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domingo, 19 de marzo de 2017

La Undécima Edición Abre sus Puertas

Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet

Por Salomé Guadalupe Ingelmo

Como cada año a lo largo de la última década, el Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet vuelve a abrir sus puertas. Esta edición, sin embargo, a pesar de mantenernos fieles a nuestros objetivos y directrices, llegamos con algunas novedades y sorpresas bajo el brazo que estamos seguros avivarán el entusiasmo de nuestros seguidores. 
Para empezar, junto a las bases del concurso, presentamos ahora la antología de textos ganadores y finalistas en la pasada edición, es decir del 2016. Me consta que era algo largamente deseado, que muchos de nuestros participantes demandaban desde hace tiempo, así que no me cabe duda que generará gran expectación. 
Hemos tardado en dar el paso, pero hemos afrontado el reto con la seriedad que merece. Ofrecemos, o así lo esperamos, un resultado escrupuloso y a la vez atractivo, siempre respetuoso con el autor y su obra, sobre el que hemos procurado verter rigor y afecto a partes iguales, y que creemos digno de ser distribuido entre nuestra extensísima base de datos para que llegue a editores, críticos, estudiosos de literatura, docentes y otros compañeros escritores, con el fin de dar visibilidad al talento de nuestros participantes.  
Deseamos de todo corazón que este esfuerzo se convierta en fuente de felicidad para los autores antologizados y deleite a los lectores, que seguramente serán numerosos.  
Por otro lado, desde hace tiempo proyectábamos celebrar la entrega de premios de nuestro certamen en España, patria del escritor que nos da nombre, y finalmente este año vamos a hacer realidad ese deseo. 
Ahora que la hospitalaria y cosmopolita Madrid acogerá la ceremonia, esperamos tener la oportunidad de conocer más de cerca a algunos de nuestros participantes, pues sin duda Madrid ofrecerá una localización más accesible que Helsinki para buena parte de los escritores en lengua hispana. 
Llamo la atención sobre un pequeño detalle que seguramente no pasará desapercibido: como nuestros participantes observarán en las bases, este año, por motivos de agenda, la fecha límite para la recepción de obras se anticipará ligeramente, cerrándose el 15 de julio. 
Y hasta aquí las novedades. Pero como mantener las tradiciones que ya se han revelado enriquecedoras parece razonable, también en esta edición, siguiendo los criterios que nos distinguen, nos hemos asegurado de reclutar a grandes profesionales de la literatura, investigadores y escritores de sólido juicio, que nos privilegiarán con su colaboración y trabajarán incansables hasta ofrecernos un veredicto ponderado e imparcial. Ese equipo de excepcionales jurados será dado a conocer una vez se haga público su fallo, a mediados de noviembre. 
Igual que en los últimos años, una vez más el pintor español Alejandro Cabeza retratará al óleo a nuestro ganador o ganadora. Como sus muchos admiradores saben, Cabeza comenzó a pintar escritores reputados hace casi quince años, y actualmente su colección de retratos dedicados al mundo de la literatura se acerca al centenar. Muchos de esos cuadros pertenecen a las colecciones de conocidas pinacotecas públicas, han pasado a formar parte de los fondos de diversas casas museo de escritores o son custodiadas ahora por instituciones consagradas a la conservación del patrimonio lingüístico y literario. Con el tiempo, convertidos en reconocidos autores, no nos extrañaría encontrar los retratos de nuestros premiados en museos regionales o nacionales. 
Alejandro Cabeza, Pintor
Confiamos en el talento y perseverancia de todos ellos, y compartimos su felicidad y orgullo cuando les vemos alcanzar sus objetivos. Entre tanto, podemos confirmar que el retrato de nuestro último ganador, Ramón Cortez Cabello, está ya en México y, según nos cuenta con entusiasmo el modelo, acapara la atención de familiares, amigos y compañeros. 
