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domingo, 14 de agosto de 2016

CASSIUS CLAY O MUHAMMAD ALÍ


“Desde la descarada confianza de su juventud  a una madurez llena de convicciones políticas y religiosas”
                                                          “Un hombre que luchó
                                                                                                                 Por la libertad, por la
                                                                                                          Justicia  y por la igualdad”


 Por Juan V Gutiérrez Magallanes

David Remnick, en su libro, “Rey del Mundo”, muestra la trayectoria trazada por Alí, no sólo en el mundo del boxeo, sino en el tejido social, político y cultural de los Estados Unidos de América del Norte. 
Cassius Clay nació el 17 de enero de 1942, en medio de una familia negra de clase media, su madre Odessa, algunas veces limpiaba y cocinaba en las casas de blancos de clase alta en Louisville, pueblo natal de Clay, su padre, del mismo nombre, Cassius, era rotulista, elaborador de avisos, con cierta tendencia hacia la plástica y la bohemia. 
Como toda familia negra, la de Clay era muy extendida, en la que éste hacía alarde de sus actitudes de conversador y “dicharachero”. Desde muy pequeño sintió los estigmas de la segregación, y sí, a la edad de cinco años, pregunta a su padre, “¿Por qué en todas las actividades, quienes nos dirigen son blancos?” Uno de los incidentes que más lo marcó, con respecto a la discriminación, fue el asesinato de un niño de 14 años, Emmet Till, por haber saludado a una cajera blanca y haberse despedido: “Adiós, nena”. Eran los años de 1955. 
“Eran tiempos de duro racismo, que daba golpes más fuerte que los recibidos en el cuadrilátero. La lucha del estudiante negro James Meredith por entrar a la Universidad de Missisippi; la rebelión de Martin Luther King, por los derechos civiles de los negros”. 
“Ali pegaba como un peso pesado y se movía como Ray Robinson” 
En el ring nos hacía evocar a los pesados que vimos pelear en el Circo de la Serrezuela y el Coliseo de la calle del Espíritu Santo de Getsemaní: Dinamita Pum, el Paye Atómico, Kid Lemus y Burulú, el Tiburón de Marbella, también al más contemporáneo como fue Pedro Vanegas en su juego de piernas haciendo la “bicicleta”. 
En cuanto a la agilidad y cierta "hazañería" al Benny Caraballo en sus mejores tiempos. 
“Cassius Clay, salta impoluto sobre el mundo enlodado en que habían caído boxeadores anteriores a él. El boxeador era fácil presa para ser exprimido y sometido al capricho de las Mafias. Lo que no permitió Cassius que hicieran con él: “Cassius Clay, rompió las ataduras del boxeo con la delincuencia organizada”.
Ejemplo de algunos que fueron enlodados: “Sam Langford, a principio del siglo XX frenado en sus aspiraciones al título por la “barrera del color”, llegando a morir ciego y arruinado; Joe Louis, pegado a la coca y huyendo del Fisco; Beau Jack, terminó limpiando zapatos en el hotel Fontainebleau; Ike William, acorralado por la Mafia y en deuda con el gobierno; “Two Tom” Tony Galeno, acaba luchando con un pulpo y boxeando con un canguro para ganarse la vida (pág. 61). 
Nada de esto le pasaría a Cassius Clay, más tarde llamado Muhmmad Alí, él sabía lo que quería y merecía. 
Aunque “en sus primeros tiempos como Cassius Clay, recibió abundantes ataques de la prensa y los restantes medios”. 
Estaban ante un hombre de color que no aceptaba ser discriminado, como era la costumbre en ese momento en la historia de los Estados Unidos. “Las voces de ataque, terminaron haciéndose inaudibles, llegando con el tiempo a ser un símbolo no solo de valentía, sino también de amor y de honradez, por no decir, en cierto sentido, de sabiduría”. 
Clay tenía una explicación para cada uno de sus actos, desde pequeño se interesó en conocer el medio que lo rodeaba: “Me metí en el boxeo, porque me pareció el modo más rápido en que un negro podía abrirse camino en este país. La escuela no me daba especialmente bien, tampoco podía jugar al baloncesto, al beisbol, porque para eso hay que ir a la universidad y aprobar exámenes y sacarse un montón de títulos … Me di cuenta de que no había futuro yendo al instituto ni siquiera a la universidad. No había futuro porque conocía a demasiados que lo habían intentado y ahí estaban tirados por los rincones. Un boxeador tiene quehacer todos los días. Ir al gimnasio. Ponerse los guantes, boxear. En las calles, en cambio, no hay nada que hacer…” 
Aquel era el pensamiento de un chico que miraba a sus compañeros vagar en la ociosidad. 
“A los 12 años, empezó a frecuentar el gimnasio de Joe Martin, después de seis semanas de entrenamiento lo subieron al ring, y de allí recibió una decisión nula, a pesar de dar más golpes que su contendor. Pero se acogió al veredicto. Al paso de cierto tiempo aprendió a manejar sus movimientos sobre el ring, ser consciente de su rapidez y calibrar sus golpes, devolverlos de inmediato. 
