Mientras por un lado, un Concejal dice “…hay que enfocarse en un plan maestro que perdure en el tiempo y no dependa de las decisiones del alcalde de turno”, otro expresa que, “las fiestas no deberían llamarse Fiestas de la Independencia sino Fiestas de Noviembre”; la directora del Instituto Distrital al que le endilgaron la responsabilidad de su organización, repite, como año tras año lo hace el de turno, “las Fiestas de la Independencia son un proyecto para construir ciudadanía, fortalecer la identidad y la memoria…”. Nada pasa, ni pasará con la tan cacareada “revitalización” de las Fiestas. Todo seguirá igual o peor. 
No podrá haber ninguna “revitalización” mientras un reinado de bellas señoritas siga opacando los hechos que dieron origen a la Independencia, los del 11 de noviembre de 1811; o mientras la tradicional música de la época, la de Pedro Laza, con su “Pie pelúo”; la de Lucho Pérez, el hijo de Nau y Manuela, con sus “Cosas de Goya” y el “Getsemanisense”, la de Rafael Cabezas con su “Songo Sorongo”, o la de Rufo Garrido, entre muchos, vaya siendo día con día desplazada por los reguetoneros, los raperos y el perreo de moda; o cuando se prefiera a cantantes foráneos por los nativos. 
        
       Gestores De Las Fiestas De La Independencia
No podrá haber “revitalización” alguna, mientras el IPCC siga poniendo a los llamados actores festivos a mendigar recursos para sus actividades; o cuando a los esforzados y estoicos productores de radio como “Mañe Vargas”, con su “Pica Pica Novembrino”, Emisora Fuentes con su “Preludios Novembrinos”, “El Merequetengue Novembrino” de Jorge Guzmán, o la Programación de los afamados “Micho Paternina” y “Romar”, entre otros, les toque casi que con recursos propios promocionar las Fiestas Novembrinas. 
Finalmente, será lo mismo. Llanto y quejadera envidiando a la organización de los Carnavales de Barranquilla, pero no haciendo nada para igualarla. Todo es fábula.
Álvaro Morales, Periodista








sábado, 28 de octubre de 2017

LEONCIO SÓCRATES


Y LOS HOMBRES DE LA ESCUELA 
SUPERIOR DE LA FILOSOFÍA CANEZCA

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes 

Nadie podría imaginarse la capacidad de contemplación que posee el pequeño ser, pueden pasar las horas y permanecer absorto mirando el horizonte, dando la impresión de la búsqueda de alguien o en la espera de una respuesta de las tantas preguntas que hace con su mirada y que su compañero nunca responde, pero él, insiste en su estabilidad del ser que piensa e interroga a sus semejantes, sin encontrar el porqué de su estado de arrobamiento. 

Ese estado sin significación para los otros seres ubicados como superiores en la escala zoológica, resulta inquietante y molestoso para los que creen haber trascendido las etapas del pensamiento filosófico de los hombres que pertenecen a la Escuela Superior de La Filosofía Canezca.

Él, ha sido ubicado por la Sociedad de Canes Pensantes y de Primates Racionales, como un ser introvertido, indiferente, extraído de la realidad que lo circunda, por sus posiciones sarcásticas e irónicas, que algunas veces lo catalogan como un individuo “autista”, pero no, es un mundo de ensoñación, que lo transporta a otra dimensión, desde donde mira a los demás seres como pequeñas moléculas inertes que actúan precisadas por impulsos instintivos. 

