Una Lección Ejemplar de la Naturaleza Para el Hombre
Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes
El mundo se hizo pequeño, y hemos logrado mirarlo y tocarlo con la seguridad de tener cerca al planeta Tierra, las voces se acercan a nuestros oídos y miramos a los que participan en una canción entonada por la otra mitad del mundo.
Volvemos al miedo por el rumor que se esparce por todos los continentes, rumores que llevan voces disolventes de partículas como las que prevalecieron en Sodoma y Gomorra, solo son detenidas por la valentía de los «Científicos del Bien», solo ellos pueden con el favor de Dios contener la proyección de las micropartículas.
Ellos ganarán la confrontación superior a todas las guerras que ha tenido la tierra, porque esta batalla no está localizada en una parte determinada, recorre el mundo fracturando todas las barreras de la naturaleza. Solo puede ser contenida por los que apliquen la ciencia en su exterminio.
Nunca en la historia hubo mayor participación de voces rogatorias para detener la trayectoria de las micropartículas que portan un mensaje violento y tanático.
Llegará la calma para que el hombre se reconozca como partícula que también puede afectar el equilibrio de la Naturaleza. Porque esa actitud lo separa de lo que es indisoluble en su condición de cuerpo constituido por los mismos elementos que forman a los demás seres vivos.
El pensamiento del hombre alejado del equilibrio de la naturaleza, necesario para el desarrollo de los demás seres vivos, se muestra en una carrera igualitaria con el recorrido que hace en estos momentos la micropartícula del terror, pero todo se detendrá por la fortaleza y entrega con que laboran los «Científicos del Bien» y, tendremos un mañana con la brillantez del sol y la alegría de la Flora y la Fauna, el hombre quedará asombrado al contemplar el esplendor de la tierra por la ausencia de la tala de los bosques y el abuso de las redes sobre los alevinos de los cuerpos de agua.
Se terminará con la ejemplar lección de la Naturaleza para el hombre, porque de las entrañas de la flora se brindará el fármaco exterminador de la partícula fantasma que recorre el mundo.
Hemos aprendido, que el mundo es pequeño ante la patogenia de un ultra micro cosmos que asombra a la humanidad, ésta se vuelca en romerías ecuménicas dialogantes en un solo idioma de oraciones que se cantan con partituras originadas en el corazón.
Hoy el mundo es mas pequeño, las distancias se anularon a través de la palabra, solo la palabra, como en los tiempos de los grandes pensadores, bastaba la palabra para congregar a los oyentes del mundo.
Hoy una micropartícula ordena, ejecuta y colma de temor a la humanidad:
«Dio la orden con fortaleza para ordenar la retención domiciliaria, todos los humanos fueron sometidos a esa condena, que en Colombia imponen a los corruptos elitistas. Todos quedaron estáticos ante el temor de la muerte por contagio, y así predominó la palabra a través de los celulares. Solo los animales se adueñaron de la libertad y hablaron con la tierra, porque también ésta estaba sometida a la represión humana por «el trabajo constante» en la búsqueda de la savia de sus venas. Y la Tierra lanzó un grito que conmovió sus repliegues más internos, después se volvió a la calma y los peces surgieron a la superficie para buscar las costas y brindarse a los humildes».
El mundo se pudo envolver en una servilleta por la fragilidad de su consistencia, un microcosmos lo podía diluir, la vivencia se tornaba inverosímil y volvían los intelectuales a rescatar viejas lecturas para recordar cómo se había logrado salir ilesos de aquellas pestes y hecatombes que se habían dado en el mundo, los espiritistas hacían llamados de ultratumbas para escuchar las voces de Lot y El doctor Rieux .
Cuando Cese el Temor de las Naciones
Cuando todo pase volveremos a buscar la seguridad en la inocencia de los niños.
Cuando vuelvan las cosas con rostro diferente, miraremos con otro rostro.
Cuando vuelvan las nuevas sonrisas, iniciaremos una nueva lección.
Cuando todo haya terminado, volveremos a caminar con los brazos abiertos.
Cuando vuelvan a marcarse las huellas sobre la arena, nos afianzaremos a los que llegan.
Cuando vuelva el viento lo acogeremos con la seguridad de la fraternidad de los adioses.
Cuando vuelva a escucharse el tambor del sol, se habrá retirado el fantasma de la oscuridad.
Cuando volvamos a mirar la totalidad de los rostros, podremos mirar la alegría de la sonrisa.
Cuando volvamos a diferenciar los días, miraremos la brillantez del domingo y la tristeza de los lunes.
Cuando cese el temor de las naciones, volverán a pensar en la búsqueda en las entrañas de la tierra.
Cuando encuentren el antídoto, volverán a llenar los bolsillos las industrias farmacéuticas.
Cuando haya pasado la pandemia, quedaremos comprometidos con exterminar la del hambre.
Cuando se controle el Covid 19, el trino de los pájaros nos recordará mirar en el otro la imagen.
Cuando haya terminado el aislamiento, creeremos más en el bien de la naturaleza.
Cuando se haya retirado la pandemia, volveremos a ser más honesto en el cuidado de la salud y la educación.
Cuando volvamos a salir con la libertad de los pájaros, seremos más atento con los cuerpos de agua. Cuando todo vuelva a la normalidad, buscaremos otra para cambiar la que teníamos. (Imagen 1 de Gerard Mak en Pixabay. Imagen 2 de Sasin Tipchai en Pixabay Imagen 3 de Gerd Altmann en Pixabay)
Juan Vicente Gutiérrez Magallanes, Escritor |
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