EL EPA Y "LA PAJARITA"

NOTICIAS DE  DOS PLAGAS SOBRE CARTAGENA

¿Cuál de las dos plagas será más destructora para la ciudad, la plaga de la “pajarita” que está destruyendo árboles, o la plaga de quienes tienen capturado politiqueramente al gobierno y sus instituciones?

Por Álvaro Morales 

 Referirme al EPA y la Pajarita, no es hacerlo para insinuar el nombre de persona en especial, y mucho menos al de dama alguna. Lo hago para referirme al nombre de la plaga que está aniquilando la vegetación en diversos sectores de la ciudad.  

Probablemente, por el predominante carácter citadino de muchos cartageneros, estos estragos arbóreos pasan desapercibidos. 

Árboles de todo tipo, nativos y no nativos, son presa de este bejuco semiparásito que se apropia del agua y los nutrientes del vegetal atrapado, hasta llevarlo a su muerte. 

Algunos estiman que el nivel de afectación ha devastado el diez por ciento de los árboles de la ciudad y que el cincuenta por ciento se encuentra enfermo no solo por causa del maligno bejuco sino por la negligencia de la gestión ambiental en otroras administraciones y en la falta de suficientes recursos destinados para erradicar este mal. 

Por un lado, el gobierno hace pronunciamientos retóricos acerca de los horrores y efectos negativos del cambio climático, pero por el otro, el EPA, que es el mismo gobierno, la misma alcaldía, pareciera no contar con los recursos para contrarrestar este flagelo que amenaza con afectar el equilibrio medioambiental de la ciudad y dejarnos sin árboles, pulmones de la ciudad, y proporcionadores de sombra y bienestar. 

Si al EPA lo liberaran de la captura politiquera a la que ha estado sumido desde su creación; si destinaran más recursos acordes con su misión y menos inocuas ordenes de prestación de servicios y contrataciones, probablemente podría atender exitosamente no solo esta calamidad sino las que afectan a la urbe cartagenera. 

La situación es tan grave que fuertes Robles, Trupíes, Almendros, Nims, Mangos, Guanábanos, y hasta Mangles; así como los que nos quedan de Uvita de Playa, Chirimoya, Anón, Grosella, Icaco, etc, serán cosa del pasado si la Alcaldía y su dependencia, el Establecimiento Público Ambiental, no se deciden por ejercer un verdadero control y erradicación de la planta parásita. 

Ya es hora pasar de las palabras a los hechos. De los discursos a la acción e inversión de recursos. 

          

     Álvaro Morales

Ojalá que el Concejo Distrital, coadministrador de la ciudad haga un “mea culpa” y abandone de una vez por todas sus desaforados apetitos burocráticos con estos entes descentralizados y demuestre si de verdad quiere trabajar por la ciudad. 

Me he llegado a preguntar: ¿cuál de las dos plagas será más destructora para la ciudad, la plaga de la “pajarita” que está destruyendo árboles, o la plaga de quienes tienen capturado politiqueramente al gobierno y sus instituciones?      

CRONICA DE LA IGUANA

CIUDAD TRANSFORMADA

 EN HOSTAL DE MARIPOSAS 

                                 CON ALAS DE VIDRIOS

                                                                      Por Juan V Gutierrez Magallanes 

Cantada una y mil veces con las tonalidades cromáticas del pentagrama de los mohanes de la bahía, de los cuerpos de agua de la Urbe, una vez fue  “Karamairi  o Calamar”, para  luego dejarse llamar en la advocación de “San Sebastián”, olvidando el ritual de los Chimilas  y Caribes. 

Vuelve a los sueños de los  aborígenes y toma por nombre “Cartagena de Indias”, se engalana la niña en medio de palmas, y deja que trine el mar con el permiso de sirenas, cangrejos y alcatraces. 

Deja que su suelo sea tálamo de recuerdos de ibéricos, alucinados por blasones. 

