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martes, 30 de diciembre de 2014

LAS COSTUMBRES DE LOS PUEBLOS

DON SANTA Y EL MORROCOY SINCEANO  
 Rodrigo José Hernández Buelvas
San Luis de Sincé había amanecido entrado en agua. 
Soló después de las tres de la tarde empezó a clarear el cielo. El sol se asomaba temeroso detrás de las oscuras nubes viajeras.
De los lados de la Loma del Cabildo, llegaban a esa hora cabalgando silentes unas nubes prófugas y vandálicas.


Aquel día de San Alejo mes de julio, el maestro Adelmo Castilla llegaba al oscurecer, a pie, de los lados de la huerta que Juan Marichal poseía en el camino«Amores Nuevos», traía a cuestas un seco bangaño grande. 
Como aquello no era la costumbre en el maestro, esto llamó la atención de María Hipólita, quien al verlo cruzar por la plaza de San Martín, lo interpeló: 
—Caramba profe….y qué milagro es ése, usted a pie y con ese calabazo vacío, ¿por qué no lo llenó en el pozo «Amores Nuevos»? 
—No seas entrometida y averiguadora Mayo... mira que el pez muere por la boca—fue la respuesta del maestro, quien de inmediato aligeró el paso, y no pudo escuchar lo que siguió diciendo la fritanguera. 
El haber observado la prima noche al maestro Castilla, le hizo recordar a María Hipólita la narración que le hiciera cierta vez un ajumado cliente sobre la historia del pueblo.  
Le contó que había leído en unos libros de la Biblioteca Departamental de Cartagena que, por 1661 la tribu de los Sinceles era encomienda de don Diego de Meza, pero que aquel asentamiento indígena sufría las inclemencias de la naturaleza. 
En invierno ocurría el desbordamiento del arroyo; que los hacía buscar tierra alta como la tanga, debiéndose trasladar a una loma cercana y, en verano la implacable sequía que los obligaba a conseguir agua en zonas lejanas. 
A ese sitio lo llamaron Sincé Viejo. 

En 1775 sufrió el poblado una inundación seguida de una colosal sequía. 

En esa época el ingeniero Antonio de la Torre y Miranda, a quien el Gobernador de Cartagena había ordenado organizar los pueblos que encontrase en el camino a La Villa de Tacasuán, viendo el lamentable estado de los nativos por la sequía y aprovechando que estaban reunidos en la Loma del Cabildo, dirigidos por el gran cacique One Sincel, les comentó la garantía  que presentaba el trasladar el poblado un poco más arriba, cerca al ojo de agua en donde se desparramaba un frondoso trébol, refugio de aves y bebedero de animales silvestres del lugar. 

