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domingo, 4 de mayo de 2014

HECTOR ROJAS HERAZO


«UNA MEZCLA INQUIETANTE DE INMOVILIDAD BIZANTINA Y TURBULENCIA BARROCA»: José Clemente Orozco. 
Por Rafael E Yepes Blanquicett
El Maestro, Rojas Herazo
El pasado 11 de abril, seis días antes del fallecimiento de «Gabito», se cumplieron 12 años de la muerte del escritor y artista Héctor Rojas Herazo, uno de los mayores iconos de nuestra cultura, quien nació en Tolú, Sucre, en 1921, y murió en Bogotá en 2002, siendo compañero de Gabriel García Márquez en El Universal de Cartagena hacia mediados de 1949. 
Rojas es considerado por la crítica como un portento de las artes y las letras nacionales, en su condición de pintor, poeta, ensayista, periodista y narrador. 
Su obra literaria ha sido traducida al inglés, francés, ruso y alemán, por lo que sus poesías y novelas son reconocidas en el ámbito latinoamericano y mundial. 
Según Eduardo Márceles Daconte, escritor y crítico literario barranquillero, radicado en Nueva York, «Rojas Herazo es un artista a carta cabal que se resistió a hacer una pintura cosmopolita, en su lugar, se nutre de recuerdos de su infancia y de los personajes que pasaron por el patio de su casa como la vendedora de frutas o de pescado, los músicos, la niña con cometa, espantapájaros, flautistas, arlequines y otras figuras de la Comedia dell'Arte. Desde joven, alternó la literatura y el periodismo con una pintura de trazo vigoroso que alude a la naturaleza costeña, su fauna y sus mitos y leyendas». 
Como narrador y poeta, recibió influencias de Walt Whitman, Franz Kafka, Marcel Proust, William Faulkner, Fédor Dostoyevski y León Tolstoi; y, como artista plástico, se nutrió del muralismo mejicano, el expresionismo y el cubismo, siendo definida su obra pictórica por José Clemente Orozco como «una mezcla inquietante de inmovilidad bizantina y turbulencia barroca». Su obra literaria también ha sido relacionada con el realismo mágico, el grupo de la Revista Mito y el realismo social. 
Durante sus más de cincuenta años de actividad creativa, recibió varias distinciones y premios entre los que se destacan: Primer Premio en el Salón Nacional de Pintura, Cúcuta (1961), Premio Nacional de Novela Esso (1967), Medalla ProArtes al Mérito Literario (1995), Doctor Honoris Causa de la Universidad de Cartagena (1997), Medalla Cruz de Boyacá (1998), Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva, Bogotá (1999), Honor al Mérito por su vida y obra, IV Centenario de la Universidad Santo Tomás (2000) y Medalla del Congreso de la República. 
Su obra literaria, compuesta por novelas, poesías y ensayos es la siguiente: 
1. Novelas: Respirando el verano (1962), En noviembre llega el arzobispo (1966) y Celia se pudre (1985). 
2. Poesía: Rostro en la soledad (1952), Tránsito de Caín (1953), Desde la luz preguntan por nosotros (1956), Agresión de las formas contra el ángel (1961) y Las úlceras de Adán (1995). 
3. Ensayo: Señales y garabatos del habitante (1976).    
Que sea esta la oportunidad para rendirle un sentido homenaje a uno de los más connotados escritores y artistas de Colombia y el mundo del siglo pasado. Para algunos, eclipsado por la fama desbordante de García Márquez y para otros, plagiado por éste, según lo sostenía el difunto crítico y escritor Jorge García Usta en un trabajo de investigación suyo que no alcanzó a terminar. 
Paz en su tumba, por los siglos de los siglos.

