LA CALVARIA POLÍTICA

EL PODER ENFERMA, LA NOSTALGIA POR ÉL, ENLOQUECE…

                        Por Rafael E. Yepes Blanquicett 

Esa parece ser la situación de muchos gobernantes, que, tras una larga permanencia en el poder, terminan enfermándose, y, luego de perderlo, la nostalgia los enloquece.Uno de los casos más sonados de la Historia de la Humanidad es el de Hitler, quien prefirió suicidarse para evitar la nostalgia y no terminar en la cárcel.
Otros casos fueron los de Mussolini en Italia, Franco en España, Stalin en la ex Unión Soviética, Pinochet en Chile y Fujimori en el Perú.
La historia se repite a lo largo y ancho del planeta, siendo unos casos más conocidos que otros. Recordemos también a los temibles fundamentalistas islámicos del norte de África, Oriente Medio y a los «bárbaros socialistas islámicos» del África subsahariana.
En América Latina, además de los dos casos señalados, muchos mandatarios han padecido esta «enfermedad», tales como los Somoza de Nicaragua, los Douvalier de Haití y los dictadores militares de los años 70 y parte de los 80. Más acá en el tiempo y en el espacio, algunos de los actuales mandatarios de «izquierda» latinoamericanos y cierto ex presidente colombiano han dado muestras de que quieren regresar al poder y, de hecho, ya varios lo han conseguido.
En nuestro caso, la nostalgia por el poder del expresidente de la «Seguridad Democrática» ha llegado hasta el punto de haber creado su propio partido para tratar de llegar al poder a través del Congreso, ahora como «Senador de la República».
No sería extraño, entonces, que intentara ser «declarado» o «nombrado» como «Senador Vitalicio» al mejor estilo del finado ex dictador chileno Augusto Pinochet, o perpetuarse en el poder a través de un proyecto de acto legislativo que modifique de nuevo el artículo 197 de la Constitución Política y, así, ser elegido una y otra vez presidente de la república «per secula seculorum», amén.