Por el bautismo de una hija de comunidad LGTBI
ARGENTINA A LA VANGUARDIA CONTRA LA
INTOLERANCIA EN EL MUNDO
Por Rafael E. Yepes Blanquicett
Como siempre, el País de Borges, Cortázar y Sábato, está nuevamente a la vanguardia de acontecimientos de toda clase en el mundo entero. En el pasado reciente, fue cuna de la Teología de la Liberación en América Latina y, por esas cosas curiosas de la vida, también lo fue de Ernesto «Che´» Guevara, el más famoso revolucionario de la segunda mitad del siglo pasado.
En esta oportunidad, tanto el Gobierno como la Iglesia Católica de Argentina, se anotaron un valioso tanto en el juego democrático contra la intolerancia al recibir en su seno, por medio del Sacramento del Bautismo, a la hija de una pareja del mismo sexo, concebida mediante fertilización asistida, en un hecho sin precedentes en la historia política, cultural y religiosa del occidente católico y de otras latitudes cristianas y no cristianas del «planeta azul».
La presencia indirecta de la Presidenta Cristina Fernández como madrina de la niña, representada por la edecán naval Claudia Fenocchio, y la bendición dada por el arzobispo de la Catedral de Córdoba, es un espaldarazo más a la Ley del Matrimonio Igualitario aprobada en 2010 en el territorio gaucho, y que en nuestro país no ha podido hacerse realidad gracias a las posiciones vergonzantes de muchos congresistas de doble moral que predican una cosa y practican otra, apoyados por el Inquisidor General de la República y sus fieles seguidores.
Para fortuna de la Comunidad LGBTI colombiana, la Corte Constitucional avaló la unión patrimonial y marital de hecho entre parejas del mismo sexo, algo que, en la práctica, es un matrimonio real, aunque los retrógrados católicos de nuestro país así no lo consideren y sigan «reservándose» el derecho a seguir llamando «matrimonio» exclusivamente a la unión civil o religiosa entre un hombre y una mujer.
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