EL CUENTO ES UNA PÁGINA

 
ESA CALLE DE MIS AMORES
 Por Gilberto García Mercado
Una calle polvorienta y estéril. Una calle que pareciera siempre morir. Una línea recta—que mirándose desde una toma aérea—se confunde con la huella que dejan los pájaros en el cielo. A lado y lado hay casas de tablas. Todas mohosas por la polvareda inmisericorde. Todas con árboles pelados en el frente. 
Cuando llega el bus escolar—con sus racimos de estudiantes—entonces sucede algo sorprendente: Nadie quiere quedarse—así sea para ver a las quinceañeras—en el frente de una casa. Entonces éstas, apenas el bus penetra a la población, abandonan su disfraz de niñas bien educadas, y se visten con el atuendo que aquí en el pueblo, es muy conocido: el de las «polleritas» cortas, que exportan camufladas en sus bolsos a la ciudad, desde esta Sodoma o Gomorra. 
Se bajan todas en la plaza de la población, trayendo consigo, la alegría del progreso, pero también el desgano de tener que cerrar—todos los días—las ventanillas del vehículo. «Este polvo va a acabar con nosotros», dice la vieja Lorenza, quien pretende ver, más entre el polvo, a las jovencitas bien educadas, pero se niega a creer que Bellavista tenga dos caras. Y una de ellas se ésta: La de Sodoma y Gomorra. 
Déjenme decirles que Bellavista es un pueblo militarizado por el polvo. Por esa calle de mis amores, se han suscitado centenares de historias. Unas de amor. Otras de odio y venganza. Pero todas tienen el mismo final: El polvo. Que no me diga nadie que no es verdad lo que les digo. Si hasta hace poco resucitamos, porque fuimos enterrados por el polvo. A las tres de la madrugada tuvimos la sensación    —después del estropicio de la polvareda—que hacía frío. Era que estábamos delirando por la fiebre. Por ese mal que anegaba todo el cuerpo. Que se metía por las fosas nasales, por los ojos y la boca. Y amenazaba con asfixiarnos. 
No sé qué motivó a las jóvenes del bus escolar, a exportar, desde aquí, el atuendo de las polleritas cortas. Tampoco sé por qué ellas tienen doble personalidad. Allá son juiciosas y atentas, pero cuando regresan se despojan del vestido de colegiala   —pegado muy bien al cuerpo—y se colocan el atuendo, el de las polleritas cortas. Acto seguido se despojan de la blusita—que lleva el nombre del colegio—y quedan con sus pechos al aire, pero nadie las ve. Es tal la proporción de la brisa y el polvo, que quien proceda a  mirarlas, quede ciego, o tal vez se convierta en estatua de sal, como la mujer de Lot. 
Yo no me explico por qué esos señores—Matías y Víctor León—sean el hecho sorprendente, apenas ingresa el bus escolar a la población: Son los únicos que se quedan en las puertas de una casa conversando de todo y de nada, ajenos al maldito polvo que cuando está el sol templado derrite mis manos y hace que destruya no una, sino cinco hojas tratando de averiguar por qué Matías y el señor Víctor no los amedranta nada. 
Por las mañanas—cuando se van las colegialas—Matías y el señor Víctor León, desaparecen. Nadie sabe qué hacen, dónde están, pero por las tardes, en la tregua que entre tanto da la polvareda, cuando por un instante desaparece la borrasca, emergen ellos de no se sabe dónde, liando descomunales tabacos, para fumarse la tarde, el pueblo entero y ser los únicos testigos de la moda de las polleritas cortas, que las estudiantes pretenden imponer en la ciudad. 
Si el escritor errante—esa que huele en el viento, el aroma de una historia por contar—pasara por aquí, yo le diría: «Necesito Señor Escritor, que usted me enseñe a escribir». Entonces me iría muy lejos, fuera de esta población, en busca del progreso, de las calles pavimentadas y de la lluvia, para que, primero llueva sobre Bellavista, y después los ingenieros, furibundos—con el cartón que los acredite como principiantes—pavimenten la calle de mis amores. Y podamos observar el bus escolar, saludando—las quinceañeras desde el interior—a todo el mundo con el gesto de una mano que se mueve de aquí para allá, sin el mínimo vestigio  de polvo. 
Lo cierto es que Bellavista—sólo tiene una sola calle—vive perdido entre la mayor soledad del mundo. Decirles que no sé si duermo o me alimento, porque óiganlo ustedes—asombroso—recuerdo que he abierto la ventana y me he encontrado una vez más con el bus escolar que entra a esta calle de mis amores, con Matías y el señor Víctor León fumando sus descomunales tabacos ajenos a la borrasca del polvo, pero…otra vez, asombroso, no me he tropezado con nadie (mi madre o mis hermanos)—si es que los tengo—y tengo que cerrar la puerta por la tempestad, pero no sin antes imaginar a las quinceañeras despojándose del vestido de colegiala y colocarse el atuendo el de las polleritas cortas para hacerme recordar a Sodoma y Gomorra, porque sí señor cuando mis ojos han osado desafiar el polvo borrascoso, he visto por breves segundos, a las muchachas más hermosas del mundo. 
Una vez las vi así: Había una con un vestido de india. Con una pluma enorme sostenida por una tira que le surcaba la frente. Con una piel parecida a la que se broncea en la playa. Y una caribeña tan linda que alcancé a ver en la breve tregua que dio la tempestad, que parecía una Diosa. Era alta. Con una cabellera que le llegaba a la cintura. Y con un cuerpo como estatua. Con unos pechos descubiertos, al aire, y que me incitaban a salir corriendo—y desafiar a la borrasca apocalíptica—no importara que quedara ciego o estatua de sal que no lo era porque permanecía paseándome de un lugar para el otro tratando de comprender por qué nos era prohibido, tan siquiera un instante, salir a «la calle de mis amores». 
¡Y esas polleritas cortas, Dios mío! Tan cortitas, tan ceñida al cuerpo. Tan pecaminosas. Tan incomprensibles y a la vez tan deliciosas a la vista. Que uno no se explica por qué Matías y el señor Víctor León, siguen como si nada. Hablando de todo y de nada. Aunque a veces—cuando la borrasca amaina—y el bus escolar sale del pueblo, y se lleva el último vestigio de polvo y nos rodea la oscuridad, creo ver a la pareja de ancianos abrazarse y besarse como unos homosexuales. Y perderse en las penumbras hasta el retorno de nuevo de las quinceañeras que tienen doble personalidad: allá en la ciudad, juiciosas y bien educadas. Y aquí, donde reina el polvo y hay que mantener las puertas de  las casas cerradas, muestran sus senos al aire. Y se colocan el atuendo el de las polleritas cortas que ya han seducido a más de uno, como al conductor del vehículo que lleva la sonrisa de aquel que no le importa entregarse a otra persona de su mismo sexo. 
Si el escritor errante regresara por aquí, le pediría que cambiara  el relato de esta historia. Y me diera la libertad. Que se fuera la borrasca de polvo de bellavista. Y que se nos permitiera salir de estas casas. Que si yo mismo a través del viento no he aprendido a escribir, y he fabricado mal esta historia, usted mismo, amigo mío, enséñeme. Entonces tendría la facultad para cambiar toda la narración. Quitaría la tempestad de Bellavista. Y pavimentaría esa calle por donde antaño transitaba aquel bus escolar llevándose a las quinceañeras, rumbo a la ciudad. Por las que hoy—ahora que cumplo cincuenta años—la nostalgia es una enfermedad, porque no pude conocer a mis «noviecitas», de las polleritas cortas, en esa calle de mis amores. 
Donde hoy las espero.

