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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Confesiones de Dagoberto González Pájaro

«NOSOTROS LOS DEPORTISTAS SOMOS ÍCONOS DE
EXCELENCIA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES»

«Uno de los atletas más grandes que ha dado Cartagena de
Indias. Hoy lo recordamos con mucho aprecio y cariño».
Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

«Eran los años de 1961, Colombia, mi patria grande, estaba gobernada por Alberto Lleras Camargo, en su segundo período presidencial, durante «El Frente Nacional». Para ese año, le correspondió a Colombia ser sede de los IV Juegos Bolivarianos, los cuales se realizaron en Barranquilla, capital del departamento del Atlántico». 
«Los juegos Bolivarianos, se inician en 1938, en los cuales participan Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, en honor al Libertador Simón Bolívar». 

«Para esos juegos de 1961, fui seleccionado para representar a Colombia en el Lanzamiento del Disco y en el Impulso de Bala. Debo hacer una aclaración: el Impulso de Bala, muy a pesar de que esta especialidad, me había abierto las puertas en el Atletismo, no era de mucho interés para mí. Lo que me atraía y dedicaba el mayor tiempo posible en su práctica, era el Lanzamiento del Disco». 
«En las prácticas de esa época, los lanzadores de disco, se dedicaban a lanzar el implemento, de manera repetitiva, hasta llegar hacer entre 20 y 30 pruebas, con las cuales el deportista quedaba cansado, mientras que en el Impulso de Bala, lograba realizar entre 10 y 15 impulsos, los cuales eran suficientes para darse el cansancio. La conclusión era que llegaba a rendir el que más los dominara». 

«Hoy día un lanzador, tiene que realizar diferentes ejercicios: correr, saltar, trabajar con pesas, la finalidad es conformar muy temprano un físico corporal. Antes el lanzador de Jabalina, practicaba de manera rutinaria, hasta cansar por completo el brazo. Ahora se hace con mayor conocimiento de la capacidad muscular». 

«Mi primera competencia en los Juegos, fue con el Impulso de la Pesa, en esta participación, me gano la primera Medalla Bolivariana. Estuve muy contento con la Medalla de Bronce, aunque ocupé el tercer lugar, esto, me permitió montarme en el Pódium de la Premiación. Para mí fue una bonita experiencia, que recuerdo con mucha grandeza. Porque, en aquel sitio se elevan a los tres mejores del evento. Éstos fueron mis primeros Bolivarianos y dejo en el campo mis huellas». 

«Al siguiente día, de haber ganado la Medalla de Bronce, me corresponde participar en el Lanzamiento del Disco, evento al cual le había entregado el mayor tiempo para su preparación, porque era mi fuerte, me gustaba y me sentía con la inspiración de un deportista que se prepara a conciencia». 

«Creo que es bueno recordar que yo gané dos Medallas en el Campeonato Nacional, donde se escogía el equipo que representaría a Colombia en los VIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1959». 

«A mí me correspondía participar en aquel evento. Pero parecía que se olvidaban de mi persona por estar en Cartagena. Donde los dirigentes no movían un dedo en favor de lo que me correspondía. Tomé la resolución de viajar a Bogotá, pagando yo mismo el pasaje. Iba a reclamar la casilla que me correspondía». 
«El presidente de la Liga, me citó en el estadio Alfonso López de la Universidad Nacional, para que repitiera el evento del disco y confirmara las marcas que hacía, las cuales eran superior a las alcanzadas en los Centroamericanos. Este presidente de papel, nunca llegó, pasé todo el día esperando. Me tuve que regresar a Cartagena, triste». 

Bueno cuando llego al estadio de Barranquilla, para hacer mi segunda intervención. Oí, cuando alguien dijo: 

—Acaba de llegar el Campeón Centroamericano de disco y viene por el título Bolivariano. 

«Yo comencé a calentar y me aparté de todos, para concentrarme, porque me dije: «Tengo una Medalla de Bronce en Bala y el Disco es donde tengo mis esperanzas, así que no puedo darme el lujo de distraerme». Puse toda la atención en mí, desde ese momento el único que estaba en el evento era yo. ¿Sabes una cosa Magallanes?, ¿cuándo recordé que el Campeón Centroamericano estaba allí? Cuando nos fueron a premiar, él subió, para ubicarse en el puesto número dos y yo lo hacía en el número Uno, yo le gané, le gané los Bolivarianos y le gané al campeón Centroamericano». 
«Al día siguiente, busqué en la prensa, y ésta no hizo ningún comentario que correspondiera a los Juegos Bolivarianos. Aquello era algo increíble, doloroso, ¡cuándo estaba compitiendo en mi país! Esto me llevó a la conclusión, de pensar que las estadísticas, son nulas, no hay quien lleve un historial estadístico sobre lo acontecido en el deporte. Únicamente se vive el momento, al pasar el tiempo, se echa al olvido. Es una tristeza, al ver cómo un deportista se esmera al máximo en sus prácticas, pasando calamidades, desde hambre hasta estados de extremada angustia. Con el paso del tiempo queda en el olvido, nadie lo recuerda». 

