De Los Límites Peligrosos Entre Religión Y Política
Por Álvaro Morales
Cuando los Constituyentes del 91 insertaron en la Carta Magna la libertad religiosa y de cultos, nunca alcanzaron a dimensionar la manera vulgar, desordenada, y desvirtuada cómo sería desarrollado e interpretado este Derecho Fundamental; igual, creo, nunca pensaron los Legisladores de la Ley 133 de 1994, lo que desarrolla este mencionado derecho.
Después de veinticinco años de la Constitución, lo que de manera objetiva se aprecia no es la práctica sana y decente de la libertad para difundir las diferentes creencias religiosas sino un verdadero libertinaje que se ha desbordado hacia manipulaciones y difusión desvirtuadas de la sana doctrina que nos dejó nuestro Señor Jesucristo.
Los erróneos afanes protagónicos y mercantilistas de quienes se hacen llamar Pastores de congregaciones cristianas han llevado de manera equivocada a que en vez de que el evangelio impacte positivamente la política, sobre todo la que se ejerce corruptamente; es ésta la que ha logrado, contrario a las Escrituras, politizar y corromper el Evangelio.
Muchísimos son los antecedentes negativos de este sincretismo o coctel mortífero. En el Perú, los evangélicos se aliaron a Fujimori para elegirlo. En Guatemala, el dictador Rios Montt, procesado por diversas masacres, no sólo fue respaldado por la secta pentecostal a la que pertenecía sino por otras vertientes seudo cristianas. En los últimos tiempos, en Colombia, especialmente en Cartagena, hemos sido testigos de cómo algunos Pastores de mega-iglesias, como las hacen llamar ahora, incursionan abiertamente y sin desparpajo en prácticas politiqueras dejando a un lado la misión pastoral, para convertirse en seguidores de controvertidos y cuestionados políticos.
Los afanes mercantilistas de estos pastores han trascendido de la manipulación económica a sus prosélitos, a la aspiración de manipular el botín público de la ciudad; recordando que bien dice la Escritura: “…el que es deshonesto en lo poco, también será deshonesto en lo mucho”.
Lo más indignante del que hoy es llamado Evangelio de la Prosperidad es la manera cómo muchos de estos falsos pastores esquilman miserablemente a sus indefensas “ovejas”, solo con fines de enriquecimiento.
Pareciera que nada ha cambiado desde los tiempos en el que Juan el Bautista, el precursor de Jesús, de manera acertada, exhortaba a los de su época, llamándolos “…generación de víboras…”
Alvaro Morales Podríamos entonces pensar que para estos falsos pastores, no son suficientes los diezmos, ofrendas, primicias, donaciones y aportes que con perversa manipulación obligan a sus feligreses a entregar; sino que ahora ambicionan ir más allá, es decir, incursionar en el manejo de los sagrados recursos públicos, con la seguridad que no sólo actuarán “gravando” a cuantos simpatizantes empleen, sino que también “gravarán” para su beneficio a cuanto contratistas beneficien.
Pueblo cartagenero…. ¡Despierta… No te dejes confundir…! Recordemos el ejemplo de Jesús, el fundador del cristianismo, quien no cayó ante el ofrecimiento del representante del mal, Satanás, de darle poder y riquezas si ante él se doblegaba.
“El que tenga oídos para oír…que oiga”.
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