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jueves, 18 de abril de 2019

El Cartagenero Lácydes Cortés


«UN HUMANISTA CON LA HUMILDAD DE LOS SABIOS»
      
         *Por Juan V Gutiérrez Magallanes             
        
El 25 de noviembre de 1938 vio la luz en Cartagena de Indias, de donde pasa a Barú tierra de sus ancestros, y en la que permanecerá sus primeros diez años, para luego volver a Cartagena y terminar así la enseñanza primaria en el Colegio Fernández Baena, antiguo Codeba. 
Lácydes era un niño que parecía estar codificado por divinidades esclarecedoras del pensamiento. Llega al Liceo de Bolívar de la calle del Cuartel, en donde se encuentra con compañeros que sabían diferenciar desde los valores de las notas musicales y sus figuras, hasta el análisis de una oración lógica planteada por un profesor de tarima y corbata. 
En el Liceo, patrimonio intelectual de Cartagena, Lácydes se muestra como lo había vaticinado la maestra Ana Josefa Herrera, quien le seguía los pasos. «Lácydes ha recibido el influjo de las escenas del Pentecostés, podrá hablar en diferentes lenguas, como se narra en Hechos 2. V. 1, l4». 
Era sobresaliente en las diferentes manifestaciones de las Lenguas y, por consiguiente, en Humanidades. Ya desde esa etapa de la secundaria, su visión del mundo se proyectaba a las grandes Urbes de otros continentes. Lo mostraba cuando podía disertar haciendo buen uso de la gramática y de la Preceptiva Literaria, lo que le vale para llegar a ser el único eximido por el profesor Augusto Tinoco Pérez, un profesor híper-estricto y obstinado en el uso de las reglas gramaticales. 
Lácydes estudia Inglés para conocer en esencia las obras de Shakespeare, y sobra decir que fue eximido por Míster Munroe, como también lo consigue en sus estudios del francés, al ser eximido por Augusto Rivero. La admiración más grande que experimentaban los estudiantes de cursos inferiores por Lácydes, era cuando sabían que aquel joven delgado y de nobles gestos, sabía latín, el único idioma que en ese momento permitía hablar con Dios. Fue eximido también en latín por el profesor italiano apodado «El Chichero». 
La avidez de Lácydes por los idiomas era incontenible, no había barrera lingüística para el joven, lo cual lo impulsa a solicitarle al profesor de filosofía y apologética, Padre Emérico, un método para estudiar alemán. El profesor conocedor de las capacidades intelectuales del joven, le regalará un texto y, al poco tiempo del valioso obsequio, Lácydes se presentará ante el sacerdote disertando en alemán, demostrándole que podía hablar de «las penas del joven Werther, de Goethe». 
Esos inicios humanísticos de Lácydes eran observados por los alumnos del Liceo que apenas se estaban iniciando en la secundaria. Mis compañeros y yo, bachilleres de la promoción del 62, lo veíamos con el rabillo del ojo y servía de estímulo, pues siendo estudiante como nosotros del Liceo, él era profesor de inglés en el colegio La Esperanza y de francés y Latín en el Liceo de la Costa, y como era natural escribía para la Revista Literaria Argos del Liceo de Bolívar, porque en ese plantel de la calle del Cuartel, existía «El Círculo Literario Argos», en donde se reunían estudiantes como Leonardo Herrera Casseres, Víctor León, Ruderico Trujillo y muchos otros, que manifestaban afinidad por las Humanidades. 
Lácydes como un ser forjado en la versatilidad de las ciencias humanísticas, se muestra con dones apolíneos, pues trasciende y se deja llevar por su extremada sensibilidad por la música de los Grandes Maestros, donde es capaz de lograr sentir y comprender sus interpretaciones, como lo demuestra cuando escribe: «Beethoven y yo».  
Una vez terminado el bachillerato en el Liceo de Bolívar de 1958, junto a compañeros que lo admiraban y lo consideraban, tales como Ruderico Trujillo, Orlando Vásquez, Belzom López y muchos otros, no le fue difícil obtener una beca para estudiar en el extranjero, recomendado por el padre Emérico ante el Consejo Departamental de Beca, cuyos miembros eran los rectores de La esperanza y de El Liceo de la Costa, Don Antonio Irisarri y el Licenciado Fernán Caballero Vives, respectivamente. 
Viaja a Alemania a la región de Baviera, de donde era el Padre Emérico, allí se matricula en la Universidad de Múnich, en la cual sólo logra hacer un semestre, porque él además de Filología deseaba estudiar Sociología, ésta era una inquietud generada en el desarrollo de su vida estudiantil en su ciudad natal, donde podía notar una serie de contrastes que sólo con estudios muy racionales de las Ciencias Sociales se pueden llegar a comprender y a explicar. 
Con una mirada de intelectual que ha conocido la trascendencia de la Revolución Francesa, marcha a Paris y se matricula en la Universidad de La Sorbona, una de las más prestigiosas del mundo europeo, «fundada en 1257 por Robert de Sorbonne y reformada en su totalidad por el Cardenal Richelieu. Entre sus célebres profesores y alumnos figuran Pierre y Marie Curie; Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, René Descartes; Louis Pasteur, Lavoisier, Víctor Hugo; San Ignacio de Loyola; y San Juan Bautista de la Salle entre muchos otros». En esta Alma Mater, Lácydes cursa La Propedéutica (Primer ciclo) con mención de honor, en adelante la suerte estaría echada, pues termina los estudios y se gradúa como Licenciado en Letras (Segundo Ciclo), en el área de Sociología como reza en su diploma. 