Ese pensamiento, él, lo ha puesto en operación, ante la actitud bravuconada del lobo aullante del Poncho, que por efectos de las feromonas expelida de las glándulas de Leoncio Sócrates, llegan hasta las fosas olfatorias del bravata de la calle, quien desgasta toda la energía de sus órganos sensoriales, al divisar la imagen del pensador Leoncio Sócrates, éste, no se inmuta, muy a pesar de su delicada morfología y ultra desarrollado entendimiento. 
Leoncio Sócrates, asiste a la astucia del pensamiento filosófico de sus maestros de Meditación y Ética. Acude a la actitud de los grandes pensadores de la era clásica, al desnudar sus glúteos y expeler todas las heces de su interior; esta acción acompañada de una de las Odas, aprendidas, durante su época de tallerista de Apreciación Musical, en el Teatro Colón de Bogotá; el bravata, como su nombre lo señala, acude a un acordeón desafinado para entonar una melodía descompuesta, de corte machista. 

Leoncio Sócrates, inclina su cabeza y acude a los pensamientos, que le dan paz y armonía, con un leve gruñido que le brota de su instinto genético de canes primarios, venidos con el Español Usurpador de los lares de nuestros aborígenes. 
Juan V Gutiérrez Magallanes



Ahora En La Cronología De Los Canes

LA VALENTÍA DEL ÚLTIMO VALEROSO DE UNA ISLA

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes 

Ahora, cuando he entrado al tiempo de los canes, saboreo con mayor detenimiento los manjares que me brindan las nubes y los cuentos de los alcatraces, duermo con el pensamiento que me facilita el árbol de almendra.

Y dejo que el verde de sus hojas, pinte la esperanza que aparece cabalgando las voces de la alegría.
 
Ahora, miro a los canes con la delicadeza del canto de las medusas y la fortaleza de sus dardos urticantes. 
Ya no le temo a las voces de la lluvia, porque las puedo recoger en los poros de los años que he vivido. 
Ahora puedo hablar con los que atan las palabras y las transforman en titanes de ojos exterminadores.  
Ahora, puedo soportar la tristeza del canto de los hijos olvidados que duermen en el seno de la ciénaga. 
Ahora, puedo desatar mi ira y transformarla en avispas que cabalgan sobre los ríos del Usurpador. 
Ahora, acudo a los canes para buscar la bondad perdida de los racionales que vociferan en el ágora.  
Ahora en el tiempo de los canes, comprendo con mayor precisión la relatividad de los hechos y el valor de las voces de los animales.
Ya puedo contener el grito sin que se rompan las palabras talladas en el vidrio que cargo en mis bolsillos.
Puedo hablar con el miedo, cuando me visita en la sonrisa de las noches que persisten en las cosas de adioses turbulentos. 
Ahora acepto las mentiras, puedo jugar con ellas en las verdades creadas por los niños que trazan rayuelas y las utilizan para premiar a los ganadores.

Ahora, en verdad siento miedo, el hombre ha usurpado la ferocidad a los animales, temo caminar en las noches acompañado de la valentía del último valeroso de la isla.
 
Ahora creo en el pensamiento ético de los canes y en la maledicencia de los asaltadores de nubes. 
Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