“Cassius, tenía unos ojos excepcionales. Daban la impresión de no cerrarse nunca, de no pestañear, de no dar una pista nunca al adversario. Era muy valiente y muy capaz de mantenerse frío en las situaciones de crisis. Prácticamente, vivía en el gimnasio, no fumaba ni bebía, era un fanático de la nutrición. Siempre llevaba una botella de agua y ajo, mezcla que según él le mantenía la tensión baja y la salud perfecta, y puso en general conocimiento que los refrescos con gas eran letales como los cigarrillos. Nunca se metía con nadie”. 
En el 1960, “cuando tenía dieciocho años, ya contaba con un historial sorprendente como amateur, cien victorias y solamente ocho derrotas, dos campeonatos nacionales de los Guantes de Oro y dos títulos nacionales de la Amateur Athletic Union”. 
Clay sentía temor de viajar en avión, su manager tuvo que hacer una labor de convencimiento, cuando se le presentó la ocasión en los Juegos Olímpicos celebrados en Roma. Allí se la pasaba caminando por la Villa Olímpica, haciendo muchas premoniciones sobre sus triunfos. Ganó Medalla de Oro, y desde aquel momento la llevaba siempre consigo, dormía con ella encima. 
Al llegar a su pueblo natal, Louisville, fue recibido como héroe y dijo con alma de poeta: 
“En mi deseo de contribuir
A la grandeza de mi país,
Al ruso le zurré
Y al polaco también.
Luego por Norteamérica conquisté la medalla
Y en Italia con Casio me comparaban”. 
Allí en Louisville, al querer tomarse un refresco en una cafetería, el dueño se negó a despacharle por ser negro. A partir de este hecho, bota la medalla ganada en las Olimpiadas de Roma. Éste sí había sido un Golpe duro en plena mandíbula, quizás uno de los derechazos más fuerte recibido en su vida de batallador. 
El 29 de octubre del 60, inició su carrera profesional en el Freedom Hall de Louisville, venció a Tunney Hunsaker. Más tarde un ministro de la religión musulmana, Jeremiah Shabbaz, buscó a Clay para hablar con él y le explicó que el Buda de los chinos, tenía aspecto chino y que los europeos y norteamericanos adoraban un dios blanco. ¿Qué motivo había para que los negros norteamericanos no adorasen un dios negro? Shabbaz, le explicó a Cassius que dios era negro según la Nación del Islam, y recibió un breve curso sobre la historia de la esclavitud. 
En el 1963, se enfrentó a Doug Jones, en el Madison Square Garden, antes del combate recitó una oda: 
“Cartago fue arrasada por Marceo,
Casio tumbó a Julio César
Y Clay va a aplastar a Doug Jones
de un solo golpe musculoso
cuando suene la campana
y el árbitro cante el ganador
Ningún romano habrá más noble
que Cassius Marcellus Clay”. 
Uno de los combates, en el que Clay expone, tal vez sin saber, una especie de lecciones de Neurociencia, fue en su pelea con Sonny Liston en 1964. Nadie daba cinco a favor de Clay, las apuestas estaban de siete a uno a favor de Liston y el 93% estaba por el triunfo de Sonny. Todo aquello importaba muy poco a Clay, por su posición de darse valor para enfrentar al contendor de prácticas en la única escuela que había tenido, la cárcel. Clay venció su miedo a través de una oda: 
Ved al joven Cassius Clay
peleando contra el Oso,
Liston recula y recula
y va a acabar en el foso. 
Porque en el ring ya no hay sitio
-Y eso que es muy espacioso-
Clay le pega con un puño,
luego le da con el otro, 
El único que pelea
es Cassius Clay el hermoso
Liston recula y recula
y recula receloso, 
Ya es solo cuestión de tiempo
para el nocaut por destrozo. 
¡Mirad qué derecha espléndida
mirad qué swing tan glorioso,
mirad el gancho tremendo
que pone en el aire al Oso! 
Liston vuela, va volando,
con impulso poderoso,
ya está tan lejos del ring
que no se le ven los ojos. 
El árbitro espera impaciente
que ese pesado despojo
aterrice, y empezar
la cuenta hasta diez final. 
Pero Liston sigue el vuelo,
Lo localiza el radar,
está encima del Atlántico
quién se lo iba a contar. 
El público está asombradísimo
pues vino sin preparar
a ver un título en juego
no un satélite lanzar. 
Nadie al comprarse la entrada
pudo un segundo pensar
que era un eclipse de Sonny
lo que iba a contemplar. 
¡Soy el más grande!.
La gran mayoría miraba a Clay como un demente que escribía poemas sin asidero en la realidad. Pero con el paso del tiempo se demostró que todo era premonición de los hechos. 
Ese combate con Sonny, llegó al séptimo asalto, pero en éste Sonny se quedó sentado en su esquina, ordenó “tirar la toalla”, perdió la gloriosa pelea ante Cassius, en la que se inmortalizó y lanzó su grito de triunfo: 
–¡Soy el rey! ¡El Rey del mundo! 
Clay se declara musulmán: “No soy cristiano. No puedo serlo, viendo cómo traen a la gente de color que lucha por forzar la integración. Los apedrean y les lanzan los perros y luego dinamitan una iglesia negra y no encuentran a los asesinos". 
“Soy el campeón del mundo de los pesos pesados, pero ahora mismo hay barrios en los que no puedo instalarme . No soy un buscapleitos. No creo en la integración forzada. Soy un buen chico. Nunca he hecho nada malo. Nunca he estado en la cárcel…Quiero a los blancos. Quiero a mi gente. No pueden ustedes condenar a un hombre por desear la paz. Si lo hacen están condenando a la propia paz”.

