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jueves, 25 de marzo de 2021

Leyenda Del Cacique Chambacú

"El Oráculo Que Descifraba Los
Senderos Por Los Cuales Transitar"


Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes


Nunca pasó por nuestras mentes la existencia de este ser. Mas un día en que se rompe la rutina y se presentan cosas que hacen variar el pensamiento de lo establecido en nuestras mentes, y en aquel día de los años mil novecientos sesenta, en que los hermanos se reunían para buscar en el arcano de la abuela Rita, cosas que los trasladaran a otros mundos, se encontraron en presencia de un manuscrito, en letras adornadas de antigua caligrafía, en el que se narraba la Leyenda del Cacique Chambacú.

Todos se llenaron de asombro y comenzaron a leer:

«En esta tierra formada por una isla, rodeada por las aguas de los caños, (uno de ellos el Caño de Juan Angola), que van a desembocar al mar Caribe, se encuentran los dominios del Cacique Chambacú, hombre caracterizado por su valentía y buen criterio para gobernar, cualidades que le han servido para ser considerado como Gran Jefe Prudente entre las diferentes etnias de la región Caribe. Los Arhuacos, Chimilas, Emberas, Katio, Kankuamo, kogui, Mokaná, Senú, Tule, Wayuu, Wiwa, tenían conocimiento de las habilidades de buen gobierno de este cacique Chambacú, lo tomaban como ejemplo para la dirigencia de su pueblo».

Durante su gobierno caminó por el sendero de la paz, fundamentado en la búsqueda de la comprensión con los demás seres, cualidad que no sólo la aplicaba para los seres humanos, sino que extendía a los animales. Nunca tuvo necesidad de llegar a la guerra con las tribus que hacían parte de la región de Karamairí, sabía encontrar formas para arreglar los posibles litigios que se presentaban, entre los caciques: Yurbaná, Malibú, Varúx, Tolú, Carex Y Canapote, los cuales eran conocidos como súbditos del Cacique Chambacú. Él conocía la Hidromancia, poder adivinatorio a través del agua. (Esta era llamada por él «Hio»). Sentía un inmenso respeto por ella, era un gran nadador con extremada capacidad respiratoria, lo cual le permitía practicar la pesca, su agudeza visual le permitía divisar los peces a grandes distancias.

A sus súbditos les explicaba las bondades de «Hio», y la participación que esta había tenido en la formación de la vida, por todo esto ordenó que, a ella, se le rindieran honores y fuera considerada como una divinidad. Aquellos honores eran realizados con actividades lúdicas en las que participaban las personas de la isla, con especial estimación, por los pescadores que hacían gala de sus buenos dones de hombres de mar.

La existencia del Cacique Chambacú, está comprendida en los inicios del siglo XII. Es por esta razón que él tuvo relación a través de«Hio», con el Papa Inocencio IV. Conoció un Laudato, donde Su Santidad El Papa, establecía castigos y tormentos para las personas que realizaran actos considerados de hechicería por la religión católica, castigos que llevaban hasta la muerte. Hasta allá, se llegó a conocer el criterio de hombre de paz y de buen vivir. En esta época ya se conocía la personalidad, el criterio de un Jefe aborigen de las tierras Abyayala en la isla de Karamairi.

Los caciques, como Karex y Canapote, consideraban al Cacique Chambacú, como el oráculo para descifrar los signos que trazaban los senderos que debían trajinar. Para ellos era su gran mentor que orientaba con muchas anécdotas la vida de las tribus.

En una de sus narraciones, contaba sobre los tiempos venideros, no muy distantes, en que llegarían hombres cubiertos de metales brillantes como la arena a buscar el metal que ellos, su pueblo, utilizaban en la fabricación de diversos adornos. «Serán hombres insaciables, no tendrán piedad ni condescendencias con ancianos, mujeres y niños, desenterrarán los muertos para obtener el metal. Verán a hombres que han aprendido a aprisionar «el golpe del trueno» y a depositarlo en canutos de metal, causarán la muerte. Vendrán montados en grandes animales, que nos recordarán a los pequeños peces trotantes de las aguas».

Era un sueño permanente que lo persiguió toda su vida, la Hidromancia le confirmaba aquel sueño.

En su juventud, participó en un evento realizado por los Tainos en una de las islas de las Antillas, cercanas a Costa Rica, donde sobresalió en el combate cuerpo a cuerpo y en Oratoria, lo cual sirvió de fundamento para darle el nombre de Chambacú a uno de los riachuelos de la Provincia de Alajuela de Costa Rica.

El Cacique Chambacú, a través de la hidromancia logró vaticinar el secamiento de la Ciénaga de La Matuna, cuerpo de agua, nicho de grandes tortugas. Le gustaba narrar cuentos o leyendas relacionados con el porvenir de las tribus de Karamairí, logrando trascender a otras etnias que poblaban grandes extensiones de Abyayala (América): «Serán desplazadas a zonas profundas de la selva y forzadas a mezclarse con inmigrantes de otros mundos».

Juan Gutiérrez M
Antes de morir, realizó un viaje hacia el litoral izquierdo de la gran nación, para encontrarse con los originarios de los Embera y más tarde llegar hasta las tribus habitantes de lo que se conoce como Valle del Cauca, para conocer la Cultura Calima, donde se presentó como el Gran Cacique, poseedor de muchas enseñanzas, para el bien de las diferentes civilizaciones. Durante el tiempo que permaneció en aquella región impartió principios fundamentales para la conservación de la paz entre las diferentes tribus.

Regresó a la isla de Karamairí, donde gobernó hasta su muerte.








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