viernes, 2 de mayo de 2014

APERTURA DE NUEVA GALERÍA

LA DIAN, INGRESA A LA PLÉYADE
DE SALAS DE ARTE EN LA CIUDAD DE CARTAGENA

                                                                           «En el arte, la verdad
                                                                                         está en el ojo de quien lo ve
                                                                                                                      M. de la T
   Por Joce Daniels G G
Al abrirse las puertas de esta nueva Galería [1], revista especial importancia, por la DIAN como entidad anfitriona, por la importancia del personaje que ha tomado para su lanzamiento y porque reafirma los apellidos, a veces olvidados de la ciudad de Cartagena, la de Indias, como son Patrimonio Cultural de la  Humanidad y Distrito Turístico y Cultural, otorgados por la UNESCO y el Congreso de la República de Colombia, respectivamente. 
Podría parecer contradictorio para muchas personas y para los que están presentes en este acto de inauguración de una sala de arte, sobre todo en la DIAN, entidad que ante los ojos del país, aparece como una especie de alcabala o Cancerbero, vigilando siempre que las arcas del país no sufran el riesgo o menoscabo ante los posibles infractores. 
La DIAN con esta galería, que hoy abre sus puertas con todo un conjunto de obras e imágenes dedicadas a la obra y a la vida del escritor Gabriel García Márquez, se anota un ÉXITO escrito en letras mayúsculas, pues ingresa por la puerta grande para integrar la pléyade de salas de exhibición de obras de arte de la ciudad de Cartagena. 
La DIAN como una de las entidades que ante los ojos del común de los colombianos aparece como el rey Midas, que todo lo que tocaba lo convertía en oro o también como Pluto, el dios custodio de las riquezas, según lo cuentan las antiguas mitologías, con esta Galería no sólo se anota un golazo en su favor, sino que de una u otra manera, en su condición de organismo del Estado, también acerca más al público, a la gente, a los artistas, en fin a creadores y gestores culturales, para decirles que en sus oficinas no sólo se habla del idioma de los Impuestos y sanciones, sino también  el lenguaje de las Musas y en especial del arte en su diversas manifestaciones. 
Es importante decir que las galerías, no son una invención moderna. Las galerías son tan antiguas que tres mil años antes de Cristo, Babilonia, llamada la puerta santa, y Nínive, dos ciudades ubicadas, una a orillas del Éufrates y otra a orillas del Tigris, se disputaron el privilegio por ser las mejores, no en la guerra o conquistas, sino en el arte. 
Otro tanto hicieron Alejandría y Constantinopla. La muestra del arte, como una actividad de origen divino, es decir, descubrir, mediante el ingenio cosas nuevas, no es una condición del mundo moderno, sino que esta viene de la mano del desarrollo de la humanidad.Por esos cambios semánticos y arbitrariedades que sufre el idioma  con el paso de los días, las semanas, los meses los años y los siglos y los cambios de costumbres y formas de vida, el término galería, proviene de Galilea, provincia de la Palestina, tierra de los judíos. 
En sus inicios la palabra Galería, designaba el pórtico de los templos donde se reunían los gentiles, es decir, los no creyentes, mientras que adentro se reunían los que habían aceptado la religión. 
Hoy la palabra Galería designa comúnmente a espacios amplios que en una edificación, se usan para exhibir obras de arte. 
La Biblioteca de Alejandría, en su época fue la más grande del mundo. Según la historiografía fue fundada a comienzos del siglo III a. C. por Ptolomeo Sóte, y ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo, llegando a albergar hasta 900.000 manuscritos hechos en rollos de papiro, pero también hubo una sala dedicada a la exhibición de obras pictóricas, jeroglíficos y anagramas. 
Cabe decir, que en esta biblioteca no se conoció el pergamino, ya que éste data del siglo III después de Cristo, cuando en Pérgamo, se hicieron los primeros de piel de oveja, vaca y cabra. 
Las Acrópolis de las ciudades griegas estaban ubicadas en un sitio de privilegio, y allí, además de las esculturas que rendían culto a sus dioses, también había galerías designadas para la muestra del arte pictórico.  
En Roma, en la Roma de los Césares, no solo había galerías en los suntuosos palacios, sino que cada uno de los senados consultos poseía una particular que mostraba a su pares y validos en tiempos de francachelas y banquetes. 
De allí que la DIAN y en especial los jefes de esta sección del país, no han hecho otro acto que el de mostrar una cara diferente a los artistas de Cartagena, la de Indias, y el Caribe, al abrir las puertas de una Galería llamada a estar entre las primeras de la ciudad y de la región. 
Pero quizás el éxito más notorio, es que haya escogido como personaje central de este día a Gabriel García Márquez, el más notable y laureado escritor colombiano del siglo XX, cuya obra narrativa inmersa en el realismo mágico, le dio categoría y frac al mundo Caribe, a sus formas de vida, a sus costumbres, tradiciones, leyendas y en especial a esa inconmensurable creatividad de nuestra gente, niños hombres y mujeres, toda dispersa y diseminada en cada una de las páginas de  su prolífica y amena obra narrativa. 
Está galería que nace hoy 2 de mayo del año 2014, a pesar de estar en una entidad estatal, como es la DIAN,  está llamada, no a ser una sala más donde vegetan las obras y se mueren con el paso de los años. No. Es una galería que está signada para jalonar el nuevo arte de Cartagena, a las nuevas promociones de artistas y en especial a reafirmar la condición de los dos apellidos que por su trayectoria en la palestra universal la han catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad y Distrito Turístico y Cultural. 
Por último quiero agradecer la confianza al haberme invitado para estar en este acto solemne de inauguración de la Galería y naturalmente que debemos felicitar con entusiasmo y con razón a estos mecenas de la Cultura y a quienes en la DIAN hicieron posible este espacio que demuestra, que además de estar bajo el amparo del rey Midas y de Pluto, el dios de las riquezas, también desde ahora viven bajo la tutela de las nueve Musas, protectoras del arte, la genialidad y la creación que la ubican en un sitio de  privilegio en la pléyade de salas dedicadas a promocionar el arte en la ciudad de Cartagena. 
Muchas gracias.
[1] Trabajo leído en la Galería de Arte de la DIAN el día de su inauguración. 2 de mayo de 2014   Joce G. Daniels G.
Presidente de la Asociación de Escritores de la Costa

jueves, 1 de mayo de 2014

MARIO VARGAS LLOSA:

Último representante del Boom Latinoamericano
Por Rafael E Yepes Blanquicett
Mario Vargas Llosa, Premio Nobel 2010
Luego del fallecimiento del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, nos queda vivo el último representante de «El Boom de la literatura latinoamericana»: el peruano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, más conocido como Mario Vargas Llosa, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2010, además de haber recibido el Cervantes (1994), el Planeta (1993), el Príncipe de Asturias de las Letras (1986), el Rómulo Gallegos (1967) y el Biblioteca Breve (1962), entre otros.

Al contrario del «Hijo del telegrafista de Aracataca», que sólo terminó los estudios formales de la secundaria o el bachillerato (lo que no le impidió convertirse en el más grande y famoso de los escritores latinoamericanos del «Boom»), Vargas Llosa es todo un intelectual con formación académica, habiéndose titulado como Bachiller (Licenciado) en Humanidades de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, en 1958, y Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid en 1971, campus universitario en el que realizó varios cursos de posgrado por la misma época. 
Apodado familiarmente como «Varguitas», terminó de escribir su primera novela, «La ciudad y los perros», en París, Francia, siendo publicada por Editorial Seix Barral de Barcelona en 1963, luego de haber obtenido el Premio Biblioteca Breve en 1962.

Allí comenzó su ascendente carrera literaria que no ha terminado aún, a pesar de sus 78 años bien vividos.

Su extensa obra está compuesta por novelas, cuentos, ensayos, dramas y una memoria, además de numerosos artículos publicados en revistas del mundo. (Principalmente españolas, francesas, inglesas, alemanas).

