Y NO LOGRARON BAILAR
EL DANUBIO AZUL DE LOS QUINCE AÑOS…
EL DANUBIO AZUL DE LOS QUINCE AÑOS…
Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes
Imagen en Pixabay En aquella calle las casas tenían pretiles altos y lisos que nos servían de toboganes para deslizarnos y sentir la bondad de la lluvia, la calle estaba sin pavimento, se podían observar restos de caracolejos impidiendo el depósito de las aguas, se mantenía seca y se caminaba sin los saltos acostumbrados en otras calles del barrio, en la primera cuadra a mano izquierda, estaba la última casa, donde vivía una señorita de forma bien contoneada con un rostro ovalado tallado en la belleza de los ángeles, su piel tenía el color acentuado del aceite de coco, sus cabellos eran lacios y delgados, brillaban con la luz del sol. Ella fue escogida para representar a la belleza del barrio de Chambacú, desde el momento en que fue seleccionada después de observar las cualidades físicas y académicas de ocho niñas, se optó por la Chili.El señor Peña, artesano en adornos navideños y fiestas novembrinas narraba lo siguiente:
«La escogencia de la candidata, fue un trámite de larga meditación, porque a pesar de haber pocas jóvenes para esta selección, se tuvo que hacer la designación saltando un enorme inconveniente, omitir el nombre de una de las niñas más ilustradas del sector, la joven Miladi Paternina, por el temor de no provocar la ira de uno de sus hermanos al hacerle la propuesta, ya que éste miraba el acto del reinado como una desfachatez, situación que no era así, ya que muchos de los chambaculeros, habían sido vecinos del Boquetillo, Pekín y Pueblo Nuevo, lugares donde acostumbraban celebrar el reinado para las fiestas del Once de Noviembre con muestras de disfraces y batallas campales de buscapiés».A partir del nombramiento de la Chili. Todos los días al inicio de la noche se hacían romerías con gritos acompasados al son del tambor de Juan Pacheco, que dejaba escuchar el estribillo compuesto por el señor Antonio Carlos Del Valle:«La Chili nuestra reina novembrina
De la calle del Lago de Chambacú
¡Viva nuestra Hada madrina!»
Aquel sonsonete era repetido por la muchedumbre que recorría las calles del barrio, las señoras abrían sus puertas para brindar señales de aprobación, el entusiasmo iba aumentando a medida que pasaban los días, los bailes se organizaban en la calle del Lago, la calle era adornada con guirnaldas de colores, el baile era animado por el Picot «Flor del Mango», la música era seleccionada por los hermanos Prada, quienes tenían grandes conocimientos de la música antillana, además de los porros y cumbias, especialmente las canciones de Lucho Bermúdez y muchas interpretadas por la orquesta «A» número 1 de Pianeta Pitalúa, quien vivía por los lados de «Tokio» a la entrada del puente que finalizaba en Puerto Duro.
Antes de iniciar el baile se hacía una introducción con el Trío de los Hermanos Marrugo, entre sus composiciones terminaban con, «Chambacú con Carretera», de los hermanos Vásquez.Pero la vida tiene casualidades y hechos de fabulación, porque la niña que debía ser escogida era la que había ganado renombre como actriz de arte dramático en la obra: «Chambacú», hecho que quedó grabado en las mentes de los chambaculeros.La Comitiva del reinado de la Chili, se reunió en la casa de Rosa «La Chocoana», acordaron realizar un baile con participación popular, como correspondía, y lo fijaron para el 12 de octubre, tenía la divisa de ser un homenaje al «Descubrimiento de América», nombre que fue rechazado por el estudiante liceísta que hacía parte de la junta, debía entonces llamarse «Encuentro de Dos Mundo» y no «Descubrimiento de América», lo cual fue aceptado.Llegado el Doce de Octubre, el día había amanecido un poco nublado, lo que vaticinaba posibles lluvias. Todos los integrantes de la Junta acudieron adonde la negra María de Jesús, para que con sus rezos de evocación a la Divinidad de Yemayá con el sincretismo de San Antonio, éste amarrado por el cuello en el centro del patio, protegido por una cruz grande de ceniza en el suelo, toda esta parafernalia con el propósito de detener el posible aguacero que se asomaba.
Llegó la tarde y la posible lluvia se detuvo con la aparición de los rayos del sol. A las siete de la noche se inició el baile con el porro «Pie Peluo» de Pedro Laza y sus Pelayeros... Ese día la reina debía bailar, llegado el momento, con todos los asistentes, ya que todos habían pagado una cuota especial para tener ese derecho. Todo aquello fue aceptado por el padre de la reina, quien estaba presente. Lo trágico fue cuando un hijo de la «Loca» Estebana, sacó a bailar a la Chili, sin esperar que el porro «Carmen de Bolívar» de Lucho Bermúdez, alcanzara su ritmo melodioso, el «Ñato», quien era el parejo, atrajo con fuerza a la reina para acomodarla a sus intimidades, con pretensión del típico «serrucho», situación que se hizo notoria e insostenible, de inmediato se levantó el padre de la beldad y se la quitó al parejo diciendo: «Se acabó el berroche, mi hija no participa más en ningún reinado y me la llevo para la casa, ella es una niña decente». Se terminó el festejo y las luces se apagaron y encendieron a los pocos minutos, el Ñato yacía en el suelo con los ojos abultados por los golpes. Aquí terminaron los entusiasmos de los chambaculeros por presentar una candidata al reinado de las fiestas del 11 de noviembre.De esta manera finalizaron los sueños de la última nieta de Lina.
*Imagen de Jill Wellington en PixabayLos chambaculeros, terminaron conformándose con las presentaciones que todas las noches a partir de las siete, hacían los hermanos Marrugo, cantaban acompañados de la guitarra de Gilberto, los boleros más recordados de Agustín Lara, donde participaba Cándida Castro, la Diva de la calle del Lago.A las doce de la noche, solo se escuchaba el tamborcito de Juan Pacheco y la guitarra de Julián Machado acompañado de su dulzaina, hacían una especie de pausa para escuchar lo tangos de Carlos Gardel en la voz de Lucho Pérez, quien se iniciaba en el programa de aficionados que se presentaba por Radio Miramar.
Juan V Gutiérrez Magallanes La vieja Otilia, había estado atenta a todas las actividades que se realizaban en el reinado de la Chili, quedó atónita, ante la forma cómo había terminado la candidatura de la reina, y dijo: «Alguna de mis nietas llegará a ser candidata de Chambacú para participar en el reinado del 11 de Noviembre». Esta premonición, no se cumplió, porque todas las nietas, bisnietas y tataranietas, no lograron bailar el Danubio Azul de los quince años, antes de éste se salían con sus novios para jugar al «vivido con los chocoritos de mujer con marido».
No hay comentarios:
Publicar un comentario