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sábado, 2 de abril de 2016

Kanú,
El Hijo de la Selva Profunda    

                                                          “Una novela en la que el imaginario del Guerrero
                                                               se plasma en la vivencia del afrodescendiente”

Por Juan V Gutiérrez Magallanes

Kanú simboliza el imaginario valiente y luchador del hombre diasporizado de África, espíritu que se polimeriza en diferentes manifestaciones humanas, caracterizado por una fuerza incontenible para romper cualquier  obstáculo que vaya en contra de la libertad. 
Y es aquí donde está la ubicuidad de esa divinidad, que se sabe abrir caminos, Elegguá. 
En Kanú no importa la etnia ni la tribu, basta el llamado de un hijo de África Grande, sea por cualquier medio: tambores u oraciones a las Divinidades Orishas para responder y   hacerse presentes. 
Con Kanú se alcanza el logro deseado en los sueños de los esclavizados, volver a  África, experiencia que dio al traste con la organización del país Liberia con capital  Monrovia en la costa occidental de África, por los Estados Unidos de América. 
Regresaron impregnados de manifestaciones transculturales de un mundo diferente y que había perdido las características de sus etnias. Lo que no acontece en las vivencias de Kanut, quien mantiene la comunicación permanente con sus dioses y el febril impulso de romper las cadenas que lo atan a ese nuevo mundo de América. 
Antonio Prada Fortul, Escritor
Es aquí donde Prada Fortul se constituye en el Griot para narrar con prosa poética las adversidades de Kanut, quien no desfallece ante el acoso inhumano del látigo del esclavizador, estableciéndose una analogía con el tratado de Manuel Zapata Olivella, Changó  el Gran Putas, unido a Levántate Mulato, obras que hacen de éste otro gran Griot, que va al África, como lo ha hecho Prada para compenetrarse con el humus de la tierra pisada por los diasporizados.  
Nada tiene que envidiarle a Alex Haley, quien con maestría nos envuelve en esa  dramática obra de Raíces, en la que el personaje principal Kunta Kinte, en ningún momento deja de ser "El Africano" de profundas convicciones ancestrales.   
La obra Kanú es el súmmum de la espiritualidad que mueve la humanidad de pueblos como San Basilio de palenque. A través de él miramos  y volvemos a recordar a Benkos Biohó y la enjundia de la lucha para mostrarle al mundo que “ellos son seres nacidos libres para mirar la naturaleza y recrearse en ella”. 
Juan V Gutiérrez Magallanes, Docente y Escritor
Con La obra de Prada­–Kanú–vuelvo al corazón y la nostalgia me vence al subirme en el entramado de la casa de Cato,  Palenquera mayor, en Chambacú, de donde emergió Pambelé, signado por  antepasados guerreros; evoco entonces a  la bella Ramona, hija de Cato, una fusión de la belleza de Limai y Kima, mujer esbelta tallada en el ébano de los dioses, consanguínea del bailador de las danzas de Delia, quien también percusionaba un tambor como el Iyá  de Olori  y dejaba escuchar desde el Campo de la Matuna su llamado semejante al  Silbido de Oyá. 
En Kanú está representada la vivencia de lo que hoy es el ideal de las familias  Palenqueras, formar hombres y mujeres que hacen de la Academia una virtud o el  poder de sus vidas.     