Su vieja amistad con García Márquez se quebró a causa del público apoyo que éste le diera a Cuba y a la Revolución de los hermanos Castro, cuando muchos intelectuales y escritores le dieron la espalda a la misma al haberse aliado con la ex Unión Soviética y pasarse al bando de los «enemigos» del «Imperialismo Yanqui», en los inicios de la famosa «Guerra Fría», entre Oriente y Occidente.

Desde entonces, Gabo se «matriculó» políticamente en la Izquierda y Varguitas en la Derecha, siendo rivales en el sentido de la palabra, situación que se apaciguó con el transcurrir de los años.

De entre su numerosa producción literaria se destacan:

1. Novelas: La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1966), Los cachorros (1967), Conversación en la Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), la Guerra del fin del mundo (1981), La Fiesta del Chivo (2000) y El sueño del celta (2010). 
2. Ensayos: Bases para una interpretación de Rubén Darío, tesis universitaria (1958), García Márquez, Historia de un deicidio (1971), La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975), Entre Sartre y Camus, ensayos (1981), La suntuosa abundancia, sobre Fernando Botero (1984), Cartas a un joven novelista (1997) y El lenguaje de la pasión (2001). 
3. Cuentos: Los jefes (1959), compuesto por seis relatos, y Fonchito y la luna (2010), cuento infantil ilustrado. 
4. Teatro: La huida del Inca (1952, pieza no publicada), La señorita Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La Chunga (1986), El loco de los balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1996), Odiseo y Penélope (2007), Al pie del Támesis (2008) y Las mil noches y una noche (2009).

Este año, con ocasión de la Feria del Libro de Bogotá 2014, el gran escritor peruano fue el invitado de honor y, por supuesto, elogió a su colega y amigo Gabriel García Márquez, sin referirse a la enemistad que los distanció durante muchos años.

Que la Divina Providencia nos permita tenerlo muchos años más entre nosotros.

lunes, 28 de abril de 2014

LECCIONES DE POETA...

CUMPLEAÑOS DE JORGE ARTEL DÁNDOLE LA 
BIENVENIDA A GABO…
Juan V Gutiérrez Magallanes
Jorge Artel, defendiendo a Getsemaní
Nació el 27 de abril de 1909 en Getsemaní, en la misma semana en que nacerían unos y morirían otros, originando la celebración del Día de los Idiomas, pues estos seres hacían de las letras un canto estimulante al buen decir. 
Artel, ahora en compañía de García Márquez y la generación de esa dimensión celestial, brindará una compilación fragmentaria de sus poemas, para decirle a los cartageneros que «dejen a los getsemanicenses, seguir allí, en sus lares». 
 Artel, recitará: «Barrio de la ciudad costeña/ borroneado al azar por la demencia/ del alegre pincel crepuscular». 
Aquí en el seno del barrio no deben existir barreras para mirar sus playas, porque cuando, «Éramos todos marineros/ y teníamos veinte años…Al primer puerto llegamos/ como a un libro de estampas inviolado/ Éramos todos marineros/ y teníamos veinte años». 
No hay razón para permitir que los  desplacen, porque Artel expresa, «Te siento en la sirena de los buques/ y en el errátil signo crepuscular/ que lanzan los pelícanos». 
Es por esto que Getsemaní es símbolo de la cartagenidad, continúa, «pero hoy encontré mi corazón marino/ que dormía borracho sobre un puerto/ ventilado de recuerdos». 
 Son recuerdos que tocan a la Historia, que no deben olvidarse, lo que  llegaría a ocurrir con la salida de los raizales… 
 «Mi tierra es una tierra húmeda de mar/ donde el viento acaricia la desnudez del agua/ limpia y azul como canción de infancia». 
 Artel busca en su corazón  nostálgico los recuerdos de su playa, hoy perdida para los getsemanicenses. 
 Vuelve a la lira y declama, «Por la calle del Pozo/ ya viene la negra/ por la calle del Pozo/ a buscar agua fresca…los ardientes bogas/ dicen cuando pasa/ palabras tremendas/ Compadre, mírele el pie/ cómo arrastra la chancleta!». 
Artel busca mostrar la cadencia de sus congéneres y hace de su poesía la significación de un pueblo, como lo es Getsemaní, no calla y continúa: «Oigo galopar los vientos/ bajo la sombra musical del puerto/ los vientos, mil caminos ebrios y sedientos/ repujados de gritos ancestrales/ se lanzan al mar/ Voces en ellos hablan/ de una antigua tortura/ voces claras para el alma/ turbia de sed y de ebriedad…Danza, mulata, danza/ mientras canta/ en el tambor de los abuelos/ al son languidecente de la raza» . 
Ahora Artel no desea sufrimientos, quiere la risa  franca de sus vecinos, quiere que los dejen allí, donde aflora la alegría,  en la danza de quienes aprendieron con Delia Zapata y bailaron el Bullerengue de Estefanía Caicedo. 
 La voz de Artel continúa: «Hay un llanto de gaita/ diluido en la noche/  Y la noche metida en ron costeño/ bate sus alas frías/ sobre la playa en penumbra/ que estremece el rumor de los vientos porteños/ amarga de sombra y de luces de esperma». 
Insiste Artel en señalarnos la playa, esa que hoy ha sido enajenada, que está impedida por una valla, que deja en el olvido aquella expedición gloriosa y libertaria de José Prudencio Padilla. 
Pero no hay cansancio por parte de Artel y entona: 
«Los tambores en la noche/ son como un grito humano/ Trémulos de música les he oído gemir/  cuando esos hombres que llevan/ la emoción en las manos/  les arrancan la angustia de una oscura/ saudades, de una íntima añoranza/ donde vigila el alma dulcemente salvaje/ de mi vibrante raza». 
Artel ocupa todo el espacio de su corazón, para expresar el amor por su entorno, por Getsemaní, Cartagena y, da por cierto el respeto que se le debe brindar a los lares de su infancia. 
Al final de su cumpleaños, manifiesta a Aníbal Esquívia Vásquez (Ave), uno de sus contertulios más cercano, cierta tranquilidad en su nostalgia y finaliza así: 
«Hoy el mar se tornó fraternal/ acicaló la agresividad/ turbulentas ondas/ con que asombró a los hombres/ de otros días…en los turbios ojos de los pescadores/ despertó la mañana/ colmando el fragante paréntesis de playa…Hoy le han florecido/ nuevas estrellas al cielo». 
Artel dejó que el canto de sus invitados, trascendiera hasta lo más intrínseco de los getsemanicenses y volvieran a reunirse en la Plaza de la Trinidad, bajo la mirada de Pedro Romero y Manuel Zapata Olivella, para continuar  con el  Día de  los Idiomas…  
 

POR ESA «INSIGNIFICANTE» IMPRUDENCIA



PERSONA NON GRATA LA GRAN MUJER

Por Rafael E Yepes Blanquicett

La pasada Semana de Pasión, con ocasión de la muerte de nuestro Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, la señora representante electa a la Cámara por Bolívar, del uribista partido Centro Democrático, María Fernanda Cabal, esposa del presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, cometió el exabrupto de publicar, en las redes sociales, una foto de García Márquez en compañía del líder cubano Fidel Castro con un comentario desobligante: «Pronto estarán juntos en el infierno», sin el mínimo respeto por la memoria de ese gran portento de nuestra literatura ni por el dolor de sus familiares.


