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lunes, 17 de abril de 2017

Rezagos Y Discriminación Presentes

El Fotoperiodismo: Profesión Con 
Menor Participación De Mujeres
En El Mundo

Por Ivonne Ojeda De La Torre


El fotoperiodismo es una de las profesiones con menor participación de mujeres en el mundo. Nunca han existido tantas fotógrafas y tantos canales de difusión como en la actualidad, sin embargo, el rezago y la discriminación siguen presentes.  
Por segunda ocasión World Press Photo publicó los resultados del informe State of News Photography 2016. En la encuesta realizada a nivel internacional, cuyos resultados constituyen por su volumen, una muestra representativa de datos sobre el estado actual del fotoperiodismo en el mundo, arrojó que el 85% de los fotoperiodistas activos en medios de comunicación son hombres (gráfico 1). 
Durante las olimpiadas del 2015, impresionó la cantidad de fotógrafos y los sofisticadísimos equipos de Nikon y Canon que se utilizaron. Sin embargo, las imágenes detrás de cámaras de los fotógrafos corresponsales dieron cuenta como nunca de la casi nula presencia de fotógrafas cubriendo aquel importante evento (Gráfico 2). 
La organización Women’s Media Center en el informe Status of Women in the U.S. media 2017 encontró que actualmente en los medios de comunicación de Estados Unidos, las mujeres tuvieron un 38% de participación hasta el 2017 en los medios de comunicación, una cifra controversial para un país desarrollado que se asume como el más democrático del mundo (gráfico 3). 
         
   Gráfico 1            
Sin embargo, se trata de una problemática que trasciende las geografías y que se extiende a todos los medios de comunicación, que afecta no sólo en la equidad de participación de las mujeres en medios, sino en la manera en que es tratada la información desde una perspectiva mayoritariamente masculina, que no tiene como prioridad el tratamiento de la información con respeto hacia las mujeres, debido a la falta de voces que hagan contrapeso a formas sexistas o misóginas de digerir e interpretar la información. 
Ocurre esto a menudo en casos como el de la periodista Regina Martínez, asesinada en su domicilio en Veracruz, México, en el 2012 y cuyo caso fue desviado desde las versiones oficiales de su labor como periodista, dándole un giro al móvil de su asesinato como crimen pasional. 
La Organización Artículo 19 documentó en su informe Libertades en Resistencia del 2017, la manera en que los medios de comunicación difundieron la versión dada por el Procurador de Justicia, como crimen pasional debido a las malas prácticas inherentes a la cobertura periodística de la agenda de seguridad y justicia (Artículo 19 2017, Pp. 131). 
Entre las versiones periciales difundidas por la prensa se dijo que Regina Martínez fue ultimada por un crimen pasional y que las investigaciones habían concluido que se encontraba en el inicio de una relación dado que en su vivienda se encontraron cosméticos y perfumes nuevos (Artículo 19 2017, Pp. 133). 
        
       Gráfico 2
El crecimiento de la participación de las mujeres en los medios de comunicación ha sido lento y durante el siglo XX con muy pocos avances. No se trata de exponer un panorama desolador de la labor informativa de las mujeres, sino de expresar las severas problemáticas que se padecen en el gremio, y tomar acciones para contrarrestarlas. Tal es el caso del decrecimiento que se observó entre los años 2015 y 2016 en la labor de las mujeres periodistas colaboradoras de medios norteamericanos en coberturas. 
Women’s media Center publicó en su informe del 2017 que el porcentaje de corresponsales mujeres en Estados Unidos disminuyó del 32% en 2015 al 25.2% en el 2016, una cifra que incluye a las fotoperiodistas quienes mayormente se dedican a realizar coberturas.A eso se suma que la mayoría de los temas de portada en medios impresos son realizados por hombres, y los temas como el feminicidio que afecta profundamente a países como México se encuentra desdibujado en los temas que difunde la prensa. 
El Fotoperiodismo Que Buscaba Mostrar
El Verdadero Rostro De La Guerra 
La fotografía emergió en el contexto de la revolución industrial, caracterizada por la producción en serie y cuya influencia dentro de la sociedad del siglo XIX abonó a la construcción de sentido en torno a las cámaras fotográficas como productos masificados.
Para ese entonces las primeras oleadas del feminismo abrían espacios de participación a las mujeres tanto en lo profesional como en el mundo social, no hubo segregación de la mujer en los inicios de la práctica fotográfica. 
Sin embargo algo ocurrió en torno a la difusión de la práctica en las décadas siguientes, pues comenzó un crecimiento gradual a través los medios de recursos narrativos sexistas que cosificaron a la mujer y la situaron frente a las cámaras como objetos de deseo y no detrás como sujetos pensantes productores de arte, lenguaje y expresión visual. 
               