jueves, 31 de marzo de 2016

EL ASESINATO DE LOS TRES POLICÍAS       
Y LAS PROMESAS VOLVERÁN CON CADA DISCURSO DE POSESIÓN

          Por Álvaro Morales
Sábado santo, absurda tragedia. Se incrementa el número de huérfanos y viudas. Más víctimas de la inseguridad. Más víctimas de la incapacidad de las autoridades. 
Es domingo mediodía. No han pasado veinticuatro horas. Los noticieros abren emisiones con el triunfo de Nairo Quintana en tierras españolas. Continúan con el partido de fútbol Colombia–Ecuador.  
Poco importan los muertos de Cartagena… 
La ciudadanía está consternada. Miramos la paja en el ojo ajeno mas no la viga en el nuestro. Nos escandalizamos por los actos terroristas de otras latitudes; pero estamos casi al mismo nivel. 
Es la mañana de domingo, como de costumbre, y como parte del libreto, se realiza el consabido “consejo de seguridad”, apellidado ahora “extraordinario”. 
Los resultados, de antemano se conocen: investigación exhaustiva, guerra a la delincuencia, militarización de sectores. 
Indolentemente la autoridad policial dirá que las muertes violentas en la ciudad no sobrepasan la media nacional. 
Sin embargo los asesinatos, hurtos, fleteos, atracos, desconocidos por la Policía, son pan de cada día. 
Morbosamente lo dicen los tabloides de crónica roja que a diario, y con avidez inusitada, son arrebatados de las manos de los voceadores. Candidatos en campaña a flor de labios prometen erradicar la inseguridad. 
Promesa que repiten en su discurso el día de posesión. 
Pasan los días, y poco a poco, sus promesas se van diluyendo. Ya éstas, prioridad en sus campañas han quedado desgastadas. La delincuencia gana a la institucionalidad.  
Distriseguridad, burocratizada e ineficaz, no ha podido cumplir con las famosas cámaras ofrecidas. 
Los datos del Cosed (Centro de Observación y seguimiento del Delito) no pasan de ser fría información.
Fundaciones en actos ceremoniosos divulgan la cruda realidad. Pero nada pasa. 
Los Cais son cómodos dormideros y siestaderos de Policías. Los cuadrantes son inoperantes.  Es un milagro si contestan el 1,2, 3. 
El encuentro futbolístico Colombia–Ecuador, sirve para adormecer la conciencia de las autoridades y la ciudadanía. Habrán pasado tres días para que se olvide el vil acribillamiento de los tres policías. 
Vendrán honores. Banderas. Himnos, pero a viudas y huérfanos tocará, y ojalá no sea así, convertirse en inquilinos permanentes de los despachos judiciales para lograr las indemnizaciones del caso. 
Álvaro Morales
Funcionarios de gobiernos agonizantes, con libreto en mano, se jactan de haber disminuido las cifras delincuenciales. Nada es cierto. Según ellos, inocuas capacitaciones y partiditos de futbol con pandilleros, fueron estrategias exitosas para reducirlos. 
La ciudadanía reclama seguridad. El Gobierno no escucha. Su única respuesta son los Consejos de Seguridad. Pero todo sigue igual. 
El Concejo, insípidos y sosos debates. 
Vendrán otras campañas políticas, otros muertos, y otros consejos extraordinarios de seguridad. 
Y todo, en Cartagena seguirá igual.     

lunes, 28 de marzo de 2016

La Antediluviana

Por Gilberto García Mercado
Alegre como estaba no podía decir mucho. El brillo de sus ojos y la respiración entrecortada coadyuvaron a que las palabras se le aglomeraran en la boca. Amanda era una desconocida en aquellos momentos, la otra cara de la mujer campestre, que vestía falda hasta las rodillas y, con aire de santurrona siempre en conflicto con el amor.   
Él la observó en el vecindario, caminar con el sigilo de quienes esperan muchas cosas de la vida. «Qué mujer habrá detrás de esos ropajes», pensó mientras la imaginaba con un vestido de baño en la playa. Ella continuó altiva y sin advertir las miradas del hombre. Éste, en la brevedad de la tarde, recordó poemas de Neruda.   
Y ahora las palabras se le agolpaban en la boca.
«Buenos días», había dicho. Se sentó en la misma mesa que ocupaba Sergio en el Café Harrison. Y como si lo conociera de años habló del hombre de la esquina, el que vende perros calientes en la cafetería de la cuadra. El que siempre tiene una sonrisa en los labios.   
—Tipo encantador ese—dijo luego de una andanada de palabras. Ella apartaba de vez en cuando los mechones de cabello en la frente. —Se llama Sergio, dígame  algo de él cuando lo conozca.   
Desde entonces no ha podido olvidar a la mujer. 
Ella se levantó de la silla en el café, lo miró directo a los ojos, algo indiferente, y agregó:    
—No lo olvide,  dígame algo de él cuando lo conozca.  
Supo entonces que era una chica solitaria y extraña. Que habitaba el piso de abajo en la casa de las Maldonado. Cuando no estaba en la repostería, de la cual derivaba el sustento, transcurría en el apartamento, leyendo Novelas de Faulkner y Cortázar.   
No parecía tener contactos ni alguna relación con nadie. Podía ser desterrada en cualquier momento y nadie advertiría su ausencia. Alguien podía preguntar por ella y nadie respondería que en el piso de abajo de la casa de las Maldonado habitaba la mujer. 
Evoca la luz de sus ojos, la cadencia y modulación con la que hablaba, luego de revelarle su gran descubrimiento.   
—El amor—confesó la mujer—He descubierto el amor. Se llama Sergio, el joven que vende perros calientes en la cuadra.  
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener la calma. En especial para descifrar el lenguaje de la dama en medio de su loca alegría. Ahí, en el Café Harrison, Sergio no advirtió el cielo nublado, la tarde descompuesta, los pasos apresurados de la gente ante la precipitud de la lluvia.   
—He descubierto el amor—insistió la mujer.   
         
           Gilberto García M
No fue hasta cuando el cielo se aclaró y las nubes se replegaron en alguna parte que Sergio tuvo noción de la realidad.
 A través de la noche que llegaba creyó ver elevarse entre las nubes a Amanda que con unas alas enormes se perdía en el cielo.

 —Se llama Sergio, el joven que vende perros calientes en la cuadra—musitaba Amanda en medio de su loca alegría.



domingo, 27 de marzo de 2016

 LA VIDA EN UN TRABALENGUAS

RÉQUIEM POR ELISEO HERRERA Y «LA MATICA DE MAFAFA»

           
                      «El que canta dice mucho y sufre poco
                  Porque el que canta, olvida su dolor»
                                                           Daniel Santos

Juan V Gutiérrez Magallanes

A Eliseo Herrera lo conocí por la década de los cincuenta, allí en la zapatería de Plácido Rodríguez, apodado «El General», ubicada en una de  las calles zigzagueantes del caluroso Chambacú. Eliseo trabajaba la zapatería con los hermanos Marrugo, Gilberto y Saúl, cantantes de boleros y otros ritmos tropicales, quienes  en el descanso de la bizuaca entonaban una canción en la que participaba Eliseo. 
Eran tiempos de premoniciones y, las hacía con el canto de, «…Chambacú con carretera, mira qué realidad…» 
Cierto día me encontré con Eliseo, haciendo parte de un trío cantando sus famosos «Trabalenguas» en los patios del Edificio San Francisco en Getsemaní, desde ese día no le perdí los pasos, sus cantos de tropical folclorismo me hacían sentir lo bueno de la tierra en sus maravillosas expresiones de una vecindad que reía con sano esparcimiento. 
Ahora Eliseo en el Panteón Celestial, podrá santificar su «Culebra Cascabel», domesticada con su canto ancestral y podrá aceptar «La Cadenita» de Lucho Argaín; su «Adivinanza» tendrá la diafanidad angelical en la alegría de los seres de luz, podrá mostrar a ese «Vampiro» de las noches pasadas, las alas caídas de «El Pájaro Picón Picón» y  gozará con la risa explayada de Gilberto Marrugo y Lucho Pérez, tendrá la oportunidad de regar con su «Canto de Trabalenguas» «La Matica de Mafafa» que Celia siempre cuidaba, podrá descifrar la realidad de «La Manzana» y dejar esclarecido el problema de «El Dicho» por lo dicho sin que esto tenga nada que ver con «La Machaca» ni los caminos del «Caracol». 
Se volverá alegrar el reino celestial, con la combinación de voces en jitanjáforas del Joe Arroyo y  los Trabalenguas de Eliseo, quien usando los secretos de «La Yerbita» podrá amansar la ferocidad de los «Tres tristes tigres» que siempre mantenía en los lares de Torices y El Papayal, amarrados a «La bonga», para impedir que se acercaran a la nobleza de «La Burrita». 
Eliseo con sus Trabalenguas nos hacía bailar y movernos en la amplitud de una sala rítmicamente del «Tingo al Tango», sin  interrumpir los diálogos de «Pablo y Pabla». 
        
