Poemas de
José Ramón Mercado
SICARIOS
I
Entre el follaje que
deja el humo en el aire
Hay sombras de luces
muertas
Sangres aplastadas por
el sol
Se carcome el tiempo
El día se pudre se muere la noche
El sonido de la vida
Todos los días
Los sicarios asumen su
rol de matarifes
Siembran muerte entre
acrobacias
Luego se refugian en la
oscuridad
De su sangre sin
memoria
A veces mueren en la
praxis
Los que se salvan en la
película
No mueren de miedo
Colapsa el viento comen
los buitres
Los traficantes de
muerte se persignan
Al epílogo nace otra
sombra acribillada
Los jueces los absuelven
a la luz
¿Se mancha el sol?
¿Una lluvia de sombre
oscurece su alma?
Los sicarios caen como
piedras al abismo
SICARIOS
II
Ráfagas de vagabundos con rol de asesinos
Nunca recuperan la luz
Visten de prisa
Cabalgan sus máquinas
de alto cilindraje
La ley oxigena sus
gatillos
Nunca evocan el
torrente de desasosiego
Ni
la tremolina de la Urbe
Ni
la pesadumbre del muerto
Ni las buganvillias
florecidas en verano
Han
pasado dos mil diez años
En que aquel ejemplo
lapidario
De las manos lavadas
frente a la horda
Quedara impune
¿La ley es así?
Ahoga esta agua amarga
Un rastro de sangre
surca la memoria
No hay un epíteto que
cuaje un elogio
El poema sangra el
espíritu
El dolor escarba la
conciencia
No enseñé bien la
lección a los discípulos
No seduce enterrar a
los muertos
En la luz de la memoria
Los sicarios no son
asesinos sonámbulos
Los sicarios en cada
crimen dejan un holocausto
SICARIOS
III
De las almas que
entierran
Hay vueltas que cobran
sus sicarios
Son poco longevos en el
oficio
Los sicarios no tienen
un rostro tierno
Ni orgasmo sosegado
Siempre
huelen a sudor fosilizado
Jinetes arrojados de
las tinieblas
No tienen tetas dulces
de padres amorosos
Matan
un hombre lo mismo que roban una gallina
El silencio se les
vuelve rencor semilla de desastre
Agua de muerte recuerdo marchito
Escombros
sin almas estiércol
de sangre
Sólo hienas
carroñeras buitres de alcantarillas
Voces gangrenadas peor que la gonorrea
Fariseos no matan por hambre
Eunucos de alma
Matan a alguien
demasiado fácil
Difícil es soportar el
peso de la conciencia
Los sicarios son el
Sida del Siglo XXI
-Raza extraña
Donde el gusto por la
violencia
Se vuelve una forma de vida-
SICARIOS IV
SICARIOS IV
La infamia se les
vuelve pesadilla
Los carcome un rencor
invisible
La sangre manchada les
corroe el sueño
El espíritu del muerto
les enreda
Los hilos del sosiego
No
los mata el tráfago de la noche
Ni el rocío del alba
Los hijos son el puñal
a su regreso
Su
amargura irreversible
No los asiste el
silencio que los decapita
La sangre de los
muertos rezuma sus pesadillas
Tapona sus ojos represa sus voces
Una mugre de intestinos
sus palabras
Los hijos ven los
muertos en sus ojos
Los sicarios asustan
por el retrovisor
De la calle abierta
El cruce de la cuadra y
la comuna
Los hace impunes
Los anfiteatros acogen
el desenfreno de los sicarios
SICARIOS V
El día siguiente inicia
un juego sin reglas
Una investigación
exhaustiva
La máquina de fuego ha
roto la vida
Un hombre muerto
ingresa a la historia
El paisaje construye
sus babas
Crece la fiebre de
mayoristas de noticias
Insumos
mortuorios miedos que decapitan
Mercadeos de
lágrimas sustancia del poema
Corrillo inferido de
silencio
Abismos
de sed voces del muerto
Silencio que se
desangra entre lágrimas
Se agitan las aguas del
sollozo
Una ola de fuego
calcina el recuerdo
Las mismas palabras
disecadas ante el llanto
El cementerio deviene
como el paraíso
Alguien recoge las
flores en la noche
Y las vende al día
siguiente
La tierra
prometida siglos de sombra
La luna se desplaza por
el cielo
El sol amortigua el
resto de silencio
Al día siguiente
Alguien desciende los
abismos del sicario
¡Una lluvia de
sombra oscurece su alma!
Los sicarios
caen como piedras al abismo
JRM
JRM
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