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domingo, 18 de octubre de 2020

Aquí Parece que Nada Pasara

Un País Bailando la Misma Canción de la Impunidad


Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes


Tú puedes negar el llanto que ves en el rostro del niño que llora por hambre, pero nada sucede porque la vida continúa al son de una canción con la letra de un sonsonete. Puedes continuar contando la variedad de aves que tiene la fauna colombiana o quedarte embelesado con la multiplicidad de flores de las diferentes regiones de la nación. Puedes continuar mirando el curso de un río que circunda al pueblo que se muere de sed porque el agua está contaminada por los deshechos de una fábrica clandestina. ¡Y nada pasa ni se escucha!, porque nuestros oídos están alertas al bullerengue que canta la representante de María La Baja, donde los niños bailan una champeta para distraer el hambre y provocar la risa de los que viven en la esperanza por mejores tiempos que han de llegar, después que pase la Pandemia del Coronavirus. 

Nada ocurre porque estamos en tiempos de Impunidad y todo se vale, si eres capaz de apadrinarte con el que sabe lanzar las monedas al aire. Que nada te perturbe mientras puedas aceptar la inocencia del que ha encontrado la forma de poder borrar sus huellas y ensombrecer la luz del sol. ¿Por qué preocuparte, si siempre has vivido en un país donde las malas voluntades y acciones se alivian con una canción llena de nostalgia? 

Me atrevo a afirmar que siempre hemos vivido bailando la misma canción de la Impunidad, desde los tiempos del Comunero José Galán. Después intentaron asesinar a Simón Bolívar, continuaron tejiendo el manto de la Impunidad, quedó en silencio el nombre de los intelectuales que tramaron el crimen de Gaitán, nada pasó, se continuó con la misma danza en honor a la Impunidad.

Se citaron los cabecillas de la nación y acordaron ir a la guerra para ver si localizaban al principal iniciador del tejido de la Impunidad, nada se encontró, porque ese fenómeno o ese cuerpo en forma de red, se transformaba en una tela invisible difícil de atrapar. 

Los honorables, aprendieron mucho de Poncio Pilato, negaron el dolor de los sacrificados y se acogieron al manto de la Impunidad, aquellos «padres de la Nación», eran expertos en la elaboración de leyes que reforzaban la impunidad, sabían cómo manejar los medios que se abrigaban con el manto pandémico de saber negar lo trágico.

Desde tiempos muy remotos los hijos de los criollos aprendieron a elaborar el mismo tejido con que se habían protegido los virreyes de la Colonia.

Esta nación vivía la misma situación de un país no muy lejano, donde predominaba la violencia, tanto de los unos como de los otros. Se acostumbraron a esgrimir las mismas armas, y así surgió un líder de uno de los bandos, el bando que se consideraba con los derechos legítimos de la nación. Tomó las armas para exterminar al bando contrario, situación que había sido esgrimida por algunos otros que habían tenido la dirigencia de la nación, pero nada se había logrado, por la presencia de la Impunidad.

Éste que ahora tomaba el mando con principios de arrasamiento, donde era válida la que había predominado, la Impunidad, se sobrepasó en actuación, a los hechos catastróficos del bando contrario, lo que no fue suficiente para lograr el exterminio, quedó un apéndice bastante grande, porque en esta nación ha sido difícil acabar con la violencia, mientras continúe viva la Impunidad. 

Bajo esta Pandemia de la Impunidad. Se expusieron grandes quejas por los desafueros cometidos por el hombre de brazo fuerte, se llevaron a los tribunales los hechos cometidos, que para muchos estaban a la luz del sol, que no podían ser ocultados por el manto de la Impunidad, se logró caminar cierto trayecto, donde parecía que la brillantez del sol, no permitiría la oscuridad de la Impunidad. Todo parecía muy real, donde no cabría la ficción de la historia que ha hecho parte de la Impunidad. 

Pero, en esa nación, los organismos que velaban por la justicia estaban bastante exangües, con palidez cadavérica.

Se escuchaban voces y cantos por el héroe acusado por la trama de los hechos del hombre de brazo fuerte. Hechos que quedaban en condiciones mínimas con relación a otras acciones cometidas, donde se apreciaba la Impunidad predominante de los organismos gubernamentales. Nada se le comprobó, quedó libre bajo el manto de la impunidad. Volvió la nación a marchar por senderos de muchos tropiezos, donde es válido el fenómeno del despotismo.

Esta nación, creada bajo el lema: «Se obedece, pero no se cumple», aprendió a crecer bajo los síntomas de la endemia de la ilegalidad, donde puedes actuar bajo la infracción si no te ven y si te ven, tú puedes negar aquello que es real para el otro, pero para ti es ficción o inverosímil.

Y después de tanto tocar la Impunidad, los que no conocen la Historia, se atreven a pensar que ella nació con la flora y la fauna colombiana, lo cual es una falsedad. Esa impunidad sinónimo de Corrupción se generó por voluntad de los criollos con ideales de virreyes ibéricos.

Parece que nada pasara en esta nación.
Las voces van gritando con el silencio
de los muertos.
Los que ahora gobiernan, enarbolan
una bandera de particulares, flameante
en vientos de sabor amargo.
Juan V Gutiérrez Magallanes

 



                         

                         




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