Juan V Gutiérrez Magallanes       
Guardaba en el bolsillo amarrada a un  ojal del pantalón, su «Ficha» para no olvidar los avisos  de las citaciones con los compañeros. 
Nada tenía que ver «La Perra de Parra» en la tranquilidad bondadosa de Eliseo, quien hacía del Trabalenguas una canción de goce lúdico en fiestas y jolgorios. 
Eliseo descansa en la paz de Dios rodeado de amigos y familiares que le precedieron en su llegada al cielo y con los cuales se ha vuelto a encontrar para continuar cantándoles su «Matica de Mafafa». 
Cartagena de Indias, 6 de marzo de 2016


miércoles, 23 de marzo de 2016

Un Buen Consejo en Facebook 
Y LA PREMONICIÓN DE JAVIER ARNEDO SE...


Por R E Yepes-Blanquicett

Un día antes de su trágica muerte a manos de dos sicarios que acabaron con su vida, Javier Enrique Arnedo Acevedo escribió, en su cuenta de Facebook, lo siguiente: «Dios, cómo duele ver a diario tantas personas que mueren por cualquier cosa. Padre mío, solo te pido que me des vida para ver crecer a mi hijo. Amén y amén». 
Un amigo suyo, no identificado, le respondió: «Aléjate de los malos. Comienza apartándote de las esquinas, de las malas compañías y empieza a dormir temprano».
Pero Javier no leyó el mensaje o no lo quiso escuchar. Su amigo, Adrián Mendoza Pacheco, tampoco escuchó y ahí está el resultado. Familiares, vecinos y amigos de las víctimas dijeron desconocer los motivos por los cuales fueron asesinados, en tanto que la Policía Metropolitana de Cartagena, en cabeza de su comandante operativo, el Teniente Coronel Luis León, sostuvo que se trató de una retaliación, «una disputa entre barrios o personas que viven en el mismo sector», puntualizó.  
Dejando de lado estas consideraciones, vale la pena resaltar el sabio y buen consejo del desconocido amigo de Javier, aplicable a todos los jóvenes en riesgo, pues en las esquinas de nuestros barrios ya no se puede estar como antes, cuando los amigos nos reuníamos a charlar sin ningún temor, todo lo contrario de lo que está ocurriendo ahora, lo que demuestra la necesidad de implementar una Política Pública de Estado a nivel local, regional y nacional para enfrentar y solucionar el grave problema del pandillismo, fenómeno que está afectando a los niños y jóvenes de los sectores más deprimidos y vulnerables de nuestro país.  

lunes, 21 de marzo de 2016

           LEER A GILBERTO GARCÍA M           
     MILAGRO DE VIDA    
 I
El hombre que vende minutos a celular se mueve intranquilo. El kiosco en donde se expenden gaseosas, dulces, baratijas y también los chismes del día, suelta bocanadas de calor. Horas antes Simón Cruz, un anciano en uso de buen retiro, había iniciado ese rito que truene, llueva y relampaguee, está siempre presente desde que el viejo vive en el sector. 
—Buenos días— dice inclinando el cuerpo—Estamos bien porque seguimos vivos. Luego de sentirse el dueño de este universo, extiende el diario. Comenta las noticias del día… 
El hombre que vende minutos a celular juega con un haz de luz que se mete por alguna parte, trata de evitar que aquel le hiera en la cara, pero se solaza con un vallenato de Rafael Orozco. Hasta el punto que olvida las malas ventas del día. 
“Octubre es de mal agüero”, piensa, “Si uno se descuida, los ratones le hacen su agosto”. 
Porque no es fácil presenciar el movimiento del Hospital: ansiosos que le piden un número pero que no tienen con qué pagar; niños que convulsionan por la fiebre y la deshidratación; amenazas al portero porque no hay médicos para tantos enfermos; los sueldos atrasados de quienes laboran aquí. De vez en cuando un caso de maltrato infantil, violación. En fin, no es fácil. El recibo de cobro de la luz; las malas ventas del día…
                                                               II                                                       
En un barrio del Sur oriente, don Ismael Porto contempla su vida. Algo presiente, nunca había experimentado este escozor, un dolor sutil, el monstruo de la enfermedad cabalgando sobre su cuerpo. Se le vienen a la mente, los hijos, su mujer, y esa sucesión de imágenes y lágrimas. La satisfacción por las cosas buenas… 
“Es un sueño”, se dice, “Mañana despertaré congraciado con la vida”. 
Don Ismael sufre de la presión arterial, al principio es duro vivir a punto de pastas, pero es la única manera de…Además, el hombre es un animal de costumbres. Se sigue viendo, las novias de su juventud, los primeros años en el colegio, las bromas y maldades a los profesores, la matricula condicional. 
Alguien lo sujeta por los hombros, lo suben a un taxi. 
—Rápido— escucha la frase—Se nos muere el viejo. 
En ese momento don Ismael piensa que la muerte no existe. 
“Uno es inmortal, mañana despertaré, más vivito que nunca”. 
Entonces se ríe, quiere despertar pero se aterra al comprobar que no es de noche, la sirena del taxi, le atenaza el temor de alguien, una presencia blanca que va recogiendo sus pasos… 
“Inminente la impotencia cuando no se desea morir”, recuerda que dijo alguien…  

