DE URNAS Y ELECCIONES
“No quiero pensar que
nos volvimos a equivocar”
Por Álvaro Morales
Los escándalos no parecen tener fin, es lo que se piensa cuando se descubre alguna anomalía en algún funcionario o malversación de fondos en alguna entidad, y como cada escándalo supera al anterior el ciudadano se ha acostumbrado a estas noticias que pareciera no importarle.
Desde hace mucho tiempo que la administración de la ciudad y el departamento viene de tumbo en tumbo avergonzándonos ante la opinión pública y causándonos defraudación y desconsuelo; y lo peor, sin que se avizore viento alguno de cambio. Por el contrario, pareciera que los rumbos de Cartagena y Bolívar se exacerbaran cada día.
Muchos nos preguntamos: ¿Cómo fue que se llegó a tal situación? Pareciera que no hubiera ley ni nada que contenga a los que solo llegan a los cargos públicos para propinarle zarpazos al erario; confirmándose lo dicho por el Salmista: “Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno”.
Si hoy nos quedamos perplejos ante la captura por presunto peculado por apropiación de una de las personas que en un principio compitió por dirigir los destinos de Cartagena enarbolando banderas de pulcritud y ataques a la corrupción; hace menos de una semana estábamos asombrados por la captura del alcalde, el ex alcalde y funcionarios del municipio de Clemencia por los delitos de fraude procesal, fraude por inscripción de cédulas, peculado por apropiación y concierto para delinquir.
Por otro lado, cada día se esfuman las esperanzas de que en Cartagena hayamos eligido un Concejo del cual se dijo en su momento que habíase renovado en más del cincuenta por ciento. Muchos, cándidamente creyeron en la renovación. Hoy, en sus cien días de trabajo, los hechos dicen lo contrario. Vuelven a causar decepción en la ciudadanía. Unos Concejales denunciados por hacerse elegir con impedimentos y por violar los cánones jurídicos en la escogencia de funcionarios; otros, denunciados por supuestos nexos en fraudes contra el Estado, por llegar a dicha Corporación con votos “amarrados” de entidades que contratan con lo público, etc.
Y qué decir de los Diputados que incrementan la planta de personal de la Contraloría a su antojo.
Älvaro Morales |
En los anales de la ciudad y el departamento están registrados alcaldes separados de sus cargos, sancionados disciplinariamente y con multas fiscales; gobernadores destituidos e inhabilitados, y parlamentarios condenados por sus nexos con paramilitares.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Clamar a Dios, primeramente. Y por otro lado, confiar en que el resto de servidores públicos que elegimos son probos si en definitiva votamos a conciencia por los mejores.
Por otro lado, clamar para que los organismos de control no sigan contaminándose; y que por el contrario, ejerzan cabalmente la función que se les ha encomendado.
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