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miércoles, 12 de abril de 2017

Los Simón De Cirene

LA CRUZ QUE CARGAMOS LOS COLOMBIANOS

“Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo,  
                                               y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús”
                                                                                                             Lucas 23: 26
                                                         
  Por Alvaro Morales

Falsas acusaciones, insultos, ultrajes, escupitajos y burlas, fueron entre otras, las manifestaciones de odio por parte de quienes para la época consideraron a Jesús como un impostor y al que obligaron a cargar su propia cruz hasta el cadalso. 
Mirando el paso de la trágica escena, a alguien que nada tenía que ver  con el condenado, ni mucho menos hizo parte de quienes anduvieron y siguieron al Maestro, Simón de Cirene, le impusieron los soldados romanos cargar por un buen trecho el pesado madero en el que el sentenciado a muerte sería crucificado en la colina del Gólgota. 
¿Por cuantas injusticias no nos ha tocado cargar pesadas cargas? Por muchísimas.Y así como al cirineo Simón; de igual manera al sufrido pueblo colombiano le ha tocado a través de su historia llevar injustamente pesadas cruces. 
La más pesada de las cruces ha sido la de la corrupción, manifiesta a través de diversas formas delincuenciales y difundida de manera inclemente por la vía dolorosa por la que transitan las necesidades de la población. 
En el doloroso y reciente evento catastrófico que arrasó con gran parte de Mocoa, atribuido a los efectos del cambio climático; no se han considerado los manejos ineficientes y hasta poco trasparentes de obras de infraestructura que debiendo acometerse por las administraciones de la ciudad y el departamento en búsqueda de mitigar los pronosticados daños,  nunca se hicieron. 
Otra pesada cruz  impuesta de manera injusta sobre el lomo de los colombianos es la ineficiente prestación de los servicios de salud, especialmente a la población vulnerable. Medicamentos que no se entregan, citas aplazadas y dilatadas en el tiempo; cirugías postergadas; y finalmente, el acérrimo y tenebroso “paseo de la muerte”. 
No podríamos desconocer la pesada cruz de la inseguridad que agobia a ciudades como Cartagena, así autoridades civiles, militares y hasta el propio vicepresidente, digan lo contrario. 
Alvaro Morales
El pésimo servicio de energía que aún nos presta la flageladora Electricaribe agota la paciencia del ciudadano; de igual manera hacen otras empresas de servicios públicos que han impuesto sobre sus usuarios la pesada cruz de cobros por doble cargo y por reconexión. 
Transcaribe con sus exasperantes colas y prolongadas esperas, así como la pésima movilidad en la ciudad son otras de las cruces con la que el Distrito y la Empresa castigan al cartagenero. 
La cruz que obligaron a cargar a Simón de Cirene, representa la de las necesidades y abusos impuesta a los colombianos.  

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