Como viene siendo habitual, también en esta edición del certamen contaremos con el valiosísimo respaldo de diversas Embajadas de países hispanohablantes. Agradecemos la cálida acogida que nos ha dispensado en Madrid el ámbito diplomático, embajadores y agregados culturales que, siguiendo el ejemplo de sus homólogos acreditados en Helsinki, que durante tantos años nos han honrado con su amistad, han decidido comprometerse con nuestra causa inmediatamente y sin vacilación alguna, ofreciéndose a promover la difusión de este certamen, que pretende fomentar la literatura en lengua hispana, entre sus compatriotas. 
Con una clara vocación de servicio hacia la cultura, nos han confirmado ya su asistencia a la futura entrega de premios, pues desean homenajear con nosotros y nuestros participantes a los ganadores, sean cuales sean sus nacionalidades, y festejar una victoria que significa la de todos y cada uno de quienes compartimos este rico patrimonio lingüístico y literario. 
Quienes hemos residido fuera de nuestros países de origen, especialmente en lugares de habla no hispana, sabemos que, aún cuando nos integremos perfectamente en la cultura y lengua de acogida, conservar los lazos con nuestras raíces supone una necesidad y un derecho que no siempre resulta fácil ejercer. 
A veces incluso conservar la propia lengua se vuelve complejo. Y en este sentido las Embajadas, con sus actividades culturales o su apoyo a las actividades de otras organizaciones, desempeñan un papel esencial: un elemento de cohesión, un vínculo con la patria lejana. Por ello deseo tener un reconocimiento especial para aquellas Embajadas en suelo español que han confirmado ya su respaldo a este evento. Entiendo que el interés que demuestran hacia iniciativas como la nuestra es reflejo de la sensibilidad de sus respectivos gobiernos en la búsqueda del bienestar integral de sus ciudadanos, una de cuyas principales facetas es la cultura y el derecho a conservar la lengua materna incluso fuera de sus fronteras. 
Además, la labor informativa que desarrollan las Embajadas se revela fundamental, y a menudo explica que la noticia de nuestra existencia llegue hasta los rincones más recónditos del globo y estimule a participar en este certamen a escritores residentes en lugares realmente exóticos. 
Ramón Cortez, Ganador 2016
Con su actitud y gestos, en una tácita pero paradójicamente elocuente declaración de intenciones y prioridades, las Embajadas que nos honran con su amistad demuestran que, para sus respectivos países, sus compatriotas escritores suponen motivo de orgullo y se les considera excelentes embajadores para la cultura y tradiciones de sus estados. 
Agradecemos también su incalculable apoyo a las Universidades españolas y latinoamericanas, referentes culturales encargadas de preservar el saber, pero también de albergar el debate imprescindible para seguir avanzando en el pensamiento. Ellas, sin duda, han sabido entender que la literatura nos ofrece una de las armas más poderosas de las que disponemos para construir hombres y mujeres mejores en el futuro. 
Una particular simpatía hacia nuestra labor hemos encontrado en la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura ‒organismo internacional de carácter gubernamental creado en 1949 para la cooperación entre los países iberoamericanos en el campo de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura en el contexto del desarrollo integral, la democracia y la integración regional‒, que ha decidido honrarnos con su respaldo. 
Ello nos enorgullece de forma especial, pues entendemos que esta institución comparte con nosotros muchos sólidos principios de justicia y solidaridad, y su labor en favor de la educación merece toda nuestra admiración y respeto. Porque como decía Alberto Assa, humanista turco otomano de origen sefardí, políglota, brigadista internacional en la Guerra Civil Española y fundador del Instituto de Lenguas Modernas a su llegada a Barranquilla, ejemplo de sincretismo cultural y de tolerancia que se declaraba “bizantino de nación, pero francés de educación, alemán de formación, español de vocación, catalán de corazón, canario de «añoración», y barranquillero de adopción y afición”: “No habrá desarrollo sin educación, ni progreso sin cultura. 
Aunque, como no puede ser de otro modo, citaré también a dos grandes iconos latinoamericanos: “La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos” (Benito Juárez); “Las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación” (Simón Bolívar). 