jueves, 26 de octubre de 2017

EL OLVIDO QUE SEREMOS

TIEMPO DE FIESTAS Y DE MÁSCARAS

Por Álvaro Morales

Ahora que se aproxima la celebración de las hoy llamadas fiestas de la independencia por la conmemoración de los 206 años de la gesta emancipadora que nos liberó del invasor, cabe preguntarse: ¿habrá motivo alguno para celebrar en una ciudad que pasó del opresor yugo español al opresor y devastador yugo de la corrupción? 
¿Habrá razón alguna para celebrar en una ciudad que tiene a su titular Alcalde, a su Contralora, a Registradores y a Fiscales privados de la libertad? 
¿Habrá razón alguna para celebrar en una ciudad donde la mayoría de los miembros de su Concejo se encuentran inmersos en toda suerte de delitos e irregularidades, y los Tribunales y Juzgados que administran justicia han sido también absorbidos por la “nueva ola” de la corrupción, la venta de fallos judiciales? 
¿Habrá razón alguna para celebrar en una ciudad que por causa de malos y corruptos es vergüenza a nivel nacional? 
Sinceramente, creo que no. No hay motivo ni razón alguna de festejo, por el contrario, es tiempo de duelo, tiempo para reflexionar. 
Pero bueno, al pueblo no dejarán de hacerle sus Fiestas. Son necesarias para que siga entretenido, para que siga adormitado, por lo menos, durante un largo mes de jarana que va desde unos desordenes que llaman “gozones”, hasta la fecha en que se recuerda, con desfiles de reinas y desmanes, el Día de la Independencia. 
Es necesario que “el pueblo pueblo”, ese, la mayoría, el que alimenta las vergonzosas cifras de la inequidad, de la injusticia social, la miseria, la pobreza y la pobreza extrema en la que se encuentra sumida nuestra maltratada y saqueada Urbe, se ponga la máscara del olvido por lo menos, durante este tiempo. 
Es necesario que “el pueblo pueblo”, por lo menos, durante este trance, poniéndose su máscara se olvide de la mala prestación de los servicios de salud, de la mala calidad de la educación, de la desordenada movilidad, de la incesante y progresiva ola de inseguridad, de la falta de empleo, del asesinato de sus líderes comunales, de su propia miseria, de la corrupción en el gobierno; y de todo aquello que durante todo el tiempo lo ultraja y maltrata. 
Pero, si por un lado, “el pueblo pueblo” se ajusta la máscara novembrina, por otro, hay todo un ramillete de mal llamados servidores públicos que no podrán participar del festivo desenfreno porque precisamente, les ocurrió lo contrario; fueron desenmascarados por unos osados administradores de justicia que decidieron comenzar a ponerle un “tatequieto” a los abusos y a la corrupción en la administración de los recursos y de la cosa pública de esta noble Cartagena. 
Ojalá, esos que merodean y “le hacen sombras” al Sillón del Palacio de la Aduana, se quiten la máscara de personas pulcras, amorosas, serias, capaces, libres de corrupción y de delincuentes financistas con las que caminan calles y barrios de la ciudad, y por la cual dicen sacrificarse. No más servidores públicos enmascarados. 
Álvaro Morales


viernes, 20 de octubre de 2017

SACAR A LA LUZ, LO NO MANIFESTADO

LA POESÍA COMO CONOCIMIENTO

“Todo pensamiento empieza con un poema”.
                                                            Alain    