En la Sorbona fue mirado como un estudiante adelantado, esto se confirma cuando el profesor Pierre Bourdieu le solicita traducir algunos pasajes de Economía y Sociedad del sociólogo alemán Max Weber (que opuso al determinismo económico marxista una visión más compleja de la historia y la evolución social. Escribe: La ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo (1905), obra clásica de la por entonces naciente sociología). 
Las traducciones de Lácydes fueron publicadas en la revista de Los estudiantes de La Sorbona «Études Sociologiques». Terminados sus estudios, La Licence –es Lettres, se inscribe para hacer el doctorado (Tercer Ciclo), etapa que no logró culminar por razones personales y familiares. 
Regresa a Colombia, y entra a laborar como docente en la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico y más tarde en la Facultad de Economía de la misma Universidad. 
Las directivas conociendo la trayectoria de Lácydes, lo nombran Vice-Rector Académico con el encargo de dirigir los Estudios Generales de la Institución. Más tarde, como era de esperarse y debía suceder, llega a su ciudad natal, (La esquiva Cartagena de Indias para sus nativos) y es nombrado profesor de Sociología y Metodología de la Investigación en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Cartagena, donde aprovechan para nombrarlo Director del Departamento de Investigación Económica y Social (DIES), en este cargo realiza investigaciones socio-económicas y sociológicas del contexto de Cartagena de Indias, una ciudad que se constituye en un campo fértil para el estudio sociológico. 
Lácydes elabora un ensayo muy interesante: «Familia y Sociedad en Cartagena», el cual aparece reseñado en la revista Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA). Como director del DIES gestionó un convenio de cooperación e intercambio con el Instituto de Investigación y Desarrollo de Francia, presidido por el gran economista Francois Parroux (1903 -1987), quien estuvo en Cartagena y Barranquilla avalando el Proyecto. 
Fue traductor de inglés-español ante la firma norteamericana Arthur D. Little para la presentación de la versión preliminar del «Plan de Desarrollo Turístico de Cartagena y su Área de Influencia». Prosiguió en la Universidad de Cartagena, departía con amplitud sus conocimientos libres de ataduras expuestos con el razonamiento de los hombres que han tomado de los anales que marcaron los senderos de La Ilustración. (Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor). 
Un movimiento del pensamiento libre, que no tenía cabida en mentes estrechas como la del rector de ese momento en la Universidad de Cartagena, Manuel Navarro Patrón, embiste contra los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad y expulsa a Lácydes en compañía de treintas profesores pensantes y amantes de la libertad. 
Se transitaba por el año 1970, en que la historia se labraba con desigualdades en la justicia, en Cartagena, un rector trataba de acallar la verdad y una elección presidencial tocaba los linderos del burdo «Chocorazo», con el triunfo de Misael Pastrana Borrero. («A las cuatro de la tarde del 19 de abril de 1970, se cerraron las urnas en todo el país. Una hora después y como era tradición, las emisoras comenzaron a informar desde las delegaciones departamentales de la Registraduría y desde la propia Registraduría Nacional en Bogotá, sobre el avance del conteo de los votos. Pasadas las nueve de la noche, todos los datos coincidían: Rojas Pinilla-candidato de la Anapo- aventajaba a Pastrana Borrero-respaldado por el oficialismo conservador y por el liberalismo- por una cifra que a esas alturas parecía difícil de superar». Revista Semana). 
El tiempo calmó las tempestades y la vida continuó su rumbo. Lácydes con su formación lingüística no se sometió a falsas barreras, siempre preparado para esparcir conocimiento, fue docente de idiomas y cursos de sociología en la Escuela de Cadetes de Cartagena para oficiales en ascenso. 
Se proyectó hacia los sindicatos y líderes de economía solidaria del Departamento, en cursos de economía social. Vuelve a senderos ya conocidos, a Barranquilla, donde es acogido como profesor y director de la Oficina de Planeación Académica de la Universidad del Norte. Allí colabora con el rector de ese momento, Dr. José Tcherassi, en el traslado y organización de la Universidad al campus universitario que hoy ocupa. 
Continúa estudiando y analizando el transcurrir de la educación colombiana. Es contratado para planificar y promover la Universidad Metropolitana de Barranquilla, esta era una más de las nuevas universidades que se iniciaban en la costa Caribe, de esta última fue rector- fundador, de ella se retira por diferencias con los dueños. 
          