            Gráfico 3             
El género del fotoperiodismo emergió a partir de la segunda guerra mundial, con autores como Robert Capa y Henry Cartier Bresson, fundadores de la agencia Magnum. El discurso del fotoperiodismo ha sido ante todo humanista pero también ha sido de reflexión hacia el acontecimiento de impacto, que irrumpe en la cotidianidad y que transforma las vidas de los afectados, que narra recurrentemente historias de devastación, represión, hostigamiento y violencia, donde los retratados son a menudo interpretados con roles de víctimas y victimarios. 
Quienes retratan estas historias son los fotógrafos en el rol del observador/informador, a quienes en la práctica se les exige no interactuar ni emitir reflexiones propias sobre los hechos, aunque esto no sea posible, dado que toda imagen es una interpretación de la realidad. 
El fotoperiodista es entendido como una persona que pareciera más cercano a un soldado que a un artista, o un contador de historias, cuando se encuentra ante el acontecimiento que retrata. 
La guerra de Vietnam modificó las disposiciones estructurantes de la práctica fotográfica no sólo desde lo visual, sino desde su aproximación a lo político y lo ético, reafirmando a la imagen fotográfica como un producto de impacto en las masas. 
Estas coberturas introdujeron la teleintimidad de la muerte y la destrucción (Sontag 2003, p.14). Por otro lado, concursos de renombre internacional como el World Press Photo surgido en 1955, se constituyeron como difusores de temas de impacto  social. 
El fotógrafo documental se reconoció por su valentía para cubrir conflictos violentos y producir valiosos registros fotográficos de acontecimientos socialmente trascendentes (Sontag 2003, p.18), centrados en la excepción, en las guerras, en la  violencia, con el fin de atraer interés internacional, alguien que buscaba mostrar el rostro real de la guerra (Sontag 2003, p. 20) 
Simultáneamente a la constitución del fotoperiodismo como género, surge una percepción masculinizada del fotoperiodista, una masculinización de antaño, que entiende al hombre como un ser rudo, que no expresa emociones y que prefiere la adrenalina y la acción, antes que la calidez humana. 
Surge en respuesta a la requisición de este perfil para la cobertura de conflictos bélicos y de una preconcepción de los “hombres de guerra” ya constituida desde épocas pasadas: los hombres van a la guerra, las mujeres y niños se quedan en casa. El fotoperiodismo puede entonces entenderse como una práctica centrada en el ser humano cuya prioridad es la imagen de impacto y el contar historias donde el operador se abstrae. 
En los años 60 se refuerza el perfil del fotoperiodista, no sólo por los temas o las técnicas empleadas, sino por la mercadotecnia, por la imagen construida a partir del cine hollywoodense y alentada por agencias informativas, diarios y concursos internacionales, donde se comienzan a crear significados sobre la figura del fotoperiodista en torno a su identidad como reportero de guerra. 
Fotoperiodismo y Masculinidad 
Las estrategias publicitarias de los principales corporativos de fotografía refuerzan un sentido masculinizado de la figura del fotoperiodista, los diseños de las cámaras se hacen cada vez más dirigidos al público masculino. 
Se homogeniza el discurso en torno al fotoperiodismo, se homogeniza desde el mensaje hasta la construcción de sentido alrededor de él. No hay tantas mujeres fotoperiodistas como hombres, porque el discurso ha excluido a lo femenino desde sus orígenes. 
La publicidad refuerza el ideal masculino de la fotografía, donde la mujer recurrentemente posa frente a la cámara, y es un hombre el que dispara, la cámara se hace una extensión de su cuerpo de su expresión viril, la antítesis es la fotógrafa que fija su mirada en el acontecimiento social, ya que todo el discurso sobre lo que es el fotoperiodismo se contrapone al discurso de lo que es ella. 
        
