PROMETIENDO EL ORO Y EL MORO
«Se
puede engañar a todo el mundo algún tiempo…a algunos todo el
tiempo…pero no a todo el mundo todo el tiempo. Abraham Lincoln
Por Álvaro Morales
La solemne frase, “ofrecer el oro y el moro”, de tiempo en tiempo, y en especial en el de elecciones, sí que cobra vigencia después de casi seiscientos años de haber sido expresada por un Rey de España.
“Ofrecer el oro y el moro”, es desorbitar, exagerar o inflar promesas, que por supuesto, por ser tan difíciles de cumplir nunca se logran realizar, y que para muchos adeptos de quienes las pronuncian, a pesar de ser conscientes de la falsedad, no sólo las acolitan sino que terminan creyéndolas..
En Cartagena, últimamente, excesiva por demás y hasta saturantes, se han convertido los pregones de promesas irrealizables que espetan candidatos, promotores de consultas, y otros.
Desde octubre de 2016 hemos acudido a las urnas convocados, primeramente para el Plebiscito por la Paz, recientemente para elegir Congresistas, y próximamente lo haremos para las atípicas de Cartagena y la primera vuelta Presidencial, y lo más seguro, para la segunda; todo esto sin contar con las recolecciones de firmas para derrocar a Manolo, otras para desmontar los peajes, y otras para los candidatos a los que les da vergüenza que los reconozcan como miembros de sus partidos políticos y se disfrazan de independientes; y sobreviniendo todos estos eventos, obviamente, prometiendo el “oro y el moro”, o sea, lo exagerado e imposible de cumplir, pero que a muchos les agrada escuchar.
Pero concentrándonos en las Atípicas de Cartagena, la quinta en dieciocho años, dizque de ejercicio democrático, sí que son muy particulares, y lo son por los pletóricos ofrecimientos y compromisos difíciles de cumplir en el breve periodo de gobierno, máxime cuando el mismo, por motivo de elección Presidencial y locales en el 2019 será restringido en dos momentos que pueden llegar a ser de seis meses, como está dispuesto en la Ley 996 de 2005.
Han prometido los candidatos acabar con la contratación a dedo, con las OPS para Concejales y Congresistas, rebajar los pasajes de Transcaribe, combatir la delincuencia, bajar la tasa de homicidios, atracos y fleteos, y el pandillismo, reorganizar la Policía, fortalecer la red de hospitales, mejorar la calidad y cobertura educativa, disminuir la informalidad laboral, mejorar la movilidad, organizar el mototaxismo e implementar el sistema acuático de Transcaribe, controlar la invasión del espacio público, respetar los Fondos Locales, dotar a las inspecciones de Policía de herramientas tecnológicas, e infinidad de promesas, que no son más que las mismas con los mismos, y que ninguna se cumple.
Pero casi ninguno habla de cómo sanear y recuperar los cuerpos internos de agua, de la solución al mega problema del Mercado de Bazurto y el de Santa Rita; de crear una política seria para la recuperación del Cerro de la Popa, de cómo empezar a confrontar los altos niveles de pobreza, de cómo ponerle freno a las construcciones ilegales, y cómo establecer un plan para disminuir la corrupción, etc. etc.
Por último, hubo un candidato a la Alcaldía, al que en una de sus reuniones de campaña alguien se atrevió a decirle que para cumplir sus promesas necesitaría por lo menos cinco periodos de gobierno; por eso, como decía “El Mono Franco” “Hechos y no Palabras”.
Alvaro Morales
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