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domingo, 5 de marzo de 2017

De Los Tiempos Sin Bolsas De agua Ni Botellas


AQUELLOS JÓVENES DE LA JUVENTUD OBRERA CATÓLICA  (JOC)

                 “A TRAVÉS DE LOS EVANGELIOS, SE HACÍA UNA PRÁCTICA DE VIDA”                                                                                                                                      J V G M

Juan V Gutiérrez Magallanes

Eran tiempos en que el agua no se vendía en bolsitas ni botellas y el plástico no  había invadido el espacio de las medusas en los Cuerpos de Agua de la Urbe, corrían  los años de mil novecientos cincuenta y ocho aproximadamente. No conocíamos el celular y leíamos en el Parque Centenario los cuentos de Dick Tracy, como la ciencia ficción que nunca llegaría. 
Un grupo de muchachos éramos de la Juventudes Obreras Católicas, con asesoría del Jesuita Pedro Salazar, íbamos a la reunión los sábados a la seis de la tarde, en el Edificio de San Francisco, donde hacíamos lectura de los Evangelios, no nos metíamos en los escabrosos senderos del Antiguo Testamento, un espacio que siempre me ha causado un poco de temor por la facilidad con que se extermina a la gente que camina por una línea un poco torcida. 
En los Evangelios, mirábamos más que todo la vida de Jesús, con un poco de cercanía a nuestra condición humana, con todas las posibilidades de errar y reconocerse en ese error, para buscar una solución a la situación fallida. Mirábamos cómo era posible mantenerse en una vida de justicia, realizando acciones de equilibrio para mantener la equidad en las relaciones con los demás.
Éramos jóvenes de sectores populares, con inmensos deseos de superación, ya  fuera realizando servicios generales en determinadas casas de los estratos más altos, obreros en diferentes labores de la ciudad, en construcción, en imprentas, en fábrica de gaseosas y otro oficios, estudiantes de Educación Primaria y Bachillerato, especialmente del Liceo de Bolívar. 
Aquello era una amplia democracia, dónde se tenía en cuenta la opinión del compañero y se buscaba darle una explicación con razón dialéctica, muy a pesar de no conocer los fundamentos de la dialéctica, allí estábamos decidiendo  una acción de justicia con fundamento a  la lectura  sobre algún pasaje de los evangelios, ésto sin desconocer el contexto en que estábamos viviendo. 
Las reuniones duraban aproximadamente dos horas, salíamos a las ocho de la noche del sábado, ya fuera para asistir a otra reunión familiar, que podía ser con carácter festivo o nos íbamos al cine. 
A la Juventud Obrera Católica (JOC), llegué por invitación del amigo Alejandro Zabaleta, allá por los años de 1958. Ya él, no vivía en Chambacú. Llegó al barrio, que había sido su hábitat, donde se habían gestado sus primeras fantasías y sueños de algún día romperle las vértebras a la pobreza,  a través del estudio para lograr un mundo de oportunidades, era costumbre en su casa comprar el periódico El Tiempo, por este medio se enteraba de la rotación del mundo  y  las acciones de  sus habitantes. 
Hablamos con la amplitud que siempre nos había confraternizado, me expuso con muchos detalles lo que se hacía en las reuniones a través de charlas explicativas sobre los Evangelios y, lo bueno que eran las relaciones entre compañeros. 
A pesar de nuestra corta edad, éramos capaces de observar el mundo con un poco de inquietud, por los hechos que se daban en aquel barrio tugurial, donde  las cosas más elementales se hacían muy necesarias y algunas veces difíciles de lograr. Pero éramos muy optimistas y soñábamos, cuando ésto se hace se logran realidades. 
Cuando llegué por primera vez a la reunión, no me fue extraña la audiencia que allí se daba, estaban compañeros que a diario veía en el Liceo de Bolívar de la calle del Cuartel: Ramón Vanegas, Wilberto González, Elmer Sánchez, Hernán Sánchez y  Yánez; de Chambacú, estaba Clímaco Rivera;  Carlos Castillo, obrero de la  Fábrica de Gaseosas Román,  Lácides Balseiro, Jaramillo y otros  buenos  compañeros. 
Traté  y conseguí llevar a otros compañeros de Chambacú, sólo  se logró mantener por breve tiempo uno de ellos, todavía aún recuerdo con mucha gratitud a Emeterio Torres. 
Los que no volvieron, se debió  a  muchos factores, donde la relación familiar tenía mucho que ver, que no era diferente a la del compañero Emeterio, pero éste fue un  muchacho que sabía desde pequeño, qué era lo  quería en la vida, no importaban los obstáculos, él sabía sortearlos y seguir  una línea recta para el logro de sus objetivos, como  se muestra hoy en  su vida. 
De aquellos compañeros de Chambacú, que no volvieron a la JOC, les quedó un gran mensaje, actuar bien, y así se muestra hoy cuando me encuentro con alguno de ellos. Sólo  se torció un poco  Pacho, pero  ya en los tiempo de su madurez, enderezó su vida, muy a pesar que esa parte injusta de la sociedad, no le perdonó “su caída”  y lo llevó  al fallecimiento. 
Hoy me atrevería a  dar por cierto que La lectura de los Evangelios, fue factor determinante para muchas decisiones tomadas por los que allí estuvimos, tales como el compañero que llega a la Universidad Nacional, allá por la década  del sesenta y se encuentra con charlas y lecciones de Camilo Torres y Fals Borda. Vuelve a su práctica evangélica en una pedagogía fundamentada en una Religión Liberadora. Hoy  sigue su vida  en una práctica evangélica. 
        
      Juán V Gutiérrez Magallanes
Otros se encaminan por  el estudio de la medicina, en aras de hacer el bien, como fueron Wilberto y Rubén, se quedan en México, donde desarrollan una labor de mucha relación con los evangelios  en el pasaje del Buen Samaritano. De igual manera podemos apreciar la vida de ejemplo  familiar  y social  que desarrolla el compañero Elmer.La JOC, hacía una  labor, que yo le llamaría  formativa  y de oportunidades en los jóvenes de comunidades un poco desfavorecidas.  
A través de esta organización o agrupación de jóvenes católicos, muchos pudieron  cursar parte de los estudios de secundaria en otros departamentos, como en el Valle y Cundinamarca, lo cual permitía formarse una visión general del comportamiento del hombre colombiano.  
Los que alguna vez, asistieron, así fuera a una sola reunión, quedaron impregnados por el espíritu de animación que allí se daba, lo que se comprueba, cuando nos encontramos con algunos de estos compañeros, evocan ciertos recuerdos que tienen mucho que ver con la JOC.
 
  

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