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lunes, 7 de marzo de 2022

¡Prejuicios!

    EL CHAMBACULERO DE LAS NOVENTA GUAYABERAS 

       

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes


Allá, por los años cincuenta, en Chambacú vivió un estudiante del Liceo de Bolívar, quien se caracterizaba por su amor al deporte y la pulcritud en el vestir, esto último muy difícil de conseguir por los saltos que tenía que dar para pasar por las calles cubiertas de lodo. No obstante, aquello era una invitación a vencer los obstáculos, para poder alcanzar metas y sueños.

Antes de terminar el bachillerato, se mudó del barrio con el propósito de mejorar el estrato y poder entrar a una Entidad con mucho requisito en cuanto a la admisión. Pasó el tiempo, pero para quienes lo conocieron, él era uno más de los chambaculeros, no importaban los grados del escalafón alcanzado ni el cambio de estrato.

Dentro de las paradojas halladas en los personajes de Chambacú, él presentaba algunas características que asombraban a muchos, sobre todo a quienes buscaban refugio bajo la sombra de un árbol para no decolorar la vestidura que debía durar en su uso una semana. Tenía una colección de sesenta pares de zapatos combinados (calzados de capricho) y noventa camisas guayaberas adornadas con tejidos de hilos de oro. Un vecino era el encargado de lustrar las cinco docenas de calzados, que le demandaba dos días, y algunas veces hasta tres, por el extremo cuidado con el que debía acometer dicha labor. 

Usaba un par de calzados durante seis días, es decir, al mes se ponía cinco pares distintos con diferentes guayaberas, las cuales podía variar durante tres meses. Tenía noventa camisas guayaberas importadas de Miami y algunas traídas de la Habana, por intermedio de su compadre Félix. 

Su indumentaria la usaba en relación con los temas que debía tratar en las reuniones en las que participaba, se había propuesto hacer parte de diferentes asociaciones, así que por la época fungía como historiador y se envolvía en falsedades, como era el nunca haber pasado por las calzadas enlodadas de Chambacú. (No es fácil negar la Historia, Chambacú fue el más grande tugurio que por esos tiempos tuviera Cartagena).

Juan V Gutiérrez M

Hoy, cuando sé de esa persona que habitó en Chambacú, con sus excentricidades en el vestir, me atrevo a adivinar en el pobre tipo los prejuicios de los que adolecía al ver cómo, personajes inmersos en los vapores de la marihuana, vestían muy bien y mostraban extremada variedad en sus camisas y zapatos, usaban cremalleras alrededor del cerco de sus calzados, las cuales los hacían brillar en las noches con pantalones «boca e tubos». Aquellos muchachos, inspirados en la cannabis eran quienes mejor vestían. Hoy recordamos a nuestro protagonista, el tipo que tenía sesenta pares de zapatos y noventa camisas guayaberas, que dejaba en el ambiente el olor de la loción de Farina por los rincones de la ciudad.

 

 

 

 

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