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jueves, 19 de mayo de 2022

¡Ay, Amores!

LA HOJA DE GUANÁBANA

   

Por Nemesio E Castillo Serrano


Él esperaba con ansias, que la noche avanzara, para salir sigilosamente de casa. Atravesar la calle desolada, poco iluminada, doblar por la esquina, avanzar unas cuantas viviendas, detenerse frente a la de ella. Saltar la verja, llegar hasta la pared que separa el patio de la terraza, y con destreza brincar. Avanzar furtivamente hasta el palo de guanábana, arrancarle una hoja, introducirla por debajo de la puerta de la cocina. Y esperar sentado en el murito debajo del palo de guanábana a que ella viera la señal.

En esos minutos, el desespero, la angustia y el temor lo embargarían.

Por fin, sentiría que suavemente la puerta se abre, ella sale, envuelta en una sábana oscura para mimetizarse entre las sombras de la noche. Y con cuidado cerrar nuevamente la puerta ajustándola con un pedazo de cartón. Ella permanecerá en el patio con el novio.

Desaparecida la angustia, el desespero y el temor que minutos antes lo embargaran, ahora ella está a su lado. El silencio y la oscuridad de la noche, sus cómplices, los novios por momentos se olvidaban de los riesgos. Bajo esas circunstancias, se encontraban una o dos veces por semana. No obstante, no todo había sido placentero. Una noche, un rato después que ella saliera, el foco de la cocina lo encendieron y se escucharon ruidos de pasos.

El susto fue grande, no tenían un Plan B para enfrentar la eventualidad, sintieron que el mundo les cobraba con creces, la burla, la osadía, quedaron como en shock.

—¡Salta, rápido! ¡Vete! —dijo ella con desespero.

Él saltó la pared, sin preguntarle qué haría.

Ella se arregló las ropas y sentada en el muro, esperó lo peor. ¡Qué descubrieran que la puerta estaba sin seguro, ajustada con un pedazo de cartón! Afortunadamente, apagaron la luz en un corto tiempo, que le supo a eternidad. La relación tenía que recurrir a los encuentros furtivos, los padres de ella no veían con buenos ojos el noviazgo.

¡Pero sí ellos estaban enamorados y querían estar juntos!

Fue así que, después de navegar en contra de la corriente, soportando reprimendas, prohibiciones y desprecios. Y en aras de encontrar un camino que los acercara, a él se le ocurrió la idea de saltar el muro. El deseo de verse sobre pasaba temores y riesgos. La relación de ellos avanzaba. Entre inconvenientes, dificultades y distanciamientos que a él lo hacían vulnerable. Ambos eran jóvenes, sin capacidad aún de tomar sus propias decisiones.

Con los días, los obstáculos y caprichos, los fueron distanciando hasta el punto que los novios tomaron caminos diferentes. La historia de amor que juntos escribieron quedó en la memoria de los protagonistas.

Nemesio E Castillo Serrano

 


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