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miércoles, 4 de junio de 2014

RINCÓN DE LAS HEROINAS

MUJER-MADRE-MAESTRA 

DIGNAS DE EJEMPLO SIEMPRE...

Juan V Gutiérrez Magallanes
Rigoberta Menchú, Premio Nobel 1992
Policarpa Salavarrieta, heroina
Toda mujer porta en su estructura de ser vivo una madre-maestra. Desde los tiempos más remotos, cuando la mitología hacía la diaria explicación del mundo, allí estaba Rea buscando la forma de proteger a sus hijos del padre Cronos o Saturno, quien los degollaba y dejaba a Rea sumida en el llanto más desgarrador. Hasta cuando ayudada por Gea o Gaia o Pachamama o la Madre Tierra, Cronos no pudo destruir al último hijo de Rea: Zeus o Júpiter. 
La Madre Tierra lo protegió entregándolo a Amaltea, una Cabra para  que lo amamantase, estableciéndose una unión materna entre Zeus y Amaltea, la cual desarrolla en su ser el amor protector, y así lo  eterniza cuando al morir  su piel es tomada para confeccionar una manta o égida que lo amparará ante el asecho de los enemigos. 
Siempre llevamos con nosotros la eterna protección de la madre.El escritor romano Apuleyo, proclamaba lo dicho por  la Madre Tierra o Gea  o Pachamama: 
«Soy la Naturaleza, la Madre Universal, señora de todos los elementos…soberana de todas las cosas espirituales, reina de los muertos, reina también de los inmortales, la última manifestación de todos los Dioses». 
(Hoy la tierra, un ser que tiene vida, es quemada y envenenada por miles de agentes de la nueva tecnología). 
La mujer, salida de la madre Tierra, la podemos encontrar representada en seres que han contribuido a conformar la historia de los pueblos de América. Desde  «la Malinche» como mujer no sólo era lengua sino que sirvió también en otras capacidades  más tradicionales, ella llegó a dominar el discurso, que  sólo era privilegio de hombres, hasta la llegada de la Malinche», «de ahí la perturbación por la prominencia física  y el predominio verbal de doña Marina (Malinche), la interprete india de Cortés, durante las negociaciones con los nobles indígenas». (1. Pág. 9).
La Gaitana es un símbolo importante dentro de la cultura colombiana, especialmente en la región del Huila donde ha inspirado a novelistas, dramaturgos y artistas. 
Una cacica respetada  y con gran influencia sobre las tribus de la región. La mujer es obligada a observar el sacrificio de su hijo, de manera semejante a las imágenes de la Dolorosa al pie de la Cruz. 
No descansa en su inmenso dolor hasta llegar a alcanzar el pago del horrendo crimen de su hijo. Fue líder maestra, «que supo mantener a raya al invasor  y congregar a su gente alrededor de valores y tradiciones»  (1. Pag.439) 
Sor Juana Inés dela Cruz: «poeta, la espontaneidad con la que  Sor Juana podía componer poesía no dejaba de asombrar a sus coetáneos…» Dominaba a la perfección el lenguaje del amor cortesano. Tuvo que mantener una permanente lucha por  mostrarse en el campo intelectual, donde a la mujer se le consideraba como ser de minusvalía para las manifestaciones de orden académico.  
En Colombia, mostramos a Policarpa Salavarrieta (1796, Guadua Cundinamarca), una mujer costurera y maestra decidida  y comprometida con la causa patriótica, lo mismo que Antonia Santos, resuelta líder, valerosa y de buen criterio. Características que no encajaban en la época en la mujer. Quienes  lloran su impotencia en el patíbulo, las dos se niegan a cerrar los ojos ante la muerte. 
«No le temen porque consideran que mueren por una causa, por defender su patria libre». 
Así se perfilaba el hacer de la mujer líder y maestra de su generación. 
La mujer en su condición de ser especial y de mayor resistencia para los embates que requieren de la paciencia en la espera de la claridad de la mañana. 
Otra de ellas fue María de los ángeles Cano Martínez, conocida simplemente como María Cano, se inscribe en el grupo de mujeres rebeldes y transgresoras del poder oficial en que se agrupan personalidades tales como Manuela Beltrán, Policarpa Salavarrieta, Manuela Sáenz y Antonia Santos. 
«En la segunda década del siglo veinte tomó impulso en América Latina un vigoroso movimiento literario en el que se destacan distinguidas mujeres que tendrían  una fuerte influencia sobre María Cano: Gabriela Mistral, Delmira Agustini, poetisa uruguaya, lo mismo que Juana de Ibarbourou (Juana Fernández Morales) y Alfonsina Storni, escritora argentina… 
Es así como la futura líder sindical se dedicó a escribir poesías y prosas, hizo de su vida una defensa del sindicalismo colombiano…Tiene la dimensión de los grandes líderes de masa». (Pág. 248). 
Muchas mujeres, se vieron en la necesidad de romper anacrónicos parámetros de oscurantismo, una de ellas fue, Débora Arango Pérez (Medellín. 1907). A través de la pintura dio a conocer sus desnudos por primera vez en 1939…con acuarelas muy vivas, llenas de desparpajo y realidad que lograban mostrar una parte del arte, que en ese momento causaba trastorno a  mentes enclaustradas y mojigatas. 
Otra fue Violeta Parra, además de ser cantante, compositora, investigadora e intérprete del folclor, se destacó en las artes plásticas, ha sido admirada y reconocida por su feroz lealtad a sus orígenes campesinos y  su preocupación constante por los explotados del mundo. (Pág. 373). 
Soledad Acosta de Samper, era una tea encendida para aclarar las mentes de las mujeres colombianas. 
Hay una mujer líder, con una proyección inmensa en Latino América Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz de 1992, siendo la Nobel más joven, esta líder guatemalteca, ha cruzado las adversidades más tenebrosas de la vida, pero su labor ha sido de entrega por los derechos humanos de su etnia y de los indígenas de América. 
Mujeres Maestras y madres que hicieron de la vida un tejido de servicio por los niños que llegaba  a sus regazos, ya como madres  como maestras, siempre con el pensamiento del oasis en la dureza que tiene la vida para muchos seres que necesitaban de esa égida que portan en sus corazones. 
Mujeres como Ana Josefa Herrera, Irmina Schorgbot, Evita Herrera, Teresita Tuñón, Regina Meza, Bertha Crismat, Matilde Pérez de Aillón, Teresita Tuñón, Vicenta Díaz, Juana y tantas que supieron mantener la tea encendida de sus consejos para labrar  en el bien, las mentes de los niños que se asían a la sombra que proyectaba su palabra esclarecedora en las mañanas y en los encuentros de los atardeceres. 
Mujeres que nunca conocían el cansancio, la felicidad de ellas dependía del bienestar de los niños que estaban a su cargo. Para ellas bastaba la condición de mujer, para inmolarse en el hacer permanente por el hombre o la mujer que se estaba forjando. 
Todas esas mujeres fueron  maestras y madres, porque cuando a ella llegaba un ser, en busca de sus consejos, se transformaban y veían en cada uno de esos seres a niños que necesitaban  la égida dejada por Amaltea para transitar por el mundo con mayor seguridad y estar en el sendero de Dios.   

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