INDAGANDO EN LA POESÍA DE MARÍA ANTONIA
GUERRA...
"EMERGIERON DEL
ALJIBE TRINOS QUE LOURDES BORDÓ SOBRE EL TECLADO...."
María Antonia Guerra, poeta ,
Dramaturga y Escritora
|
Redacción La Calvaria Literatura
No podía ser otra la poesía de María Antonia Guerra. Asombrada ante las revelaciones de una ciudad doblegada algunas veces, es la mujer vital que sale en defensa de la Urbe.
Sabe que
sólo blandiendo la espada de la poesía, podrá hacerlo. Y entonces la poeta
desenvaina «Canto a Calamari», su peculiar forma de decir que la ciudad sitiada
no está sola.
Otra página
a las Mariamulatas y otra forma de resistencia contra el enemigo clandestino y
encubierto.
Sus poemas
no son ajenos al palpitar de seres que giran en torno a la ciudad aletargada e insomne.
Cartagena,
ciudad de milagros pero al mismo tiempo de maldiciones incrustadas
en piedras, fortificaciones y murallas.
«Habitantes
conventuales», «Parque-Patio de Santo Domingo», «Colectiva Artística en La Casa de España» son algunas
de sus piezas que denotan de qué está untada la poesía de María Antonia Guerra:
De austera resistencia frente a ciudadanos que no aceptan que aquí pueden
convivir espectros y vivos, y que la única fórmula para conseguirlo es a
través de la poesía.
*
Caminan con las musas entre arcadas
No necesitan de maestros del arte,
Con su negrura brillante tornasolan las plumas del sol.
*
CANTO A CALAMARÍ
Ardor de trópico eras, Calamarí
—antes de tu forjada historia—
Susurro entre icacos y tibias
aguas.
Arena argentada
y encaje caprichoso de espumas
cuando era
noche de luna plena.
Calamari:
tus amaneceres los acompañaban
cantos
inéditos de gaviotas,
aves que al
besar las olas legaban el brillo
de su
plumaje iluminado
Mientras que
los pescadores,
con rostros
transfigurados,
procuraban
el sustento.
En Junio, y
frente a un centelleante rojo de ocaso,
los
cangrejos realizaban procesiones al filo de la tarde.
Y las indias
mokanaes cantaban mientras preparaban la chicha.
Rasgó la
calma paradisíaca de las playas
gritos de
poder, fulgor de armas.
Acentos de
lejanas tierras irrumpieron, tomándote.
¡Ay! Cobra
otra fuerza la historia de tu tierra, ¡Calamari!
**
HABITANTES
CONVENTUALES
Las Mariamulatas* son almas de alas negras,
huéspedes sinceras
del Convento de San Diego*.
Sus nidos en el aire vuelan
hacia árboles del patio.
Sus cantos no hieren lienzos,
no acallan la música
ni atentan contra ritos en el proscenio.
Caminan con las musas entre arcadas
y saben del color azul,
el imán de sus sonidos.
Tienen palco sobre ramas,
disfrutan de danzas sensuales
y de actores que se deslizan,
Entre el drama y la comedia.
Son únicas, escuchan coros matinales y vespertinos
de monjes recoletos,
Todavía descalzos, en el cielo.
Yo siento que perciben el viejo tañer de campanas
y están atentas a la voz de tambores,
que hoy fraternizan con violines.
No necesitan de maestros del arte,
Dios las ha graduado de belleza y coraje
para defender la poesía de su territorio,
por eso no gustan de piratas.
Anidan en la paleta del pintor,
regalan plumas al poeta
y posan desnudas ante el escultor-
en el sagrario de su corazón.
Con su negrura brillante tornasolan las plumas del sol.
Conocen de memoria las paradojas de los hombres
y son groseras cuando picotean el dolor de nuestra sangre.
Ellas se enorgullecen de su gracia bautismal.
Y no les importa que también las llamen Mariazambas.
Se sienten reinas
y, un amor de lengua caribe les dice:
“¡Qué vivan mis Mariamulatas, caramba!”
***
PATIO –
PARQUE DE SANTO DOMINGO
Busco el halo del patio.
¿Estará en la noche? ¿En la brisa inodora?
¿En la geometría exhibida de las hojas?
Umbral secreto, en mis oídos, me percato del sonar andariego
de hormigas laborando bajo hojas secas de almendros.
Voces infantiles y ladridos jueguetones pululan en la memoria del
/ambiente.
En cercanos siglos: huerta dormida y cementerio,
donde el viento leyó epitafios en noches relampagueantes.
Un eco visible en cada claraboya
deja entrever vitrales coloridos de luna, entre los ramajes.
A ratos la lluvia se sienta sobre bancas cementadas.
Gajos de trinitarias se asoman por las rejas,
inhalan el aroma de mariscos sazonados
y sienten que los cocheros apagaron los faroles de sus
coches.
El patio guarda un misterio que no descifro frente a su noche.
Colgaré mi hamaca finzenú* entre las ramas del árbol de caucho
/centenario;
sus raíces aéreas acariciarán mis sienes
y se deslizarán sobre ellas, gotas de lluvia
que caerán como llanto de alegría sobre mi cuerpo desnudo.
Cuando el brazo alabastrino de la aurora, retire el halo del patio,
yo tendré una evidencia:
una hamaca llena de semillas aladas
que se convertirán en amigables mariamulatas* bulliciosas.
¡Laudes para esa regia mañana!
****
COLECTIVA
ARTÍSTICA EN LA CASA DE ESPAÑA
¡Brotes de música salerosa!
¡Blancos copos floridos: relieve arbóreo en el patio!
Emergieron del aljibe trinos que Lourdes bordó sobre el teclado.
Palmeras, damas presurosas, suben bulliciosas las escalinatas
y se asoman en los balcones con sus dedos largos,
dedos verdes apoyados en los barandales.
Plantas ornamentales perfuman las espaldas de los artífices.
Un apóstol del siglo XX
riega con incoloro incensario palabras benditas:
fragmento de la carta papal a los artistas.
Fauces broncíneas,
empotradas, arrojan al ruedo
danza
verde, verde agua, por los paredones.
Airosa y felina, una dama interpreta…
pases flamencos de “El Gato
Montés”.
Contiguo, en el recinto galería,
elementos bidimensionales dialogan palabras de lienzos coloridos.
Meseros imbuidos en su oficio, no entienden al artista;
afanan el final, sin entrar en el performance.
Laudes: Rezo, oración, celebración, alabanza,
dedicación de tareas… : para santificar el día. Mariamulata: Ave
emblemática del Caribe colombiano.
Mokaná (es): Una de las
familias de la gran llanura del Caribe, norte de Colombia (Noreste indígena).
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