Convencidos por el español se desplazaron a la zona. Allí De la Torre y Miranda, después de trazar las calles, repartió 330 solares, dejando una plazoleta donde se construiría el templo Natividad de María en 1887. 
María Hipólita, la vieja fritanguera esa noche no tuvo ganancias, pues por estar entretenida recordando la historia del pueblo asociada a la respuesta que le diera el maestro Castilla, se le quemaron las empanadas, y al querer sortear la situación, casi se quema al volteársele el caldero dando al traste con lo que freía. 
En la Calle Real de Palacio, donde se inicia Amores Nuevo vivía Don Santa Guerra, en una casa grande de zinc con alto corredor de cemento, adornado el frente con dos frondosos guayacanes centenarios, los cuales según la gente, mantenían siempre las flores moraditas, debido al riego constante de amoníaco  que las bestias del «Blanco» dejaban al mear. 
Los árboles eran refugio de abejas y de mariposas amarillas. 
Según Don Santa el meao de los animales era el mejor abono, por eso desmontaba en la puerta de la calle y amarraba su caballo melao lucero en  uno de los guayacanes. 
Don Santa Guerra era un hombre blanco, cara redonda, pelo colorado pimiento, de poma nariz, de poblado bigote,  ancho de espalda, brazos velludos, franco, amante del campo, con sonrisa amplia, buen conversador con el soncito característico del sabanero sinceano; no dejaba «el sombrero vueltiao» ni para defecar, por si de pronto apareciese una puerca hambrienta… 
Y por otro lado era un buen amansador de bestias. 
Cuando a Sincé llegó la Sanidad con la «Campaña de Aseo y Prevención de Epidemias», los sinceanos acogieron la decisión del alcalde Pedro María Muñoz, pues el pueblo se distinguía por su espíritu de colaboración y hospitalidad incondicional, o si no que  lo digan los forasteros de visita en las fiestas patronales. 
El técnico que le tocó a Palacio, al llegar a la Calle Real, donde vivía Santica con su esposa Laura, saludó efusivamente: 
—Buenos días...—dijo el técnico. 
—Buenos sean, «blanco»— respondió Santica, mientras desguindaba en el cuarto la hamaca azul con listones blancos y la dejaba colgada en el horcón, debajo de una calavera de venao de ocho puntas, donde calaba su sombrero indiano y el joloncito de las grapas y el martillo. 
—Don Santa…—continuó el técnico desde el quicio de la puerta—Venimos a notificarle que es política del municipio construir una letrina en el patio, de dos metros de largo por metro y medio de ancho y tres de profundidad, además debe hacerse de concreto vaciado en la parte de arriba, dejando un brocal con tapa de madera, con la finalidad que el vaho de excrementos y orines no fluya y perjudique el vecindario. 
Terminó el técnico, en forma docta, como quien acaba de exponer una cátedra de higiene. 
-—Bueno... —dijo Santica— Eso es verdad. Sí, señó, pero aquí en la casa no se necesita, pues sólo somos dos. 
 Y yo, todas las mañanas, en la huerta que tengo aquí cerca, para la salida de Hato Nuevo, después del Pozo Amores Nuevos, voy a ordeñá mis vacas, y es lo primero que hago detrás del motungo, el pupú, antes de comenzar la faena y eso no contamina ná. 
Y la otra que vive en la casa es Laura, que dicho sea de paso, es estítica y  evacúa unas cagarruticas resecas y duras, las que yo con mi  honda, las arrojo allá lejos, sin que perjudique a ninguno. 
El técnico no tuvo más remedio que regresar por donde vino a poner las quejas al alcalde…. 
Corrían los tiempos en que la junta organizadora de las Festividades Patronales,  a los músicos de las bandas de viento contratados para la temporada de  corralejas, los repartían entre los habitantes de mayor solvencia económica para que les dieran posada y  manutención. 
 Aquello era considerado como un honor que hacía la Junta a la familia. Uno de los músicos le tocó alojarse en casa de Don Santa. 

Al llegar el músico con su trompeta en una mano y en la otra una bolsa Alotero con el uniforme de la presentación; encontró a don Santa con unas hojas verdes de peralejo lijando unas cucharas de piquito. 

—Buenos días—dijo en tono zalamero el trompetista de la Banda 29 de Octubre de Caimito. 
—Buenos días. —respondió Don Santa. 

Y al darse cuenta que se trataba del músico, de inmediato gritó a su esposa sin hacer pasar a la visita. 

—Lauraaa… ya llegó el músico, hay que hacerle el almuerzo pues son más de las doce. 
Desde el cuarto, cerca de la puerta falsa, donde estaba remendando una camisa de seda azul, sentada en un mecedor, Laura respondió: 
—Santica, mijo, tú no has traído la carne, así que no hay nada que cocinar. 
Santica miró entonces hacia el patio y al ver debajo del ají pimiento a un viejo morrocoy comiendo hojitas de verdolaga, dijo a la mujer: 
—Entonces,  coge ese morrocoy y ponlo a ablandá… 
Al escuchar aquello el músico sin despedirse dio media vuelta y se retiró de la casa de Santica, cabizbajo, rascándose con una mano la cabeza y con la otra sobándose la barriga. 
A la media cuadra se devolvió por la trompeta y su bolsa Alotero, que había dejado en la puerta.




miércoles, 24 de diciembre de 2014

OTRO MURO QUE SE CAE
NUEVOS VIENTOS DE PAZ Y RECONCILIACIÓN
         "No hay camino para la paz, la paz es el camino" 
                                                               Mahatma Gandhi 
Por Rafael E Yepes Blanquicett

El día 17 de la semana pasada, día de San Lázaro, uno de los grandes patronos de la santería cubana, del cumpleaños del papa Francisco y del 84º aniversario del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar, diciembre llegó con su ventolera anunciando nuevos vientos de paz y reconciliación en el continente americano.

A los diálogos de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, que van por buen camino así sus detractores sostengan lo contrario, se suma ahora la decisión de Barack Obama y Raúl Castro de restablecer y normalizar las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, rotas hace casi cincuenta y cuatro años, en enero de 1961, por el entonces presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower.