No hace mucho Paulo Speller, secretario general de la OEI, en viaje por Bolivia, ponía de manifiesto a lo largo de una conferencia dictada en la Cancillería boliviana cómo, coexistiendo con la rica diversidad lingüística que tiene América Latina ‒digna de ser preservada y que también actúa como factor de unidad regional y amplía nuestras fronteras mentales‒, la lengua compartida, facilitando la comunicación y con ello la comprensión, posibilita al tiempo la tolerancia y la grata convivencia entre las gentes. 
Creo que, en este sentido, quienes compartimos el español como lengua debemos sentirnos orgulloso, pero también responsables de hacer honor a este legado que ha de formar parte de un gran proyecto, cada día más firme, de hermandad entre los pueblos. Porque, como asegura la sabiduría popular, hablando se entiende la gente. 
Una vez más, toda nuestra gratitud para las instituciones y medios que se solidarizan con nosotros y se implican fielmente, año tras año, en la difusión de nuestras noticias. Imposible recordar aquí todos sus nombres, pues son muchos; pero su generosidad, la de cada uno de ellos, jamás nos pasa desapercibida. 
Por último, me resisto a cerrar esta presentación sin proponer una brevísima reflexión sobre la antología de textos ganadores y finalistas del 2016. El libro se abre con Medio Real, de Ángel Olgoso, y se cierra con Crónica de un maestro, de Ramón Cortez Cabello, ganador de la pasada edición. 
Medio real propone un relato de argumento cervantino y metaficcional, lleno de ricas referencias intertextuales. Crónica de un maestro homenajea a un docente mexicano, custodio y transmisor del patrimonio de su pueblo, pero al tiempo intérprete y mediador ante los conquistadores españoles. En medio, toda una amplia gama de tramas, personajes y situaciones que retratan a nuestros finalistas, pero también a sus respectivas comunidades e identidades culturales. 
La forma de estructurar esta antología naturalmente no es arbitraria, y creo que refleja con claridad dos de nuestros objetivos esenciales: poner de manifiesto la importancia de proteger y enriquecer nuestro patrimonio cultural ‒tanto el común que compartimos como, al tiempo, el regional que nos hace únicos‒ y establecer una cierta analogía entre España y América Latina, revalorizando las afinidades que existen a ambos lados del océano.  
Porque es tanta la simpatía y afecto que nos profesamos. Tanto lo que nos debemos los unos a los otros recíprocamente; ninguna de las dos orillas habría sido lo mismo sin la otra. Porque somos, ambos, un espejo en el que, respetando nuestras respectivas idiosincrasias, mirarnos. Para descubrir que, al final, es mucho más lo que nos une que lo que nos diferencia. 
Y es que, donde otros se empeñan en construir muros, nosotros queremos seguir tendiendo puentes a través de una de las riquezas que más nos define, la lengua. Y con la generosa ayuda de todos aquellos que comparten nuestros objetivos y de una forma u otra colaboran con nosotros, estamos seguros de que lo lograremos. Decía Aldous Huxley que “gracias a las palabras, hemos sido capaces de elevarnos por encima de las bestias y gracias a las palabras nos hemos hundido a menudo al nivel de los demonios”.  
Salomé Guadalupe, Coordinadora
Especialmente en estos tiempos oscuros, yo os pido que, recordando la responsabilidad social del escritor, trabajéis con redoblado ahínco para elevar a vuestros semejantes, para preservarles de la ignorancia y los prejuicios que acechan, para hacerles cada día un poco más libres. Porque como aseguraba ya en el siglo XVI el humanista y filósofo español Juan Luis Vives ‒perseguido por la Inquisición por profesar la fe de Moisés y emigrado a Inglaterra, donde trabó amistad con Tomás Moro‒, “la tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las esclavitudes”. 
Nuestras BASES, TRÍPTICO y FICHA-RESUMEN permanecerán a disposición de todos los interesados. Cualquiera que desee colaborar en su difusión podrá descargarlas y compartirlas en sus respectivos Web, blog o redes sociales. Queremos convertirnos en una comunidad literaria en lengua hispana cada día más grande y más estrechamente unida. Con vuestra ayuda estamos seguros de que lo conseguiremos.  