Felipe II, Rey de España asigna epítetos de alcurnia, para ser nombrada “Ciudad  Muy Noble y Muy Leal” . 

Se  incrementan los delirios, se  vuelve a las añoranzas para olvidarse de la aborigen de sueños cantados por el río Yuma y es nombrada “Nuevo Cartago”. 

El llanto de las Antillas se une a la tristeza del Caribe para clamar por quienes tejen palmas y conocen senderos de cangrejos anidándose en el regazo de manatíes, y permite que sea llamada “Ciudad de Plata”, tal  vez en sinonimia con la Ciudad de la Plata de Uruguay o los nativos Chocoes y el canto de las ranas, filones bañados por ríos subterráneos, venas argentíferas que duermen con los  espíritus  de los mohanes. 

Los aborígenes levantan el rostro al sol del Pacífico e imploran bondad a sus dioses ancestrales, para llamarse “Reina de las Indias”. Se rompe el tejido de la palma  del árbol Flecha y se ahoya en forma sacrílega el suelo de los antepasados, se da por nombre maculado “La Ciudad de Don Pedro de Heredia”. 

El llanto de los muertos, sórdido eco retornando, deja que los vivos hilen las trenzas para atarse a recuerdos de antepasados. Iberia, exterminadora de altares y escrutadora de tumbas, hace megalitos para llamarla “Antemural del Reino”. 

Se alzan voces señalándola como matriz de América, vagina que da paso a migrantes de continentes, se erige como “Llave de las Indias”, en oración de Nicolás  del Castillo Mathieu, quien la escruta en su historia y entrega al mundo, para seguir siendo “Ciudad Heroica”, como bien la designó el Libertador por el suplicio a que fue sometida por el depravado Pablo Morillo en 1815. 

A ella, adonde  todos querían venir, tal vez para llenar sus bolsas, se la nombra “Meca de Colombia”. Soñada por Miguel Cervantes de Saavedra como  meta de sus ganancias  en frustración con el Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Quedó virgen con el toque de Cervantes alcanzando epítetos que la hicieron ser considerada por Bolívar“Ciudad Redentora”. 

Cantó el poeta del Cabrero en el regazo de su Soledad para recordarle a Cartagena que era “Redentora”. 

Cartagena por su poder de resiliencia antes los embates de conquistadores, piratas, filibusteros y corsarios, es llamada “Villa Inmortal”. 

La ciudad sobrenada en medios acuáticos como paisaje marino, que azulea en el blanco de unos pétalos maridándose con corales de estolones sobresalientes, se le da por nombre “La Perla del Caribe”.  En la noche se miran sus fortificaciones y castillos, custodiados por fantasmas que muestran y leen leyendas de profanadores del silencio, arcanos de tesoros protegidos por baluartes, “Ciudad Baluarte de la República”. 

Brilla el sol y se rompe la opacidad del mangle, se trunca la llegada del Corsario Vernon. 

Nada la perturba en el esplendor de sus Castillos y sus murallas, se aquietan las aguas para anidar al nativo que sabe hablar  con las algas de la bahía. 

La ciudad queda tranquila y recibe el  galardón de “Ciudad Invicta”. Flamean banderas para cantar al Grito de Independencia del 11 de Noviembre, se oyen trinos de aves saludando a pescadores, se confunden con ninfas de las nubes, bajan formando una marquesina donde se lee “Ciudad Gloriosa”. 

Muestra sus murallas de piedras labradas, que guardan los pasos del hombre interventor de historias. Deja al descubierto anales señaladores de senderos perdidos, “Ciudad Brújula de la Historia”.

Antes de que llegaran los europeos, existía trazada por crustáceos que sabían conversar en aguas profundas y convivir con alcatraces. El Mohán  era el heraldo de los cuerpos de agua, conocía las lenguas de los que habitaban en las Antillas. Y fue llamada “Ciudad Legendaria”. 