«Ike», como le decían familiarmente, fue el creador de la famosa «Doctrina Eisenhower», cuyo propósito principal era intervenir en cualquier conflicto que se desarrollara en cualquier parte del mundo, en donde se percibiera la influencia comunista de la ex Unión Soviética.

Dicha «intervención» era en realidad una invasión disfrazada, orquestada y organizada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés, la policía política norteamericana) en nombre de la seguridad y defensa de la «Democracia Occidental».

Un año después, en febrero de 1962, el simpático y carismático presidente John Fitzgerald Kennedy, perteneciente al «clan» Kennedy y heredero de la «Doctrina Eisenhower», firmó el decreto del bloqueo económico y comercial a Cuba que ha perdurado en el tiempo, hasta la fecha.

En vista de que el embargo o bloqueo fue aprobado previamente por el Congreso norteamericano, no va a ser posible el desembargo o desbloqueo inmediato a la Isla.

No obstante, y aunque el recorrido no será fácil, el reinicio de las relaciones bilaterales entre estos dos archienemigos de siempre, se constituye en el primer gran paso para lograr que el «Muro de Miami», es decir, las frías y distantes relaciones políticas y comerciales de la época de la «Guerra Fría», se tornen más cálidas y humanas, vislumbrándose, desde ya, un nuevo panorama que le cambiará la cara al espectro geopolítico de este lado del mundo.




martes, 23 de diciembre de 2014

OCURRENCIAS INOCENTES, INOCENTES OCURRENCIAS

El Mote é C…

 Rodrigo José Hernández Buelvas

El compadre Alberto Muñoz, aquella nublada mañana de abril, con las largas piernas dentro de las gélidas aguas del Guatapurí, expresión esta que en voz indígena significa «agua fría», miraba entretenido hacia el puente que se mecía por las carreras de los muchachos incautos divirtiéndose al cruzar hacia la otra orilla.

El hombre pensaba en que no había escrito el artículo que debía entregar a «El Pilón» para su edición del sábado.

De repente por la mente le pasaron como relámpagos los deliciosos motes degustados, en «La Sabana», en plena Semana Santa.

—Ya sé…—se le prendió un bombillito en la memoria—Escribiré sobre los diversos motes de «La Sabana». 

Y de inmediato empezó a recordar los nombres de las sabrosas y sazonadas viandas, además preguntó a los amigos con que se tropezaba en el camino sobre otros motes de «La Sabana».

Luego de una dedicación abnegada al oficio, al fin el viernes por la mañana entregó al periódico «Los Motes de La Sabana». El artículo lo publicaron el sábado. 

A los quince días de la publicación, fui a la ciudad de Los Santos Reyes, a disfrutar del Festival De La Leyenda Vallenata, y estando en Hurtado libando unos tragos de Aguardiente, en el apacible Guatapurí, cerca de la Sirena, mi compadre Muñoz me contó sobre «Los Motes de La Sabana» que le había publicado «El Pilón». 

— Compa y… ¿de cuáles motes escribió?—pregunté picado por el gusanillo de la curiosidad. 

—De todos— me respondió Muñoz. 

—¡¿De todos?! —repetí con extrañeza—Haber, dígamelos.

Él empezó a nombrarlos:

—Mote de queso, Mote de Guandú, Mote de Chicharro, Mote de suero, mote de berenjena, mote de bleo, mote de frijol. 

—«¿Y esos son según usted «Los Motes de Las Sabanas»?, pues fue muy osado al colocar el título «Los Motes de La Sabana». 

—¿Y qué título le hubiera puesto usted? —me increpó el compadre. 

—Pues cuando uno no sabe mucho sobre algún tema—argumenté creyéndome dueño de la situación— Se le saca el cuerpo. Así que yo hubiera escrito «Algunos motes de La Sabana». 

—¿Aja y dígame cuál me faltó?—señaló el hombre. 

—Por lo pronto voy a decirle tres:—precisó el interlocutor— «Mote ´e Candela», «Mote é Candia» y «Mote de C…». 

Apenas escuchó nombrar el último mote, se sorprendió.
— Y… ¿cuál es ése mote?—preguntó Muñoz. 