jueves, 16 de marzo de 2017

Adiós a un Grande Del Boxeo


“RODRIGO LE DIO UN NOCAUT A LAS PENURIAS DE SU POBREZA” 


“El si podía decir que venció a los mejores, en ese barrio de Getsemaní”

                Por Juan V Gutiérrez Magallanes 

Este Campeón, descendiente de los últimos cimarrones, nació un 22 de diciembre de 1946, llevaba el sello de Benkos Biohó y los cantos del poeta Jorge Artel, eran del mismo barrio, Getsemaní, eran íconos de los lanceros que sellaron la Independencia de Cartagena de Indias, un 11 de Noviembre de 1811. Rodrigo, El Rocky, desde pequeño, aprendió a tirar el anzuelo en las aguas de la Playa del Arsenal, litoral sagrado, de donde partió el Almirante Prudencio Padilla en la búsqueda del triunfo de los Patriotas. 
Rodrigo adquirió a través del manejo del canalete en la guía del bote de pescar, fuerte resistencia y amplitud pectoral. 
En plena adolescencia, era el pescador de vista rápida para el cardumen de sábalos. Allí en el antiguo mercado de Getsemaní, era de mucha popularidad, por los asomos de su nobleza, y de mucha valentía. 
Su madre era de Ararca, un pueblo cercano a Pasacaballos, con fácil acceso al Canal del Dique, llegó a Cartagena, en búsqueda de mejores oportunidades, se estableció en el barrio de Getsemaní, cerca al Mercado, donde hoy está el Centro de Convenciones, Julio César Turbay Ayala. 
Perfecta Hernández, mujer trabajadora, instaló una mesa para vender el pescado, ya había nacido Rodrigo, quien hacía parte de ocho hermanos, que fraternizaban en esta zona del pescado y de goletas que llegaban de los pueblos de las aguas de las Antillas. 
Rodrigo, se inicia con un triunfo sobre Orlando Pineda, en el 1963, estaba en plena adolescencia, tenía 17 años, de allí en adelante comprendió que su vida estaba enmarcada en el boxeo, donde debía abrirse camino con sus puños, para darle un Nocaut a las penurias de la pobreza. 
Rodrigo, un hombre con facilidad para reír y con buen temperamento para aceptar un consejo. Es acogido por Melanio Porto Ariza(f), quien comenzó a guiarlo con paciencia y prevención para un buen futuro, porque el boxeo, para el deportista, es una actividad de corto tiempo, y por eso debía aprovechar en bien, el dinero ganado. 
El Rocky le ganó a los mejores, en la clasificación  de los medianos, muy a pesar de no poder vencer a Carlos Monzón, pero lo hizo tocar la lona con sus rodillas. Además, venció a un titán, en la más grande de sus batallas, cuando derribó a Bennie Briscoe. Volvió a vencerlo en una segunda pelea, el 5 de noviembre  de 1977, por el título mundial de los medianos  en Campeones de Ítalia, lo vence por decisión. Ya el Rocky estaba en los 31 años, y seguía peleando con la fiereza del felino y su combate de fajador. Se enfrenta a  Hugo Corro, argentino, y pierde el título  el 22 de abril de 1978, en San Remo. 
El Rocky, boxeador en el “dame y toma” sin temor alguno, donde  los golpes van minando el organismo y dejan secuelas. 
Un día decide el retiro, y dedicarse a encuentros con sus amistades,  volver a mirar las películas para recordar los tiempos de los viejos teatros, Padilla y Rialto, de la calle Larga del barrio de Getsemaní. 
En muchas tardes frecuentaba las tertulias de la Plaza de los Coches, del centro de Cartagena de Indias. 
Después de ganarle a Gilberto Amonte, se retira, eran los años de 1980, tenía 34 años. Era un hombre que había subido al ring para boxear en 73 encuentros, de estos ganó 68 combates. 
El Rocky Valdes, en su senectud
“Era un hombre de gran nobleza”, como lo manifiesta su compadre el licenciado Gabino Hernández Cassiani. Siempre estaba dispuesto a ayudar, como lo hacía con sus amigos del mercado, a quienes nunca olvidó y contribuyó para que tuvieran un hogar propio, como lo había hecho con sus ocho hermanos, a todos les compró  casa, donde ellos quisieran vivir. 
Cuando regresaba del extranjero, traía un baúl lleno de vestidos para sus amistades y familiares. Tenía el don de la solidaridad, siempre estaba dispuesto a compartir su alimento. En su bondad de hombre prolífero y apegado a la familia, llegó a tener doce hijos. 
Ha muerto El Rocky. Viva el Campeón. 
Hoy, estará en el seno del Creador al lado de otro noble boxeador, como lo fue Mohamed Alí. 
          Cartagena de Indias, 16 de marzo de 2017 