Por Carlos Fajardo Fajardo*

Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura Mejicano
El poeta como un arqueólogo escarba y excava en la superficie y la profundidad de su existencia y del mundo social; un hermeneuta que hace que las cosas hablen, se vuelvan misterio, fascinación, milagro. “Todo habla” decía Novalis; todo lleva el acontecimiento poético en tanto que el poeta lo vuelve ánima, develamiento de un enigma. Como un minero, el poeta extrae de la prosa del mundo un mineral resplandeciente; de lo banal y común, de lo supuestamente insignificante, de lo más conocido y de la mudez de las cosas, extrae su maravilla o su terror, en fin, las hace presencia, temporalidad y permanencia, palabra viva. Viaja a las profundas superficies, instaurando un pathos, un ethos y un logos como unidad esencial poética. 
Dicho encuentro con lo conocido y lo desconocido ubica a la poesía en la condición mítica y mágica de las múltiples realidades. Entonces, poiesis y hermeneusis, como un corpus lingüístico creador, entran al reino del conocimiento, donde el lenguaje y las metáforas dan qué pensar, desde dónde pensar, cómo pensar. De allí la frase de Alain: “todo pensamiento empieza en un poema”; o bien, es “el lenguaje reflexionándose” de Mallarmé. Eso es. La poesía asume la palabra como galaxia fundante de una pregunta, de una interrogación, es decir, como inicio de un problema, de una creación. 
El poeta, entonces, se vuelve el custodio del lenguaje, sobre todo cuando el lenguaje ha entrado, en estos tiempos tecno-culturales y del mercado, a una “jerga minimalista” (George Steiner). “El aparente triunfo del liberalismo empresarial, la identificación del progreso y la excelencia humana con la acumulación material, la virtual omnipotencia de los medios de comunicación de masas, trajeron consigo una vulgarización, una mendacidad en palabras y sintaxis, un ‘influjo estadunidense’ en el discurso…”, comenta Steiner. 
El impacto es soberano, sus repercusiones inmensas. Sin embargo, la poesía asume el reto del caballo de Troya y desde el fondo y adentro del monstruo aprende, estudia, de construye, desmonta, reinventa los actuales lenguajes, propone, crea otras presencias, asimilando los tecno-registros comunicativos globales. Sin olvidarse de ser palabra en el tiempo y del tiempo, la poesía como pensamiento y el pensamiento como poesía, es la salvaguarda de la palabra como logos y no de la mera charlatanería. La condición del poeta consiste en sacar a la luz lo que aún no se ha manifestado, lo que por lo común no se ve ni se escucha, lo todavía no dicho. La poesía aspira e invita a mirar de nuevo, a mirar de veras, mirar y escuchar el mundo una y otra vez en su contradictoria y efímera trágica confusión. 
George Steiner, Crítico de Literatura 
“El verdadero poeta, nos dice T.S. Eliot, es el que hace de su lengua una gran lengua”. Se alimenta de su tradición, pero a la vez, la supera enriqueciéndose en otras fuentes diferentes a su raíz; se renueva en profundidad constante. Poesía para alterar la vida, las palabras; poesía para sabotear las rutinarias frases de su tiempo, para ser críticos en aquellos períodos donde la pobreza imaginativa y existencial nos consume. Poesía para mantenernos creativos, atentos y vigilantes. A contracorriente, desviándose de la estéril costumbre, el poeta invita a ser otro, integrado a la aventura y subvirtiendo las normas de la lengua, poniendo en crisis la homogenización canónica del arte, la estandarización de los gustos. Destrucción-creación, tal es el sentido de esta pluralidad pulsional.  
En la poesía, “las palabras ya no son concebidas ilusoriamente como simples instrumentos, sino lanzadas como proyecciones, explosiones, vibraciones, maquinarias, sabores; la escritura convierte al saber en una fiesta”(Roland Barthes). En una fiesta del acto renovador, donde resistencia y re-existencia se unen para instaurar otras formas de desear, otros lenguajes del deseo. 
“La poesía es conocimiento, escribió Octavio Paz (…), operación capaz de cambiar el mundo; la actividad poética es revolucionaria por naturaleza (…). La poesía revela este mundo, crea otro (…). El poema es el lugar del encuentro entre la poesía y el hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía”.  
Roland Barthes,Filósofo Francés
Esta unidad entre poema y poesía es la que resalta al pensamiento como facultad reflexiva y creadora a través del sonido, el ritmo y el sentido. Allí establece su reino tutelar. Sonido y sentido, música que gravita el mundo inventando, pensando, invitando a ingresar a otro reino, a traspasar puertas a través de la palabra para llegar a esas “otras cosas”, a ese otro de allá que se encuentra en un acá enriquecido, ampliado en su horizonte. Esta inmersión en la esencia vital de las realidades es la gracia suprema de lo poético, su mayor propósito y conquista. 
Esa es quizás su máxima experiencia: habitar lo otro que es también un Yo mismo. Habitarlo es fundarlo, levantarlo como presencia gracias a mi capacidad de asombro y extrañeza, que lo ha observado como por primera vez, y de la misma manera lo ha instaurado para los otros, como una experiencia de descubrimiento esencial de lo fascinante y sorprendente que habita en lo múltiple. 
Internarse en ese otro es conocimiento de sí y de las plurales caras de lo real; una aventura hacia el abismo y la cima; el despertar las cosas y escuchar su ritmo, su hermoso o terrorífico canto; es el nacimiento o aparición de una epifanía, de un misterio dentro de las cosas y dentro de mí, dando a luz a un mundo a través de la palabra, y eso es lo que se llama experiencia y revelación poética, poema y poesía en unidad creciente. Acceder a esa experiencia es morar en la imaginación como facultad de edificar la pluralidad del mundo, sus llenuras y vacíos, las fusiones y desgarramientos, muertes y floraciones; facultad de hacernos en lo otro, descubriéndonos en el “revés”, observando tras el espejo otras dimensiones que no habíamos previsto. 
El poeta escarba y extrae los minerales interiores, dando voz a lo indecible, donde poesía y pensamiento forman un solo tejido, palabra tras palabra hilada en la rueca del tiempo, fuego tras fuego, ceniza tras ceniza. Tomado de Con-Fabulación. No. 470 * Poeta y escritor colombiano.
Carlos Fajardo Fajardo

