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sábado, 2 de abril de 2016

Kanú,
El Hijo de la Selva Profunda    

                                                          “Una novela en la que el imaginario del Guerrero
                                                               se plasma en la vivencia del afrodescendiente”

Por Juan V Gutiérrez Magallanes

Kanú simboliza el imaginario valiente y luchador del hombre diasporizado de África, espíritu que se polimeriza en diferentes manifestaciones humanas, caracterizado por una fuerza incontenible para romper cualquier  obstáculo que vaya en contra de la libertad. 
Y es aquí donde está la ubicuidad de esa divinidad, que se sabe abrir caminos, Elegguá. 
En Kanú no importa la etnia ni la tribu, basta el llamado de un hijo de África Grande, sea por cualquier medio: tambores u oraciones a las Divinidades Orishas para responder y   hacerse presentes. 
Con Kanú se alcanza el logro deseado en los sueños de los esclavizados, volver a  África, experiencia que dio al traste con la organización del país Liberia con capital  Monrovia en la costa occidental de África, por los Estados Unidos de América. 
Regresaron impregnados de manifestaciones transculturales de un mundo diferente y que había perdido las características de sus etnias. Lo que no acontece en las vivencias de Kanut, quien mantiene la comunicación permanente con sus dioses y el febril impulso de romper las cadenas que lo atan a ese nuevo mundo de América. 
Antonio Prada Fortul, Escritor
Es aquí donde Prada Fortul se constituye en el Griot para narrar con prosa poética las adversidades de Kanut, quien no desfallece ante el acoso inhumano del látigo del esclavizador, estableciéndose una analogía con el tratado de Manuel Zapata Olivella, Changó  el Gran Putas, unido a Levántate Mulato, obras que hacen de éste otro gran Griot, que va al África, como lo ha hecho Prada para compenetrarse con el humus de la tierra pisada por los diasporizados.  
Nada tiene que envidiarle a Alex Haley, quien con maestría nos envuelve en esa  dramática obra de Raíces, en la que el personaje principal Kunta Kinte, en ningún momento deja de ser "El Africano" de profundas convicciones ancestrales.   
La obra Kanú es el súmmum de la espiritualidad que mueve la humanidad de pueblos como San Basilio de palenque. A través de él miramos  y volvemos a recordar a Benkos Biohó y la enjundia de la lucha para mostrarle al mundo que “ellos son seres nacidos libres para mirar la naturaleza y recrearse en ella”. 
Juan V Gutiérrez Magallanes, Docente y Escritor
Con La obra de Prada­–Kanú–vuelvo al corazón y la nostalgia me vence al subirme en el entramado de la casa de Cato,  Palenquera mayor, en Chambacú, de donde emergió Pambelé, signado por  antepasados guerreros; evoco entonces a  la bella Ramona, hija de Cato, una fusión de la belleza de Limai y Kima, mujer esbelta tallada en el ébano de los dioses, consanguínea del bailador de las danzas de Delia, quien también percusionaba un tambor como el Iyá  de Olori  y dejaba escuchar desde el Campo de la Matuna su llamado semejante al  Silbido de Oyá. 
En Kanú está representada la vivencia de lo que hoy es el ideal de las familias  Palenqueras, formar hombres y mujeres que hacen de la Academia una virtud o el  poder de sus vidas.     

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