“En Estados Unidos el boxeo nació de la esclavitud”. 
Hubo campeones mundiales negros que se negaron a pelear con otro negro, tales como: “John L Sullivan, primer campeón de la era moderna, trazó “la barrera del color” en el boxeo: “Nunca pelearé con un negro”. 
Cassius Clay era un hombre inteligente, conocedor de la idiosincrasia norteamericana, lo recordaba viendo la historia de Joe Louis, a través de la primera y segunda pelea de éste con el alemán Max Schmeling. 
Al perder Louis en el primer encuentro, se dieron una serie de publicaciones en las que se declaraba: "la supremacía del hombre blanco". Más tarde se da la revancha y Louis le gana a Schmeling en el primer asalto, el 22 de junio de 1936. 
Bastó para que de inmediato declararan: “Es un honor para su raza, es decir para la raza humana”. “El machacador de caoba”, “El Tarzán moreno de los puñetazos”, “El bombardero marrón”. 
Pero Joe Louis muere en el 1981 a los sesenta y seis años, arruinado y olvidado.

Muhammad Alí muestra al mundo, que, a pesar de ser un boxeador en él había un corazón posesionado para la Paz del Universo. Se niega a participar como combatiente en la guerra del Vietnam. 
“No voy a pelearme con el Vietcong”, responde. 
Ese mundo que tanto defendía se le vino encima, hasta los miembros de la Nación Musulmana, pero él se mantuvo en su posición, de ser un hombre de paz. 
Bertrand Russel, Filósofo Inglés
Bertrand Russel, un filósofo y pacifista inglés, escribió a Alí: “Los gobernantes de Washington van a tratar de perjudicarle a usted por todos los medios a su alcance, pero usted sabe, estoy seguro, que ha hablado en nombre de su pueblo y en el de todos los oprimidos del mundo, que desafían valerosamente el poder norteamericano. Tratan de hundirle porque usted es el símbolo de una fuerza que no pueden aniquilar, es decir la conciencia ya despierta, de un pueblo entero que se rebela a no seguir siendo diezmado y envilecido por el miedo y la opresión. Puede usted contar con mi pleno apoyo. No deje de llamarme si viene a Inglaterra”. 
Alí aceptó el castigo de ir a la cárcel y que lo despojaran del título: “No tengo nada que perder poniéndome en pie y cumpliendo con mis creencias. Llevamos cuatrocientos años en la cárcel”. 
Después de haber estado en la cárcel, recuperó el título con mucha grandeza en el año 1974 al vencer a George Foreman en Kinshasa, Zaire (África). 
Allí en aquel continente estuvo departiendo con el pueblo y volvió a decir: “Tomé la decisión de ser un negro de los que no se dejan atrapar por los blancos“. 
Bill Clinton, Ex presidente Norteamericano
Alí, (quizás en una clase de neurociencia), decía:” Clay es un nombre de esclavo, oye Khrushchev, sabe que es ruso. Chang, es un chino, Goldberg, es un judío. ¿Qué es Cassius Clay? Así de claro. Así de cierto. George Washington no es un nombre negro. Así de claro. Así de cierto. Me hice mayor en la idea de que todo el mundo era blanco. Jesucristo era blanco. Todos los de la última cena eran blancos. Y de pronto llegan los Musulmanes, planteando dudas. Y creo que yo he contribuido. Ahora ves un anuncio en la Tele. Salen tres niños, dos negros y un blanco, o al revés. No era así entonces, las cosas han cambiado. Y yo he contribuido”. 
“Alí es un mito norteamericano que significa muchas cosas distintas para muchas personas: un símbolo de fe, un símbolo de convicción y desafío, un símbolo de hermosura y talento y valor, un símbolo de orgullo racial, de grandeza y de amor”. 