«Hay una reflexión, para una persona del común, que cumple tres etapas en la vida: La Primera está comprendida desde el momento en que nace, hasta cuando se educa, siendo esta fase muy importante para la que sigue: La Segunda: en ésta se deben disfrutar los resultados, por lo que logró alcanzar en la primera etapa, aquí se vive en la conformación del estado más productivo. Estas son cortas, porque la Tercera, si es larga, sobre todo en Colombia, donde una persona de 45 años, ya es vieja, y de allí, hasta que pasamos a mejor vida, el camino es largo, llega el momento en que estorbamos, ya sea que se pare o se sienta en cualquier parte. Esta persona no deja huellas en el paso por la vida. Ahora una persona que ha hecho deporte y ha ganado títulos nacionales e internacionales, hace Historia y por lo tanto, hay que tenerla en cuenta, porque son íconos de excelencia para las nuevas generaciones». 
«En el año de 1956, llegué por primera vez a Bogotá, nos hospedamos en el Hotel Savoy, de la calle once con carrera cinco. Cuando salía a dar un paseo, con la intención de conocer un poco aquella urbe, que se me hacía tan grande. Llegaba hasta la carrera siete. Procuraba siempre pasar por el frente del Palacio San Carlos, donde se encontraba el Presidente de Colombia, para esa ocasión, estaba gobernando el teniente general Gustavo Rojas Pinilla, quien por el Golpe Militar contra el gobierno del Presidente Laureano Gómez, asumió la Presidencia» . 

«Siempre me preguntaba, ¡cómo serían los interiores del Palacio Presidencial! ¡Nunca pasó por mi mente entrar allí!» 

«Ya para los años de 1965, conocía ampliamente la ciudad de Bogotá, mi carrera como deportista estaba en pleno desarrollo, y había alcanzado algunos títulos nacionales e internacionales. Recuerdo que estaban en sus mejores momentos, las competencias hípicas. Se usaban los formularios, en los que uno colocaba los nombres de los posibles caballos ganadores. Era el Juego del 5 y 6, en el Hipódromo de Techo de la calle 53. Los premios eran muy bien pagados». 

«Los empresarios del 5 y 6 llegaron a ofrecer dinero a los atletas que participaran y ganaran en las Olimpiadas Bolivarianas. Estableciendo la premiación de la siguiente forma: 

5000 mil pesos para cada Medalla de Oro ganada. Aquello para la época era un dineral. Yo recuerdo que gané dos Medallas de Oro, una en Bala y otra en Disco, ¡qué alegría! Hice cuentas alegres y tenía para mi haber 10.000 pesos, me sentía rico en ese momento. Pero todo fue flor de un día. Aquellos diez mil pesos, se transformaron en una irrisoria cantidad de 3.500 pesos que me entregaron. Ahora me pregunto: ¿Quién se quedó con los 6.500 pesos restantes. ¿Sería el Presidente de la Federación de aquel entonces?, porque la verdad, no supe nada». 

«Con motivo de estas dichosas Olimpiadas, donde Colombia le gana a Venezuela por primera vez unas Justas Atléticas. El señor presidente de Colombia, Doctor Guillermo León Valencia, invita a los atletas al Palacio de San Carlos. ¡Era para mí la gran oportunidad de realizar mis sueños! Conocer el Palacio. Allí estaba Dagoberto González, haciendo parte de la delegación. Hoy te cuento que aquello fue para mí de mucha significación». 

«Volví a recordar, las veces que pasaba por el frente del Palacio y veía a tantos soldados de la Guardia de Honor, y me preguntaba: Cómo sería el interior de aquel recinto. Cuando me recibió el Presidente, me sentí feliz, aquella experiencia me impactó mucho. Hoy después de tantos años, la recuerdo como uno de los mejores episodios de mi vida». 

«Para ese mismo año, el equipo de fútbol los Millonarios, que en ese entonces, era todo un equipazo, me envió una invitación para que hiciera el saque de honor, en el partido que jugarían contra el Unión Magdalena, esto fue de ataque, yo no lo creía, como les digo nunca fui una persona creída, yo era el mejor lanzador de Disco, pero para los demás igual a cualquier parroquiano, de allí que esa alegría que me proporcionaba el equipo de los Millonarios, era grande». 

«Recuerdo que cuando me llega la invitación de los Millonarios, me sentí asombrado, ya que como cartagenero, no era aficionado al Fútbol, en mi ciudad el deporte que mandaba la parada era el Béisbol, estando en segundo lugar el Boxeo. Cuando llegué a Bogotá, el Director Técnico del equipo de los Millonarios, era el Doctor Gabriel Ochoa y el preparador físico era el entrenador Lamper, quien a la vez era mi entrenador. Algunas veces, por orden de éste, yo marchaba a la cabeza del equipo, lo cual fue despertando en mí, una gran admiración por los Millonarios, hasta llegar a convertirme en uno de sus hinchas, cada vez que podía, me iba al Campin, para hacerle barra». 
«Cuando llegaron para el equipo los Millonarios, los momentos de pérdida, de «slom», de decaimiento, continué siendo su hincha: ¡Viva mi equipo!», entonces gritaba. 
«Existe una foto, donde estoy haciendo el saque de honor, allí reflejo lo complacido que me sentía en ese momento, porque para llegar a ese acto, trabajé duro, pero estas situaciones nos hacen olvidar los sufrimientos. ¡Bueno, eran otros tiempos! Hoy día dan algo material. Fuera del país se consigue mucho, en los Estados Unidos, un Atleta gana dinero hasta proyectando propagandas. Por eso digo que en el exterior se gana mucho». 

