Translate

La Donación de nuestros Lectores nos motivan a seguir hacia adelante. ¡Gracias!

miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL OCASO DE UNA GENERACIÓN

ADIÓS AL "CACIQUE DE LA JUNTA"
Rafael E Yepes Blanquicett 
No quería morirse. Así se lo manifestó en una entrevista al también fallecido periodista Ernesto McCausland, hace ya varios años. Según sus propias palabras, no quería morirse porque no estaba seguro de que existiera eso que llaman "la eternidad", agregando, "si yo estuviera seguro de que uno vive más después de muerto, me moriría enseguida" (sic). 
En otro aparte, afirma, con cierta ingenuidad o desconocimiento, "Tú sabes lo que es, uno enterrado ahí, con ese poco de tierra encima y ese calor".

Esa era su "filosofía" de la vida y la muerte: sencilla e inmediatista, como la de la mayoría de sus seguidores y de muchísima gente en todo el mundo, filosofía que quedó expresada en una de sus más famosas canciones: "cantando, gozando, parrandiando y mujeriando", al lado de un refrigerador lleno de cervezas "mojocitas" en una tienda llamada "Los recuerdos de ella".  
Mucho se dijo, también, sobre sus supuestos vínculos con narcotraficantes, políticos corruptos y paramilitares, y de su adicción a las drogas y al alcohol, pero lo que marcó el principio del declive fue la muerte por sobredosis de su amante Doris Adriana Niño, de la cual fue acusado y por la que pagó algunos años de cárcel.   

Al "Cacique", la "huesuda" lo sorprendió durmiendo, quizás para que no tuviera la certeza de su muerte y evitarle el terror de su cercanía. 
En todo caso, como lo señala el periodista Alberto Salcedo Ramos en su crónica "La eterna parranda", Premio Nacional de Periodismo 2011, "cuando Diomedes canta, deslumbra, conquista, desarma, se impone".  

Por eso, "su canto le sirve lo mismo tanto para granjearse favores como para predisponer a la gente a ser indulgente con sus errores". 
Gloria Eterna al "Cacique de La Junta", hoy y siempre.

No hay comentarios:

Seguidores

HAY QUE LEER....LA MEJOR PÁGINA...HAY QUE LEER...

Hojas Extraviadas

El Anciano Detrás Del Cristal Por Gilberto García Mercado   Habíamos pasado por allí y, no nos habíamos dado cuenta. Era un camino con árbol...