El 22 de Noviembre

EN EL LICEO DE BOLÍVAR,
UN ENCUENTRO CON LAS IMPRONTAS DE LAS
 VIEJAS LECCIONES DESPUÉS DE 60 AÑOS

 

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

Llegar al Cuartel del Fijo será evocar los momentos de las lecciones juveniles y envolvernos en los ecos plegados en las viejas paredes, ya fuera en las voces de Emérico invitando al Evangelio o a las pláticas con «El Cachifo».

Volveremos entonces a buscar las improntas de viejas lecciones en los surcos de nuestros rostros, allí encontraremos el sabor de las chichas del «Viejo Pimie», los «Jarta Pobres» o «Rojas Pinillas». Buscaremos los olores de las cocadas de la Tienda de la «Vieja Petra». Indagaremos por los «anillos bencénicos» de «Guillo Puente», podremos encontrar la incógnita extraviada en las ecuaciones colmadas por los polinomios del maestro Tiberio. No podremos olvidar la oración cuasi- refleja del maestro Villanueva ni los extendidos viajes por las sabanas extensas de Europa, buscando el cauce del Danubio y el nacimiento del Rin con la sabia disertación del Maestro Jesús María Ramos.

A nuestros oídos llegarán la exposiciones combinadas entre «El To Be» y, las grandes jugadas del Equipo Yankee, por el maestro «Mister May». A él sólo lo calmará el alegre saludo de la ciencia y la «Pinta» representada por Lisandro Romero.

Buscaremos la calma para recordar los planteamientos del Padre Pérez y los silencios perentorios del maestro José de los Santos García («Pelusio»). No nos olvidaremos de las llamadas de atención envueltas en un respeto de viejo seminarista de «El Mesie» Rivero. Y entre risas alcanzaremos la valentía del maestro Rafael Orozco Martínez. Quien nos envolvía en sus batallas con las águilas, volveremos a las Leyes de la Acústica explicadas con la sencillez rural del maestro Julio Flórez. Aquí necesitaremos la geometrización del maestro Moneriz, el único que queda vivo de aquella generación.

En nuestros tímpanos aún permanece la impronta del «Buen Tigre Toño». (Antonio Valderrama). Todos evocaremos con mucho respeto a «El Cachifo»- Francisco Ospina Ospina.

Juan V Gutiérrez M

Por nuestras mentes, pasarán las imágenes del utilero de servicios generales Eufemio y su esposa.

Observaremos a «Buelvita», al golpe del mimeógrafo, sin dejar caer un cuestionario de los exámenes finales.

Aquí estaremos, después de sesenta años, recordando a los viejos amigos que hoy se encuentran cobijados bajo la presencia de Dios, escuchando las voces de sus antiguos maestros.