Su nombre ha ennoblecido calles, ciudades y personas en aras del bien en las comunidades. 

Cartagena, ciudad de valores invisibilisados por quienes no sienten su historia. Ciudad de nombre en marquesinas  para reafirmar su grandeza, de “Ciudad Epónima”. 

Y fue sacrificada por tiranos y perros de presa como Pablo Morillo, violador de Derechos Humanos, quien instituyó un holocausto en que sacrificó a patricios  cartageneros y miles de granadinos luchando por una Patria libre e independiente. “Ciudad Patricia”. 

Mostró valentía y así le cantó el Tuerto López. "Fuiste heroica en los tiempos coloniales, cuando tus hijos, águilas caudales, no eran una caterva de vencejos”. Hombres de lucha bravía que mostraban su pecho con valentía de “Ciudad Espartana”. 

Y aquí lucharon desde Getsemaní, los ejércitos de Lanceros, de la bahía del Arsenal partió el Almirante José Prudencio Padilla, alumbró la nación con el faro de la libertad. “Ciudad Faro de la Patria”  y luego “Puerta de la Libertad”. 

El Tuerto López volvió a tomar su lira, cantó  bajo los rumores del mar Caribe,  labró poemas en el horizonte donde se oculta el sol y la  nombró “La Arcadia del Caribe . 

La visionaron en la eternidad y no arrojó premonición alguna los extendidos caminos que debía recorrer la Arcadia, la miraron en su rostro moro tallado en alfanje  y nunca pensaron en los orígenes de la periferia “El Corralito de Piedra” 

Trascendió las Antillas por el Caribe, se plasmó en la visión de turistas, se dejó arrullar por zaguanes, aldabones y aljibes. Miró las paredes de cal y cemento matizadas por sudores olvidados y la UNESCO dio  título “Patrimonio  Cultural de la Humanidad”. 

Juan V Gutiérrez Magallanes, Escritor

Se conmovieron hombres deplorables, juegan al hechizo con la Constitución y no despiertan el sueño de los justos, sentencias honorables olvidaron equidad y en el grito desesperado del padre de la Ley Emiliani, queda cincelada como, “Distrito Turístico  y Cultural” 

La ciudad se ha transformado en un hostal de mariposas con alas de vidrios multicolores en danzas nocturnas. 

Hicieron fiesta con la sonrisa del cartagenero, se burlaron del llanto de los de la Periferia y tiraron caracoles y cartas para jugar con la suerte de quienes nunca le miran la cara al sol y pintaron de negro al negro para verlo mejor en la brillantez del olvido y llamaron a la urbe “ Ciudad Fantástica”. 

Será por la paradoja de morir de risa y creer en lo inconcluso. Ciudad que se deja esculcar y arrancar las  gónadas-erario por quienes ganan en el trueque de sufragios por esperanzas de un pan miserable. Se le ha   nombrado “La Ciudad Iguana”.        

De la ración de los niños

HAY QUE BUSCAR EL AHOGADO RÍO ARRIBA 

Por Álvaro Morales 

A raíz de hechos escandalosos que dejan mal parados a contratistas del Estado por apropiarse de recursos destinados a la alimentación de los niños en Colombia, pareciera que las autoridades estuvieran “buscando el ahogado río arriba”. 

Si expresa el refrán que al ahogarse alguien en un río, natural es buscarlo río abajo, es decir, en el sentido a la corriente; hacerlo río arriba es ir contra lo natural, contra la corriente, contra lo sensato. 

¿Habrán leído alguna vez estos infames proveedores acerca de la especial consideración y amor que Jesús profesa por los niños? No lo creo. 

Nos refiere el evangelista que el Maestro “tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo”, también refiriéndose a estas inocentes criaturas manifestó: “A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una gran piedra de molino atada al cuello”. 