       Ivonne Ojeda De La Torre, Pintora
Sin duda las cifras están ahí, pero no contemplan a las mujeres fotoperiodistas que salen a la calle sin medio, sin acreditación y cuyos currículos nunca son leídos por los editores, o se les da carpetazo con solo ver el nombre de mujer. Esas mujeres están ahí y no se sabe cuántas son. 
Referencias:
Women’s media center (2017) The Status of women in the U.S. Media 2017http://wmc.3cdn.net/dcdb0bcb4b0283f501_mlbres23x.pdfWorld Press Photo (2016) The State of news photography
Artículo 19 (2017) Libertades en Resistencia.
Sontag, S. (2003). Ante el dolor de los demás. 29/03(2016, de blog fotoespacio sitio web: http://blog.fotoespacio.cl/wp-content/uploads/2013/08/Sontag_Ante_el_dolor_de_los_demas.pdf  

domingo, 16 de abril de 2017

De Una Mujer Perdida En Este Siglo

Alucinaciones De Un Ser De Sol 
     En Una Ciudad Lluviosa     

                                                                  "Pensar que estoy aquí
                                                        Es más doloroso que estarlo"
                                                                        Raúl Gómez Jattin

                                                                                                      
                                                                                                       

            Por Dora Isabel Berdugo Iriarte
La ciudad se tragó el universo  
Debo repetir hasta grabar en mis genes
– La soledad no es excusa para hacer o decir estupideces ­–  
La lógica no nos hace más humanos
Pero la imbecilidad tampoco hace más grato el instante de la vida  
Pisamos terrenos membranosos hambrientos de sangre
Inútilmente buscamos nuestros pasos en lugares que son desencuentros
Desconociendo ingenuos
Que aún en el sueño podemos ser devorados sin piedad
Este poema pertenece al libro Por El Agujero Que Se Filtran Las Vivencias, Premio Nacional de Poesía Ediciones Embalajes Museo Rayo Roldanillo, Valle del Cauca 2008  

"La belleza y el dolor sentidos “Por El Agujero Que Se Filtran Las Vivencias” hacen que los poemas de este libro, de sentido a la vez íntimo y cósmico nos hagan partícipes de la experiencia de una mujer que vive profundamente la poesía. En este concurso muy reñido, el jurado se sintió conmovido e impactado, por la verdad que la poeta logra transmitir con sus palabras.

Sus versos, cuya forma corresponde siempre al trasfondo, cruzan la página como nebulosas, cruzan la negrura del espacio, expresan la soledad y el asombro frente a la vida compartidos por todos los seres humanos. Sin embargo, la autora es “una mujer perdida en este siglo”, ultrajada y valiente frente al espejo como sólo puede ser una mujer según un poema de la colección. 