lunes, 13 de marzo de 2017

Memorias de Ciudad

EL FESTIVAL DEL PUENTE EN CHAMBACÚ  


“No llaméis cobarde, al que se dio la muerte/ la bala del suicidio no deja cicatriz / escriban en mi tumba, que aquí reposa un cobarde/ yo escribiré en mi loza, morir es descansar…”

Por Juan V Gutiérrez Magallanes 

Así me contaba el Viejo Magallanes Cervantes: “Llegamos por los años de mil novecientos treintaisiete, en el mes de mayo, tomé la accesoria de la esquina  de la primera cuadra, que se iniciaba a la bajada del Puente de Madera de la Ciénaga de Chambacú  y el Cabrero, allí llegué con mi esposa y mis tres hijos”. 
“Se había producido el desalojo de los barrios ubicados alrededor de las murallas, que hoy dan a la avenida Santander: Boquetilo, Pekin y Pueblonuevo. Los pobladores de aquellos lugares, llegamos a diferentes sectores de la ciudad, muchos al barrio Canapote, otros a La Esperanza y Chambacú. Eran espacios pantanosos que debíamos amansar para que no nos picaran las plagas, especialmente los mosquitos, como pasó en Canapote, donde muchas familias se enfermaron y tocó buscar otros sectores, como la familia de mi hermano Martín Magallanes, que se trasladó a  Chambacú y allí vivió hasta su muerte..." 
Mi abuelo callaba por un momento y miraba detenidamente el cordel que sostenía en su mano derecha, esperando el róbalo que debía pescar esa tarde. El agua estaba quieta, sólo se apreciaban las ondas que dejaba la medusa, sus movimientos de continuos adioses, en el recogimiento y extensión de su gelatinoso cuerpo.  
“El caso de mi hermano Martín, es digno de contar, por la forma cómo preparó el terreno en la isla Elba (Chambacú). Se dedicó a extraer caracolejos (restos de corales marinos) para darle firmeza al terreno en donde habría de construir su vivienda. Esta forma fue imitada por muchos pobladores del sector”. 
Hoy los chambaculeros recuerdan a Martín, porque allí donde está edificada La Mole Inteligente, quedaba la casa –tendal  de Martín. 
En aquel Chambacú de los años de mil novecientos cuarenta, se hacían  muchas actividades lúdicas, donde participaban los residentes del condominio y ciertos invitados que venían del barrio San Diego, Torices, El Espinal , El Cabrero y Canapote. 
Las competencias eran variadas: Pesca con Atarraya, Natación, Navegación en botes, Juego de bolita de caucho, Juego de Tapita, juego del Tango, Juego de Lotería, Ludo, Dominó y Composiciones Poéticas a la Mujer. 
Una de las actividades muy recordadas por mi abuelo, era la Pesca con Atarraya, donde él participó y resultó ganador. Para esta competencia el participante debía tirar la atarraya, estando de pie luego de  detener el bote, mediante la potala o el ancla, la atarraya debía abrir en forma completa, eran redes con un diámetro de veinte metros. 
Esa vez el abuelo logró sacar veinticinco lebranches, de cuarenta centímetros de largo. Sólo se podía hacer un lanzamiento. 
Eran los tiempos en que las aguas de la ciénaga del Cabrero–Chambacú, tenían el acceso de las corrientes del Mar Grande a través del Caño Juan Angola, los peces en aquel lecho de aguas tranquilas, tenían la misma vitalidad de los del Mar Caribe,  era muy común el ágil jurel y el jaquetón róbalo, que hacían su recorrido del mar hacia la ciénaga. 