«Para los años de 1962, en Kingston, Jamaica, a la ciudad le correspondió la Sede de los IX Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, uno de los más antiguos del mundo». 

«Esta vez fui seleccionado, al mirar la lista y hallar mi nombre allí, me alegré mucho, este evento es muy significativo para mí, me dije, ya que en el pasado, no me habían tenido en cuenta, a pesar de haber hecho y logrado muchas cosas. Ahora contaba con la oportunidad de demostrar que el presidente de la Federación, no había tenido ninguna razón para no haberme seleccionado en los pasados juegos de Caracas. Pero ahora era otro el momento». 

«Llegamos a Jamaica, y de inmediato fuimos abordados por la Prensa, iniciaron sus entrevistas con los Corredores, los periodistas pasaron al lado mío y ni siquiera me miraron, según ellos, yo participaba por primera vez en estas justas y me miraban como novato. «Y los novatos son eso, novatos», manifestaban. Yo no les di importancia, me dediqué a practicar en el tiempo que me correspondía. Los entrenadores de la delegación, también miraban en mí al novato, por tanto tampoco les interesaba lo que yo hiciera o dejara de hacer. Como tenía un disco y con él me pasaba haciendo lanzamientos mañana y tarde, no me sobre entrenaba, lo hacía con el fin de pasar el tiempo; no había un día en que la Prensa no llegara a la concentración y pasaran por mi lado sin ni siquiera saludarme. ¡No sabía cómo interpretar aquello! Pero en fin, dejémoslo de ese tamaño». 

«Llegó el día del evento, mi primer lanzamiento salió fuera del ángulo, por lo tanto fue nulo, pero en la expresión de los competidores, se adivinaba un, «¡Bárbaro , ¿de dónde sacaste ese lanzamiento?». Yo era el último de los competidores. Cuando comienza la segunda ronda, todos hacen su lanzamiento. Y cuando me toca a mí, me organicé mejor dentro del círculo. Con el lanzamiento entonces impongo una nueva marca Centroamericana». 

«Debo aclarar que por las Islas Holandesas, estaba un participante que en su tercer intento hizo una marca mejor que la mía, cuando me tocó el tercer intento volví a mejorar el record Centroamericano en Disco».
Guillermo León Valencia, Presidente 1962-1966
«En los eventos de lanzamientos, como en los de Salto Largo y Triple, el evento se detiene tan pronto el último competidor hace su tercer intento, aquí se escogen los mejores ocho y los demás son eliminados. Los clasificados se dan a conocer al público, y se da comienzo a la Ronda Final, con tres lanzamientos por deportista para escoger al mejor y declararlo ganador». 
«Aquella vez, cuando dieron el anuncio, lo hicieron del Octavo al Primero. Y escucho: ¡Dagoberto de Colombia con nueva Marca Centroamericana! Todos los colombianos aplaudieron y formaron tremenda Bulla y alboroto. Llegué cerca de las gradas y grité, todavía no gano, faltan tres lanzamientos para que esto termine. La noticia cayó como un «balde de agua fría». Y aún más cuando el holandés, impone una nueva marca Centroamericana en su cuarto lanzamiento. 
Ese señor estaba decidido a no aflojar. Pero yo, que no pensaba, sino en hacer las cosas bien en mi cuarto lanzamiento. Vuelvo a hacer nueva Marca, el holandés, hace su quinto lanzamiento y mejora la marca, estábamos en una dura competencia, todo mostraba que no íbamos a ceder tan fácil. Pero yo estaba muy motivado, y en el quinto lanzamiento, lo supero. Ahora a cada uno le quedaba una ronda, es decir, la última. Entra nuevamente el holandés y supera la marca, esto me preocupa un poco. Yo era el último, tengo tiempo para recuperarme. Me toca el turno, entro al círculo, el juez me anuncia como el último lanzador».
«Era la última oportunidad. Me vienen pensamientos, como si fuera la primera vez que participo en unos Juegos Centroamericanos. Ya tengo una medalla de Plata ganada ¿Qué tal si me relajo y salgo un poco más rápido? Puedo cambiar la de Plata por la de Oro. Así dije. Inicio mis movimientos, solté el disco y de inmediato me di cuenta que este lanzamiento era superior a los demás contrincantes». 

«Gané con nuevo Record! Nunca más tuve una competencia, tan disputada como esa. Sí, me costó trabajo, pero Gané». 



 


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