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domingo, 27 de septiembre de 2020

De Un Plan Estratégico Para Ser Ejecutado

Manuel Zapata Olivella o el Proceso 
Para Convertirse en Intelectual Orgánico


Por Carlos Manuel Zapata Carrascal


Manuel Zapata Olivella, parece haberse adelantado a muchas cosas, pero en realidad, la vigencia de sus ideas, más bien está asociada a ver con la trascendencia de lo que podría llamarse la arquitectura esencial de su pensamiento: La Dialéctica Materialista, ahora conocida como Holística, Pensamiento Sistémico o Complejo, para citar las principales denominaciones de lo que en Manuel Zapata Olivella vino por la confluencia de la trietnía de sus progenitores, situación que lo marcaría y con la cual sería consecuente a lo largo de su madurez intelectual, así como también por la influencia librepensadora, evolucionista y natural determinada por su padre, sumado a las influencias ambientales y sociales de los entornos donde transcurrieron su infancia y juventud.

Su condición materialista, se amplió, antes de restringirse, integrando la cosmovisión religiosa africana a la peculiar tendencia laica heredada de su padre, ya que identificó en aquella, la familiar  conexión entre el Ser Cósmico Natural, la Madre Naturaleza y la Especie humana, como una fusión vital que permite hacer conciencia que la evolución está en uno, por lo tanto al ser seres portadores de la historia de todo lo existente, tal como lo confirman las ciencias contemporáneas, en el aquí y el ahora se debe ser consecuente con la práctica de un pensamiento y praxis sistémica que recupere para la humanidad las hermandades con el Planeta y sus Pueblos.

Por eso, Manuel entendió perfectamente que la Diáspora africana trascendía más allá de los tiempos oprobiosos de la esclavización colonialista con la cual se efectuó la acumulación originaria del capitalismo, situando la primera gran dispersión de pueblos libres pobladores del mundo, pocos años después de la evolución del hombre en el Sureste de África.

En el texto más contemporáneo de Manuel: La Rebelión de los Genes, puede leerse la anticipación a los descubrimientos del Genoma Humano, en las detalladas descripciones que hace sobre las rutas, asentamientos e impactos étnico-culturales efectuados por pueblos africanos en dirección al norte de ese continente, hacia la península ibérica, el oriente y al sur, incluyendo los primeros itinerarios transpacíficos que generaron el poblamiento de la Abya Yala (América) por parte de los primitivos habitantes de Oceanía.

Esta primera Gran Globalización Demográfica, en concepto de Manuel Zapata Olivella, además de mostrar su intuición antropológica guiada por el pensamiento sistémico, lo llevó a profundizar en todo su despliegue, en el concepto de Mestizaje, el cual no se reduce a la concepción colonialista impuesta alrededor de la presencia genética y cultural europea, sino de la hibridación biológica que se hizo extensiva por todos los confines del mundo, teniendo como patrón herencial a los africanos.    

Pero ese reencuentro con las raíces panteísta y naturales de la religiosidad africana, clarificaron la comprensión religiosa de su tierra natal, puesto que ello le permitió comprender la fuerza rebelde de la religiosidad popular frente a la dominación de las autoridades clericales locales, como quiera que la misma, en oposición al autoritarismo católico dejado por los invasores hispánicos, de igual manera a la cosmovisión africana, como lo evidencia en ese colosal fresco religioso-popular que es la Novela «En Chimá Nace un Santo», entreteje nexos con las tradiciones afro-indígenas ancestrales fraguadas al calor de la simbiosis de los más pobres con el ambiente acuífero y anfibio de la cuenca del Rio Sinú, amalgama cultural-natural que le sirvió para conectarse con la predeterminación siempre enigmática que acompaña a los humanos, ya que desde joven tuvo plena conciencia que su nacimiento en el marco del signo de Piscis, estaba ligado a los elementos de la naturaleza anfibia y acuática que constituyen el entorno de la Isla de Lorica y los ecosistemas lacustres y marinos con los cuales se familiarizó desde muy temprana edad.

En este sentido, Manuel Zapata Olivella fue un ambientalista por naturaleza, aspecto que está muy adentro de sus preferencias, evidenciándose en sus inclinaciones por los estudios de Zoología y por esa vía, la aceptación del llamado de su Padre para que ingresara a estudiar Medicina con el fin de que pudiera conocer «al más grande de los animales»: El Hombre.

El Hombre, lo iría a comprender más adelante Manuel, es el sitio para que se intercepten la Medicina y la Antropología. Es decir, la Naturaleza y la Cultura, comprensión tan alejada de las relaciones que las sociedades capitalistas modernas, incluyendo desafortunadamente su sistema educativo, sostienen depredadoramente con la Madre Naturaleza, rompiendo las conexiones y amigabilidad con ella, cuestión que Manuel en gran parte trataría de conocer y enseñar a partir de las búsquedas entre sus ancestros de las raíces que permitieron a indígenas y africanos convivir armónicamente con sus ecosistemas, antes de ser afectados por la violencia colonizadora capitalista que les impuso la esclavización, extinción y otras formas de  sometimiento ideológico que aún persisten.

Por esta vía, no solo hizo suya, como el que más, la divisa  según la cual «el ser social determina la conciencia social», sino que en el mejor de los casos, entroncó las problemáticas sociales con las ambientales a partir de la religación con sus raíces utilizando para ello el conocimiento concreto de la situación concreta, metodología desde la praxis como criterio de verdad que le condujo insistentemente a hacerse a la estrategia de conocer e investigar desde adentro y de forma decididamente comprometida con la liberación de los de su clase social.