Es de conocimiento público que Gabo no profesaba ninguna religión, a pesar de haber nacido en un hogar católico y de haber sido bautizado en ese credo religioso, por lo que «mandarlo al infierno» probablemente no hubiera significado nada para él, dada su arreligiosidad y su descreimiento en «divinidades superiores», cuestión que no le impedía ser muy espiritual, en cierto modo, una espiritualidad laica que no chocaba con la religiosa.


No obstante, el hecho de que doña María Fernanda no estuviese de acuerdo con la ideología política de García Márquez y por el derecho que le asiste de expresar libremente su opinión como cualquier ciudadano colombiano, no está facultada para insultar de esa manera a una persona que nunca robó ni mató a nadie, ni fue acusado jamás de cometer actos de corrupción y que lo que único que hizo durante toda su vida fue escribir, escribir y escribir, no solo por el sustento diario, sino por el placer y la inmensa pasión que le suscitaba el acto creativo de imaginarse la vida como solo él lo sabía hacer.


Por esa «insignificante» imprudencia, por su intolerancia, por su irrespeto y desconsideración para con la familia del «Hijo del telegrafista de Aracataca» y del pueblo colombiano, la señora Cabal debería ser declarada «persona non grata» tanto en el mundo de las letras como en el mundo político a donde está a punto de llegar.

domingo, 20 de abril de 2014

DUELO EN LA MÚSICA Y LAS LETRAS

GARCÍA MÁRQUEZ Y EL CHEO FELICIANO SE ENCONTRARON EN UN ABRIL TRISTE..
                                                                Por Rafael E Yepes Blanquicett

García Márquez, Nobel 1982
Cheo Feliciano, Cantante de Salsa
El pasado jueves 17 de abril, en plena Semana Santa, los colombianos, los latinoamericanos y el mundo, en general, nos consternamos ante la trágica muerte, en un accidente de tránsito, del cantante y compositor puertorriqueño de salsa y bolero, José Luis Feliciano Vega, más conocido como «Cheo» Feliciano, y el también fallecimiento, debido a un cáncer linfático que le hizo metástasis, de nuestro Gran Premio Nobel de Literatura, Gabriel José de la Concordia García Márquez, mejor conocido como Gabriel García Márquez.

«Cheo», quien comenzó su carrera musical con Joe Cuba y su sexteto en 1957, en Nueva York, la «Capital del Mundo», fue uno de los intérpretes más sobresalientes del «boom» de la salsa latina de los años 60 y 70, y nuestro «Gabo», el más famoso integrante del «boom» literario latinoamericano, alcanzó fama mundial con la publicación en 1967, en Buenos Aires, Argentina, de «Cien años de soledad», considerada por la crítica como la novela más representativa del «realismo mágico» de todos los tiempos.

A partir de allí, se destacaron como unas de las figuras más relevantes del arte universal, cada quien en lo suyo.

Cheo Feliciano, que permaneció durante diez años con la orquesta de Joe Cuba, formó parte después de la agrupación de Eddie Palmieri, entre 1967 y 1969. Superados sus problemas de adicción a las drogas, que lo mantuvieron alejado de los escenarios durante dos años, regresó a la actividad artística en 1971, consolidándose como uno de los iconos latinoamericanos de la salsa al integrar la archifamosa agrupación musical «Fania All-Stars», que se convirtió en una película llamada «Nuestra Cosa Latina», su presentación en vivo en el legendario club Cheetah de Nueva York, a principios de los años 70.

Por su parte, Gabito (hipocorístico guajiro para Gabriel) o Gabo, como lo bautizara, desde ese entonces, el subdirector del periódico El Espectador, Eduardo Zalamea Borda, continuó su exitosa carrera como periodista y escritor, escribiendo columnas para diferentes diarios de Colombia y el mundo y publicando sus demás obras (Ojos de perro azul, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera y El general en su laberinto, entre otras), siendo galardonado en 1982 con el más apetecido premio literario del universo: el Premio Nobel de Literatura que le otorgó la Real Academia Sueca de las Artes.

Del célebre cantante de Ponce me acordaré por siempre por su canción «Los entierros de mi gente pobre» y su famosa expresión «¡Familia!» Y del laureado escritor de Aracataca, Magdalena, además de sus obras, por una sabia frase que me descrestó por su extraordinaria genialidad: «Siempre he creído que uno nace con sus polvos contados y que los que no se usan a tiempo, se pierden para siempre».

Gloria eterna para estos dos colosos de la humanidad.


EN ABRIL ENCUENTRO DE GRANDES


EL LABERINTO  CELESTIAL DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ...


