Dolor por el Liceo
Por Juan V Gutiérrez Magallanes
por el silencio de las hojas
muertas
Me duele el Liceo
por las profundidades que
cincelan el olvido
Me duele el Liceo
por el silencio de su voz de Academia
Me duele el Liceo
por las letras del olvido que
graban el silencio
Me duele el Liceo
por su realidad de seres
anónimos
Me duele el Liceo
por la pérdida de las huellas
del grito caminante
Me duele el Liceo
por las sombras que nublan las figuras contestarías
Me alegra el Liceo
por los condiscípulos del ayer:
El Panti Escalante, Mario
González
José Luján…
Me alegra el Liceo
por haber bebido en la misma
fuente en que tomaron:
Lácides Cortés, Luis Yarzagaray,
Regino Martínez…
Me alegra el Liceo
por haber tenido allí, discípulos
como:
Jorge García Usta, Leonardo
Herrera, Rubén Sabogal…
Pero vuelvo a dolerme en el
recuerdo de las lecciones aprendidas
de aquel Liceo de enseñanzas
aprendidas al pie de una lámpara
que tomaba el aceite del
citoplasma de las neuronas dejadas
sobre las páginas del libro que
guardábamos entrañablemente .
Me duele el Liceo
por las madrugadas en que evoco
a los maestros que ya no están
Jesús María Ramos, Antonio
Valderrama, Moisés Villanueva,
Simón Baena, Tiberio
Trespalacio, Rafael Orozco , Rivero…
Me duele el Liceo
Ya no está, perdió la voz
se quebró en el silencio
de los olvidados, de los que
giran en la noria de la anomia
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