EL CARTEL DEL SOMBRERO
Por Álvaro Morales
Como muchas de las cosas curiosas que ocurren en nuestra patria el noble ejercicio del periodismo lo celebrmos dos veces al año. Uno lo hacemos el 9 de febrero, fecha que consagró la Ley 51 de 1975 y la cual se inspiró para enaltecer aquella primera edición que del “Papel periódico de la ciudad de Santa Fe de Bogotá” hizo el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria, y que a su vez es tomado por muchos como el acontecimiento que da inicio en Colombia a este manoseado y arriesgado oficio; aunque ya, seis años antes, en 1785, se había publicado “La Gaceta de Santa Fe de Bogotá”
La otra celebración, en virtud a la cuestionada Ley 918 de 2004, corresponde al cuatro de agosto, la cual se dictó en honor a la fecha en la que el prócer de nuestra independencia, Antonio Nariño, publicó en 1794 la traducción de “Los Derechos del Hombre”, fecha tildada por algunos como de errónea.
Pero, afortunadamente al mejor oficio del mundo, como lo calificó García Márquez, y gracias a la Sentencia de la Corte Constitucional de 1997, de la autoría del ex Magistrado Carlos Gaviria, se le quitó la talanquera de poder ejercerlo solo quienes fueran titular de una Tarjeta Profesional.
Ordenó la mencionada sentencia que este quehacer del periodismo también podía ser ejercido por personas provenientes de cualquier disciplina, pero, siempre y cuando se hiciera con ética y se tuviera una base cultural importante, insistió nuestro Premio Nobel de Literatura, el cual curiosamente nunca tuvo ni necesitó de una credencial para ejercitarlo con las más altas calidades.
Pero como todas las cosas, la bondad a tal apertura sustentada en el precepto constitucional a la libre expresión como derecho fundamental consagrado en su artículo 20, y que puso por delante la ética como pilar fundamental, ha caído en descrédito por la manera cómo algunos, afortunadamente no muchos, lo desempeñan de manera indigna, al punto que a los tales por requerir o exigir prebendas por difundir o no informaciones se les ha terminado por llamar el “Cartel del sombrero”.Pero, se preguntará el lector, ¿y en qué consiste dicho cartel?, sencillamente, en el símil que algunos hacen entre aquellos que después de una histriónica jornada en cualquier plaza pública sacan el sombrero para que los asistentes echen las monedas; y unos seudo periodistas que, con la mano izquierda parecieran querer hacerles tragar el micrófono al entrevistado, con la derecha extendida, piden la recompensa por el servicio prestado.
Carlos Gaviria, Ex magistrado (Q.E.P.D)
Juan Gossaín, Jorge Ramos y Jorge Enrique Botero, entre otros, señalan que el periodismo tiene que ser ejercido con ética, responsabilidad, seriedad y honradez.
Por favor, más ética y menos “sombreros” en el periodismo.
Álvaro Morales
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