Por Juan V Gutiérrez Magallanes 
El maestro García Márquez (Q.E.P.D)
Era una cita ineludible, allí, en un ámbito celestial  debían encontrarse, el 27 de abril, en el cumpleaños de Jorge Artel. 
Era una invitación ecuménica, donde no faltarían los inscritos en el mes de abril. 
Porque el 17 de este mes, Dios lo había escogido para la llegada de Gabriel García Márquez, los nacidos en abril serían invitados especiales. Se aprovecharía el 27,  para rendirle los más  sublimes honores a Gabo. En ese día, estaría Charles Baudelaire, quien había aparecido en la dimensión terrestre un 9 de abril, con sus flores del mal, tornadas en flores amarillas. 
De igual manera, estarían todos aquellos que habían  tocado con su llanto primario la luz de la dimensión diferente a la celestial. 
Ahora Héctor  Rojas Herazo, había encontrado respuesta a su poema: «Desde la luz preguntan por nosotros». Allí estarían con Gabriel García Márquez, Milan Kundera (1 de abril),  brindando por «La Inmortalidad», la cual facilitaba la oportunidad de estar allí, en la  parranda, que sería amenizada por Rafael Orozco con las canciones de Escalona; Celia Cruz, con una especie de «contracanción», porque esta vez, «sí habría cama para  mucha gente»; Cheo Feliciano, dándole consuelo a  Anacaona, para calmar la voz de su angustiado corazón. 
Gabo, estará muy feliz, porque ahora, no sólo vivirá «La tercera resignación», sino que tendrá una resignación de eterna felicidad, así podrá contemplar sin temor alguno «La otra costilla de la muerte», podrá explicar, por qué narró el cuento de, «Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles» y le dirá a los ángeles, que, ya no habrá «Un día después del sábado». 
No apartará los ojos de la señora que sirvió de Leitmotiv, para contar los hechos de «La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada».  Gabo fue muy claro y explícito, por eso dijo: «Yo no vengo a decir un discurso». Estoy aquí con «Todos los cuentos», desde  la «Amargura para tres sonámbulos», hasta observándome en el «Diálogo del Espejo». 
Ahora sobrará «La hojarasca». Para responderle al hombre que dedicó su vida al servicio de la patria para que no se diga, «El Coronel no tiene quien le escriba», porque aquí, en esto que parece una paradoja, ha de «Vivir para contarla», sí, mi vida, que no es «El otoño del Patriarca», y bien  podría tener alguna relación con la «Memoria de mis putas tristes». 
En realidad no fue la vivencia de Gabo, sino la capacidad de creación mítica de un hombre que caminó por varias dimensiones e hizo «Crónicas y reportajes», «Cuando era feliz e indocumentado», todo esto le permitió irse «De viaje por los países socialistas». 
Gabo, un hombre de raíces fuertes, se ha permitido establecer símiles entre sus mariposas amarillas y el contraste del rojo de la sangre con el blanco de la nieve, para escribir cuentos como: «El rastro de tu sangre en la nieve», «Ojos de perro azul» y acercarse sin temor para mirar «El ahogado más hermoso del mundo». 
En este encuentro, todos deben estar a «Las ocho menos cuarto», con la salvedad que todo tiempo será bueno, no  tendremos oportunidad de vivir «La mala hora», porque  estaremos protegido de los trabajos de Anatole France (16 de abril), quien esgrime como estandarte de los derechos humanos, acompañado de Gabriela Mistral (7 de abril), con la lectura de su poema, «Decálogo del Artista»:
 1.  Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo/
2. No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a su semejanza/
3. No darás la belleza como cebo para los sentidos, sino como el natural alimento del alma/
4. No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sino ejercicio divino/
5. No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas, porque la belleza es virgen, y la que está en las ferias no es Ella /
6. Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá purificado a ti el primero/  
 
7. Tu belleza se llamará también misericordia, y consolará el corazón de los hombres /
8. Darás tu obra como se da un hijo, restando sangre de tu corazón /
9. No te será la belleza opio adormecedor, sino vino generoso que te encienda para acción, pues si dejas de ser hombre o mujer , dejarás de ser artista /
10. De toda creación saldrás con vergüenza, porque fue inferior a tu sueño, e inferior a ese sueño maravilloso de Dios que es la Naturaleza/ 
 
Inca Garcilaso de la Vega (12de abril), al mirar a Gabo, vestido de liquilique, lleno de emoción, gritará: «Viva Sandino» y le pedirá que le cuente sobre las «Aventuras de Miguel Littin Clandestino en Chile», pero Gabo , muy comedido, le permitirá que  se entere a través de su «Obra periodística» y será reiterativo. «Yo no vengo a decir discurso», dirá. 
(Y aquí estoy, dirá el columnista, para participar, ya de la percusión de  Paulino Salgado, Batata III, acompañado de Graciela con el toque del Pechiche, en la representación de un Lumbalú por los «Funerales de la mama Grande»). 
 Aunque con «Crónica de una muerte anunciada». El 17 de abril, Gabo llega al universo celestial, donde se cumple la sentencia de Juancho Polo: «Dios anda en el aire», ese mismo día, se encuentra con Cheo Feliciano y evocan recuerdos y se ven con Alejandro Obregón, quien había entrado a  esa dimensión un 11 de abril, y es cuando Gabriel García Márquez concluye, gracias a las pinturas de su amigo la respuesta a lo que se planteaba, cuando escribió «Alguien desordena estas rosas». 
Allí, en los peces de Obregón, podía contemplar la mutación de mariposas amarillas en esos seres de múltiples colores. 
La satisfacción aumenta cuando se encuentra con Miguel Cervantes Saavedra y  Lucho Bermúdez, (fallecidos también en abril) estableciéndose una relación con este mes, William Shakespeare y el anfitrión de aquella cita, Jorge Artel, nacido el 27 de abril, quien aprovechó para pasar invitación a Vladimir Nabokov (22 o  23 de abril) y al poeta español Rafael Guillén, del mismo día de Artel (27). Hasta Roberto Bolaños,  gozaba por el entusiasmo, pues su cumpleaños sería el 28 de ese mes. 
Corrían las voces y cada quien parecía vivir la alegría de un monólogo, muchos evocaron «Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo». Quizás lo más notable de aquello, fue la de ver el recinto sin la presencia de un hombre, que siempre permanecía concentrado en sus pensamientos, pero allí no estaba «El General en su laberinto». 
Hacía acto de presencia en la Asamblea de Honores para Gabriel García Márquez, Samuel Beckett (13 de abril), en su razón de dramaturgia, montó una obra basada en los «Doce cuentos peregrinos» y «El Asalto». Para Gabriel García Márquez, no habrá «Cien Años de Soledad», ahora, más que nunca, vivirá en años de  eterna solidaridad, se verá con Rafael Uribe Uribe (12 de abril) y estará siempre pendiente a recoger los últimos reportajes para continuar  su «Obra periodística», crónicas que saldrán depuradas, porque ya conoce los métodos del «hombre Lámpara», así como llamó Héctor Rojas Herazo al hombre del lápiz rojo, Clemente Manuel Zabala. 
Podrá cantar acompañado de Benito Barros, Rafael Escalonan,  Emiliano Zuleta y Rafael Orozco, animado por el coro que estará conformado por el Joe Arroyo, Celia Cruz, Diomedes Díaz y Cheo Feliciano. La muerte de Gabo, cita a la audiencia  proclamada por  Eduardo Zalamea, para que en abril, dedicado a los Idiomas, todos  se concentren y escruten las oraciones para así conocer las formas en que se pueden expresar los amores por la patria. 
Gabo en los «Cien Años de Soledad», que vivirá eternamente, para  recordar lo que  una vez escribió en el libro «Cómo se   cuenta un cuento»  «…cuando me enteré de que me habían dado el premio Nobel, mi primera reacción fue pensar: «¡Coño, se lo creyeron ¡ ¡Se tragaron el cuento!» Esa dosis de inseguridad  es terrible  pero, al mismo tiempo, necesaria para hacer algo que valga la pena.  Los arrogantes que lo saben todo, que nunca tienen dudas, se dan unos frentazos, mueren de eso».
Gabriel García Márquez, poseía  en la escritura la humildad de los sabios, sabía hacer de la sencillez  la grandeza de los que caminan con el sol en la frente.   
Juan V Gutiérrez Magallanes 