 III
María Fernanda siente los dolores. Es una morena de pelo apretado, jamás se ha enfrentado a un parto. Ha conseguido como pudo, las atenciones de los galenos. 
“Para que no haya complicaciones, haga lo que le decimos”, le manifestaron.
Desde entonces su carné no adolece de faltas, está lleno de rayitas, datos y firmas donde se precisa que María Fernanda sigue al pie lo que se le recomienda. No así esta pobreza extrema, pues los dolores la han asaltado de repente. Se halla sola en la casa, su marido es albañil, tal es este sorpresivo dolor que la mujer por primera vez siente miedo. No por la experiencia de enfrentarse contra el mundo— en el parto— sino por lo que le pueda suceder a la criatura. Pero una mujer sola y embarazada….

                           IV              
El hombre que vende minutos a celular bosteza. El día es largo, y para completar estas ventas que no mejoran. Sorpresivamente aparece un taxi, el conductor aparca, y a don Ismael Porto lo bajan en una camilla. Ante la mirada estupefacta del vigilante, los pacientes que esperan el turno, y hasta del propio médico quien suspende la primera bocanada de su almuerzo. Con el estómago pegado al espinazo, y debido a su juramento Hipocrático atiende al viejo. Don Ismael Porto continúa creyendo que la película de su vida es un sueño. Se ríe, igual cuando niño hacía bromas a sus profesoras… 

        V                                                  
A María Fernanda la suspenden por los hombros. Los dolores son en serio. Nueve meses esperando el bendito parto y ni siquiera le avisó. La extrema pobreza le jugó la mala jugada. El taxi recorre la Cordialidad, el conductor se halla nervioso no por lo que le pueda suceder a la joven sino “por la incomodidad en el auto si esta niña alumbra en él”, piensa. Cinco minutos antes el hombre que vende minutos a celular se dijo: “esta morena no tiene con qué pagar la llamada”. 
La mulata había salido nerviosa de Urgencia, balbuceó un número, dijo que su padre, don Ismael se moría, y que Dios no podía hacer eso. 
En seguida un hermano mayor la regañó. 
—Tienes que conservar la calma—manifestó. 
            
         Gilberto García M   
Ahora, María Fernanda vuelve a la vida, en ese lapso en que subió al taxi el rostro agrio del conductor ha dejado de serlo. No porque la joven haya dado a luz en él sino por la hermosa criatura que fue recibida por dos tiernas palmoteadas de las enfermeras y el médico de turno, advertidos por alguien apostado en Urgencias para que se apersonaran del caso. Cinco minutos antes la mulata había irrumpido en fuertes sollozos. Don Ismael había muerto. El hombre que vende minutos en celular fue el único que lo notó. 
—Carajo, cinco minutos separaron este milagro de vida—añadió.





jueves, 17 de marzo de 2016

CRUCIFIXIÓN Y MUERTE

Y, ¿dónde quedó el voto popular?

