SE LES QUEMÓ EL PAN EN LA PUERTA DEL HORNO
Por Rafael E Yepes Blanquicett
Luego del triunfo indiscutible del candidato-presidente en la segunda vuelta, el equipo perdedor dio un discurso moderado reconociendo la victoria de su contrincante, aseverando que hará control político a las Propuestas de Santos en torno al proceso de paz y a los demás puntos de su agenda de trabajo para los próximos cuatro años.
Así lo expresaron, el mismo día de su derrota, Martha Lucía Ramírez, asesora de la campaña «zuluaguista», Carlos Holmes Trujillo, su fórmula vicepresidencial y el propio excandidato, Oscar Iván Zuluaga.
Sin embargo, algunas horas después, el ex presidente y senador electo, Alvaro Uribe Vélez, director-fundador del movimiento Centro Democrático y manejador en la sombra de OIZ, leyó ante los medios de comunicación un fuerte discurso totalmente contrario al de su pupilo presidencial, desconociendo la victoria de Juan Manuel Santos, lo cual, según un reconocido analista político en diálogo con Noticias Uno, la Red Independiente, del Canal Uno, significa ni más ni menos que el descabezamiento de Oscar Iván y el principio de su desgracia política por no seguir al pie de la letra los lineamientos de su jefe político.
Uribe Vélez, como todo «capo» que se respete, no perdona equivocaciones ni que se desconozca su voluntad, de tal manera que, quien se atreva a hacerlo, ya sabe lo que le pasará, pues para él «su gente» le tiene que ser fiel en todo hasta la muerte, aún por encima de su propia dignidad, y el que no lo sea se convierte, en el acto, en su acérrimo enemigo, como le pasó a Santos.
«El Ubérrimo» está tan dispuesto a seguir en la oposición de extrema derecha, hasta el punto de considerar la posibilidad de no posesionarse como senador «por falta de garantías», según sus propias palabras, las que tendría de haber ganado la presidencia Óscar Iván Zuluaga.
El «honorable» fundador de las «Convivir» en Antioquia, cuando fue su gobernador, tiene físico miedo de lo que le pueda pasar de ahora en adelante, pues, al posesionarse como senador, pierde el fuero especial que lo protege por su investidura de expresidente, pasando a ser investigado por la Corte Suprema de Justicia y condenado por la justicia ordinaria como cualquier ciudadano del común, de hallarse culpable de algunos de los delitos que se le imputan.
Por otro lado, la solicitud de extradición de doña María del Pilar Hurtado, exdirectora del DAS, escondida, o mejor, «asilada» en Panamá por el gobierno cómplice de Martinelli, responsable de las famosas «chuzadas», abre la posibilidad de que AUV sea juzgado como autor intelectual del delito de interceptaciones ilegales a funcionarios públicos y opositores políticos durante sus dos mandatos consecutivos.
Por la misma razón, tiene bien escondido, a su ex «Alto Comisionado para la Paz», Luis Carlos Restrepo, más conocido como «Doctor Ternura» por su extraordinario libro «El derecho a la ternura», testigo clave en las acusaciones que se le hacen por los «falsos positivos», aquellas operaciones militares en las que muchos campesinos humildes fueron asesinados, haciéndolos pasar como insurgentes para mostrar «resultados positivos" por parte de la fuerza pública y, de paso, cobrar las millonarias recompensas ofrecidas. Ello explica el porqué del temor de Uribe y su airada reacción ante el fracaso de sus intenciones de volver al poder en cuerpo ajeno, a través del partido que él creó y del candidato que él mismo escogió para tal fin, al cual daba como seguro ganador al haber logrado la más alta votación en la primera vuelta.
Como quien dice, se leS quemó el pan en la puerta del horno y bien quemado, descuido que no le perdonará jamás a su «panadero titular».
Glosas yepesianas.
Los sectarismos políticos no dejan ver con claridad muchas cosas. La gente del Polo que acompañó a Santos en la segunda vuelta, tiene claro que solos jamás llegarán al poder. En todos los países democráticos en donde la nueva izquierda ha triunfado, han tenido el acompañamiento de otros grupos que, sin ser de izquierda, coinciden con sus planteamientos y propuestas. De otro modo, no lo hubieran logrado.
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