El ser poético de la escritora, no puede sino vivir detrás de esa “mujer de ojos grandes” y “mirada extraviada y profundo tormento”, ella expresa lo que vivimos todas nosotras en menor o mayor medida. Este libro significa mucho, para el encuentro, por ello como jurados decidimos otorgarle el Primer Premio Sin Edición"

                                              Los Jurados 
                Agueda Pizarro de Rayo- Gloria Cepeda Vargas -María Teresa Ramirez

miércoles, 12 de abril de 2017

De Los Claustros Universitarios

…Y LA CULTURA NO SE HA DE MEDIR
 CON EL MISMO RASERO
Por Dora Berdugo Iriarte 
La Cultura tiene que ver con creencias y prácticas que una sociedad asume con distintos grados de consenso, aceptación, reconocimiento y compromiso. Como las personas viven en sociedad y son impactadas por la cultura a través de sus relaciones, se apropian de significados según sus contextos, atendiendo a compromisos con el grupo o al grado de coacción que este pueda ejercer sobre sus miembros, pero quienes internalizan la cultura de los otros, en el intercambio cultural no copian los significados que han aprendido, sino que los procesan a través de interpretaciones personales, en el curso de las interacciones sociales, demostrándose que no todas las prácticas culturales, son contempladas ni valoradas de la misma manera y tampoco desencadenan la misma clase de acciones, porque para propios y extraños no todas las creencias tienen el mismo estatus, ni producen las mismas reacciones.  
La Universidad es un espacio ligado a un constante intercambio cultural, en el que los futuros profesionales tendrán la necesidad de interactuar con sujetos, cuya cultura no es igual a la vuestra.  Se enfrentarán con otras formas de construir tejido social, mientras prosiguen su proceso de internalización cultural. Iniciarán intercambios de significados y valores con quienes siendo sus pares, en lo académico, traen consigo una manera distinta de darle valor simbólico a sus acciones,  imponiendo un ejercicio de reacomodación de ideas y creencias, para entablar un diálogo permanente con quienes hasta ese momento, poco o nada tendrían que ver con su manera de pensar y actuar. 
Sin embargo,  aunque los estudiantes sean parte de otros “universos culturales”, pronto tendrán el mismo lenguaje de sus pares y no será el resultado de una aceptación personal, indiferente e intrascendente, sino de una nueva manera de ser y actuar propias, que poco a poco incorporaron a su ser como parte de sus pensamientos. En la Universidad se educa para ser profesionales, no solo con el desarrollo de las competencias específicas impartidas desde la Cátedra, sino también por el respeto a la diversidad y apropiación de un lenguaje común a los pares. Es decir, que en la manera de asumir la vida y las relaciones sociales, también se aprende a ser universitario. 
De lo anterior se infiere que al obtener el título, el estudiante no identificará cuánto de lo aprendido, se incorporó a su “Yo”, al punto que no separará esos conocimientos culturales, reflejados en el lenguaje, significados y explicación simbólica de sus acciones, porque esa es en definitiva la marca de la carrera que escogió y de la institución donde se formó como profesional universitario.
Dora Berdugo Iriarte

Bibliografía          
ARCHER, Margaret S. Cultura y teoría social. Buenos Aires: Nueva Visión. (1988) (trad. 1997).
BERICAT ALASTUEY, Eduardo. La sociología de la emoción y la emoción en la sociología. Revista Papers. Universidad Autónoma de Barcelona, núm. 62, p. 145-176. Barcelona, España. 2000.
BRUNER, Jerome. Actos de significado: Más allá de la revolución cognitiva. Alianza Editorial. Madrid. (1990) (trad. 2002).
CARRITHERS, Michael. ¿Por qué los humanos tenemos culturas? Madrid: Alianza Editorial. (1992) (trad. 1995).
RODRÍGUEZ SALAZAR, Tania. El valor de las emociones para el análisis cultural. Revista Papers 87. P.P. 145-159. Universidad de Guadalajara, México. 2008.
VIGOSTKY, L.Cap. IV: Internalización de las funciones psicológicas superiores”. “Cap. VI: Interacción entre el aprendizaje y el desarrollo”, en: El desarrollo de los procesos Psicológicos superiores, Crítica. Grijalbo. Páginas  87-94 y 123- 140. 1988. México.
WERTSCH J. El método de Vigotsky, en Vigotsky y la formación de la mente, Capítulo 2-  Piados. Páginas  35-74. 1988. Barcelona, España.

 


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