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domingo, 26 de julio de 2020

Así Se Forma Un Corrupto

Lecciones Equivocadas Desde El Hogar

«La Corrupción se aprende, desde la Casa-Escuela hasta la vida pública»
  

 Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes             

En aquel ambiente familiar, en el que las conversaciones tienen un toque de lecciones que van formando un conjunto de principios anecdotarios que hacen parte del Libro Mental que va a marcar la vida de los que allí se están formando. El padre lanza frases que son como sentencias educativas: «No, mija, quien tiene mano coge», esto para justificar la toma de algún objeto, que no es suyo, por parte de un niño o uno de los hijos, y responde de tal manera cuando le van a informar lo que ha hecho su hijo. 

Ese pensamiento del padre se incrementa con otras manifestaciones, como: «A mí que me pongan donde haya, ya oyó hijo, esto también va para usted, cuando lo pongan a trabajar en un medio donde haya, aproveche, no sea pendejo». De tal manera que el niño o adolescente se va formando una mentalidad confusa, en la que elabora actitudes de una falsa moral con respecto al derecho, sin distinguir lo que le corresponde como propio y lo que es ajeno. El niño no entiende hasta dónde llegan sus derechos y dónde comienzan los del otro.
El muchacho se va formando un mundo extenso de arbitrariedades, que el padre lo concibe como un universo de «vivezas», y saca como conclusión que su hijo está preparado para hacer parte de un sistema que adopta el principio que ya ha hecho carrera: «Papaya puesta papaya cogida». Este muchacho no concibe el respeto por los objetos que no tienen el dueño al lado, porque los ve como una papaya que hay que tomar para sí. 

Recuerda al padre cuando expresaba sin ningún reparo sobre los bienes que estaban para el uso de los ciudadano, una frase que era muy común en el medio en que se levantaba o criaba : «Eso es del gobierno, tú no tienes que ver, porque eso no es tuyo», una expresión cotidiana, especialmente en los sectores populares, donde se puede destruir el parque porque éste es del Estado, se roban los elementos de la escuela porque ésta no les pertenece, lo que tiene como fundamento, la negación del sentido de Pertenencia . 

El niño observa cómo el padre expone sin ambages la apreciación que tiene de su compadre: «Mi compadre, es un tonto, lo pusieron de gerente de una cooperativa y salió limpio». Hace la crítica porque el compadre fue honesto en el manejo de los asuntos de la cooperativa, no se robó un centavo. 

Allí en la casa se han fomentado una serie de valores que van en contra de la organización de una sociedad justa, donde se justifica al político que «roba pero hace», sin pensar que aquel político tiene como misión realizar obras en bien de la comunidad. 
Ese político, corrupto del momento se formó en un ambiente, donde era muy válida la expresión de su padre: «Mira cómo es de vivo este muchacho, apenas tiene cuatro años y ya les roba los lápices a los compañeritos». Nada es extraño para este corrupto formado en un ambiente de trapisondas.
Al adulto corrupto de hoy hay que buscarle la «Casa -Escuela», en la que se formó y se podrá deducir el origen de tales personajes.  
Y de esta manera, hoy tenemos una pléyade de hombres formados con estos terribles principios, personas que hacen parte de la dirigencia de organismos que tienen que ver con la marcha de la nación y, no es especulación porque en los anales de tratados judiciales aparecen las denuncias de los múltiples casos de corrupción.  
En un buen libro, León Valencia (de los Andes, Antioquia, escritor y analista político), expone con lujo de detalles «Los Clanes Políticos que Mandan en Colombia», la forma cómo la corrupción ha hecho metástasis en todos los departamentos de la nación, desde la Costa Caribe hasta los Llanos y el sur del país. 

En este texto no hay falsedades, porque los artículos están fundamentados con datos bibliográficos que aparecen sentados en oficinas públicas de la nación. 

La única forma como podemos salvar a Colombia, es con una educación verdadera desde la casa hasta la escuela con la coordinación de dirigentes y maestros integrales y honestos. 

La enseñanza de la Historia Patria y de la Instrucción Cívica, son asignaturas muy necesarias para la formación del Principio del Sentido de Pertenencia, para así formar hombres que amen su nación. 

Textos como el de Valencia, abren los ojos y dejan mirar lo que debemos hacer para lograr un país de hombres honestos que puedan fomentar una verdadera Democracia.
Juan Vicente Gutiérrez Magallanes



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