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domingo, 31 de agosto de 2014

EL VIEJO ANTONIO CARLOS DE CHAMBACÚ

SINGLE MIJO WHISKY DE CHAMBACÚ
Juan V Gutiérrez Magallanes
Ahora entiendo por qué el viejo Antonio Carlos bebía con santa fruición el ron que sólo él preparaba y consumía para entrar en un mundo de canciones que calmaban la ira del inspector de Sandiego. 
Era un hombre de imbricado cruce entre padre asiático y madre escocesa, que vino a menos y llegó a Cartagena en una goleta proveniente de Panamá, para finalmente terminar viviendo en una de las casas de madera del Boquetillo, allí enamoró con sus canciones de tenor a Alejandrina, con la que se casó y arrulló toda la vida bajo los encantos de lo que él tomaba,  Aqua vitae, lo cual nunca fuimos capaces de darle un correcto significado, y que con el pasar del tiempo llegamos a entender: Agua de vida. 
Cuando estaba bien bebido explicaba el porqué tomaba, y en medio de la alocución revelaba  detalles para la elaboración de su ron, hacía una descripción del proceso de destilación, al que sometía el mijo o millo (por esto llegó a establecer amistad con las palenqueras, que le suministraban el millo, con el cual elaboraban las  alegrías). 
Decía que el trago era considerado  por sus antepasados como el Single Mijo Whisky, éste nada tenía que envidiarle al Single Malt, porque tan bien elaborado era éste como el de Mijo, pues su madre le había explicado la forma cómo sus antepasados escoceses  fermentaban la malta y, algunas veces incursionaban en el occidente de África, en busca del Mijo, ya que la malta o el centeno escaseaban por las variaciones del clima. 
Antonio Carlos «Millo Whisky», con voz envalentonada de tenor ofendido,  anunciaba una canción celta, lo que para él era un contrasentido, pues la música celta sublimaba los espíritus, hasta trasladarlos a un mundo de ensoñación. Lo que él interpretaba en aquel estado de «santa ebriedad», como él bien lo decía, era una melodía donde predominaban los acordes de una flauta, un violín y un arpa, que interpretaba con los movimientos temblorosos de sus labios. 
Sólo un nieto de Antonio Carlos, logró desentrañar los secretos de su abuelo, arcanidad que pudo descifrar a través de una de las canciones más favoritas del anciano, quien la cantaba evocando los recuerdos de su madre escocesa, coleccionista de poesías de poetas populares. Como «Hace mucho tiempo», del poeta Robert Burns, entonada con voces de tenores haciendo de su vida un permanente recuerdo: 
¿Deberían olvidarse las mejores amistades
         y nunca recordarse? 
¿Deberían olvidarse las viejas amistades 
y los mejores tiempos? 
Por los viejos tiempos, amigo mío 
Por los viejos tiempos 
Tomemos una copa de cordialidad 
Por los viejos tiempos, 
los dos hemos vadeado las corrientes 
del medio día hasta la cena 
pero anchos mares han rugido entre nosotros 
desde los viejos tiempos 
y he aquí un fiel amigo…   
Antonio Carlos, en sus andanzas de sediento tenor, aceptó que su nieto compartiera los secretos de su  Agua de vida, en aras de catar los licores del Viejo Abraham*, lo que varió el  aroma por los rones del viejo alambique de cobre, perdiéndose la calidad del Single Mijo que tenía el «clarito» del Viejo Antonio,  sin que por esto no llegara a ser exportada la materia prima obtenida del Mijo de San Basilio para que luego de un sofisticado proceso de fermentación y destilación,  fuera  introducido por el Puerto de Cartagena, como El Single  Malt, escocés. 
¡Así es la Vida, nos da  Sorpresas! , Viejo Enrique. 
*Abraham: Viejo pionero de  las Mochilas del barrio Espinal de Cartagena
   

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