La vegetación de algas era muy variada, desde las verdes hasta las moradas yodadas que en su conjunto llamábamos “verdín”, en ellas anidaban camarones y otros crustáceos, porque era abundante el pequeño caracol, llamado vulgarmente “Pata e´burro” . 
La presencia de jaibas y otros crustáceos, de muchos colores, todo aquello combinado con los “pipón”  y  “guabinos”, brindaban una especie de acuarela acuática, que ocasionaba cierto embeleso, se escuchaba el juego del mero y el paso lento del cangrejo. 
Llegaba el día 6 de mayo, y desde muy temprano se iniciaba el ornamento del patio, con guirnaldas de papel de barrilete, el recinto adquiría la apariencia de un carnaval de variados colores, iban llegando los participantes de los barrios invitados . Se iniciaba el festival con el discurso de don Juan Gómez, uno de los más letrados del condominio, competía en sabiduría con Antonio Carlos Del Valle, ambos era conservadores  y fraternos con la mayoría de los vecinos liberales. 
Mi abuelo resaltaba, las poesías que se hacían en honor a la mujer, en la que sobresalían los cantos poéticos del viejo Juan Gutiérrez  Arteaga  y Calazán Gómez. Un fragmento de aquellos poema:
                      “Mujer que llevas el candor en tus miradas
                      Y regalas los secretos de tu corazón…                                                                  Bendice el sendero con tus pisadas ,y…. 
Siempre ganaba Calazán, como le sobraba el tiempo nunca dobló su cuerpo ante los quehaceres de hombre, vivió del cuento y de las afugias de su mujer por sostener la vida, existencia que se fue diluyendo con  la melodía de las medusas del Puente.  
Ahora estábamos con la fraternidad de los invitados. 
En la competencia de natación hubo dos  nadadores que llegaron a la final, entre ellos se originó una dura diatriba, donde el ganador fue el cabrerano Felipe Romero, y el segundo Nemesio Magallanes. 
Los espectadores, se volvieron  al centro del patio, para  mirar el encuentro de “Tapita”, un asomo al “juego del bate”, al beisbol. Eran muy cotidianas las confrontaciones entre los  sandieganos y los chambaculeros. 
Por los Jabueyes* lanzaba el Chino Paternostro y por el otro equipo el “Mocho Sindo”, quien parecía ponerle un efecto que hacía imbateable  la tapita. Después de eliminar a los equipos de Torices y Getsemaní, quedaban frente a frente los eternos rivales: Chambacú y San Diego. Al final se realizaban tres encuentros, donde resultaba como ganador el equipo del Sindo. 
El Festival era animado por el tambor de Toribio, quien cantaba una canción, que se hacía repetitiva, y se convirtió en el símbolo inicial de los encuentros chambaculeros : “ Yo no puedo, yo no puedo / con mi mano descompuesta / serán cosas de Dios / Serán cosas supuestas 
También había una parte lírica, de don Antonio Carlos Del Valle, quién había hecho de tenor en el Teatro Municipal, o en el Teatro Adolfo Mejía, solo se recuerda un fragmento de su famosa canción: 
“No llaméis cobarde, al que se dio la muerte/ la bala del suicidio no deja cicatriz / escriban en mi tumba, que aquí reposa un cobarde/ yo escribiré en mi loza, morir es descansar…” 
         