“Un hombre que luchó por la libertad, por la justicia y por la igualdad” ( D. R). 
Es de mucho valor para el mundo y las generaciones que no lo conocieron lo expresado por un ex presidente: 
Juan V Gutiérrez Magallanes, Escritor
“Muhammad Ali sacudió el mundo. Y el mundo es mejor gracias a él. Todos somos mejores por ello. Le vimos crecer desde la descarada confianza de la juventud y el éxito a una madurez llena de convicciones políticas y religiosas que le llevaron a tomar decisiones difíciles y vivir con las consecuencias". Bill Clinton.

Murió el 3 de junio de 2016, en Scottsdale Arizona (EE.UU).













miércoles, 10 de agosto de 2016

Del Rey Midas En Los Deportes


¿FALSA MEDALLERÍA EN BOLÍVAR?

Por Álvaro Morales

         
¿Cómo explicarse que el hoy concejal, César Pión, puso más de una vez “el grito en el cielo” sobre la inviabilidad económica de Iderbol durante su fugaz paso por esta entidad; y que al llegar en el 2006 el hoy gobernador, Dumek Turbay, fluyeran dineros en este organismo como por arte de magia? 
Llega Turbay a Iderbol en el mandato de Libardo Simancas, y continúa con el destituido Joaco Berrío, durante el cual se confecciona el 10 de diciembre de 2008, y a la medida de los “propósitos de Iderbol”, la Ordenanza 31, conocida como “Deportistas Oro”, gracias a la cual y a su falta de reglamentación permitió que el señor Turbay Paz, con la anuencia de los seis mandatarios que tuvo, se convirtiera en el “Rey Midas” de los recursos públicos del deporte. 
Estableció la Ordenanza “Deportistas Oro” que los recursos que se obtuvieran con la aplicación de esta medida se utilizarían en el apoyo a deportistas de altos logros, y al estímulo y fomento del deporte bolivarense. 
Fueron entonces las abultadas transferencias de dinero disparadas desde la Secretaría de Hacienda a Iderbol, producto de la bendita Ordenanza, las que permitieron al señor Turbay Paz, no sólo desenfocarse en la inversión, sino en crear una falsa imagen de logros deportivos al contratar atletas de otras latitudes con el fin de aparentar éxitos en su gestión. Y todos sus gobernadores, propios y encargados, lo supieron. 
Se ufana el señor ex director de Iderbol, hoy gobernador de Bolívar, de haber pasado de catorce medallas en los Juegos Nacionales de Montería 2012, a ganar 36 preseas en las Justas Nacionales del 2015; escondiendo que de las tales, 19 fueron logradas con deportistas de otros departamentos, contratados y pagados, dice Turbay, con recursos financieros que superaron los doscientos mil millones de pesos provenientes de la bendita Ordenanza “Deportistas Oro”, y que fueron dispuestos no para el fomento y estímulo del deporte y los atletas oriundos de Bolívar. 
Es decir, “hablando en plata blanca”, en el Iderbol de Dumek Turbay, de las 36 medallas del 2015, sólo 17 fueron logradas con deportistas bolivarenses; alcanzando a superar en tres, las obtenidas en el 2012. Las otras 19, como ya dije, las consiguió con participantes de otras latitudes, los cuales le salieron “por un ojo de la cara” al erario departamental. 
Claro, todo se hizo apuntando no sólo a la consecución de la sede de los Juegos Nacionales de 2019 para Cartagena y Bolívar; sino al atractivo flujo de dineros que hay detrás de la designación. 
          
