La Calvaria Literatura

LA CORRUPCIÓN

Rafael  E Yepes Blanquicett

Según el Doctor Carlos Alberto Patiño Villa, profesor titular del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia, la corrupción puede definirse, en términos generales, como «aquella actividad, a partir de la cual, algunos funcionarios públicos, privados y contratistas, obtienen un beneficio derivado de su condición, más allá de lo estipulado por la ley». 

En nuestro país, las malas prácticas administrativas han permitido que «los avivatos» se apoderen de los recursos del Estado, que, por definición, pertenecen a todos los colombianos, para beneficiarse a sí mismos, a sus familiares y allegados. 

De este cáncer que carcome las entrañas mismas de la sociedad, no se salvan ni los reglímenes revolucionarios ni «pseudo revolucionarios» de derecha e izquierda que en el mundo han sido.

Desde el Gran País del Norte hasta la milenaria China, pasando por Europa, América Latina, África y Oceanía, sin olvidar al Japón, la corrupción político-administrativa ha hecho de las suyas a través de las burocracias institucionales que han garantizado su reproducción y supervivencia en los diferentes sistemas políticos existentes o desaparecidos en todo tiempo y lugar.  

En el libro «Perlas de la Corrupción», una compilación de los casos de corrupción más emblemáticos que han socavado los cimientos de nuestra sociedad en los últimos tiempos, se analizan y estudian con detenimiento el saqueo de Foncolpuertos (Armando Estrada Villa); el caso de Cerro Matoso (Jorge Enrique Robledo); la descomunal defraudación de los hermanos Nule (Claudia Morales); la crisis financiera del sistema de salud y los medicamentos (Beatriz Sánchez); el desvío de las regalías para obras de infraestructura en Casanare y Cesar (Joan Alberto Silva); el acaparamiento ilegal de las tierras (Wilson Arias); el soborno para la captura del Estado (Humberto De La Calle) y la mafia en el fútbol (Norvey Quevedo), entre otros casos que han acaparado la atención del país. 

En todo caso, la corrupción, como afirma Patiño Villa, «inunda al país y debilita permanentemente al Estado, y es una condición tal vez más perjudicial y más difícil de resolver que la crónica debilidad del Estado o que la violencia misma». Es una realidad abrumadoramente desesperanzadora que podría resolverse si la ciudadanía se despierta y actúa para que este enorme mal se señale, se juzgue y se detenga, antes de que sea demasiado tarde.