LA COLUMNA DE "EL GATO"
LOS INTELECTUALES
VS
EL PODER
Orlando Periñán Lombana,
Licenciado y Escritor
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En una reunión social se planteó lo siguiente: ¿por qué los intelectuales no
ocupan el poder si son tan críticos?
Con
el tiempo, los hombres poderosos se han trenzado en acalorada discusión con los
intelectuales, debido a que entre ellos aflora una extraña seducción que los
hace preferir una orilla en donde no pueda habitar el otro o viceversa.
Las
dos actividades humanas, las separa la línea divisoria o la convicción de cada
uno, por hacer triunfar su tesis o concepto.
Se
dice que el intelectual está alejado de la realidad concreta, mientras los
poderosos visualizan la realidad con una aproximación a lo inmediato, por
aquello del interés personal.
El
intelectual se margina de las técnicas, tanto así que se aprecia en el
concepto, de que él no va a crear cosas, sino que reflexiona sobre ellas, las
cuales interpreta o codifica, porque siempre su mayor preocupación es manejar
lo figurado y esencialmente especulativo, y no los aparatos y las técnicas, es
decir todo aquello que contribuya a no «Generar Ideas», las cuales proyectan a
futuro o reescribiéndolas dándole vida al pasado histórico de las cosas.
Por
lo anterior, podemos asegurar que lo esencial no está en que el intelectual
reflexione sobre el entorno que habita, sino que asuma un papel protagónico en
la sociedad solucionando con su sabiduría, los problemas y necesidades que
sufre la comunidad, para ayudar a comprender mejor los hechos, que dificultan
el buen vivir en la nación.
Por
adoptar los intelectuales la posición de abstracción y alejamiento para con la
realidad, y, en cambio, una enfermiza cercanía con la crítica, se desarrolla en
ellos un orgullo que los separa en su totalidad de los organismos del poder,
olvidando lo fructífero que sería para el país, la vinculación de los
intelectuales en los procesos por ejecutar y, cambiar de una vez y para
siempre, la relación frívola y superficial que imponen con sus decisiones
quienes ostentan el poder.
El intelectual pretende que la sociedad acepte, la manera como ellos
tienen de observar y contemplar la vida.
El
tema deja inquietudes—al idealizar—la misma que deja lo que se promete en
campaña cuando un político dice que solucionará determinado problema. Paralela
surge enseguida la pregunta: «¿Será bueno que los intelectuales lleguen al
poder?» Sin olvidar que: «La pregunta inquieta el responderla, pero más, cuando
se hace imposible la respuesta».
Si
contestamos que sí, esperaremos de ellos que puedan socavar los discursos y
derribar los dogmas y sistemas políticos actuales que cada día nos empobrecen
más.
En
la nación se entiende que los industriales, comerciantes, inversionistas,
vendedores y otros, son componentes importantes en la prosperidad de la nación.
Pero
si los intelectuales ocupan el espacio del poder y aplican su inmenso saber
para el bien colectivo, seguro que recibiríamos unos cambios trascendentales que
harían una sociedad más equitativa.
Por
último: No debemos olvidar que el futuro tiene secretos guardados, que traerá
invenciones y libertades, en un sentido inimaginable, que exigirá alianzas
estratégicas para el bien común, sin olvidar que si queremos recoger, hay que
sembrar y, ¡hay que comenzar desde ya a producir el cambio!
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