 

jueves, 17 de abril de 2014

LAS ESTRATEGIAS DE SANTOS Y URIBE: ¿UNA POSIBLE COINCIDENCIA?

ACERCA DE «EL ARTE DE LA GUERRA» DE SUN TZU
Por Rafael E Yepes Blanquicett 
«El arte de la guerra» es un breve texto atribuido al estratega y guerrero-filósofo de la antigua China, Sun Tzu, quien lo escribió hace aproximadamente dos mil años, según los investigadores de su obra. 
Del autor, poco o nada se sabe con certeza, lo que se dice al respecto son puras especulaciones, «leyendas que se crearon en torno a su persona durante varios siglos», según el escritor, periodista, editor, profesor e investigador mexicano, José Luis Trueba Lara. 
Sostiene Trueba que quizás los datos más o menos «duros» que se conocen sobre él, se reducen a dos o tres certezas: 
1) Que este personaje vivió en la China clásica hace más de dos mil años.
2) Que fue un militar de cierta importancia, aunque algunos consideran que fue uno de los grandes generales de ese entonces.
3) Que era un profundo conocedor del Taoísmo, pues sus ideogramas están sólidamente unidos a los de Lao Tsé, Chuang Tzu y otros practicantes de este sistema filosófico-religioso chino fundamentado en el Tao Te King.
 
Para muchos críticos de su obra, entre ellos, el profesor Trueba Lara, «El arte de la guerra» es un «espejo dialogante» que nos devuelve la imagen de lo que somos o de lo que queremos ser, en una relación dialéctica que nos enfrenta a nosotros mismos, con nuestros sueños, deseos, dudas y esperanzas, a pesar de su contenido eminentemente estratégico militar, por lo que no ha perdido vigencia después de dos milenios de distancia. 
Se considera, pues, que este texto fue escrito hacia el último tercio del Siglo IV Antes de Cristo, dándose a conocer en Europa a finales del siglo XVIII. Su primera edición fue la francesa de 1772 en París, del jesuita Jean Joseph-Marie Amiot, titulada «Art Militaire des Chinois», que fue y sigue siendo estudiado por todos aquellos estrategas militares que han dirigido ejércitos, pero también ha servido de gran ayuda para aquel guerrero que ha emprendido «el Camino». 
Por su actualidad, «El arte de la guerra» todavía es frecuentemente utilizado debido a que sus enseñanzas pueden ser aplicadas en muchas otras áreas donde está involucrado el Conflicto, de tal suerte que no sólo es empleado para resolver conflictos bélicos, sino también jurídicos, sociales, económicos y políticos. 
Una de las enseñanzas de Sun Tzu:«Cuando se puede lograr que el enemigo llegue a un acuerdo, ofrécele ventajas. Cuando se puede impedir que el enemigo llegue a un acuerdo, perjudícalo». (El arte de la Guerra). La primera parte de esta sentencia se parece mucho a lo que está aplicando el Presidente Juan Manuel Santos en su proceso de paz con las Farc, y la segunda, se asemeja demasiado a la estrategia político-militar del expresidente de la «Seguridad Democrática» y ahora senador electo, Álvaro Uribe Vélez. ¿Simples coincidencias? ¿Conocimiento del «arte de la guerra»? Defínalo usted. La discusión está abierta.  

miércoles, 16 de abril de 2014

DE LOS CONTRASTES RELIGIOSOS...

Semana Santa de hace 50 años 
Vs Semana Santa de Hoy

Por Orlando Periñán Lombana                
Las procesiones de Semana Santa...
A los de mi generación trae recuerdos gratos la Semana Santa, en los barrios tradicionales  de Getsemaní y Pie del Cerro, en donde pasé  la mayor parte de  mi adolescencia. 
Además de conmemorarse la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, la Semana Santa sirve para renovar las fuerzas espirituales y acercarnos más a Dios.  
Para que Él nos ilumine y ayude a enfrentar los desafíos de la vida. 
En la época medieval Europa fue gobernada por el régimen dogmático de la Iglesia Católica, oponiéndose a la libertad de pensamientos y persiguiendo a los científicos. 
Cualquiera podía ser castigado por el Tribunal de la Santa Inquisición, simplemente por tener creencias o religiones distintas. Por tal razón los libros fueron quemados y muchos científicos ejecutados. 
Actos por los cuales la Iglesia pidió y aún sigue pidiendo perdón. 
Estas humildes disquisiciones no van enfocadas a crear polémicas entre lo religioso, lo espiritual y lo científico o entre creyentes y escépticos, sino evidenciar una sana convivencia que debe primar no solo en esta Semana de Reflexión y Recogimiento, sino en toda nuestra existencia. 
Claro está, dentro del marco del respeto mutuo por estas o aquellas creencias o religiones. 
La Semana Santa ha cambiado mucho en los últimos 50 años. 
Algunas de las costumbres de los años 50s, 60s y 70s han desaparecido totalmente. Pero seguro que habéis oído a nuestros padres o abuelos hablar siempre de las «comelonas comunitarias», al lector ubicado en esos años se le alumbrará la memoria, viendo las cruzaderas de platos entre vecinos, los famosos menús de «arroz de frijolito», «salpicón de bagre salado» y la famosa ensalada de remolacha, más conocida como «ensalada de payasos». 
Así que, eso de comer mucho en Semana Santa, no es nada nuevo, ya que hasta la Iglesia avalaba la práctica. 
En las  Semanas Santas antiquísimas, se iba a casa del señor cura, a comprar La Bula. 
Había una variedad o menús de bulas, todas concebidas por el Papa de Roma: la de la Santa Cruzada, la de la Carne, la de Composición. 
La Iglesia concedía diversas gracias e indulgencias a sus fieles. 
Pero hace ya muchos años un Papa abolió estos negociables privilegios. 
Imagínense, las personas que adquirían La Bula, quedaban exentas de tal prohibición, con excepción del Miércoles de Cenizas y el Viernes Santo. Se expedía un documento a nombre de la persona que adquiría La Bula, previo pago de un dinero.
El documento estaba firmado nada menos que por el Papa de Roma, que era el que concedía tales licencias. 
Ahora bien, los Viernes de Cuaresma, el menú en la mayoría de los hogares consistía en comer «potaje con bacalao», el mismo que aparece en el frasco de Emulsión de Scott. 
Claro que ahora y siempre a los ricos les daba igual la prohibición, pues ellos podían permitirse comer buenos pescados, incluyendo los mariscos como sustitutos de la carne en esos días prohibidos. 
Las familias cada año escogen dónde pasar las vacaciones de Semana Santa; del ramillete de opciones ofrecido por la sociedad de consumo, donde el aval solo lo pone «el dios dinero» cantante y sonante…      