Juan V Gutiérrez Magallanes        
El festival terminaba en un fandango donde se mezclaban los recuerdos de bailes transcurridos en clubes y cabarés. En aquel encuentro se quebraban barreras discriminatorias entre mujeres de pasados nocturnos y señoras de vida a la claridad del sol. Al final se coronaba a Villa, la mujer de Toribio, por su paciencia en la constante audición del tambor de su marido, quien también hacía de “Monosabio” en las corridas de toro en la Plaza de la Serrezuela del barrio de San Diego. 
Hoy las aguas están enlutadas por una pátina verde-plomiza, brindan un mensaje nostálgico por la ausencia de la mojarra y el guabino juguetón.
      






sábado, 11 de marzo de 2017

Paradojas De Un Burgomaestre


Las de Cal y Arenas del Alcalde Manolo
      
Por Álvaro Morales
Apelo a esta frase del lenguaje popular para referirme a los aciertos y desaciertos a los que nos tiene acostumbrado el alcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque, en su corto tiempo que lleva como primer mandatario de La Villa. 
El día de su posesión, con emotivo discurso, y mientras por una parte decía  que combatiría el delito y proponía construir una ciudadanía sin miedos, una ciudad sin pandillas y que temblaran y se cosieran los bolsillos los corruptos porque se proponía defender con su vida los recursos del Estado; por otra, al finalizar su alocución anunciaba la conformación de un gabinete parcelado a parientes y amigos de procesados por paramilitarismo y corrupción. 
Con la designación de sus tres alcaldes locales, pareció haber acertado al escogerlos no solo por incompetentes para el cargo sino por locuaces “encantadores de serpientes”, “vendedores de ilusiones”, y además, con ciertos registros en el Código Penal. Si por un lado ha sido considerada como positiva su férrea posición contra la instalación de marinas; por otro nos “desinfla” con sus acostumbradas, continuas y “desentonadas salidas”, que para algunos son auténticas expresiones del raigambre popular de su innegable origen. 
Si la administración salió airosa en la celebración de las Fiestas de la Independencia tras la abrupta decisión de Raymundo de desligar su Certamen de Belleza a otra fecha, no se puede desconocer que se sobrepuso a la repentina determinación que “le movió el piso”. No se hicieron esperar las expresiones de rechazo y asombro ante lo que pareció ser una deschavetada decisión por parte de Manolo de anunciar un desfile de reinas por el podrido, putrefacto y moribundo Caño Juan Angola. 
Tampoco se encuentran razones ni explicaciones para entender que si Manolo con 127.440 sufragios “barrió” a sus contrincantes en la contienda electoral, ¿por qué entonces ningún sondeo ciudadano de percepción ni de reconocimiento de su gestión lo favorecen; máxime, cuando lo ubican en las últimas posiciones de los alcaldes en las principales ciudades del país? 
        
   Alvaro Morales              
Pero el entusiasmo que nos inyectó Manolo a finales del año pasado con el anuncio de mega proyectos para la ciudad al poco tiempo se desvaneció con la absurda propuesta de instalar un Peaje Social en el Puente que une a Pasacaballos con Barú. 
Ahora por un lado vemos acciones del Alcalde cerrando bares y discotecas, y por otro, ante la vista de las autoridades, las ventas ambulantes tugurizan el Centro. 
Paradójicamente mientras Manolo vuela a Miami para disfrutar del Clásico de Beisbol, la ciudad sigue “encendida” ante el consabido “Usted no sabe quién soy yo” que un bravucón mequetrefe de su administración asestó a autoridades que lo requerían.  

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