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lunes, 17 de febrero de 2014


Matices en la Tertulia

Juan V Gutiérrez Magallanes
Magallanes, Julio y Daniels los protagonistas 
En las calendas del mes de febrero de 2014, Joce Daniels y yo nos encontramos con Julio, en la calle de San Agustín Chiquita, él abrió sus astas de campesino letrado y nos llamó al asombro de una foto en la acera opuesta a la sombra de la calle, pues necesitábamos cubrirnos con el sol para fijar bien los minerales que habíamos consumido en el desayuno, recomendación que hizo el amigo Ruderico,  quien se sumaba a la tertulia a las diez de la mañana,  en plena calle, asomado a la casa que había sido visitada por el libertador Simón Bolívar. 

¡Era tanta la satisfacción que no sentíamos el fuego del sol! 

La efusividad  se acrecentaba, cuando por esa cosas de las llamadas por Manuel Zapata Olivella, «Fiestas de las Casualidades», se iban apareciendo compañeros que en el momento se convertían en contertulios para expresar la alegría por el encuentro en plena calle. 

Evocábamos la Cartagena de hacía años. Llegó Simón y de inmediato Julio lo atrapó con su cámara de mediana tecnología. Aquello era una fiesta de encuentros, donde se miraban las cosas con el asombro que produce el Caribe, (olvidándonos que estábamos en Espacio Público). Pero nuestro inconsciente parecía ser contestatario a la invasión que hacen los nuevos restaurantes del Gran Set, sin que por otro lado se nos  permita hacer un encuentro como el que en ese instante estábamos disfrutando. Sólo consumíamos los rayos del sol, de ahí de que soltábamos expresiones de alegría hacia las páginas que a diario imprimen los pocos residentes  del interior del sector amurallado. 

Miramos hacia la izquierda y, caminaba hacia nosotros el amigo Antonio Prada Fortul, se amplió la audiencia y ahora podíamos hacer evocación de los ascendientes  de  alguna población cartagenera.
Este encuentro, se ha constituido en motivo para rememorar las esquinas de tertulias pasajeras, especialmente cuando el Liceo quedaba en la calle  del Cuartel. Simón y yo  egresamos en el 1962.
Cuatro de los convocados por la casualidad, están marcados por la «Carimba» del Liceo de Bolívar: Ruderico, Simón, Julio y Juan. 


En el centro Simón A, de la Tertulia
El conversatorio, sin cita previa, tenía la autorización pre agónica de Julio, extendía su voz en acorde a sus brazos de hombre filial, lo que permitía el crecimiento de aquella Asamblea en plena calle de San Agustín Chiquita. Los que pasaban quedaban expectantes ante la concurrencia  y amenidad de las voces que hacían alusión a la alegría del reencuentro. El último en concurrir fue Narciso Castro, quien preguntaba los motivos de la reunión. Más yo pensaba, «todo esto, es una fiesta de casualidades o una muestra  inscrita como una estampa del Caribe», lo cual le da la razón a Julio, cuando en el reposo, en vuelto en  la salinidad marina elabora varios mensajes en el vuelo de los  alcatraces: 

«Qué fortuna nuestro encuentro de hoy. Estuvo lleno de matices: la espontaneidad, la concurrencia, los amigos,  la alegría, nuestro abandono absoluto  por pasarla bien, la conversación de gran altura, el sentido del humor, los amigos que se iban agregando al grupo con gran complacencia, la felicidad  e inocencia de niños y adultos. En fin, nos divertimos mucho, la mañana soleada, un encuentro iluminado…». 

Más tarde Julio evocará los sabores del encuentro para recitar una especie de oración: 

«Yo más bien asevero que son fiestas de casualidades, y sin comillas ¿Por qué?  Me le mido así naturalmente a esos encuentros, porque son generados por lo bueno que siempre llevo por dentro para los amigos. Todo ese despliegue de cariño, mostrado en los encuentros casuales, lo llevamos los amigos quienes tenemos similitud y diferencias que nos atraen». 

«El momento de ayer fue inolvidable,  alimento y soporte del día, modelo a seguir,  entrará a formar  parte del arsenal de los buenos recuerdos. Por nuestro rico potencial de la vida en el mejor de los sentidos. Hechos como el de ayer seguirán repitiéndose. Un abrazo con el mayor de los afectos para todos». 
Antonio Prada, se había retirado  de la tertulia matutina, en la búsqueda de los últimos sabores de una «alegría de millo», porque con el avance de la Globalización, tratan de elaborar la «alegría» con maíz «Pira», lo cual  sería un exabrupto y un atentado a la gastronomía ancestral del pueblo de Palenque. 

Joce Daniels, Primitiva Padilla, Magallanes, Ruderico Trujillo y Antonio Prada F
 Nos quedamos un poco más de  tiempo, contando las cosas que pasan en Cartagena de Indias, y el temor que agobia a nuestros contertulios, pues no está muy lejos el día en que llegaremos a ser un desplazado más, en nuestra propia ciudad..









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