Obvio es que todo aquel que se haya prestado para semejante conducta debe pagar por ello; lo que hasta ahora se ha visto es la captura de eslabones en la gran cadena de la corrupción, los “pagapatos” como se dice, supuestamente vinculados al Bienestar Familiar, el Ministerio de Educación, y los departamentos. 

Pero los peces gordos, se hallan libres disfrutando de utilidades producto de asquerosas y horripilantes fechorías. 

        

        Alvaro Morales

Las autoridades de control,  penales y administrativas deben saber que los responsables de faltas y delitos no deben buscarse entre empleados de bajo rango de los entes territoriales y dependencias del Estado, sino en las esferas de la Corporaciones Públicas, como el Congreso; y las del orden local, como Concejos y Asambleas. Aquí residen muchos de los Capos de estas contrataciones. 

En las elecciones pasadas no pasó desapercibido en la Asamblea Departamental de Bolívar y el Concejo de Cartagena, el uso de logos parecidos al del Bienestar Familiar, como queriendo intimidar o confundir al ciudadano. 

Las autoridades deben buscar responsables en las Corporaciones Públicas, en las curules que albergan a esos ciudadanos dizque “Honorables”.

DE URNAS Y ELECCIONES

“No quiero pensar que nos volvimos a equivocar”

Por Álvaro Morales

Los escándalos no parecen tener fin, es lo que se piensa cuando se descubre alguna anomalía en algún funcionario o malversación de fondos en alguna entidad, y como cada escándalo supera al anterior el ciudadano se ha acostumbrado a estas noticias que pareciera no importarle. 

Desde hace mucho tiempo que la administración de la ciudad y el departamento viene de tumbo en tumbo avergonzándonos ante la opinión pública y causándonos defraudación y desconsuelo; y lo peor, sin que se avizore viento alguno de cambio. Por el contrario, pareciera que los rumbos de Cartagena y Bolívar se exacerbaran cada día. 

Muchos nos preguntamos: ¿Cómo fue que se llegó a tal situación? Pareciera que no hubiera ley ni nada que contenga a los que solo llegan a los cargos públicos para propinarle zarpazos al erario; confirmándose lo dicho por el Salmista: “Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno”. 

Si hoy nos quedamos perplejos ante la captura por presunto peculado por apropiación de una de las personas que en un principio compitió por dirigir los destinos de Cartagena enarbolando banderas de pulcritud y ataques a la corrupción; hace menos de una semana estábamos asombrados por la captura del alcalde, el ex alcalde y funcionarios del municipio de Clemencia por los delitos de fraude procesal, fraude por inscripción de cédulas, peculado por apropiación y concierto para delinquir. 

Por otro lado, cada día se esfuman las esperanzas de que en Cartagena hayamos eligido un Concejo del cual se dijo en su momento que habíase renovado en más del cincuenta por ciento. Muchos, cándidamente creyeron en la renovación. Hoy, en sus cien días de trabajo, los hechos dicen lo contrario. Vuelven a causar decepción en la ciudadanía. Unos Concejales denunciados por hacerse elegir con impedimentos y por violar los cánones jurídicos en la escogencia de funcionarios; otros, denunciados por supuestos nexos en fraudes contra el Estado, por llegar a dicha Corporación con votos “amarrados” de entidades que contratan con lo público, etc. 

Y qué decir de los Diputados que incrementan la planta de personal de la Contraloría a su antojo. 

         

Älvaro Morales       

En los anales de la ciudad y el departamento están registrados alcaldes separados de sus cargos, sancionados disciplinariamente y con multas fiscales; gobernadores destituidos e inhabilitados, y parlamentarios condenados por sus nexos con paramilitares. 

Entonces, ¿qué podemos hacer? Clamar a Dios, primeramente. Y por otro lado, confiar en que el resto de servidores públicos que elegimos son probos si en definitiva votamos a conciencia por los mejores. 

Por otro lado, clamar para que los organismos de control no sigan contaminándose; y que por el contrario, ejerzan cabalmente la función que se les ha encomendado.