Por Alvaro Morales 
La pasión a la que me refiero, no es a la del amor, sino a la del padecimiento; como a la que fue sometido Jesucristo desde aquella noche de la Última Cena hasta el mismo momento de su crucifixión. 
Si la Pasión de Cristo hace referencia a los sufrimientos y vejámenes a los que fue sometido como Hijo de Dios; sin temor a equivocarme podría decir que gracias a la decisión colombiana de elegir alcaldes por el voto popular, Cartagena ha vivido desde hace veintiocho años su propia pasión representada en el sometimiento y descuadernamiento a la que ha sido sometida por quienes han hecho remedos de gobiernos durante cada uno de sus mandatos. 
Entre 1988 y 2016, los cartageneros hemos elegido doce alcaldes. 
Los ha habido de diferentes partidos políticos y formación académica; y hasta ahora ocho de ellos han sido judicializados, y tres han sido separados del cargo. ¡Triste guarismo! Puede entonces verse, sin incluir al actual mandatario, que las judicializaciones están en el orden del 72 por ciento; y las suspensiones en el 27. ¡Increíble, pero cierto! 
Es en este «palmarés» en el que residen las razones que han hecho de la urbe, una «ciudad fallida». 
El desequilibrio social se refleja en los indicadores de pobreza y desempleo; en la inseguridad y crisis económica; en los servicios de salud y educación con un alto porcentaje de deserción; en el déficit de vivienda y la movilidad; en las obras públicas, etcétera 
         
       Álvaro Morales
Pero, ¿qué nos ha pasado…? Se dice que es el constituyente primario—el elector, el que decide por quién vota— el único responsable de esta triste realidad; cosa que no creo. Los verdaderos responsables de nuestro atraso son los gobernantes que mantienen a la ciudad en un círculo vicioso de miseria llevando al estrangulamiento la voluntad y la libre decisión del pueblo para escogerlos sin ser sometido por las dádivas y las falsas promesas. 
Lo peor de todo es que no se vislumbra una luz al final del túnel. 
Ni siquiera la vergüenza del rezago frente a ciudades como Barranquilla, Montería y Sincelejo pareciera pellizcarnos para erradicar la corrupción y la criminalidad de las pandillas en estos 28 años de dizque participación ciudadana.  
¡También en este Siglo vivimos la Pasión de Cristo…!


sábado, 12 de marzo de 2016

    DOS SONETOS DEL JOVEN GARCÍA
    MÁRQUEZ EN SU BOHEMIA
    PUEBLERINA
                                                          


                                                      
                                          

SONETO MATINAL A UNA COLEGIALA INGRÁVIDA
                         I 
Al pasar me saluda y tras el viento
que da el aliento de su voz temprana
en la cuadrada luz de una ventana
se empaña, no el cristal sino el aliento. 
Es tempranera como una campana
cabe en lo inverosímil como un cuento
y cuando corta el hilo del momento
vierte su sangre blanca la mañana 
Si se viste de azul y va a la escuela
no se distingue si camina o vuela.
porque era como la brisa liviana 
que en la mañana azul se precisa
cuál de las tres que pasa es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana. 
                         II 
Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
Y algo en tu sangre late y no reposa
y en su talla de agua temblorosa
el surtidor florece su alegría. 
Si alguien llama a tu puerta y todavía
te queda tiempo para ser hermosa;
si aún existe la arteria de la rosa
para tomarle el pulso a la poesía. 
Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor de la alegría; 
si aún la vida es verdad y el beso existe
si alguien llama a tu puerta y estás triste
abre que es el amor, amiga mía.
                                                           

                    RENUNCIACIÓN     
¡Nada quiero, Señor! Nada te pido.
Hay mendrugos de pan en mi alacena.
El alma tengo de tu gracia llena,
y el corazón, de tu bondad transido. 
¿Y este musgo que huele a yerbabuena?
¿Y este aljófar en lágrimas caído?
¿Y este cielo de lirios florecido,
bajo la noche límpida y serena? 
Nada quiero, Señor, nada te pido:
me colma el gozo de vivir herido
de ti, y en tus ternuras refugiado. 
Todas las mieles de tu Amor me diste:
¡hasta la dicha de ser triste
Como el lento fluir de tu costado!
Gabito también cometió versos. Aproximadamente en 1949 cuando residía en Sucre, entonces perteneciente al departamento de Bolívar, incursionaba a la vecina población de Magangué, que era como el polo de la extensa región de La Mojana, Bajo Cauca, Magdalena y Brazo de Mompox. Allí existía un núcleo de amigos dados a la bohemia pueblerina y con divagaciones intelectuales. Recordamos a Juvenal Viñas Atencio, Julio Padajui Meola y Gabito. Los dos sonetos que publicamos como verdadera primicia, son de esa época.
       Tomado de Revista Coralibe, Edición 52 1978
 









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El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...