Y empecé a contarle, al son de las aguas del río Guatapurí: 

«En San Juan de Betulia, exuberante tierra de los Buelvas, Gil, Avilez, Macareno, Acosta. El hijo de un excelente cuidandero de Don Robustiano Gil, un trabajador de hacha y machete, criado soportando los más duros avatares de la vida. Acostumbrado a pasar la noche contando las estrellas desde la hamaca guindada en el halar del caney, en los corrales de varetas donde retozaba el ganado». 

«Antonio Avilez contrajo nupcias con una agraciada niña de una de las familias pudientes del pueblo: la de Don Robustiano Gil de la Barrera».
«Toño le llamaban a aquel joven fornido, sano, bonachón, inocente en el trato, esos que no poseen ni pizca de malicia. Que no conocen lo que es el doble sentido de las cosas. Las llaman así, como se conocen en su argot terruñal, «hablaba directo y sin rodeos». 

«En cambio, ella, una tierna criatura, criada con todas las comodidades. Las plantas de sus pies nunca habían sabido lo que era pisar la tierra descalza, pues sus progenitores le comentaban que si lo hacía se contagiaría de los males que deambulan por la vida. Sus padres no fueron gustosos de aquellos amores, pero ante tanta insistencia de la muchacha, optaron por aceptar el disparatado casamiento». 

«Después de la luna de miel, en Santa Bárbara de Coveñas, unos días antes del carnaval, Toño picaba el ñame espino el que iba a sembrar en la roza de la loma del pozo. Con el zoco y de un solo tajo cercenaba al ñame el extremo opuesto al del nacimiento del bejuco, que los campesinos llaman «el culo del ñame». 

Mercedes Gil, su mujer, recién bañada, llegó contenta a donde estaba el marido en la faena con los ñames y, con aquella voz melodiosa, pechichona e inocente dijo: 

— Toñó, amor mío, como es el primer viernes de la cuaresma, ¿de qué quieres que te haga el mote para el almuerzo? 

—Bueno, mija...hazlo de culo—respondió el marido, y siguió picando los ñames, sin alzar siquiera la vista. 

No se dio cuenta del impacto que provocaba en la mujer aquellas palabras. 

La tierna criatura, ruborizada y llena de vergüenza al oír la respuesta del marido, salió en silencio, «cariacontecida». 

De inmediato, como pechichona que era, montó en la mula mora rabicana que permanecía ensillada debajo del tamarindo, por si algo se ofrecía, y se fue gimiendo a la casa de sus padres a poner la queja.
Al llegar hecha un mar de llanto, sus padres sorprendidos, fueron a su encuentro, y la interrogaron: 

—Ay nena, ¿qué te pasó que llegas llorando? ¿Acaso te hizo algo tu esposo? 

La mujer así respondió: 

—Yo que con tanto amor, fui donde Toño estaba picando los ñames, los que va a sembrar a la roza y pregunto con tanto cariño, que, de qué le iba hacer el mote para el almuerzo, y ¿saben con qué me salió?, me da pena con ustedes repetirlo, pero se los voy a decir para que vean lo vulgar y mal hablado que se ha vuelto Toño, porque él no era así. 

Me dijo que hiciera «el mote de culo». 

—Ahhh... —dijo el viejo—. ¿Y de qué más se lo ibas a hacer? 

—Ay papi—se quejó la hija— Usted le da el lado a ese puñetero. 

—Ajá mija, si eso es lo único que no se siembra del ñame y es lo que queda para uno comer—explicó el viejo. 

Mi compadre Muñoz y mi hijo Rodrigo Gregorio, si no estoy mal, se mearon de la risa, con el “Mote é Culo”.

