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martes, 30 de agosto de 2022

En La Rueda del Azar

    LITERATOS CONDENADOS A LA TRAGEDIA POR TÁNATOS*

(Primera Parte)

Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

«En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos musas del teatro. Inicialmente era la musa del canto de la armonía musical, pero pasó a ser la musa de la tragedia como es actualmente reconocida».

Sócrates
Existen evidencias en las antiguas mitologías sobre las reuniones entre Calíope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania, las nueve musas cuyo culto era originario de Tracia y Beocia.

Melpómene, Musa de la Tragedia, en un pasaje de su vida se rebeló contra Tánatos, quien hacía oposición al amor entre los seres humanos. Se narra que este acudió a los interiores del infierno para encontrarse con Hades, el Dios del Inframundo. A quien solicita la Rueda del Azar, en la cual, con grandes jeroglíficos, se hallaban marcados los destinos de los hombres. A él sólo le interesaban aquellos que incursionaban en las escrituras literarias, especialmente las que tenían que ver con las tragedias, novelas y cuentos. Así que, una vez que logra su cometido asciende a la tierra y comienza a rotar la gran rueda de los destinos. Desde ese momento, la vida de los escribientes queda a merced de Tánatos.

Uno de los primeros fue Sócrates, muy a pesar que no escribía, estimulaba a sus discípulos a desarrollar grandes textos, como lo hizo con Platón. Sócrates, tomó la Cicuta y sufrió una especie de suicidio.
Dostoyevski
Cicerón. «Como literato, se convirtió en el modelo de la prosa latina clásica, con un estilo equilibrado». Fue condenado a muerte por ser un hombre amante de la República.

En los giros de la rueda de Tánatos, podemos apreciar cómo se describe la vida y muerte de Fiódor Dastoyevski. Un hombre con grandes cualidades literarias, amante de la libertad, condenado a trabajos forzados en la gélida Siberia, lo que no le impide continuar escribiendo sus grandes obras (Crimen y Castigo, Los Hermanos Karamazov y muchas otras). Siempre mostrando el espíritu del pueblo ruso. La epilepsia lo siguió hasta el final. Tuvo una serie de «tragedias» recurrentes que finalmente lo llevaron a la muerte.

Virginia Woolf
Tánatos no descansaba, giraba su rueda y halló las vidas de Alfonsina Storni y Virginia Woolf, escritoras, poetisas de reconocimiento mundial, atraídas por el canto de las sirenas del trasfondo oceánico, se lanzan a las profundidades del dios Poseidón, para ofrendar sus vidas. Melpómene desgarra sus vestiduras por el suicidio de estas dos literatas.

Tánatos, rinde ofrendas a Hades y continúa girando su rueda para encontrarse con Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones, dos seres marcados por el dulzor sublime de las piezas literarias. Melpómene no los pudo liberar del poder de Tánatos. Horacio y Leopoldo son invadidos por la desesperación y alcanzan el suicidio con una pócima para atravesar el río Aqueronte en la barca de Caronte para llegar a Hades.

Horacio Quiroga
Parecía que las vidas de quienes asimilaban el pensamiento y las artes de Melpómene, estaban condenados a precipitar la llegada de la muerte. Tánatos, no descansaba, no dejaba de girar su rueda, indicadora de «Sinos Trágicos». Giró la rueda y halló los nombres de eximios literatos como Ángel Ganivet García, precursor de la Generación del 98. Marcado por el «Inri» Tánatos.

Cesare Pavese, traductor de obras clásicas, como Moby Dick de Melville. No pudo liberarse del trágico augurio. La tristeza de Melpómene tocó la sensibilidad de Erato y Polimnia, quienes acudieron al Olimpo para implorar la ayuda de Zeus, quien las escuchó y dio esperanza en ayudar a Melpómene. No obstante, debían ocurrir algunos acontecimientos trágicos para los humanos.

Paul Celam «fue un poeta rumano de origen judío y habla alemana, considerado por la crítica internacional como el más grande lírico alemán de la segunda posguerra. Escribe su poema «Fuga de la Muerte», en el cual parece que vaticinar su propia muerte. Desesperado se lanza a las aguas del río Sena, tal vez buscando el canto de las Sirenas, como lo realiza, Virginia y Alfonsina.