Estrategia de la cual es producto la consigna «colonizar pero al revés», para referirse, por ejemplo, a otro de sus grandes vagabundajes, el cual estuvo representado en la gira con el Ballet Folclórico Nacional de Colombia por Europa, pero que de igual manera le serviría para lanzar su otra estrategia visibilizadora de los valores populares, siendo otra muestra de ello, el lema del Nacionalismo Literario que acuñó para concretar el Mecenazgo desarrollado en los 20 años que estuvo al frente del magno y libertario proyecto Literario Letras Nacionales.

Casos  como los descritos, muestran a un Manuel bondadoso, amoroso, magnánimo, como solo se puede ser cuando se ha comprendido desde el pensamiento integral que solo somos vehículos para concretar el bien que milenariamente la evolución natural canaliza a través de toda las criaturas vivientes, en especial el Ser Humano, cosmovisión desdoblada en lo ético y con incidencias político-social que desafortunadamente se estrella con las insolidaridades, violencias y manipulaciones que la cultura Occidental impregnó con el apoyo de la Espada y la Cruz en los pueblos indígenas y africanos, destrozando en gran parte  los basamentos amigables que tales pueblos habían concebido con la naturaleza y entre ellos mismos.      

La síntesis de los aportes de Manuel Zapata Olivella, la cual podría expresarse mediante el calificativo de Ser un ciudadano universal, total e integrador, que convirtió esa característica en centro de sus reflexiones desalientes y descolonizadoras a favor de los Indígenas, Negros y Mestizos proletarios, teniendo como vehículos la multifacética escritura y el verbo crítico contra las clases dominantes, corrobora una ambiciosa sed por asir al mundo, bebérselo a grandes sorbos, de manera integral, interdisciplinaria, como también le dicen en la contemporaneidad a la necesidad de habilitar el pensamiento para que a tono con las interrelaciones del Universo, pueda interpretarlo, compartirlo y transformarlo.

Por esa razón, no claudicó en su lucha por la honestidad del intelectual con los pobres y la alternatividad, causa que también mantuvo como Faro ético-filosófico para depurar su pensamiento y llamar la atención de algunos  intelectuales de su época, los cuales al igual que hoy, curiosamente teniendo por centro de interés la propia obra de Manuel, no «se ensucian de pueblo» ni van más allá de discursos bonitos, dejando a un lado la explotación del régimen y en el peor de los casos,  convirtiéndose en instrumento sutil de la propia dominación de las oligarquías.

Esa, que a mi modo de ver, es la principal razón de la actual falencia escolar frente al mundo, sus problemáticas y requerimientos, estaba muy bien cimentada en Manuel Zapata Olivella, tanto así, que para evidenciarlo, en la plenitud de su adolescencia, a los 27 años, después de cuatro años de vagabundaje por Centro y Norteamérica, comienza a preparar la Tesis La Dialéctica Aplicada al Diagnóstico Clínico, con la cual además de acceder dos años después al Doctorado en Medicina y Cirugía, también le sirve para entrelazar lo que había forjado a un mismo tiempo como escritor y médico que busca la curación del cáncer de la discriminación, pobreza e  injusticia social, cuestión en parte intuida para los días en que tuvo que convivir y atender desde su condición de estudiante de medicina  a los habitantes de la Calle 10 en Bogotá.

Ciudad de Lorica, Córdoba

Para entonces, culmina el proceso creativo de «Tierra Mojada», pero simultáneamente, se fortalece en él la pasión por el arte popular, la música y las danzas del Caribe, para lo cual se lanza en otro vagabundear endógeno, al interior del país, y para ello, junto con su hermana Delia, recorren inicialmente La Guajira, el Magdalena y el César.

Este afán por el contacto popular, convierte a Manuel en ejemplo del Intelectual Orgánico, del investigador que conoce y devuelve al pueblo para su trasformación en el marco de lo que más adelante se denominaría  Investigación Acción Participativa, proceso de conocimiento involucrante, de inmersión en el problema o foco de interés para comprenderlo mejor, lo cual tiene en la noche en que durmió en uno de los embarcaderos de esclavos en la Isla de Goré, un indicador de su convicción  para contagiarse con la situación objeto de sus preocupaciones y creatividades científico-literarias.

Antes de haber llegado a este punto en la estructuración de su personalidad y potenciar nuevas actitudes, la influencia librepensadora de su padre radical, junto con la de pensadores que encontró a su paso por Méjico y los Estados Unidos, debió ponerse a prueba con la diversidad de vicisitudes que debió superar recurriendo al ingenio y perseverancia, tal vez juvenil, entre ellas las peores representadas por la discriminación racial.

Lo que siguió después, fue la desenvoltura consolidatoria de un Ser que se auto y coestructuró consecuentemente con sus raíces y los requerimientos de sus mundos lejano y cercano, pero cuya obra, aún sin conocerse a profundidad, quedó como un plan estratégico para ser ejecutada, puesto que si bien la misma tiene vigencia, no es menos cierto que tal hecho está determinado en gran parte por la permanencia de los factores contra los cuales Manuel forjó su pensamiento, práctica y discurso multiliterario y científico: Alienación, Desigualdades sociales, Invisibilización Etnica, Discriminaciónes.

 

                  Lorica, 7 febrero, 2012

 

 

 

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