domingo, 21 de diciembre de 2014

PARADOJAS DEL SÉPTIMO ARTE

NO A LO ESPANTOSO 
NI A LO MACABRO EN LA LITERATURA
Por Juan V Gutiérrez Magallanes 
«Y he aquí que a media noche el Señor mandó  a un ángel exterminador que mató a todos los  Primogénitos de los Egipcios, desde el de Faraón hasta el del esclavo, y también todos los primogénitos de los animales»Cien Lecciones de historia Sagrada. «Pasaje del Mar Rojo»
En esta tierra de contiendas y escaramuzas, rezagos de guerras civiles en tiempos pasados, donde todavía se asoma la violencia, he abolido lo espantoso y lo macabro, bajo cualquier forma de expresión literaria. 
¿Para qué robarle tiempo a la imaginación en crear un cuento macabro y espantoso, si nuestra realidad es tan evidente que sobrepasa la misma ficción?  
No, no me escriban sobre la Cruenta Muerte, que ya el ingenuo Edgar Allan Poe lo hizo supremamente bien en cuanto a cuentos de terror se refiere, aspectos que he  dejado en el olvido por la Dureza de la Realidad exhibida por el mundo. 
No, no  estoy de acuerdo, con hacer de la Muerte Cruenta una Fiesta y horrorizarla con los aspectos grotescos de los zombis de carnes desgarradas que salen de sus tumbas para participar en la danza de los vivos. 
¿Acaso no son suficientes las cruentas y horrorosas contiendas producidas por el tráfico de droga? 
No entiendo o no comprendo la existencia de Macabro Lab,  un organismo con asiento en México: «La Sociedad Mexicana de Directores y Realizadores de Obras Audiovisuales y Nuevas Resonancias en colaboración con Aurora Festival Internacional de Cine de Horror de Guanajuato, Post Mrtem, Festival Internacional de Cine de Horror y Bizarro de Aguascalientes y Feratum Film Fest Festi internacional de Cine Fantástico de Terror y Sci- Fi de Tlalpujahua que han decido impulsar la creación de guiones cinematográficos de largo metraje en género de terror, horror, fantasía, Sci-Fi y los subgéneros correspondientes; con el objetivo de contribuir al perfeccionamiento, a la formación y a la producción de obras de género de nuevos realizadores y guionistas». (W). 
¿Por qué no se quedan en una fantasía que no cause tanto espanto como la realidad que vivimos? 
¿Será que estos creadores de lo horrible y lo horroroso, quedaron traumatizados por el cuento macabro de «Caperucita Roja» o el de «Pulgarcito»? 
¿Por qué en este planeta, donde el hombre ha plasmado en la realidad crueldades como «Las Cruzadas. La Inquisición, Las Guerras Mundiales, El Holocausto de los Judíos, la Diáspora de los africanos», aún pervivan todavía las «Minas Quiebra patas» o la «Guerra Bioquímica?». 
¿No es suficiente esta realidad viviente? 
¿Para qué tratar de sobrepasar la realidad, con un cine que le brinda honores al horror y al espanto? 
¿Qué más horror el presentado por una sociedad que contempla la muerte de miles de niños por hambre? 
Esta sociedad se hace partícipe del horror, cuando lo plasma en la pantalla grande, pero debe ser que el hombre no ha quedado curado de los horrores producidos a través de la historia, por eso acude a la creación virtual de la crueldad y el horror. 
Y convive con los Zombis de la calle, esos que van tironeando su propio cuerpo.    

sábado, 20 de diciembre de 2014

LAS MEMORIAS DE UN MAESTRO

«Sin embargo, yo fui tal como ustedes»
               Juan V Gutiérrez Magallanes           
«La Sabiduría y la Bondad, son necesarias para enseñar y gobernar a los hombres. Lo que deberíamos hacer los que fuimos,  alguna vez maestros sin antes ser sabios, es pedirles humildemente perdón a nuestros discípulos por el mal que  les hicimos».  Héctor Abad Gómez. 
 
Para ser maestro, como en todas las labores ejercidas por el ser humano, se necesita Responsabilidad, no es tanto la vocación, como buscar en cada clase que vayas a realizar la mejor preparación, sentir mucha autoestima por el trabajo que realizas. Debes tener un criterio claro de lo que representa la educación, interesarse por la problemática de la juventud,  realizar la transversalidad entre la asignatura que  realizas y las demás.
En la educación de niños y jóvenes intervienen múltiples factores: las condiciones de la escuela, la familia, los organismos de Dirección, como Secretarías y directivos escolares.  
El Director o Rector debe ser consciente de que su labor es fundamental, debe estar en contacto con sus estudiantes, son necesarias las pláticas con la comunidad (actividad hoy extinguida).
Las Secretarías de Educación muchas veces omiten sus funciones, y se aprecia cuando se demoran en el nombramiento de los docentes o en la ejecución para  proveer de los elementos necesarios a la Institución. 
Es común en el Departamento de Bolívar encontrarse escuelas en condiciones miserables. 
La familia es parte fundamental en la formación del educando, ejerce una especie de control en la actividad del alumno, además del afecto necesario para el desarrollo espiritual del mismo. 
Hoy es común la familia disfuncional. 
No es necesaria, una alta tecnología (computadores, tablas robóticas y tableros electrónicos), para impartir una educación con calidad.  
Son necesarios factores humanos, unidos a la satisfacción de las   necesidades primarias del educando, es decir aquellas  que se  consideren proyecto de vida, un asunto serio y no para salir del paso. 
Hoy en la educación se necesita más que nunca la Estética o Enseñanza Artística, una asignatura que está siendo olvidada por la mezquindad de las Secretarías de Educación en  connivencia con muchas rectorías.  

