«EL
CRIOLLO QUEDÓ MARCADO EN SUS GENES POR LOS
PROTOCOLOS DE LOS
REINADOS Y MARQUESADOS»
Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes
En un principio la ciudad hacía parte de un archipiélago, sólo se comunicaban los diferentes islotes a través de pequeñas canoas, y parecía que la vida estaba más acorde con la tranquilidad de sus habitantes. Aquella calma fue interrumpida por la llegada de los españoles, los cuales buscaron formas de comunicar los islotes, construyendo puentes y plataformas que facilitaban el desplazamiento de las carretas y los caballos.Los españoles insistieron en la creación de los puentes, idea forjada en la mente de los criollos, quienes nunca han dejado de pensar como sus ascendientes españoles, una concepción forjada en la relación de Feudal a Siervo o de Encomendero a Encomendado, dicha relación se ha mantenido muy a pesar de los llamados Gritos de la Independencia. En conclusión, el criollo quedó marcado en sus genes por los protocolos de los reinados y marquesados. En Cartagena de Indias, en sus barrios se encuentran calles con nombres de la Realeza: Calle Real del Espinal, Calle Real del Cabrero, Calle Real de Manga, Calle Real de Chambacú , etc.La ciudad es una plañidera en silencio, por la pérdida de su condición de Isla, lo que se observa en la destrucción de sus puentes, una situación que se ha acentuado en los últimos años del siglo XXI.Parece que la dejadez de los gobernantes, fuera a propósito, pero lo que sucede es que los funcionarios no son conscientes del papel que juegan en los deseos de la ciudad, volver a su condición de isla y quedar como un «Atolón» en medio de la bahía. La ciudad no quiere continuar siendo una Urbe, por eso contemplamos cómo se desploman sus calles, cuando se levantan enchapes y se abren alcantarillas, entonces se agudizan las discusiones bizantinas para realizar un proyecto en bien de Cartagena. Se observa la inconformidad y el desacuerdo entre el Alcalde y el Concejo. Son «ignorantes» ante cómo la ciudad anhela simplemente volver a ser isla, lo podemos observar en las casas coloniales que se van destruyendo ante la desidia de sus gobernantes, inclusive, las murallas con sus baluartes tienden a perder su verticalidad .Cartagena de Indias, parece que estuviera llamada a terminar como un «Atolón». (Pero todo esto es un mal sueño generado por los «criollos españolizados») .
Juan V. Gutierrez M
«De la serrezuela sin discordia
cruzo paz y concordia, llegando a la Avenida Venezuela,
muy rápido y agitado correntón
saludo a los Mártires del Camellón,
Doy gritos a la carga y entro a la Calle Larga,
Hago un gran alto en recuerdo del Teatro Rialto,
Aflora en mi mente la Cueva de Villa y la asocio con el Padilla,
Con recuerdo y mucho gozo miro la Plaza del Pozo
en busca de un sabroso pastel, para inspirarme en un poema de Artel,
Aunque hoy no está aquí, es originario de Getsemaní,
adornadas con bellas macetas, está la Calle de las Chancletas,
Se oyen boleros de Los Panchos, llegando la melodía hasta el Callejón Ancho,
Las fritangueras en buena venta hacen su agosto, con los olores que llegan
hasta el Callejón Angosto,
Todo en este barrio es ecuanimidad y se ve en la Plaza de la Trinidad
En ella se abren cinco calles con nombre verdadero:
San Antonio, La Sierpe, el Pozo, Carretero y Guerrero,
Los sirio-libaneses en busca de fortuna, se fincaron en la Media Luna,
Con la esquina de la Maravilla y el Espíritu Santo, todo fue flor y canto
como lo recuerdas tú, en la voz de Remberto Brú.
Sin olvidar a Rincón Guapo en su altanera Tromba
que aromatizaba y alegraba a la Calle Lomba.
Eran los Vargas, Caballero y Barboza, quienes vivían allí
Con gentileza y mucha zalamería se divertían,
Ahora Pedro Julio le canta por todos sus rincones
Sin olvidar a Betzabé y a Lucho Pérez en los alegres sones»
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario