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martes, 9 de septiembre de 2014

ESTILO PROPIO

VERDUGO DE ANIMALES
¿SERÁ QUE EL VERDADERO ANIMAL ES EL INDIVIDUO EN SÍ?

Por Orlando Periñán Lombana

Según las noticias, la última modalidad de convivencia ciudadana en Cartagena de Indias, es el maltrato a los animales. 
Primero fue el extranjero residente en el  conjunto de Santo Domingo, quien en una  noche de «traba maluca» envenenó a doce gatos refugiados desde hacía mucho tiempo, entre la Iglesia de Santo Domingo y el conjunto residencial del mismo nombre, los gatos hacían parte del cortejo con nombres de actrices, amigos y novios que dejó en el Carmen de Bolívar y San Jacinto, la figura emblemática, pequeña, frágil y tuerta, de Carmenza, más conocida como «Botellita»*. 
En la matanza perpetrada por el extranjero infame, cayeron los gatos «Pepe Anillo», «Churchill Temple», «Flor Alicia», «Luz del Campo», «Pambelé», «Pastrana» y otros más de los nuevos críos. 
Se tuvo conocimiento de«El Gatocidio» en un escueto y breve anuncio en la misa de las 11 a.m. en la Iglesia de Santo Domingo, cuando el sacerdote criticó los hechos, pero solo quedó en eso, en una crítica sin importancia pues la sentencia moral sólo fue expresada por los fieles de la misa de los lunes, en honor a El Cristo de la Santa Expiración. 
Un día en el centro ocurrió lo de burros y mulas, cuyos propietarios recargaron con escombros las carretas o zorras causando el desplome de los animales en el pavimento, vencidos por el sobrepeso, ante la mirada indiferente de ciudadanos y autoridades como si nada pasara, qué horror… 
Y lo que rebasó la copa: los  dos caballos cocheros, maltratados por los conductores motivando a la Asociación Defensores de Animales, a programar marchas en calles y plazas, a ver si con las protestas  las autoridades se «pellizcan» y adoptan medidas sobre el caso. 
Aparte sabemos que quienes propugnan por la defensa de los animales no sólo tratan de protegerlos sino de llamar a la cordura y al compromiso de «carácter bioético», que tiene todo individuo a la hora de mantener el equilibrio en la naturaleza. Es decir, que la reciprocidad entre el hombre y los gatos, perros y caballos es necesaria para el correcto desempeño del sujeto en su entorno. Y eso es lo que reclama la sociedad civil, que el maltrato a los animales debe considerarse delito, por una cuestión de principios y de sensibilidad humana. 
Otro caso interesante, es  el de los circos pues violan diversos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, proclamado en Londres el día 23 de Septiembre de 1977 y que posteriormente aprobara la ONU. 
Los artículos 2 y 3 de la Declaración establecen  que «Todo animal tiene derecho al respeto, protección y a no ser sometido a tratos crueles». Y si agregamos el 10 que determina que «ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre» y subraya que toda «privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho» vemos que hay toda una normatividad pero que irónicamente en Cartagena no se cumple. 
Ademas, acompañan a la Declaración Universal, «el Tratado de Europa», que se expidió en Ámsterdam en 1997, con el cual se reconoció a los animales como «Seres capaces de sentir y sufrir». 
Por último: en el 2004 la Organización de Sanidad Animal, adoptó las cinco libertades o derechos inherentes  al animal: 
*Ambiente apropiado 
*Dieta apropiada 
*Oportunidades para expresar comportamientos naturales. 
*Protección del miedo y los estados angustiosos. 
*Protección ante el dolor, daños o enfermedades. 
 Pero, sucede que toda esta reglamentación legal no aplica en nuestra ciudad, aun siendo unas normas  universales de estricto cumplimiento. 
¿Será que el verdadero animal es el individuo en sí? 
¿Dónde están las autoridades distritales? 
Pues detrás de los contratos,  en busca de huesos qué roer…   

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