¿Por qué cuando quieren reeducar al joven le recomiendan Educación Artística y Recreación?
El Maestro antes que todo debe estar preparado en Humanística, saber qué representa él para la sociedad, es por eso que debe tener un sueldo que le permita vivir con dignidad. 
Los sueldos de los profesores son miserables, trabajan por espacio de cuarenta  años, alcanzan la máxima categoría, con diferentes posgrados y termina con un salario de Dos Millones de pesos. 
En estos tiempos de moderna tecnología, aún es válido el poema de Nicolás Parra: 
                                       AUTORRETRATO

Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.

Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
                                 De las quinientas horas semanales.

A pesar de lo dramático de este antipoema del maestro Nicanor Parra, pues él además de poeta es matemático, no se acepta ni se justifica el «Mal Maestro». 
Todo educador debe tener una ética fundamentada en la buena enseñanza y en la «preocupación extrema» por hacer bien su labor. 
El Maestro debe ser un humanista y un estudioso constante. 




viernes, 19 de diciembre de 2014

Hoy tienen diez hijos, fuera de los tres que se murieron en el parto.

 LÁVATELA BIEN, ¿OÍSTE?
Por Rodrigo José Hernández Buelvas
San Juan de Betulia,  otrora «Caja Afuera», en aquellos lóbregos días era pujante centro de agricultura y de la cría de ganado criollo, de lechería y engorde.
 
Por ser tierra virgen daba buena cosecha y excelentes pastos.
 
Tres familias eran las acaudaladas, Macareno, Gil, y Acosta. Formaba parte de esta última Rafael Acosta Banquez, quien convivía con la agraciada señora Rosa Bohórquez, hermosa trigueña de grandes ojos negros, descendiente directo de los Bohórquez y Almanza de Don Alonso, corregimiento del pujante San José de Corozal.
 
Rafo y la niña Rochy, como los nombraban en el pueblo, tenían tres hijos rollizos bien espigados.
 
La familia pasaba el día en el monte que Rafo poseía en las afueras del pueblo, en el camino real que conduce a «La Villa de Tacasuán», un poquito más allá del «Arroyo Quita Calzón», en un punto llamado «Las Cruces».
 
El monte colindaba con la finca de José Blas Díaz, quien residía en Corozal.
 
La Niña Rochy se ocupaba en la faena de elaborar el queso con la leche que él ordeñaba en la madrugada; atendía, también, a las gallinas, pavos, patos y demás aves de corral, además le echaba el suero dulce, conchas y desperdicios a los marranos, que engordaban en el chiquero dispuesto bajo el frondoso uvital y, como si no fuera poco, de ñapa, la mujer debía estar atenta al  cuidado de los tres mocosos que no sumaban ocho años entre ellos.
 
De la alimentación no se preocupaba, pues eso le correspondía a Petra, la mulata, querida de Joche, el cuidandero.
 
Pero miren lo que son las cosas. Algunas mujeres no valoran lo que tienen para luego estar amalayándose de su suerte.
 
Una tarde nublada, cuando los goleros empezaban a retornar al frondoso chagualo del pozo viejo a guarecerse de la noche, Rosa dijo al marido:
 
—Rafo, me he dado cuenta que yo le gusto a Toño, el de Juan Gil, y me anda sonsacando para que me vaya con él. ¿Tú qué opinas?
 
—¿ Y a ti te gusta?—fue la respuesta de él.
 
—Sí, bastante—afirmó la mujer.
 
-Ajá...¿ y yo qué voy a opinar entonces? Si a ti te gusta, pues vete con él—dijo Rafo, humilde, comprensivo y sin malicia.
 