martes, 17 de octubre de 2017

Sobre Sergio, «El Alcalde Encargado»

…OTRA VEZ, «SOMBRAS, NADA MÁS…»

Por Álvaro Morales

Muchas son las acepciones para la expresión “hacer sombras”, una de ellas es la empleada para referirse a aquellas personas que tratan de impresionar a una pretendiente; otra, la de merodear a alguien o alguna cosa en busca de un objetivo; pero a la que me voy a referir es a la comúnmente empleada en el llamado deporte de Fistiana, el de las “narices chatas”, o sea, el boxeo, y la cual se usa para describir el lanzamiento de golpes al aire, generalmente, sin ningún objetivo u oponente real; golpes que no producen efecto. 
También, así como en apartes de la canción “Sombras nada más”, dice el mexicano Javier Solís: “…Sombras nada más en el temblor de mi voz… qué breve fue tu presencia en mi hastío…sombras nada más en el temblor de mi voz…” así mismo, sombras nada más ha sido hasta ahora la gestión de quien creyó Cartagena que podría, en su encargo, enderezar, así fuera temporalmente, el rumbo de la ciudad. Pero no. El resultado ha sido el mismo; y como dicen coloquialmente, ha sido como: “la misma muñequita pero con otro pollerín”. 
No es posible entender, ni le cabe a uno en la cabeza el discurso de Sergio con la realidad y evidencia de su proceder administrativo, cuando por un lado, a voz en cuello grita en el recinto del Concejo que la crisis de la ciudad se fundamenta principalmente en “Las élites económicas, políticas, sociales y funcionales que durante años han considerado que lo público puede ser una empresa para el enriquecimiento personal y el de sus allegados …quienes con el erario público (Sic) viven en lujosos apartamentos…tienen sendos carros…se decoran así mismo con joyas y relojes…” y por otro, no sólo mantiene sino que ha generado y repartido la torta burocrática de la administración distrital entre las súper reconocidas casas politiqueras y corruptas de la ciudad y el departamento, únicas responsables, sin duda, de toda la debacle. Todos lo sabemos.  
Por las ejecutorias, vemos entonces, que con Sergio ha sido como con los otros, y como dicen: “ni los que se van ni los que llegan”. Ninguno ha tenido el valor civil, político ni la enjundia para desmarcarse y extirpar de raíz el maligno cáncer de la corrupción que tiene invadida a la administración, el que la ha llevado al estado de postración en que se encuentra, y que se refleja en los vergonzosos índices de pobreza y miseria. 
Por todo esto, los efímeros y populistas desplazamientos de Sergio con el llamado equipo de gobierno a los empobrecidos barrios en las llamadas “oferta institucional” así como sus discursos y acciones; y sus caminatas dominicales por el Centro Amurallado ataviado con pantalones cortos y zapatos de moda no son sino “Sombras nada más…” Nada es contundente ni efectivo.                                        ¡Cartagena no quiere más sombras… sino acciones contundentes de gobierno!
Álvaro Morales


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