Réquiem Por Un Desfalco

El Desfile de Las Letras Muertas

“…no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento;

que vuestro sí, sea sí; y vuestro no sea no…” Santiago 5: 12

                                            Por Álvaro Morales 

   

Muy triste el estado de postración moral en que ha caído gran parte de la nación, lo cual a decir verdad, va ligado a la desobediencia, de no tomar en serio juramentos, leyes y normas que se reciben como letras muertas que no trascienden ni se reflejan  en buenas acciones. “No hay quien haga lo bueno. No hay ni siquiera uno”. 

El irrespeto se inicia desde cuando al funcionario toma posesión del cargo y jura invocando el nombre de Dios y la Patria cumplir con su deber; Dios y Patria a los que por no conocer ni mucho menos querer lo primero que hará el juramentado será irrespetar. 

¿No estamos cansados de oír de dignatarios que al posesionarse juran ante Dios y la Patria cumplir y respetar la Constitución y las leyes, y después, no pasado mucho tiempo, los vemos envueltos en sonados escándalos de corrupción? Entonces, letra muerta fue su juramento. 

¿Y qué decir de las pisoteadas, y para algunos, anacrónicas “Normas de Urbanidad y Buenas Maneras”, redactadas por el caraqueño Manuel Antonio Carreño que se enseñaban no sólo en las escuelas sino también en los hogares? 

Hoy son un compendio de letras muertas, reliquias que duermen en polvorientos anaqueles de hogares y bibliotecas. 

Aunque el Nuevo Código de Policía pretenda, con sanciones, implementar nuevas reglas de sana convivencia; difícil será su aplicabilidad y no se recogerán sus frutos si no se retoman los principios y valores desde el hogar, desde el mismo momento en que se inicia la educación del individuo en las escuelas. 

Hoy ver buenos comportamientos en la mesa, en el bus, en las oficinas, o en almacenes, nos parece fuera de contexto. 

Lo mismo da a un transeúnte expeler bocanadas de humo de cigarrillo en su tránsito por congestionadas calles, que ir bien pertrechado de opíparas viandas y arrojar, bolsas  y envases en cualquier lugar público. 

                

       Álvaro Morales       

En los hipócritas juramentos de posesión, bueno sería agregar que el personaje que asume, por lo menos, jure que no robará los recursos públicos, ni recibirá soborno, ni pedirá dinero por contratos o servicios, ni amañará contrataciones o licitaciones, y que de hacerlo, tales juramentos se constituyan en pruebas para auto incriminarse. 

Con esto podríamos conformarnos, mientras tanto….