       Álvaro Morales
Embarcaron, entonces, al Presidente Santos en la adjudicación de dicha sede. 
Bonachonamente, digo yo, el Presidente cayó en la trampa. Accedió y prometió otorgar la sede de los Juegos Nacional de 2019, siempre y cuando Bolívar clasificara dentro de los cinco primeros lugares en los Juegos de 2015. 
El condicionamiento se cumplió. Bolívar clasificó en cuarto lugar, y el mandatario entregó la sede. 
Pero lo que no le dijeron fue que dicho escalafón se consiguió con falsas medallas. 

miércoles, 3 de agosto de 2016

LAS PROMESAS DE CUMBIAMBERA


SANTOS INCUMPLE A LOS PENSIONADOS


“Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”
                                                                                                   Eclesiastés 5: 5


Por Álvaro Morales 

   
Promesas de cumbiambera”, han sido hasta ahora, las del entonces presidente y candidato a la reelección, Juan Manuel Santos, cuando en junio de 2014 se comprometió con los pensionados en impulsar el proyecto de ley cuyo objetivo principal sería disminuir los aportes al sistema de salud. 
Todo indica que el mencionado Proyecto de reducir a los pensionados el pago del doce al cuatro por ciento la contribución para salud, por un lado lo tiene el Congreso “meciéndolo en una hamaca”, y por el otro, Santos “no ha tenido cabeza” para acordarse de sus promesas por los diálogos de paz en La Habana. 
Ya van más de dos años de las, hasta ahora, incumplidas promesas; no pareciendo que soplen vientos a favor de los casi dos millones de colombianos que actualmente devengan pensión; y de los cuales, cerca del ochenta por ciento solo alcanza a percibir una mesada que no alcanza los dos salarios mínimos. En Colombia, mientras un trabajador activo solo paga el cuatro por ciento del total de la contribución del 12,5% por aportes en seguridad social, el pensionado, quien devenga una mesada reducida al 75% del promedio del ingreso base con que cotizó, injustamente lo golpean obligándolo a pagar el doce por ciento por tal contribución. 
Poniendo estas cifras en blanco y negro, tendríamos que, para los que reciben la exigua mesada del salario mínimo, la cual corresponde a $689.454, su ingreso neto pensional se ve reducido a $ 606.720 gracias al cercenamiento de $82.734 que le asesta el descuento del 12% por el aporte en salud. 
Fue la reglamentación de la Ley 100 de 1993 la que dispuso que los pensionados debían contribuir con el 12 % de su mesada para el pago de sus aportes al sistema de salud; dejando atrás el 3,94% como se venía haciendo. 
Más tarde, la Corte Constitucional tumbó la pretensión de la Ley 797 de 2003, sancionada por el ex presidente Alvaro Uribe, de llevar el pago de tales aportes al 12,5%, dejándolo finalmente en el 12. 
         
        Àlvaro Morales 
Las cifras de quienes logran pensionarse en Colombia, no son nada halagüeñas. Se dice que en Colombia hay 22 millones de trabajadores; y que de esos 22 millones solo logran pensionarse un millón quinientos mil de los ocho que cotizan al Sistema General de Pensiones. 
Señor Santos, la paz, no es solamente la que se pretende firmar en La Habana. La Paz, tiene que pasar necesariamente por la equidad y la justicia social. Los pensionados siguen confiando en su promesa.

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