Translate

La Donación de nuestros Lectores nos motivan a seguir hacia adelante. ¡Gracias!

viernes, 30 de octubre de 2015

Y solo la noche larga de recuerdos recurrentes
Los Poemas de José Ramón Mercado*

todos me preguntan por claudia

                                                                








I
Todos me preguntan por Claudia
Y Claudia no era sino esa muchacha arisca
Que pasó por mi vera como una ilusión
Ahora todos me preguntan por ella
El bombero que anda en zozobra
Las palanqueras que gritan las calles
La modista que cose a domicilio
El profesor que da clases de inglés
La vecina que se desperdicia cada noche

II

Todos me preguntan por Claudia
Y Claudia no es más que esa muchacha vivaz
Que se fue a Miami esa vez
Con el cepillo de dientes
La faldita arriba de las rodillas
La tanga de color escarlata
Y sus ojos de esperanza

III

Se fue sin despedirse siquiera
Casi viringa y desvirgadita
Con sus senos de paloma esquiva
Los pezones como milagros
Metió en la mochila sus sueños
Y su alma devoradora casi angelical
Pero yo no soy un poeta adolescente
Esa clase de gente que se desarraiga
Aunque quiera volar de todas partes

Todos me preguntan por Claudia
Esa muchacha vivaz
-Dulce bocato di cardenali-
Que no sé si fue mentira
O verdad de mis sueños

Claudia esa vez
-Como extraño contrabando-
Solo se llevó mi libro de poemas

amor último de claudia















Claudia me dejó un dolor de varios días
En mi alma única
Dolor de Claudia
Dolor mío
Que yo ando
Amortiguando
Muerto de amor
Aunque todavía
Viva muriendo
Preguntando por ella
En las tiendas de modas
En almacenes de abarrotes
De comestibles sofisticados
En todas las plazas de la ciudad
En cada lugar susceptible de recuerdo


fiebre ciega









Un día que no termina de pasar
Se me ocurrió una fiebre ciega
En la zona del deseo arcaico
Sobre la concavidad de mi cuerpo
Junto al cielo alegre de los viernes
Una fiebre que quemaba mi alma
Incendio de su cuerpo original
Sentí morir esa vez
Sobre la suya mi alma

Era Claudia sobre mi falo erguido

avisos clasificados


















I
Muchachas que arden en la fragua
Arriendan sus cuerpos nuevos
A hombres mayores de edad

II

Hacemos viajes de fantasía
                     Las 24 horas diarias
Encuéntrenos  en las páginas amarillas

III

Tenemos todo el tiempo libre
Seducción especializada
Hacemos el amor en vivo y en directo
Tú puedes ser el amante perfecto

IV

Disfrute ahora
Pague antes
Chatea conmigo en la cama
Quiero estar cerca de ti
No arriesgues esta oportunidad

V

Muchachas prepago
Expertas en lúdica de catre
Ofrecen amor incontaminado
Por módicas sumas a su alcance

VI

Se arrienda mujercita para estrenar
Secretos prohibidos
Quiero ser tu confidente
Solicite mayores informes
En el SAI de la esquina

VII

Aviso importante
En la tienda de la izquierda
Del bosque de las orquídeas
Hay niñas vírgenes
Que no han menstruado todavía
Garantizamos absoluta reserva

VIII  

Somos streaptiseras expertas
Amenizamos prebodas matrimoniales
Niñas exclusivas  cupos limitados
Somos las mejores de la ciudad
Sesiones negociables
Servicio a Domicilio

IX

Somos primerizas certificadas
Reserve su turno
Nos reservamos
El derecho de admisión
All to drink cover incluido

X

Noches blancas
Deje correr su imaginación
Todas las posturas del Kamasutra
Modelos exclusivos
Geishas y madammes expertas
Aceptamos toda clase de tarjetas

Perfomance de Claudia

        «Consistía en saber ordenar el silencio
                                                      Las horas
                                            y algunas veces
                           También la noche con su coro de bestias»
                                                     Gracia Iglesias Lodares


    














I

Aún me acuerdo de Claudia
Las palabras apagadas
La mezquindad de los años
Del eclipse de sus días
Su viacrucis de soledad recurrente

II

La vez que la conocí fue una fiesta
Era noviembre en la ciudad
Vivía una alegría cautiva
Un bluyín debajo de las caderas
Una blusa estremecida
Y los cabellos rizados y ella
Como una fotografía permanente

III

La última vez no quisiera decirlo
Era casi una lágrima descolorida
Lenta como una pesadumbre
Parecía un record de fracasos
El perfomance de la memoria triste
Le había ganado el tiempo malo y perverso
La había perdido el desmedro del oficio

IV

La última vez era solo un recuerdo
La noción ojada del rostro que era
¿Quién redujo el aire de su piel?
¿Quién mató su alegría de entonces?
¿Los miedos visibles? ¿los reflejos de su clítoris?
¿Las posturas vibrantes y los gemidos?

No hubo reversa de su pasado
                              Ni remesa de olvidos
Solo la noche larga de recuerdos recurrentes

última escena de claudia

«El tiempo pasa no nos dice nada»
                          Fernando Pessoa




















I

Claudia
Era hambrienta de amor y trapecista  de la noche
De noches enteras  sin afanes era su vida
Empezó en la periferia de la ciudad
Luego en las alcobas de sexo profundo
Después debajo de los puentes
En los bares y cuchitriles del  Arsenal
En el último puesto de los buses más tarde
Entre las murallas del pedregal a veces
Donde la cogiera la noche casi siempre
Sobre carretas cargadas de carbón al alba
Entre manes ebrios de chirrinches  otros días
En la baranda de los puentes sin alma
Husmeando siempre en la sombra flácida
Y el falo grande de los hombres del puerto

II 

Claudia
Era prenda de amor en el desasosiego                                                                                       
                                                         De los días
Erotizaba la noche en la media luna
Bocarriba esperaba las olas del mar
El perfume barato detrás de las orejas
La zapatilla enredada en los tobillos
El colorete encendido de la ilusión en los labios
Prefería los hombres en doble vía
             -por la guardia y la retaguardia-
Sin doblegarse ante la lluvia
                         Ni el cansancio áspero del oficio
Ni las horas desmelenadas de ruido
Envejeció detrás de los portales como tenía que ser

III

Claudia
Al final de los días amargos y lejanos
Quedó viviendo de los recuerdos y los olvidos
Quedó como carne desperdiciada de la orgía
Roída por la mugre del tiempo
Recordando casi siempre detrás de las ventanas
-El final del oficio-y las deshoras
Sin dientes  casi alegre  casi muda

«Dios se apiadó de mí»
«Por algo Dios me puso esta cachimba»
«Si no hubiera sido así nada tendría que recordar»


El Poeta y Escritor José Ramón Mercado
*Estos textos forman parte del libro «poemas y canciones recurrentes» que publicó Ediciones Pluma de Mompox S.A en el 2008 y que el autor amablemente cedió a los lectores de La Calvaria Literatura.  









No hay comentarios:

Seguidores

HAY QUE LEER....LA MEJOR PÁGINA...HAY QUE LEER...

Hojas Extraviadas

El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...