Andrés Caicedo
Tánatos no cesaba de girar su rueda para satisfacer a Hades y serenar las aguas del Aqueronte. Se signaba el nombre de Gabriel Ferrater Soler (Reus, 20 de mayo de 1922-San Cugat del Vallés, Barcelona, 27 de abril de 1972), poeta, traductor, crítico y lingüista español del siglo XX. El jueves 27 de abril de 1972, se suicida con una sobredosis de barbitúricos en su casa de Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Le quedaban veintitrés días para cumplir medio siglo de vida. No quería envejecer. Parecía que en esos momentos pensara: «alcanzar cincuenta años es perder la ocasión de llegar al Olimpo», como en efecto les ocurrió a escritores como Andrés Caicedo, escribe su novela ¡Que Viva la Música! La publica en 1977 y ese mismo año se suicida con una alta dosis de barbitúricos. Se rinde como tributo a Tánatos, incrementando el dolor de Erato y Melpómene.

La Literatura era un campo de duro duelo, donde los que se brindaban a tocar el espíritu con su pluma, firmaban un acta de sacrificio, el suicidio entonces alcanzaba la máxima ofrenda.

Sandor Marai
Uno en la lista era Sándor Márai, (Sándor Grosschmid) nació el 11 de abril de 1900 (dentro del imperio austro-húngaro), quien se suicidó en San Diego, California (Estados Unidos) el 21 de febrero de 1989. Fue perseguido por el Sistema Comunista, sus obras eran prohibidas en su país. Algunas de sus novelas fueron escritas entre 1928 y 1948: La Extraña, Música en Florencia, A la Luz de los Candelabros, Magia, El Último Encuentro, La Herencia de Eszter, Divorcio en Buda, o La Amante de Bolzano, esta última con el protagonismo del aventurero veneciano Giacomo Casanova.

Las súplicas de Erato y Polimnia se hacían constantes ante Zeus, pedían la calma de Tánatos, sabían que Zeus podía hacer efectivo el ruego, además de lograr el descanso de Melpómene.

Emilio Salgari
Allí, en la rueda aparecía el nombre del italiano Emilio Carlo Giuseppe Maria Salgari (Verona, 1863 - Turín, 1911). Autor de novelas de aventuras de gran éxito entre el público juvenil, por el dinamismo cinematográfico de la acción, que evoca sugerentes atmósferas fantásticas y épicas. El 25 de abril de 1911, (conocido por ser el creador de la famosa serie de novelas protagonizadas por Sandokan), Salgari se suicida haciéndose el harakiri tras una vida plagada de desgracias, la muerte de sus hijos y esposa, y ni qué decir de sus grandes penurias económicas. La vida de Salgari fue nublada por las tragedias. Ida enfermó después de 1903 y la lucha económica de Salgari con las deudas, que no podía solucionar a causa de un contrato miserable y leonino con el editor, que se hacía rico a su costa, aumentaron con el honorario de las facturas médicas. En 1889 se suicida el padre de Salgari, y fue el primero de una impresionante cadena de suicidios familiares, que incluye el del propio escritor (1911), el de su hijo Romero (1931) y el de su otro hijo Omar (1963). La Grandiosidad de su obra literaria, no lo pudo liberar del suicidio. Tánatos se mostró como siempre, inexorable, lo conduce hasta el suicidio mediante el Harakiri.

Es muy interesante conocer la obra de Emilio Salgari. Una paradoja fueron las vivencias del escritor.

En la Rueda del Azar siguen apareciendo nombres:

John Kennedy Toole
John Kennedy Toole (Nueva Orleans, Luisiana, 17 de diciembre de 1937-Biloxi, Misisipi, 26 de marzo de 1969) fue un novelista estadounidense, autor de La conjura de los necios (publicada póstumamente en 1980), obra ganadora del Premio Pulitzer de ficción en 1981. El autor se suicidó en 1969 a los 31 años tras no conseguir publicar esta novela, que fue editada con enorme éxito once años después por una editorial universitaria, Louisiana State University Press, gracias a la insistencia de la madre del autor, Thelma Toole (1901-1984).

Cada instante que transcurría en la vida del escritor, se hacía agonizante con los requerimientos de Tánatos, John, no alcanzó a vivir el medio siglo, engrosó la fila de los escritores jóvenes suicidas.

El mundo entonces se preguntaba: ¿Por qué el llamado del dios de los infiernos a los escritores apadrinados por Melpómene, Erato y Polimnia?
Cesare Pavese


 

1 comentario:

Yolanda dijo...

Muy buena recopilación e información. Creo que pasaríamos páginas y páginas con otros nombres víctimas de la tragedia de Tánatos, quien a su ves lo que hacia era cumplir el mandato que las Moiras asignaban a cada mortal

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