Cartagena, abandonada a la suerte de piratas y filibusteros
...Y yo le llamo «La Encantadora Abandonada», con mucho pesar de las puntadas del Marqués de la Taruya* cuando cita: «Felipe II la llamó Muy noble y muy leal; Bolívar la nombró Ciudad Heroica, más tarde el poeta Luis Carlos López: La arcada del Caribe, y un poco después Justiniano Martínez, la apostrofa El Corralito de Piedra. Vuelve el Congreso Nacional a designarla: Capital alterna de Colombia. Y como si no fuera poco aún persiste abandonada a la suerte de piratas y filibusteros».
Sin embargo, la Unesco por la década de los ochenta la elevará a Distrito Turístico y Cultural, sólo para darle inicio a sueños de metrovías y acuabuses con lanzamiento de monedas para los merodeadores del Mercado de Bazurto.
Y yo la sigo llamando «La Encoñadora Abandonada», la olvidada por sus gobernantes y parroquianos. Sí, Ella, Cartagena de Indias, llamada así porque alguien vivía embrujado y obsesionado con las Indias de otros lares, de esos lugares de especias aromatizando la sopa negada por Mafalda.
A Ella, a esta mi ciudad, «la olvidada» por la sonrisa de quienes se miran en la algarabía del saludo y caminan en medio de la bosta dejada por el perro callejero o por la hoja descompuesta, arrojada por el creyente, por el hijo del gobierno que lo tiene todo y nada cuida. Por esa simbiosis para negarse a ser dueño del terruño que ensucia en fiestas de «Fresco y Dejao».
Esa mi ciudad «encantadora» que quiero con amor de olvido, que no levanto la voz para defenderla, sino para ahondar más la herida del olvido, muy a pesar de ser la más cantada por los colombianos. Por Ella, por la sin razón para no entender, ni escuchar los alaridos o el gran grito de sus Cuerpos de Agua.
Ella, ciudad en el «abandono» para Pescar en Río Revuelto «de los que la miran con los cien ojos de Argos por la avaricia que ha producido su historia y su condición de Matriz fecundante de todo el acervo cultural de Colombia».
Ella, ciudad de nobleza «iguanada», arca de estética arquitectónica, labrada por la mixtura de la España dejada por los Moros.
En esta Cartagena de Indias, se forjó una nueva expresión para el hombre Caribe, tal como lo expone Jorge García Usta: «El Caribe colombiano ha generado un prototipo humano, caracterizado por la descomplicación en el comportamiento, alegría...",
"...Poco propensa a la formalidad, pero profunda, culta, estética y con una visión mágica de la realidad” .(Sergio Ramírez).
A Ella, a Cartagena de Indias, se le debe atender con respeto, así como es escogida para la inversión con fines de ganancia galopante, se debe fijar en ella el esplendor de las ciudades bellas de Colombia, que encontramos en el interior del país y en Europa.
Juan V Gutiérrez Magallanes.LC
*Joce Daniels
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