          Juan V Gutiérrez Magallanes, Poeta y Escritor
Lácydes se caracteriza por ser un hombre de pensamiento vertical, con fundamento en principios de ética y justicia. Es nombrado como sub-director del llamado Sistema de Planeación Urbano Regional (Sipur), presidido por José Tcherassi, quien conocía la calidad del trabajo de Lácydes. 
Participa en la elaboración del primer Plan de Desarrollo de la Costa Atlántica. Las mareas y los golpes de las olas se van calmando. Regresa a Cartagena como asesor de la Gobernación de Bolívar y ocupa el cargo de Secretario de Planeación Departamental, lo que le permite promover el proyecto de Ley que crea los Corpes regionales. Lácydes forjado en Ciencias Humanas llegar a ser Secretario Privado de la Gobernación, Secretario Administrativo y Secretario General de la Alcaldía Mayor de Cartagena y Alcalde Encargado. Sólo le queda pendiente ser Alcalde en Propiedad. Algo que ya no desea, porque está llamado para grandes y mejores cosas, como editar nuevas ediciones de sus obras publicadas: «Familia y Sociedad en Cartagena». «Variaciones sobre un tema de García Márquez», «Beethoven y Yo» y «La Política en Colombia». Editar las que tiene inéditas, tales como: «Reflexiones desde Macondo» (La Educación en Colombia) y «Blackboy» (Un ensayo autobiográfico). 
De Lácydes Cortés Díaz, me atrevo a decir que, «es un humanista con la humildad de los sabios». 

*Un perfil elaborado a seis manos, Lácydes que ha facilitado su vivencia; Ruderico Trujillo y Juan V Gutiérrez Magallanes. 
Cartagena de Indias, mayo 25  de 2018 


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