EJERCICIO PARA ENGRANDECER EL ALMA

  
¿QUÉ PUEDES ESCRIBIR CON LAS LETRAS DE CARTAGENA ?

Por Juan V Gutiérrez Magallanes
Ayer Kalamari, pero casi nadie conoce la historia de ese nombre, bastante relacionado con nuestros aborígenes. En cambio, la de Cartagena de Indias es una historia bastante conocida, nombre dado por los españoles, y así la seguimos llamando, con reconocimiento notarial. 
Se  inicia con la letra C, lo que nos dice que con la C tú puedes escribir: Cariño, Caridad, Cándido, Ciudad, Corazón, Comprensión, Clamor y, ¡Cuidado, con olvidarte que la letra que sigue!, A, podemos escribir Amor, Amistad, Amigo, Atención, Alegría, Albricias y, Apreciar, ¡cuál es la letra que a continuación debes escribir!: R, necesaria para, Razón, Risa, Radiante, Reina, Relaciones, Reflexión, Regazo  y, Regalo un recuerdo para mirar la letra que sigue, si quieres continuar escribiendo  la palabra Cartagena… 
Continuamos con la T, Tierna y Tiembla a la vez. Ternura, Tesón, Tesorero y Textual. Testimonio de ser una ciudad que necesita del sentido de pertenencia de sus residentes, pues ellos tienden a olvidar que deben escribir la letra que continúa, A, con la que escribimos Amor, ya grafiado, pero se debe Atender con Atención, Aprecio y Aquiescencia, pues si ella te llegara a faltar, no dirías Cartagena y tendrías que revisar, porque la que viene es, la G,  muy empleada en Genialidad, Generosidad, Gloria  Ganada, sin Gandía Gruñona y  Gran  Gesto Gentil. 
No te apartes de lo que te has propuesto, escribir la palabra Cartagena, y buscar las diferentes voces que tú puedes anotar en la agenda. 
Verás que con las letras de la palabra Cartagena, no se puede escribir: odio, pandilla, violencia, «matoneo», «fleteo» y muerte. 
Me dirás que se puede escribir, Corrupción, con la letra C, esta palabra donde se repite la r, tiene un doloroso antecedente, ese de tener que hacer un esfuerzo, para doblar la r, lo que induce  a desgarrar el buen tono en la pronunciación. 
Antes se ha tomado esta acepción «corrupción», como una excepción de  lo bondadoso que se puede hacer con las letras de Cartagena, que deje de mirarse como simple ente geográfico para apreciarla como una gran Ciudad. Entonces  Corrupción, para la C, es un mutante en su especie, que no estaba previsto. «No  le metamos mente», continuemos, que sus sinónimos son muy desgarradores: Descomponer, Dañar, Depravar, Viciar, Pervertir, Sobornar, Cohechar. Todos ellos rompen los parámetros establecidos por la moral de cualquier comunidad. 
—Plutón, tú no puedes vivir sobre la faz de la tierra.
—Has dañado el andar de los hombres. 
—Has depravado el pensamiento de los hombres.
—Baco, has viciado la moral de los hombres, también  has pervertido parte de la humanidad.
—Caco, por qué has sobornado a este hombre, lo has obligado a cometer cohecho.

Plutón, Baco y Caco, han caído en delito de  Corrupción.

No te distraigas que no has terminado de escribir  el nombre de tu ciudad, sigamos con la E, se facilita para Entereza, Energía, Entendimiento, Entusiasmo, Empatía, Enamorado, Emprender, Endulzar, Eros, Emérito, Esfuerzo Extremo Emprendido por todos nosotros para  Encausar por la Educación a la ciudad. 
Panorámica de Cartagena de Indias
De tal manera que podamos  Nacer, si Nacer. Como lo ves se escribe con N.  Nación, Nacida para Nutrir Nobles Nardos Nimbos de Ninfas Naturales. Novia Núbil,  NOLI  ME TÁNGERE. 

No te distraigas que no has terminado de escribir  el nombre de tu ciudad, sigamos con la E, se facilita para Entereza, Energía, Entendimiento, Entusiasmo, Empatía, Enamorado, Emprender, Endulzar, Eros, Emérito, Esfuerzo Extremo Emprendido por todos nosotros para Encausar por la Educación a la ciudad, de tal manera que podamos  Nacer, si Nacer.

Como lo ves se escribe con N.  Nación, Nacida para Nutrir Nobles Nardos Nimbos de Ninfas Naturales. Novia Núbil,  NOLI  ME TÁNGERE.  Si debo tocarte y Emprender con Energía el signo E, Empleado para Entender con Educación a Esta Entidad cartagenera.

Quizás has podido apreciar, como la E, se ha vuelto a poner, donde no debe, pero quizás lo has hecho, porque con ella se escribe la palabra, más importante para la formación de un pueblo o nación: EDUCACIÓN, así que dejémosla, porque tiene mucha trayectoria en la formación del hombre como animal racional, el ENTENDIMIENTO.

¡Ah!...falta la que se triplica en el nombre de Cartagena, la A, ya escribimos  Amor, pero faltan otras como: Aliado, Acucioso y Atento por Atender a esta Arcadia, Amable en su Mueble de Ánima material.

Apreciada por Ausentes y  de Ausente Atención por sus  Albaceas.



Juan V Gutiérrez Magallanes

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Hojas Extraviadas

El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...