Por la noche la ayudó a empacar la ropa, algunos trastos y en los guacales acomodó seis gallinas faisan, un gallo basto colorado, tres pavas gordas y dos patos blancos, estos últimos los reemplazó porque cagaban demasiado, por dos gallinas negras colimbas; además empacó un bulto de ñame, otro de batata, ahuyama, yucas moni blancas, y unos macitos de «guandús verdes».
 
A las seis de la mañana le embarcó los guacales y los bultos en el primer Jeep que pasó, despidiéndola con una sonrisa de resignación, pues él sí la quería de verdad.     
 
El hombre se quedó como si nada estuviera pasando, continuó con los quehaceres cotidianos, claro que ahora debía atender los oficios de su mujer.
 
—Pero  qué se va hacer—se lamentaba con voz temblorosa el campesino—Así son las cosas, hay que afrontarlas conforme se vayan presentando.
 
A los cinco días, agotadas las provisiones que se llevó, Rosa, bien temprano y sin bañarse siquiera, irrumpió en el monte donde Rafo ordeñaba las vacas.
 
El perro Canelo y la Mona salieron al encuentro meneando la cola cerdosa, y metiéndosele entre las piernas, que casi la tumban.
 
—Buenos días, Rafo—dijo ella.
 
—Buenos días... —respondió él escéptico y extrañado ante la presencia de Rosa—... ¿Y qué te trae tan temprano por aquí? Yo te hacía, echando el de los pajaritos.
 
–No, qué va— manifestó la mujer— Toño me salió mala clase, comelón… y  hasta me pega.
 
—¿¡Cómo va a hacer eso!?—exclamó estupefacto el hombre.
 
—Así como te lo estoy diciendo—reconoció Rosa.
 
Luego de una pausa que pareció eterna, él preguntó:
 
 —Ajá... ¿y tú que quieres que haga ahora?
 
—No, a ver si me recibes de nuevo—expresó al borde de las lágrimas la mujer
 
—Ah, bueno...si te quieres vení otra vez, qué se va hacé, vente. Pero... lávatela bien, ¿oíste?—ordenó Rafo y siguió ordeñando, como si nada a las vacas.
 
Hoy tienen diez hijos, fuera de los tres que se murieron en el parto.
 

martes, 16 de diciembre de 2014

El archivo personal de García Márquez donado al Centro de
Investigación Harry Ransom de la Universidad de Texas

     GRAN EMBROLLO LITERARIO

     «Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor»  
                                                                                                             G. G. M
Por Rafael E Yepes Blanquicett
Según Rodrigo García Barcha, hijo mayor del desaparecido escritor Gabriel García Márquez, la razón por la cual el archivo personal del famoso Nobel colombiano fue a parar al Centro de Investigación Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin, Texas, Estados Unidos, fue por el desinterés del Gobierno nacional en el tema. 

Ante estas declaraciones, la polémica no se hizo esperar, sobre todo al afirmar que la transacción no había tenido ningún costo, es decir, que fue una «donación voluntaria» de la familia García Barcha al Centro de Investigación Harry Ransom de la Universidad de Texas, motivada por el «interés investigativo» en la obra literaria del escritor. 

Sin embargo, algunos expertos colombianos, consultados al respecto, aseguran que la operación pudo haber costado alrededor de unos 2 millones de dólares, con base en estimativos de ventas similares realizadas recientemente. 

No obstante, lo paradójico de este asunto es el hecho de que el archivo en cuestión haya terminado en territorio norteamericano, siendo que durante más de medio siglo a García Márquez le negaran el ingreso a ese país debido a sus convicciones políticas e ideológicas de izquierda y a su estrecha amistad con los dirigentes cubanos Fidel y Raúl Castro, líderes y conductores de la única revolución socialista triunfante y aún vigente en este lado del mundo, a pesar del oprobioso embargo económico impuesto desde 1962 por el entonces «carismático» presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, y continuado por sus respectivos sucesores en la Casa Blanca hasta el actual mandatario, Barack Obama.

No resulta pues muy comprensible la actitud de los herederos de Gabo, quienes desconociendo la discriminación de que fue objeto el escritor en el Gran País del Norte por sus ideales políticos y sus «estrechas» relaciones personales con el más famoso dirigente político de izquierda de América Latina, decidieran hacerle entrega de su archivo personal a una Universidad ubicada precisamente en el territorio que jamás pudo pisar en vida el Nobel de Literatura colombiano. 

Paradojas de la vida y la literatura. ¿Qué estará pensando Gabo de todo esto? 










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